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Aprende todo lo que necesitas saber para hacer el Camino de Santiago en bici. Tracks GPS en Google Maps, qué hacer en cada etapa, indicaciones específicas para bicicletas y alternativas y mucho más.

ETAPA 14: DE MELIDE A SANTIAGO DE COMPOSTELA – CAMINO FRANCÉS EN BICI

Distancia a Santiago: 51 Km

Distancia en etapa: 51 Km

Tiempo estimado: 5-6 horas

Cota mínima: 250 m

Cota máxima: 470 m

Dificultad de la ruta: Media

Lugares de interés: Melide, Lavacolla, Monte do Gozo, Santiago de Compostela

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí 

Etapa 14 y última del Camino de Santiago en bicicleta desde Melide hasta Santiago de CompostelaPincha en la imagen para ampliar

De esta etapa suele grabarse más en la memoria la confrontación de sensaciones que se experimenta al ir acercándose al final de la peregrinación, que las dificultades que se sufren o los lugares por los que se pasa. La emoción que se siente al saber que se va alcanzar la meta jacobea da fuerzas para afrontar los continuos cambios de pendiente y de firme, así como la última subida del Camino Francés en O Monte do Gozo.

Desde la salida de Melide se discurre la mayor parte del tiempo por sendas y corredoiras en el monte. A partir de Salceda (Km 25) la N-547 se interpone todo el rato en el recorrido, cruzándose varias veces y siguiendo el camino su curso en algunos tramos. A partir de Salceda poco nos queda, bordeamos el aeropuerto y desde Lavacolla (Km 42) no volvemos a pisar monte o sendas de tierra. Por asfalto subimos a O Monte do Gozo (Km 48) y, desde allí, bajamos al valle donde se encuentra la catedral jacobea: el “campo de las estrellas” (Campus Stellae) del apóstol.

Final del Camino de Santiago en la CatedralCatedral de Santiago de Compostela (Fotografía cedida por Mario Sánchez Prada en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Esta etapa comienza discurriendo por largas extensiones de pistas forestales entre árboles, con paradas en pequeñas aldeas. La N-547 estará siempre cerca, cruzándose de vez en cuando, pero desde Salceda (Km 25) se interpondrá cada vez más en nuestro camino. Desde Salceda hasta O Amenal (Km 36,7) la carretera se cruza cerca de diez veces en nuestra ruta, cinco de ellas sin paso peatonal seguro; por lo que se debe extremar la precaución. Aún así, en muchos tramos entre los cruces seguiremos circulando entre árboles, por lo que la sensación es de tranquilidad rural.

Tras pasar O Amenal (Km 36,7) comenzamos la subida hacia la valla del aeropuerto, que bordeamos por el norte para seguir hacia Lavacolla (Km 42). Desde Lavacolla afrontamos la última rampa del Camino Francés: la subida a O Monte do Gozo (Km 48), primer lugar desde el que veremos las torres de la catedral.

Además de este repecho hay otros que tendremos que afrontar en la jornada: el que va desde Castañeda (Km 8) hasta el paso superior de la N-547 y el que hay entre O Amenal (Km 36,7) y Cimadevila (Km 37), que continúa hasta alcanzar el aeropuerto -aunque termina de manera más tendida-. De todas maneras, la mayor rampa -junto con la subida a O Monte do Gozo- será la que hallaremos a la salida de Ribadiso de Abaixo (Km 11), una cuesta con una pendiente media del 8% que nos llevará al arcén de la carretera.

A pesar de que estos son los desniveles más fuertes, no podemos olvidar que seguimos en Galicia, lo que significa que su topografía cambia permanentemente y sus caminos son el prototipo de ruta “rompepiernas”. Hasta A Peroxa (Km 17,3) el camino será especialmente una sucesión de subidas y bajadas, que pueden ser más o menos pronunciadas.

Localidad de A Peroxa durante el Camino de SantiagoA Peroxa (Fotografía cedida por Alexander Schimmeck en Flickr bajo las siguientes condiciones)

De todas maneras, la principal dificultad con la que podemos encontrarnos es, sin duda, el barro. Muchas de las pistas que recorremos son de firme muy blando, por lo que cuando llueve se convierten en un lodazal. Incómodo para los caminantes, puede ser un suplicio para nosotros. La verdad es que si hacéis esta ruta en época de lluvias solamente podríais barajar ir por la N-547, ya que no hay carreteras secundarias o comarcales que sigan nuestro recorrido. Ir por la nacional sería una pena, porque no se pasa por casi ninguna localidad jacobea y os perderíais la última inmersión rural del Camino Francés. Por eso, nuestra recomendación desde Tournride para esta etapa es que vayáis por el camino peatonal durante toda la ruta.

A partir de Lavacolla ya sólo circularemos por asfalto -o empedrado centenario- hasta la catedral. Hasta ahí, la mayor parte de los caminos serán de tierra cuando se va entre monte o de grava cuando unen pequeñas poblaciones.

También hay que tener en cuenta que en esta etapa se cruzan bastantes arroyos, riachuelos y ríos. ¡Galicia es verde por su gran cantidad de agua! En general no tendremos problema para cruzarlos y únicamente tendremos que sacar a relucir nuestras habilidades al pasar sobre el río Raído (Km 2,5), casi a la salida de Santa María de Melide. Una estrecha pasarela de granito, en la que se debe pasar en fila india, ayuda a salvar el caudal.

Por último, la entrada a Santiago puede resultar un poco confusa, ya que es bastante la zona urbana que debemos atravesar. A la salida de O Monte do Gozo (Km 48) cogeremos la N-634 tras evitar unas escaleras. Por la acera de la izquierda o por el arcén derecho entramos en Santiago por el barrio de San Lázaro, cruzando varias rotondas y, en la tercera, giramos oblicuamente a la izquierda. Ya en la entrada a la rúa Concheiros, seguimos recto por la peatonal calle de San Pedro y tras un paso de cebra entramos por fin en la zona monumental de Compostela… ¡Estamos en nuestro fin de Camino!

CONSEJOS PRÁCTICOS

Recomendación de itinerario: En esta etapa no hay carreteras comarcales o secundarias que sigan el curso de la ruta. Las únicas opciones son ir por la N-547 o seguir la ruta peatonal. En Tournride recomendamos seguir la señalización jacobea por la ruta peatonal.

– En época de lluvia podemos encontrarnos con la principal dificultad de este tramo: el barro. Muchas pistas forestales son de firme muy blando y por lo tanto se multiplicará nuestro esfuerzo para avanzar, ¡habrá que tirar de marchas cortas!

Los primeros 17 Km hasta A Peroxa son un verdadero tramo “rompepiernas”. A partir de ahí el firme será siendo cambiante, pero las variaciones serán en general menos bruscas.

Cuidado con los cruces de la N-547 con los senderos peatonales, a veces son un poco peligrosos. En el mapa de etapa os marcamos con señales los cruces en los que hay que extremar la precaución.

En Santiago de Compostela hay tres oficinas que no podéis dejar de visitar:

1) La oficina del peregrino. Al lado de la plaza del Obradoiro, en la Calle Carretas nº33, está la oficina de recepción al peregrino. Aquí os sellarán por última vez la credencial y os darán gratuitamente la Compostela, el documento con vuestro nombre y apellidos -en latín- que acredita el cumplimiento de la peregrinación jacobea. También hay la opción de conseguir un Certificado de Distancia (3€), en el que aparece desde dónde y cuándo habéis peregrinado, así como los kilómetros recorridos. Aquí venden tubos para guardar los papeles (2€), aunque también los encontraréis en muchas de las tiendas de recuerdos de la ciudad, generalmente a un precio bastante menor.

Horario de la oficina: Abierto todos los días excepto el 25 de diciembre y 1 de enero. Del 1 de noviembre al 31 de marzo de 10,00 a 19,00h. En Semana Santa y el resto del año de 8,00 a 21,00h.

2) La oficina de Tournride. Si tras recoger vuestra Credencial os pasáis por nuestra oficina, que está a 5 minutos de la catedral, os recogeremos la bicicleta para que no tengáis que preocuparos más por ella y os daremos el equipaje que os hayamos estado guardando, si es que habéis decidido usar nuestro servicio de envío de maletas. Además… ¡siempre nos encanta que os paséis para contarnos vuestra experiencia!

Os esperamos en la calle Laverde Ruiz n.º 5, de lunes a viernes abrimos de 10,00 a 14,00h y de 16,30 a 19,30; aunque si venís en fin de semana uno de nosotros vendrá a la oficina para atenderos. Sólo os pedimos que nos digáis la hora a la que vendréis, para que no tengamos que estar esperando en la oficina los días festivos. Podéis escribirnos el día anterior a info@tournride.com o llamarnos al +34 981 936 616 durante la semana. Durante el fin de semana puedes marcar la opción de asistencia en la centralita, el 8 para español, el 9 para inglés.

3) La oficina de turismo. A pesar de que, como siempre, en Tournride os proponemos un paseo para conocer la ciudad que es fin de etapa y meta de peregrinación, nunca está de más informarse. La oficina de Turismo de Galicia está en la rúa do Vilar 30-32 y en la misma calle, pero en el número 63, está la oficina de turismo del Ayuntamiento de Santiago de Compostela.

Para irse de Santiago hay múltiples opciones de conexiones, dada la gran cantidad de turistas que recibe, su situación estratégica y su condición de capital de la comunidad. Alquilar las bicicletas con Tournride facilita la logística de vuestra salida, ya que no tendréis que preocuparos del embalaje o del coste extra de enviar vuestras propias bicicletas de vuelta a casa. Así, cargando ya sólo con una maleta, podéis iros de Santiago…

En avión. El aeropuerto de Lavacolla cada vez acoge más vuelos directos, tanto a diferentes partes de España (Alicante, Barcelona, Bilbao, Ibiza, Madrid, etc.) como de otras partes del mundo (Dublín, Ginebra, Londres, etc.). En la página de Aena  podéis verlos todos. En Galicia también hay aeropuerto en A Coruña y en Vigo, ciudades a menos de 45 minutos en tren en las que podréis encontrar muchas más conexiones. Además, para vuelos internacionales puede resultar una buena opción mirar las conexiones del aeropuerto de O Porto (Portugal), ya que a veces se encuentran vuelos a buen precio y desde Santiago se puede ir directamente al aeropuerto en autobús con Alsa.

En autobús. Desde la estación de autobuses de Santiago, al norte de la ciudad, hay conexiones con el resto de ciudades gallegas o España, incluso también algunas con otras partes de Europa.

En tren. La estación de tren no está muy lejos del centro y en la página de Renfe podréis ver todas las opciones de destinos que se ofrecen, ¡que son muchas!

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Hoy será un día para grabar en nuestra memoria… ¡Conoceremos la catedral de Santiago! Además del templo y de la ciudad vieja compostelana, ambos Patrimonio de la Humanidad, tendremos la oportunidad de sumergirnos por última vez en nuestro Camino en el entorno rural gallego, pasando entre árboles autóctonos y otros venidos de las antípodas -como el eucalipto-.

También visitaremos patrimonio religioso, alguno con restos muy curiosos y representativos como en la iglesia de Santa María a la salida de Melide.

Y, además del patrimonio histórico y artístico, se nos hará la boca agua con el gastronómico; sobre todo en Arzúa. Aquí podremos probar otro producto con Denominación de Origen gallega, el queso de Arzúa-Ulloa, que casa perfectamente con la miel de producción local o con el delicioso membrillo casero.

Según nos acerquemos a Santiago nos internaremos en un entorno cada vez más urbano, que culminará con la vista por vez primera de las torres de la catedral en O Monte do Gozo.

Pero, sobre todo, hoy será un día de emociones encontradas; en el que nos daremos cuenta de cómo se enfrentan la alegría de llegar a Santiago con la tristeza de poner un punto y aparte -que no final- a nuestro Camino.

Camino de Santiago desde MelideCamino de Santiago desde Melide (Fotografía cedida por Miriam Mezzera en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE ARZÚA A SALCEDA EN UN “SUBE Y BAJA” CONSTANTE

La salida de Melide es sencilla, nada tiene que ver con otras que ya hemos pasado en grandes ciudades. Desde la rotonda central de la localidad debemos dirigirnos hacia el norte, siguiendo las indicaciones del “Museo Terra de Melide”. Pasándonos al lado izquierdo de la calle nos dirigimos hacia el Concello. Tras pasar el ayuntamiento giramos sucesivamente a la izquierda y a la derecha y subimos una pequeña pero intensa rampa en la rúa Principal. Las flechas señalan una senda de tierra y grava con mucha vegetación a ambos lados, que nos deja en la N-547.

Tras cruzar la carretera múltiples señales indican el camino a la iglesia de Santa María de Melide (Km 1,1). Esta aldea siempre se ha configurado como un ente diferenciado de Melide, aunque hoy prácticamente parece formar parte de la localidad principal. La iglesia que aparece a la derecha del camino es de origen románico y está repleta de pequeños detalles que merecen nuestra atención.

La mayoría de los elementos constructivos de la iglesia de Santa María de Melide están decorados. En las arquivoltas vemos ajedrezados o juegos con pequeñas rectángulos, así como motivos geométricos o algunas formas que recuerdan a antigua simbología celta -trisqueles, esvásticas, espirales, etc.-. Los capiteles también están repletos de tallas, vemos desde leones y bestias -de cuyo significado de protección y amenaza ya hablamos en la etapa anterior– y formas vegetales.

Iglesia de Santa María de MelideIglesia de Santa Maria de Melide (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En el interior de la iglesia hay dos elementos excepcionales: un altar románico, decorado con pequeños arquillos bajo los que se conserva pintura de diferentes colores; y una reja de metal del S. XII que se guarda en la sacristía moderna del templo.

Y vosotros os preguntaréis… ¿Una reja? ¿Qué valor puede tener una reja? Pues bien, aunque podáis pensar que el valor de la reja de Santa María reside en lo artístico de las bonitas espirales que la forman, su mayor valor es el histórico y sociológico, ya que si la situamos en su tiempo nos cuenta cosas sobre la sociedad medieval y su manera de ver la vida.

En la Alta Edad Media (hasta el S. XII) la iglesia era el lugar de reunión social más importante. El templo representaba en sí mismo la jerarquía social y, por ello, cada persona tenía su espacio delimitado según género, estamento y avance en el cumplimiento de los sacramentos. La parte más sacra era el ábside, orientado al este, el lugar por el que sale el Sol y que representa la luz y lo divino. En esta zona sólo podían estar los sacerdotes, los que se habían “unido” de por vida a Dios. En las naves los más ricos estaban delante y muchas veces se separaba a mujeres y hombres. En los pies de la iglesia, en el pórtico de entrada, estaban los que aún no habían sido bautizados -por eso la pila bautismal estaba allí, sin estar bautizado no se podía pisar las naves-.

Por eso, caminar desde la entrada de la iglesia hasta el ábside era una representación del camino hacia Dios. Cada sacramento te permitía entrar en una parte diferente y, además, marcaba todos los momentos importantes de la vida, desde el nacimiento (bautismo) hasta la muerte (extremaunción). De hecho, ¡a falta de DNI o pasaporte, el registro social que había eran los libros de las parroquias!

Igual que el hecho de estar o no bautizado te dejaba dentro o fuera de lo social, impidiendo el acceso a algunos trabajos o poder vivir en determinadas zonas -los judíos, por ejemplo, tenían sus barrios diferenciados-, dónde te sentabas en misa dejaba muy claro en qué punto de tu vida y de la sociedad te encontrabas. Para remarcar esto muchas veces los espacios se delimitaban físicamente con rejas o estructuras de madera. Se usaban también para “esconder” a los fieles algunos de los momentos más sagrados, como la transustanciación. De hecho, en la Iglesia ortodoxa esto se sigue haciendo, separando los espacios con grandes estructuras de madera con iconos (pinturas religiosas). En la Iglesia católica la separación de espacios empezó a difuminarse en el gótico, cuando la luz entró en el templo y su concepción filosófica cambió completamente. Los elementos separadores se quitaron, prueba de los cambios sociales que se sucedieron con el surgimiento de las ciudades y de la burguesía. La mayoría de estas rejas o estructuras, que fueron testigos de lo que era vivir en una sociedad estamental, se perdieron. Pero no esta reja de Santa María, que es la única que queda en toda Galicia.

Tras esta curiosa visita abandonamos el empedrado de Santa María y seguimos por una senda de grava que en unos metros se interna en un tupido bosque. Recorremos esta pista de tierra en un continuo sube y baja entre robles, castaños, pinos y eucaliptos. Según avancemos hacia Santiago -y sobre todo si seguimos después hasta Muxía o Fisterra- nos iremos dando cuenta de cómo el eucalipto, árbol de origen australiano, va desplazando a las especies autóctonas gallegas.

Esto, a nivel general, se debe a esa forma de dividir el campo en pequeños minifudios -heredados entre todos los hijos- que es propia de Galicia. Desde los años 80 muchas personas que vivían en la ciudad heredaron trozos de monte y cedieron los derechos de explotación de su terreno a empresas de celulosa o maderera gallegas. El eucalipto es un árbol de crecimiento extra-rápido y que da buen resultado para la química papelera, pero que seca mucho la tierra y que se expande y coloniza el terreno circundante. Poco a poco el eucalipto ha ido desplazando las especies atlánticas y de ribera, propias de Galicia, que necesitan mucha más agua y tienen un crecimiento mucho más lento, como el roble o el castaño.

Hoy muchos ven el eucalipto como una plaga y uno de los más grandes problemas medioambientales gallegos, mientras que otros lo apoyan como motor económico y potenciador de la industria. Lo cierto es que, aunque el gobierno gallego sigue extendiendo la autorización a las industrias de celulosa y madera para que sigan trabajando, se están ampliando las prohibiciones de plantación de eucalipto en algunas zonas gallegas.

Senda de tierra rodeada de eucaliptos en la provincia de A CoruñaSenda entre eucaliptos en la provincia de A Coruña (Fotografía cedida por Roi Arias en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Entre árboles cruzamos un arroyo por una sencilla pasarela de granito y alcanzamos la máxima cota de etapa (470 m) en la zona de Parabispo. Salimos del bosque para tocar el arcén de la N-547 en Raído (Km 3,5) y nos internamos de nuevo entre los árboles. En un continuo sube y baja cruzamos otro tramo de bosque hasta Boente (Km 5,7), pueblo dividido en dos por la carretera nacional.

Antes de cruzar la carretera veremos un cruceiro y una fuente, denominada “de la Saleta”, de la que dicen que su agua tiene propiedades beneficiosas para la salud. En el otro lado de la vía nacional se encuentra la iglesia de Santiago, con origen románico aunque tremendamente reformada en el XIX -sólo le quedan una ventana y dos capiteles del S. XII-. Del templo llama la atención la imagen de Santiago Peregrino que se conserva en el retablo mayor.

Dejamos atrás Boente por su calle empedrada hasta llegar a una senda que, de nuevo, vuelve a cubrirse por las tupidas hojas de los árboles. Por este camino “rompepiernas” cruzamos la N-547 por un túnel, seguimos por monte y luego cogemos una senda que comienza a ganar altura paralelamente a la carretera nacional. Ya en la parte superior se desvía hacia la izquierda para entrar en Castañeda (Km 7,9).

A Castañeda traían los peregrinos medievales una piedra que habían recogido en Triacastela, para que fuese procesada en sus hornos y ayudar a la construcción del templo del apóstol. Saliendo de la localidad se desciende por una senda entre pastos, primero por asfalto y después por tierra tras un cruce con otra pista. El perfil es favorable hasta que cruzamos un arroyo y comienza una subida hasta un paso superior a la N-547.

Tras pasar la carretera nacional el perfil vuelve a ser de bajada hasta entrar en Ribadiso da Baixo (Km 11). Como bien explica su nombre, esta pequeña localidad se encuentra en la ribera del Iso, río que cruzamos por un sencillo puente de un sólo arco, en el que la vegetación ha colonizado el espacio de la piedra.

Peregrino caminando por el puente de RibadisoRibadiso (Fotografía cedida por Hans-Jakob Weinz en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Una sola calle configura el pueblo, con los servicios -bares y albergues- a ambos lados. El albergue público de la localidad se encuentra en la orilla del río, nada más pasar el puente, y ocupa el espacio de un antiguo hospital rehabilitado.

A la salida de Ribadiso la calle comienza a empinarse hasta convertirse en una rampa bastante potente, que termina en un túnel bajo la N-547. Una pista asfaltada sigue entonces el curso de la carretera y termina convirtiéndose en una senda paralela al arcén izquierdo de la carretera nacional, que nos lleva directamente a Arzúa (Km 14).

En Arzúa se unen a nosotros los peregrinos que vienen desde Irún recorriendo el Camino del Norte, una ruta que era muy usada en la Edad Media cuando aún se estaba recuperando territorio a los árabes y muchas de las zonas por las que pasaba la ruta francesa estaban en la línea de batalla.

Arzúa es una localidad que, a pesar de su milenaria historia vinculada al Camino de Santiago, no conserva muchas edificaciones antiguas. La mayoría de las construcciones son modernas, incluso su iglesia parroquial de Santiago es de mediados del S. XX -del templo llaman la atención las dos tallas del apóstol como peregrino y como matamoros, una iconografía de la que ya hemos hablado previamente-. La capilla de la Magdalena es el único resto medieval que podremos encontrar. Formaba parte de un antiguo convento del S. XIV.

A pesar de que no cuente con un gran patrimonio artístico, Arzúa puede convertirse en la parada de descanso ideal. Después de recorrer estos primeros 14 Km de ruta agradeceremos mucho sentarnos y probar el queso de la localidad, que se puede comer bañado por la miel que se produce también en esta zona.

Queso de denominación Arzúa-UlloaQueso Arzúa-Ulloa (Fotografía cedida por Roger Casas-Alatriste en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Galicia tiene cuatro Denominaciones de Origen Protegidas de quesos, aunque por supuesto en la comunidad se elaboran muchos más tipos. El de O Cebreiro ya tuvimos oportunidad de probarlo al entrar en el territorio y ahora en esta zona podemos probar el de Arzúa-Ulloa, un queso de vaca graso que generalmente se consume poco curado, bastante fresco. En Galicia se suele decir “que se desparrama” por el plato, ya que si lo cortas no aguanta su forma y se extiende hacia fuera. Además de estas D.O.P., los otros dos quesos gallegos son el de Tetilla y el San Simón, siendo este último ahumado.

DE ARZÚA O PEDROUZO, DOS LOCALIDADES MODERNAS CON LA N-547 COMO VÍA PRINCIPAL

Tras esta deliciosa parada salimos de Arzúa abandonando su vía principal hacia la izquierda, por la calle empedrada de Cima do Lugar. En perfil favorable esta calle terminará por convertirse en una senda de grava que nos llevará a una zona de bosque denominada de As Barrosas, porque cuando llueve se forma una gran cantidad de barro… ¡Así que en época de lluvias hay que acortar marchas!

Pasamos por delante de una capilla dedicada a San Lázaro, una advocación que ya hemos visto en el Camino en otros lugares apartados, ya que mucha gente con enfermedades infecciosas peregrinaba esperando curarse y era atendida en lazaretos.

Tras cruzar un río comenzamos a ascender por esta húmeda pista forestal hasta volver a circular por asfalto a la entrada de Pregontoño (Km 16,2), una pequeña población rural en la que podemos ver la capilla del XVIII dedicada a San Paio, con un enorme pórtico externo casi del tamaño del propio templo. Por asfalto pasamos por un túnel bajo la N-547 y seguimos por una senda recta entre prados que nos lleva a A Peroxa (Km 17,3).

Desde A Peroxa volvemos a internarnos en una pista forestal con perfil, en general, favorable. Muchos de los árboles -cada vez más de ellos, eucaliptos- de esta zona son decorados por los peregrinos, que los llenan de papeles con mensajes en todos los idiomas.

Tras cruzar un riachuelo subimos por tierra hasta una pequeña población denominada Taberna Vella. Nada más pasarla un gran puente nos lleva a pasar sobre las faraónicas obras de la autopista A-54, una vía cuya intención es comunicar Lugo con Santiago, abriendo un poco la comunicación del interior de Galicia con la parte atlántica -aunque lleva muchos años en construcción por los sucesivos aplazamientos y retrasos-.

Tras cruzar las obras entramos en la localidad de A Calzada (Km 19,8), que está en el límite entre el concello de Arzúa y el de O Pino. A la salida del pueblo el asfalto se convierte en gravilla y luego de nuevo en pista forestal entre monte, aunque en general el perfil es sencillo -y lo seguirá siendo hasta O Amenal (Km 36,7)-.

Entramos en la aldea de Calle (Km 21,8), de firme empedrado, cuyo nombre viene del latín callis en el sentido de “senda, camino”, por lo que seguramente su toponimia delate su antigua relación con el Camino de Santiago. En la senda principal del pueblo encontramos un original hórreo, situado como un arco sobre el camino. Pasamos por debajo de él y al salir del pueblo nos encontramos con algunos milladoiros -montones de piedras que se dejan como ofrenda-.

Continuamos por pistas forestales entre el pintoresco entorno rural, una ruta para disfrutar. Como única problemática nos podemos encontrar, de nuevo, con el engorroso barro en época de lluvias. Llegamos así a Boavista (Km 23,2) y, poco después, al arcén derecho de la N-547 en A Salceda (Km 25), desde donde la dinámica de la etapa cambiará bastante: la carretera nacional se cruzará permanentemente en nuestro camino y la inmersión en el apacible entorno rural no volverá a ser tan intensa como hasta ahora.

DESDE SALCEDA AL AEROPUERTO DE SANTIAGO: ENTRAMOS EN LAS CERCANÍAS DE COMPOSTELA

Las señales jacobeas nos indican que abandonemos Salceda por una senda de grava en el arcén derecho, por la que comenzamos a ascender levemente. Pasamos por delante de una placa a un peregrino belga que falleció ya casi tocando Compostela, junto a la que otros han ido dejando recordatorios en su honor, y en tan sólo 1 Km debemos volver a cruzar la carretera nacional en un cruce a nivel, por lo que se recomienda mucha precaución.

Nos internamos por una senda entre eucaliptos y llegamos así a O Xen (Km 26,3) y a As Ras (Km 27), pequeñas localidades formadas por un conjunto de casas.

Volvemos a cruzar la carretera nacional, aunque esta vez sí que disponemos de la opción de hacerlo por un túnel inferior. Ya en el arcén derecho, nos alejamos por una pista de grava que nos lleva a A Brea (Km 27,6), localidad en la que existen opciones de alojamiento.

La senda nos lleva de nuevo al arcén derecho de la carretera nacional, que debemos cruzar de manera un poco peligrosa para pasar a una acera en el arcén izquierdo, donde encontramos unos bancos y un lugar para resguardarse en caso de lluvia. Seguimos por una senda de grava en el arcén izquierdo hasta llegar a O Empalme (Km 29,3), donde debemos volver a cambiarnos de lado de la carretera en un cruce peligroso. Los coches aquí suelen ir más lento pero el punto coincide con un cambio de rasante.

Tras el cruce llegamos a una senda que alterna grava y tierra y que se interna entre árboles, pasando cerca del arcén derecho de la carretera pero a una cota diferente. En descenso vamos hacia un túnel bajo la N-547 que nos lleva a Santa Irene (Km 30,3). Aquí podemos ver la capilla de Santa Irene, una sencilla construcción del S. XVIII que gana mucho encanto gracias a todos los robles que la rodean, algunos de gran tamaño. Cerca de la capilla hay una fuente de la que se dice que conserva siempre joven a los que se lavan con su agua regularmente. ¡Una pena no poder llevársela a casa!

Capilla de Santa IreneCapilla de Santa Irene(Fotografía cedida por walter en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Debemos volver a cruzar la N-547 sin paso peatonal seguro para ir al arcén derecho, donde encontramos una zona de descanso con una gran fuente que tiene una vieira tallada. Tras circular un poco por el arcén nos internamos en una senda entre eucaliptos que nos lleva a un paso inferior a la carretera, tras el que seguimos por gravilla hasta A Rúa (Km 31,7).

A Rúa es una pequeña localidad de una sola calle -lo que ya transmite su propio nombre- con bastante encanto, transmite mucha tranquilidad. Cuenta con alojamientos en los que pasar la noche y lugares en los que descansar en un entorno rural tranquilo, estando muy cerca do Pedrouzo, donde encontraremos todos los servicios.

Para llegar a O Pedrouzo (Km 33) sólo tenemos que subir hasta el arcén izquierdo de la N-547, ya que la carretera cruza el pueblo por la mitad. En esta localidad es donde la mayoría de los caminantes deciden pasar su última noche de peregrinación, aunque a nosotros nos llevará muy poco recorrer la distancia que queda…¡En tan sólo 18 Km estaremos en Santiago! En O Pedrouzo encontraremos todos los servicios que necesitemos y puede ser un buen lugar para descansar o para coger algo para beber y comer y disfrutarlo en O Monte do Gozo, que está a sólo 15 Km y nos ofrecerá unas vistas inmejorables.

Tras seguir por la carretera, que es la vía principal de O Pedrouzo, cruzamos al otro lado en un paso de peatones y subimos por una calle con una pendiente bastante notable hasta llegar a las instalaciones de un colegio. Allí giramos a la izquierda y vamos por una pista forestal hasta San Antón (Km 34), pequeña localidad en la que bajamos por una pista asfaltada de tan sólo 100 m.

Entramos así en una pista que alterna tierra con grava y asfalto entre carballos (robles). Durante 1 Km circulamos apaciblemente mientras el sol se cuela entre las tupidas copas de los árboles, hasta que salimos a la luz del día por una senda entre fincas cultivadas que, tras girar a la izquierda y a la derecha, nos deja en O Amenal (Km 36,7), localidad situada a ambos lados de la carretera nacional. Salvamos la vía por un paso inferior y nos internamos en el que será el último tramo forestal que hagamos en nuestra peregrinación. Más que un agradable paseo pintoresco se convertirá en una prueba de esfuerzo, ya que se recorre en pendiente vertical permanente, con una media del 5% hasta Cimadevila y del 3% en el siguiente kilómetro y medio.

Tras llegar a la cota más alta de 363 m el terreno se nivela y a veces se encuentra con leves descensos. Alcanzamos el borde oriental del aeropuerto, que fue construido en medio de las sendas que solían llevar a Santiago. Por eso nosotros debemos sortearlo, rodeándolo por su parte norte en sendas de tierra al lado de la valla metálica del aeródromo, donde muchos peregrinos cuelgan cruces o recuerdos. Esta parte del camino se suele embarrar muchísimo cuando llueve, lo que puede ser un gran contratiempo para nosotros. Pasamos al lado de un gran mojón que con los símbolos jacobeos nos anuncia la entrada a Santiago.

ÚLTIMO TRAMO HASTA LA CATEDRAL, SUBIENDO A O MONTE DO GOZO Y BAJANDO POR EL ÁREA URBANA HASTA EL CENTRO DE COMPOSTELA

Ya en el lado occidental del aeropuerto vamos a San Paio (Km 40,6), una pequeña población con una iglesia en el centro y salimos por una senda de grava entre árboles, que termina descendiendo para cruzar por un túnel la SC-21.

Tras el cruce de la SC-21 un miliario nos indica que sigamos de frente por una senda de grava para después descender por asfalto hasta Lavacolla (Km 42), localidad cuyo nombre se relaciona con una tradición jacobea. Según el Códice Calixtino, los peregrinos se lavaban en el río Sionlla del pueblo, para llegar limpios a Santiago. Su nombre vendría de “lava-collus”, es decir, “lavar el cuello”.

Esa tradición de limpiarse antes de entrar en Santiago y en la catedral tenía una importante lógica simbólica, pero también una obvia carga higiénica. Se trataba de dejar atrás toda la suciedad, que simbólicamente representaría los pecados, para entrar “limpio” a ver al apóstol y recibir la indulgencia plena, pero es que además… ¡Imaginaos cómo podían oler los peregrinos medievales y la cantidad de “pequeños amiguitos” que podían traer consigo después de meses caminando y durmiendo a la intemperie! De hecho, antes la puerta de la catedral los peregrinos se desnudaban y se volvían a lavar en la llamada “Fuente del Paraíso”, quemando además su ropa ante la denominada “cruz dos farraposfarrapo es “ropa vieja” en gallego-. Ya limpios y con ropa nueva entraban para ver al Apóstol, habiéndose ganado el Cielo. Tras la visita muchos de ellos dormían en la catedral y, aún así, la atmósfera tenía que ser lo suficientemente agobiante como para que se diseñase el botafumeiro… ¡un incensario que puede quemar hasta 40 Kg de incienso!


Camino de tierra con una peregrina caminando antes de llegar a LavacollaCamino antes de Lavacolla (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Lavacolla pasamos por delante de un bonito palco de música, una construcción que en la Galicia de finales del XIX era un auténtico centro de relaciones sociales. Dada la climatología lluviosa, estas estructuras mitad mobiliario urbano-mitad edificaciones, permitían disfrutar de la música y el baile en cualquier situación, con una visibilidad perfecta de la orquesta.

Para salir de Lavacolla cruzamos la N-634 y seguimos por una pista asfaltada que se convierte, tras pasar el río, en toda una rampa. La pendiente no se nivela hasta Vilamaior (Km 43,3), una pequeña localidad que cruzamos de este a oeste para seguir, ya siempre por asfalto, hasta Santiago.

Ya por terreno plano pasamos por delante de la sede de la televisión de Galicia (TVG) y del centro territorial de TVE y subimos una calle en ligera pendiente positiva para entrar en San Marcos (Km 47,2). Al salir de San Marcos nos encontraremos a nuestra derecha con la capilla de San Marcos y un gran monumento dedicado a Juan Pablo II… ¡Estamos en el Monte do Gozo!

Estatua de los peregrinos en el Monte do GozoMonte do Gozo (Fotografía cedida por Isidro Cea en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El Monte do Gozo (Km 48) se denominaba “de San Marcos antiguamente”, ya que aquí el obispo de Santiago mandó en el S. XII construir una capilla a este santo. Dice la leyenda que en realidad la capilla se la construyó el propio San Marcos, porque cuando estaba peregrinando a Santiago, casi llegando a la meta, le preguntó a un alemán cuánto quedaba para llegar y este le mintió, diciéndole que faltaban miles de kilómetros. Lo hizo porque, según la tradición, quien llegaba primero a la cima y veía la catedral era el “rey” de la peregrinación; no quería que San Marcos le arrebatase el honor. El santo, desanimado, decidió que no era capaz de seguir y se construyó en ese lugar una capilla.

En esa capilla paraba la gente a rezar hasta el S. XVIII, cuando se fue abandonando -la que vemos hoy es de nueva construcción-. El monte se fue conociendo cada vez más con el nombre de “o gozo” por la emoción que invade a los peregrinos al ver por primera vez las torres de la catedral bajo sus pies, en el valle en el que está Compostela.

Al lado de la capilla surge un camino que lleva a una gran explanada con un monumento que fue construido en 1989, cuando el papa Juan Pablo II fue a Santiago a presidir las Jornadas Mundiales de la Juventud. Cientos de participantes peregrinaron a Compostela y se edificaron unas grandes instalaciones en este monte para acoger los actos. Hoy en día siguen manteniéndose y cuentan con un gran anfiteatro -aquí tocaron desde los Rolling Stones hasta Bruce Springsteen-, un hotel, cafeterías, albergue, etc. En el mirador del monte, desde el que vemos la catedral por primera vez, hay dos inconfundibles esculturas del artista José María Acuña López -el mismo que retrató a un caminante medieval en el alto de San Roque- de peregrinos mirando hacia Compostela con su mano derecha alzada.

Volvemos a la calle asfaltada por la que veníamos y bajamos hasta un punto en el que una señal nos indica unas escaleras que llevan a una acera en la N-634. Podemos evitar las escaleras siguiendo la pista hacia la derecha, ya que en unos metros también desemboca en la carretera.

Llegamos así a una rotonda en la entrada al barrio de San Lázaro, donde unas letras de metal rojas forman la palabra “Santiago de Compostela” en un lado de la rotonda, aunque el letrero normal de entrada a la localidad, plagado de pegatinas de peregrinos, tampoco deja de tener su encanto.

Desde San Lázaro podemos elegir ir por el arcén derecho con los coches o por la acera de la izquierda. Al principio las aceras son anchas, pero luego se irán estrechando y serán cada vez más incómodas.

Seguimos todo recto y, dos rotondas más allá, giramos oblicuamente a la izquierda para seguir por una calle que desemboca en una pulpería, en el cruce con la N-550. Debemos cruzar al otro lado y seguir por la rúa Concheiros, llamada así porque antiguamente era el barrio fuera de la muralla en el que los artesanos fabricaban las conchas de vieira -normalmente de latón- que se usaban como símbolo de haber culminado la peregrinación.

Hoy la calle engancha con la de San Pedro, un barrio que se encontraba junto a una de las siete puertas de la muralla. De hecho la calle, hoy peatonal y repleta de pequeño comercio, termina en el cruce de Puerta del Camino, donde estaba la muralla con la entrada por la que pasaban todos los peregrinos. En el suelo vemos una inscripción en diferentes idiomas que dice “Europa se hizo peregrinando a Compostela”, en referencia a cómo esta ruta ayudó a forjar los lazos de la identidad europea.

Tras cruzar el paso de peatones entramos en el empedrado de la ciudad vieja de Santiago, que desde 1985 es Patrimonio de la Humanidad. Dentro de ella se conservan multitud de monumentos románicos, góticos y barrocos entre viviendas con galerías, pórticos o pequeños balcones.

Subiendo por la calle de Casas Reais llegaremos a la plaza de Cervantes, que tiene una fuente en medio y un lado porticado. Aquí estaba antiguamente el ayuntamiento de Santiago, hasta que en el S. XX se trasladó al imponente edificio neoclásico que se alza frente a la catedral en la plaza del Obradoiro.

Seguimos la línea porticada en la plaza y bajamos la calle hasta encontrarnos a nuestra izquierda, por fin, con la puerta de Azabachería de la catedral de Santiago. Aquí se encontraba antiguamente la mencionada Fuente del Paraíso y por esta puerta -que no conserva su decoración original- entraban todos los peregrinos para ver al apóstol. Hoy muchos prefieren seguir por las escaleras hasta la plaza del Obradoiro y ver la imponente fachada en el espacio abierto antes de entrar al templo. Nosotros podemos bordear las escaleras yendo por el lado de San Martín Pinario, un antiguo monasterio que hoy acoge múltiples usos y es el segundo conjunto religioso más grande de España -después del Escorial-.

Ya en la plaza del Obradoiro podemos, al fin, bajarnos de la bicicleta y disfrutar de esa mezcla de alegría y tristeza que se siente al terminar la peregrinación. El esfuerzo invertido en los cientos de kilómetros que hemos recorrido se nos olvidará nada más bajarnos de la bici, pero las experiencias y los momentos que nuestro Camino nos ha regalado se quedarán grabados en nuestra memoria…¡A partir de ahora una parte de nosotros siempre querrá volver a Compostela!

Catedral de Santiago de Compostela en la plaza del Obradoiro

ETAPA 13: DE SARRIA A MELIDE – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 111 km

Distancia en etapa: 60 km

Tiempo estimado: 6 horas

Cota mínima: 360 m

Cota máxima: 730 m

Dificultad de la ruta: Media – Alta

Lugares de interés: Portomarín, Palas de Rei, Melide

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Etapa 13 del Camino de Santiago en bicicleta desde Sarria hasta MelidePincha sobre la imagen para ampliar

Esta etapa tiene tres partes bastante diferenciadas. El tramo desde la salida de Sarria hasta Portomarín (km 22) hará que saquemos a relucir nuestras habilidades técnicas, ya que se discurre por sendas y corredoiras que, sobre todo en época de lluvias, se embarran e inundan con los arroyos cercanos.

Tras cruzar el Miño y entrar en Portomarín la dinámica cambia completamente, ya que hasta Palas de Rei (km 47) el camino jacobeo va todo el tiempo por cerca de la LU-633 o por una pista asfaltada que prácticamente no tiene tráfico. Podremos avanzar mucho más rápido y la distancia entre poblaciones será un poco mayor.

Desde Palas hasta Melide (km 60) se alternan tramos por la N-547 con otros por bosque, que complicarán de nuevo nuestro camino pero que nos regalarán unas vistas estupendas del entorno.

En general, es una etapa cambiante y “rompepiernas”, pero que permite en cada uno de sus tramos diferenciados conocer diferentes aspectos de la cultura gallega; desde su arquitectura popular -como sus hórreos o cruceiros- y su forma de vida en el entorno rural hasta un gran patrimonio histórico artístico -iglesias románicas, castillos o castros- y algunas de sus grandes villas, todas con una gran historia jacobea.

¡Esperemos que disfrutéis de esta inmersión en lo rural!

Camino asfaltado desde Sarria hasta MelideDe Sarria a Melide (Fotografía cedida por tunante80 en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Desde Sarria a Portomarín la carretera no pasa por las localidades jacobeas, así que si queremos visitarlas sólo lo podemos hacer yendo por el camino peatonal, que alterna corredoiras o estrechas pistas asfaltadas entre bosques y fincas ganaderas. En general puede decirse que es ciclable, a pesar de ser rompepiernas, ya que cambia continuamente de pendiente y de que en puntos muy concretos el firme puede complicarse bastante. Las opciones en cada tramo son las siguientes:

De Sarria a Portomarín (km 22): O se va por el camino peatonal o se sigue la LU-633, que se desvía hacia el sur a la salida de Sarria y no vuelve cruzarse con el trazado jacobeo hasta Portomarín. No pasa por ninguna localidad jacobea pero sí pasa por Paradela, una de las villas más grandes de la zona.

– De Portomarín a O Hospital (km 33,8): El camino peatonal discurre paralelo a la LU-633, por lo que podemos elegir camino de tierra / grava o el arcén de la carretera. Sólo se separan tras pasar Gonzar, donde las flechas amarillas señalan senderos para pasar por Castromaior y los restos de su antiguo castro celta.

– De O Hospital a Palas de Rei (km 47): Tras pasar O Hospital hay que cruzar un nudo de carreteras por un paso superior. Todas las nacionales se desvían de nuestro recorrido, pero nosotros cogemos una pista asfaltada -hecha para los peregrinos- en la que los caminantes tienen su propia acera y en la que casi no hay tráfico de coches. Iremos cómodamente por ella hasta poco antes de Palas, donde termina en la N-547.

– De Palas a Melide (km 60): Se puede ir por la N-547 pero tras pasar Palas nos desviaremos hacia el norte hasta poco antes de entrar en el fin de etapa, sin pasar por las localidades del Camino. Si seguimos las indicaciones jacobeas nos internaremos en el bosque en la mayor parte del recorrido, con algunos tramos de firme complicado -barro o roca que puede resultar resbaladiza- y otros de pista asfaltada.

En general, es más lógico hacer toda esta etapa por el camino peatonal, siguiendo las indicaciones jacobeas. Para ello es necesario contar con unas buenas bicis de montaña, ya que el firme y la pendiente son muy cambiantes. Aún así, en el mapa en PDF y en el de GoogleMaps  os marcamos los puntos conflictivos y os proponemos desvíos recomendados, sobre todo en época de lluvias.

Senda de tierra desde Sarria hasta PortomarínSenda entre Sarria y Portomarín (Fotografía cedida por Dani Latorre en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En cuanto al perfil, os resumimos aquí la tendencia general de cada tramo, aunque permanentemente habrá saltos y cambios de pendiente que convertirán esta etapa en un ejemplo perfecto de ruta rompepiernas.

Durante los 8,5 primeros kilómetros, desde Sarria hasta Peruscallo, el perfil es de subida, siendo especialmente duro un primer repecho de menos de 1 km con pendiente media del 10%. A partir de Peruscallo se “nivela” durante 6 km, hasta Couto, donde comienza un descenso que se vuelve mucho más pronunciado a partir de A Parrocha. Llegamos así a la vera del río Miño, cota mínima de etapa (360 m). Cruzamos el puente para ver Portomarín y desde ahí hasta Ventas de Narón (710 m de cota) hay 13 km de subida, con pendientes medias de entre el 2-5%, aunque con continuos saltos y un tramo final de subida al castro de Castromaior en el que la pendiente es más exigente. Desde Ventas de Narón hasta Melide faltan 27 km en los que el perfil es de continuos cambios de pendiente, aunque habrá más descensos que rampas de subida.

En cuanto al trazado del camino peatonal en esta etapa, se puede decir que es una continua sucesión de pueblos o, más bien, de pequeñas localidades formadas por la conjunción de tres o más casas ganaderas. Entre ellas se discurre por multitud de pequeñas sendas y corredoiras, alternando continuamente diferentes tipos de firme. Se cruzan diferentes riachuelos y puentes, algunos por construcciones antiguas y de buena fábrica y otros por pequeñas pasarelas improvisadas. Es un camino que nos hará reconectar con la naturaleza y que puede resultar más exigente que otros que hayamos hecho antes, pero que nos reportará una gran cantidad de emociones. ¡No nos aburriremos en ningún momento!

Peregrinos andando y en bici por una pista asfaltada desde O Hospital hasta PalasPista asfaltada entre O Hospital y Palas (Fotografía cedida por Dani Latorre en Flickr bajo las siguientes condiciones)

CONSEJOS PRÁCTICOS

– Al igual que ocurrió en O Cebreiro, desde Sarria no hay suficiente distancia a Santiago como para que los ciclistas obtengamos la Compostela. Aún así, la peregrinación no es una cuestión de certificados y por ello nosotros os decimos, como siempre, cómo podéis llegar a Sarria si queréis comenzar allí a pedalear.

Dado que muchos peregrinos que van a pie comienzan en Sarria esta localidad tiene buenas comunicaciones, aunque muchas de ellas tienen como nexo de unión Lugo. Podemos llegar a Lugo en autobús desde multitud de puntos de la península, sobre todo mediante las conexiones que ofrece Alsa y, desde allí, coger una de las rutas que Monbús realiza cada 1-2 horas a Sarria.

También hay una media de 6-8 trenes que llegan a Sarria desde Lugo cada día. SI queremos ir directos, desde Barcelona y Madrid llegan de uno a tres trenes diarios.

Además, ya sabéis que en Tournride os dejamos la bici durante el día anterior al de inicio de vuestro viaje en el alojamiento que decidáis en O Cebreiro. También podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino, ¡así no tendréis que cargar con peso innecesario!

Esta es una etapa rompepiernas, es necesario ajustar constantemente platos y piñones para no ir forzando todo el tiempo el ritmo. El paisaje compensa el esfuerzo.

Encontraremos poblaciones permanentemente. No todas tienen servicios, pero no tendréis excesivo problema para abasteceros de agua o comida, así que no es necesario cargar con peso innecesario.

En invierno o en épocas de mucha lluvia, en Tournride recomendamos evitar algunos tramos del camino peatonal, por lo embarrado y complicado del firme. Tramos que recomendamos evitar:

1) Tramo Peruscallo (km 9,2) – Lavandeira (km 10,5) – A Brea (km 11,4). Se discurre por una vereda estrecha de piedra / tierra / hierba en el curso de un arroyo. Si hay mucha afluencia de gente o ha llovido, tendréis que pararos todo el tiempo con cuidado de no caer al agua. Os proponemos un desvío antes de Peruscallo que discurre un poco hacia el sur por tierra y asfalto.

2) Tramo Os As Rozas (km 14,5) – Moimentos (km 16). El camino se adentra por una corredoira que cuando llueve se convierte en una piscina de barro con piedras sueltas. Podéis evitarlo siguiendo por la pista asfaltada y luego por la LU-4203.

3) Tramo Portomarín (km 22) – cruce con LU-633 (km 24). A la salida de Portomarín las señales indican el cruce del río para ir durante 2 km por una senda de firme complicado, estrecha y con grandes piedras. Especialmente si ha llovido, recomendamos ir por la LU-633.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

En esta etapa descubriremos el entorno natural lucense y entraremos, tras pasar Palas de Rei, en la provincia donde se encuentra la gran casa del apóstol: A Coruña. En estos 60 km a recorrer os proponemos abrir bien los ojos para interpretar todo lo que el paisaje rural, con su especial configuración y construcciones, nos cuenta sobre la cultura tradicional gallega. Entre decenas de pequeñas poblaciones -pasaremos por más de 60 localidades- veremos el mosaico de fincas divididas por marcos, en las que los vecinos trabajan el campo de forma sostenible y cuidan de las frisonas y rubias gallegas; las vacas por excelencia de la comunidad. Aprenderemos la importancia simbólica de los hórreos y recorreremos corredoiras entre carballos centenarios.

Inmersos en este impresionante entorno, todo un choque de verde clorofila y azul cielo en el horizonte, nos encontraremos continuamente con maravillosas joyas del románico rural, rodeadas de cementerios rebosantes de flores de colores. Y es que esta etapa discurre en parte por la Ribeira Sacra, un área que además de ser una maravilla geológica y natural también ostenta la mayor concentración de arte románico del continente.

¿Se puede pedir más?

Increíble vista del río Miño con la montaña al lado en PortomarínRío Miño en Portomarín (Fotografía cedida por 6MPasos en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE SARRIA A BARBADELO: PUENTES Y BESTIAS MEDIEVALES TALLADAS EN PIEDRA

Abandonamos Sarria siguiendo el curso de su calle Mayor, en la que ayer descubrimos muchos de los principales monumentos de la villa en nuestro paseo cultural de fin de etapa. Como comentamos, esta calle fue la primera que surgió en esta localidad que nació para atender a los peregrinos, por lo que tiene los principales servicios alrededor. Pasamos por el Concello (Ayuntamiento) y subimos hasta la pequeña capilla románico-gótica del Salvador, donde las flechas amarillas nos indican que giremos a la derecha.

Siguiendo la calle echamos un último vistazo a Sarria desde el mirador de la Cárcel, que nos ofrece unas inmejorables vistas del entorno. Desde aquí seguimos hasta el Monasterio de la Magdalena y abandonamos Sarria bajando por la cuesta que aparece frente al convento.

La cuesta nos deja en un camino asfaltado que, en tan sólo 200 metros lleva a un puente. A ponte da Áspera se construyó en la época medieval, cuando surgió Vilanova de Sarria, para ayudar a los peregrinos a abandonar la villa cruzando el río Celeiro. La fábrica actual conserva mucho de la de entonces, con tres arcos de medio punto en sillería de granito y la parte superior de mampostería en lascas de pizarra, entre las que se cuela una ingente cantidad de maleza y vegetación -lo que le da un toque muy pintoresco pero dificulta la conservación del monumento-.

Puente de la Áspera hecho de piedra rodeado de montePonte da Áspera (Fotografía cedida por Miguel Pereiro en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El puente nos lleva a una senda de tierra con algunas piedras que circula por la vera de las vías del tren. En unos 500 metros el sendero cruza los raíles, lo que seguramente nos obligará a bajarnos de la bici.

Tras cruzar las vías del tren nos vemos inmersos en una enorme carballeira (bosque de robles), donde debemos enfrentarnos a la subida más exigente de toda la jornada: una rampa de 600 metros con una pendiente media del 10%, de firme de tierra con piedras sueltas. Las grandes raíces de los árboles, que surgen de la tierra reclamando su espacio, también entorpecerán nuestro camino. Si ha llovido la subida se complicará más, ya que se forman piscinas y el firme se embarra.

Tras una vertiginosa curva final los árboles desaparecen y podemos volver a vislumbrar el cielo sobre nuestra cabeza, antes oculto tras las grandes hojas de los carballos. Circulamos por una senda de tierra entre pastos, por la que llegamos a As Paredes y a Vilei (km 3,7). En Vilei encontraremos todos los servicios, por lo que puede convertirse en un buen lugar para que quienes no se han echado aún nada a la boca, se den un buen desayuno. ¡Seguro que la rampa inicial nos ha abierto el apetito!

Salimos de Vilei por una pista asfaltada en ligera pendiente vertical que, en 450 metros gira en un ángulo prácticamente recto a la derecha. En este punto hay un caminito que nos lleva a la iglesia de Santiago de Barbadelo, declarada Bien de Interés Cultural.

La iglesia de Santiago es una joya del románico entre grandes bosques y zonas de pasto. Forma parte del inmenso patrimonio románico rural que Galicia posee. De hecho, la mayor concentración de arquitectura románica de toda Europa se encuentra muy cerca de donde nos estamos, en la Ribeira Sacra. Para entender por qué se encuentra aquí, precisamente, tenemos que remontarnos al S. VII, cuando muchos monjes se establecieron en los cañones del Miño y Sil en busca de una vida ascética y contemplativa en un paraje natural inexpugnable. Formaron comunidades que crecieron y, durante el auge del románico en los S. XII y XII, construyeron enormes monasterios e iglesias que aún hoy maravillan al visitante.

Ermita situada en la Ribeira Sacra entre los cañones del río SilErmita en la Ribeira Sacra, en el Cañón del Sil (Fotografía cedida por Óscar en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Durante la ruta de hoy tendremos la oportunidad de ver bastantes ejemplos de arquitectura románica que, como esta iglesia de Barbadelo, han aguantado impasibles el paso de los siglos, a pesar de que el devenir histórico o la poca atención a su conservación amenazasen -y aún lo sigan haciendo- con terminar destruyendo muchas de ellas.

Originalmente la iglesia de Barbadelo formaba parte de un monasterio dependiente de Samos, del que hoy sólo quedan ruinas. La iglesia se hizo en el S. XII pero no ha llegado con su forma original hasta nosotros, ya que en el S. XVIII se cambió el ábside. Del templo destaca su torre -que algunos piensan que se hizo como linterna para guiar a los peregrinos- y, sobre todo, su curiosa iconografía.

De sus inicios románicos lo que mejor se conserva es el muro norte y la fachada occidental -la principal-, que siguen mostrando su decoración original tallada sobre capiteles y elementos constructivos. Llama la atención el carácter esotérico de algunas de sus representaciones, muchas relacionadas con los bestiarios medievales.

En la Edad Media existían una serie de seres antropomorfos o fantásticos, cargados de significados negativos y que se relacionaban con la parte más oscura del ser humano, con las bajezas terrenales. La relación de todos ellos formaba el bestiario, que incluía basiliscos, centauros o dragones. En las iglesias muchas veces se ponían como “recordatorio” -o, más bien, amenaza- de lo importante que era seguir el camino de Dios en vida para poder ser recompensado con el paraíso después. Por eso en esta iglesia de Santiago vemos, por ejemplo, un dragón en el capitel de la puerta norte y en la portada principal. Los dragones eran los más reconocidos enemigos del Bien y en esta época no los imaginaban exactamente como hoy en día, sino que su cuerpo era parecido al de una serpiente -animal, por su parte, relacionado con el pecado-.

Hay que tener en cuenta que, aunque hoy veamos estas imágenes y las entendamos como una representación del mal, para la sociedad medieval estos animales existían de verdad. Muchos aparecían en la Biblia, el libro que para ellos representaba toda la Verdad -con mayúsculas- y otros se decía que existían pero que habitaban en partes lejanas de Oriente. Eran una amenaza real a la que ellos pensaban que podían llegar a tener que enfrentarse, de ahí que fuese una iconografía tan efectiva para controlar la vida social en el campesinado por parte de la Iglesia.

También hay animales o bestias que se consideraban protectoras, como el águila o el león, que se relacionaban con la fortaleza y la nobleza. Estos animales también se tallaban en las entradas a los templos, como guardianes, avisando de que se pasaba de un lugar profano a uno sagrado. En la portada norte de la iglesia de Barbadelo, enfrentado a los dragones, encontramos también a un fiero león.

Portada norte de la iglesia de Santiago de BarbadeloPortada norte de la iglesia de Santiago de Barbadelo (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

ENTRE HÓRREOS CRUZAMOS EL KILÓMETRO JACOBEO NÚMERO 100

Después de esta curiosa visita proseguimos nuestro camino, por una pista asfaltada que nos lleva a Rente en menos de 1 km y, a los pocos metros, cruza la LU-5709 en el Mercado da Serra, donde hay una taberna a pie de carretera. El nombre del pueblo deriva de una gran feria comercial que se hacía en este mismo lugar en la Edad Media, de la que se dice que venían hasta hosteleros de Santiago para comprar y vender productos.

Tras cruzar la carretera seguimos por un camino de tierra entre árboles y, tras hacer un giro a la izquierda, nos encontramos con un precario cruce de un arroyo. Se colocaron unas losas para que los caminantes pasen sobre el agua, pero a nosotros nos resultará difícil pasar sin mojarnos, ¡más aún en época de lluvias, cuando el terreno se embarra!

En medio kilómetro cruzamos otra carretera, esta vez la LU-633 y por una pista asfaltada que sigue de frente pasamos por A Pena (km 8,5) y, después, por Peruscallo (km 9,2). En esta zona hay muchos hórreos pegados a la pista, una construcción que suele llamar mucho la atención a los extranjeros.

El hórreo es una estructura de almacenamiento elevada del suelo, concebida para guardar el grano. En Galicia comenzaron a cobrar mucha importancia a partir de la conquista de América, cuando llegaron dos alimentos que revolucionaron la vida de los campesinos: la patata y el maíz. Estos alimentos pueden aguantar mucho tiempo hasta que son consumidos, pero es necesario que estén en un lugar adecuado, sin excesiva humedad, ventilados y salvaguardados de animales o roedores. Las casas rurales gallegas no contaban con un sitio así y por eso se construyeron los hórreos.

Hórreo en una puesta de sol con el cielo rojoHórreo (Fotografía cedida por Javier Pais en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Los hórreos siempre tienen tres partes. Las patas (pés o pies, en gallego) elevan una caja superior donde se guardan los alimentos, para evitar la humedad del suelo. La caja no es cerrada, sino que normalmente tiene rejillas para que corra el aire y se ventile el interior. La pieza redonda que está entre las patas y la caja, como un gran disco de piedra, se llama tornarratos. Traducido viene a ser “ratón del revés”, un nombre que explica claramente su función. Para subir a la caja y coger los alimentos se usaban o unas escaleras auxiliares o una escalera sin final, para evitar así que los ratones pudiesen llegar a la comida.

La construcción de los hórreos se hizo cada vez más importante desde el S. XVI y terminó desarrollándose todo un simbolismo social en torno a ellos. El razonamiento es muy sencillo: si hay un sitio que sirve para guardar la comida, cuanto más grande y bonito, más sencillo será que la gente se de cuenta de que alguien es rico y tiene grandes reservas de comida -con la sutileza de que esta persona rica no tiene que decírselo, simplemente se da por hecho-. Lo mismo pasaba con las chimeneas, cuyo número en una casa daba a entender cuántas habitaciones tenían calefacción, y por eso se almenaban y se decoraban en su parte superior para que llamasen más la atención. Los hórreos, por su parte, pasaron de ser de madera a ser de sillería de granito, a decorarse con la cruz protectora cristiana y, en muchos casos, a hacerse enormes. Generalmente los más grandes eran de nobles o pertenecían a monasterios. ¡En Galicia los hay de más de 35 metros de largo!

Hórreo de piedra de Carnota, uno de los más largos de GaliciaHórreo de Carnota, uno de los más largos de Galicia (Fotografía cedida por juantiagues en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Además, según la cultura y climatología de las diferentes zonas de Galicia, los hórreos adquirieron una forma diferente. En la zona de los Ancares y Courel son redondos, de madera y techo de paja, como las pallozas. En el resto de Galicia los hay con forma de L, que mezclan piedra y madera, con parejas o con tríos de pés, etc. En nuestro camino veremos muchas formas de hórreo diferentes, por lo que desde Tournride os recomendamos que abráis bien los ojos para descubrir esta curiosa forma de arquitectura popular típicamente gallega. En Asturias y partes del norte de Portugal también hay hórreos, pero el lugar en el que más se concentran es, sin duda, Galicia.

Al salir de Peruscallo nos internamos en una corredoira que, tras unos metros, se estrecha hasta convertirse en una vereda que discurre al lado de un arroyo. Por momentos el firme es empredrado y en otros es de tierra, pero en general es muy estrecho. En momentos en los que hay mucha afluencia de peregrinos discurrir por aquí puede ser eterno, ya que tendremos que pedir paso o pararnos continuamente. Por eso en Tournride os proponemos en nuestro mapa de etapa una alternativa. Podéis desviaros a la izquierda antes de entrar en Peruscallo y hacer todo este tramo por una pista asfaltada y de tierra más al sur, volviendo a la ruta jacobea en A Brea. Si vamos por aquí, además, podemos visitar dos templos románicos bastante bien conservados: la iglesia de Santa María de Belante y la de San Miguel de Biville.

Iglesia de San Miguel de BivilleIglesia de San Miguel de Biville (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Si vamos por la ruta propiamente jacobea pasaremos por Lavandeira y seguiremos alternando tramos de corredoiras con veredas paralelas al arroyo hasta llegar a A Brea. En este pueblo veremos un mojón que indica que sólo restan 100 km a Santiago, pero este miliario es falso. El verdadero miliario de los 100 km lo vemos un poco más adelante, en una pista asfaltada entre A Brea y Morgade. Este lugar es importante simbólicamente porque a partir de aquí la Iglesia considera que un caminante o jinete ha peregrinado como tal a Santiago y puede obtener la Compostela.

CRUZAMOS EL MUNICIPIO DE PARADELA: BEBEMOS DE FUENTES DEMONÍACAS, CONOCEMOS EL VINO RIBEIRA SACRA Y ENTENDEMOS EL PAISAJE RURAL GALLEGO

Tras este tramo de pista llegamos a Morgade (km 12), donde hay un agradable bar que sirve comidas. Una pintura blanca con el Pelegrín -la mascota del Xacobeo de 1993- nos indica que salgamos de la localidad por una senda, al lado de la cual hay una fuente. Dice la leyenda que de esta Fuente del Demonio o Fonte do Demo dejaba de manar agua si se acercaba a beber alguien libre de pecado, porque estaba regida por el diablo y este sólo daba de beber a pecadores.

La corredoira por la que salimos de Morgade se estrecha y se invade en algunas partes por un arroyo, salpicado de losas de piedra para ayudar al paso. Todo bastante precario para ciclistas, así que debemos echarle paciencia y echar pie en tierra si es necesario.

Este dificultoso tramo es corto, de unos 800 metros, tras los cuales llegamos a Ferreiros (km 13,1). Esta localidad se llama así porque antiguamente tenía bastantes ferrerías (herrerías) en las que artesanos jacobeos arreglaban las herraduras de los caballos y también reparaban el calzado de los peregrinos. El pueblo hace de límite entre el municipio de Sarria y el de Paradela.

El municipio de Paradela discurre a lo largo de la orilla oriental del Miño. Nosotros seguiremos unos 9 km más por él en dirección oeste, hasta alcanzar la vera del río y cruzarlo entrando al municipio de Chantada por Portomarín.

Estas dos áreas al lado del Miño forman parte de la Ribeira Sacra (“ribera sagrada”), esa zona en la que os mencionamos que se asentaron comunidades de monjes y en la que se encuentra la mayor concentración de románico de toda Europa. Cuando llegaron allí los monjes comenzaron a producir vino en bancales en las laderas de los cañones del río, como ya lo habían hecho antes los romanos. Este vino se sigue produciendo hoy bajo la D.O. Ribeira Sacra y sus productores son conocidos como los “viticultores heroicos” por la dureza del cultivo y recolección de las viñas en terrenos con pendientes de más del 60%.

Viñedos situados en los cañones de la Ribeira SacraViñedos en los cañones de la Ribeira Sacra (Fotografía cedida por Santi Villamarín en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Tendremos la oportunidad de ver estos cañones en Portomarín, pero por ahora tenemos que salir de Ferreiros descendiendo una fuerte pendiente por una pista asfaltada de 300 m. Llegamos así a la iglesia de Santa María de Ferreiros, un sencillo pero muy bien conservado templo románico que fue trasladado piedra a piedra desde un punto cercano para colocarlo en el margen del Camino Francés, porque se quería que funcionase como hospital de peregrinos. La espadaña con las campanas es posterior, barroca.

Para llegar a la iglesia hay que recorrer un caminito entre el cementerio de la localidad. En Galicia la unión de la iglesia con el cementerio es la más normal en el ámbito rural. Esta configuración es una herencia de la época medieval, cuando la iglesia era el lugar de reunión social más importante y, tras la misa, la gente se quedaba en las cercanías del templo honrando también a sus muertos y cuidando su sepultura -¡luego aparecieron las tabernas y las costumbres cambiaron un poco!-.

Entrada de la iglesia de Santa María de FerreirósEntrada a la iglesia de Santa María de Ferreiros (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Tras pasar la iglesia, las flechas amarillas indican el desvío a una senda de tierra con piedras que desciende un poco abruptamente para luego volver a subir al final hasta A Pena. Por la pista asfaltada por la que vamos también podemos llegar al pueblo y el firme es más favorable.

Ya en A Pena (km 14) seguimos por pista asfaltada hasta As Rozas (14,5), donde la pista se pierde hacia el sur y unos miliarios con las flechas amarillas nos indican que nos internemos en una corredoira entre los árboles.

La corredoira de 1,5 km que va desde As Rozas a Moimentos es impracticable en época de lluvias. El suelo se convierte en un lodazal en el que se enclavan piedras de gran tamaño. Los caminantes la evitan yendo por un prado superior, pero para nosotros será más difícil esquivarla. Por eso en Tournride os proponemos, en caso de que haya llovido, que sigáis recto bajando por la pista asfaltada y giréis en el primer desvío a la derecha, para llegar a Moimentos por la LU-4203.

Desde Moimentos (km 16) hasta Vilachá iremos por sendas que alternan continuamente firme de tierra, gravilla o asfalto en perfil de suave descenso, con algunos saltos. Pasaremos por Mercadoiro (km 16,8), A Parrocha (km 18,7) y, finalmente, por Vilachá (km 20).

Circulando por este tramo podemos apreciar la gran cantidad de pequeñas fincas por las que pasamos, muchas de bosque, otras de pasto y algunas cultivadas como huerto. Se dividen por muros de piedra bajos o incluso a veces se delimitan sólo por unos palos clavados en el suelo, que en Galicia se denominan marcos –aunque este método es el menos usado por haber sido tradicionalmente objeto de disputa vecinal, ya que misteriosamente se movían “solos” por la noche, perdiendo repentinamente terreno un dueño en favor de el de al lado-. Nada tienen que ver estas pequeñas parcelas con las enormes fincas de cereal que encontrábamos en Castilla o las grandes plantaciones de verduras y vino de Navarra y La Rioja.

Esta división del terreno indica otra de las características sociales gallegas: el minifundismo agrario. Tradicionalmente en Galicia existió -y aún existe- un gran apego a la propiedad de la tierra, que era dividida entre todos los hijos a la muerte del propietario, en vez de ser heredada por el primogénito, como ocurría en otras partes de España. Si a eso le sumamos la dispersión poblacional, reflejada en la cantidad de pueblos por los que estamos pasando, entendemos el mosaico de pequeñas parcelas que tenemos ante nosotros.

Esta fragmentación complica la mecanización de la actividad agraria, impidiendo la industrialización, pero también propicia un tipo de agricultura mucho más sostenible a nivel ambiental y social. Se cuida mucho más la tierra y el producto está menos expuesto a contaminantes.

Vaca de la raza "Rubia gallega" pastando en el campoVaca raza «rubia gallega» (Fotografía cedida por IES Manuel García Barros en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Aún así, también nos habremos dado cuenta de que lo que más vemos en esta zona no son huertos, sino que las fincas las ocupan tranquilas vacas que nos miran pasar desde sus apacibles lugares de pasto. Antiguamente la ganadería era un complemento a la agricultura -se usaban las vacas para tirar de los carros o para usar su abono-, pero poco a poco se convirtió en una actividad más rentable y terminó desplazando a la agricultura. Las dos razas que más veremos son las blancas y negras, llamadas “frisonas” y que dan leche y, también, la “rubia gallega”, cuya carne se comercializa bajo la Indicación Geográfica Protegida “Ternera gallega”.

Llegados a este punto nos encontramos en Vilachá (km 20), desde donde comenzamos un descenso bastante abrupto por asfalto que nos termina dejando en la vera del río Miño. Un puente se alza sobre su gran caudal y, en la orilla opuesta, vemos la villa de Portomarín, enclavada en una cota más alta en la ladera de los cañones del que es, sin duda, el río gallego por excelencia.

Miliario que marca los kilómetros para acabar el Camino de Santiado situado en PortomarínMiliario en Portomarín (Fotografía cedida por David Hunkins en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE PORTOMARÍN A CASTROMAIOR, O LO QUE ES LO MISMO, DE GRANDES OBRAS DE INGENIERÍA DEL S. XX A ARQUITECTURA CASTREÑA DEL S. VI A.C.

El río Miño es el río con más largo de Galicia y, desde su unión con el Sil hasta su desembocadura en el océano Atlántico, el más caudaloso. La gran extensión de kilómetros por los que discurre han hecho que, desde que nació la peregrinación fuese necesario cruzarlo.

Esa necesidad de sortear el caudal hizo que ya en el S. II d. C. los romanos decidiesen construir un primitivo puente en el punto en el que nos encontramos nosotros ahora. Cuando surgió la peregrinación a Santiago, doña Urraca ordenó en el S. XI construir un puente más grande en el mismo lugar, para ayudar a los caminantes jacobeos.

Ese puente sobrevivió al paso de los siglos hasta que un día de 1963, Franco ordenó construir el que aún hoy es el embalse más grande Galicia: el embalse de Belesar, del que se obtiene una gran cantidad de energía hidroeléctrica. Un muro de hormigón de 135 metros de alto y 350 m de largo contuvo el caudal del Miño 32 km al sur de Portomarín, creando un gigantesco embalse que anegó todo lo que antes estaba en las orillas del río. Castros de la cultura prerromana, viñedos, molinos, bodegas y pueblos enteros descansan hoy bajo las aguas del Miño.

Vista panorámica del embalse de BelesarEmbalse de Belesar (Fotografía cedida por El Jim en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Portomarín, que en ese momento era una villa con un importante patrimonio medieval en las orillas del río, los vecinos decidieron moverse a una cota más alta en la orilla oeste, llevándose con ellos -piedra a piedra marcada con paciencia- sus monumentos más importantes. Ese es el Portomarín que vemos hoy en día, que tras cruzar el moderno puente nos recibe con un arco sobre el que se han instalado unas escaleras, que no es otra cosa que un tramo del antiguo puente medieval. Pero, algunos días, también podemos ver el Portomarín antiguo, en forma de estructuras de piedra que sobresalen del agua reclamando el espacio natural que les fue arrebatado.

Foto de la antigua villa de Portomarín antes de ser trasladada de lugarLa antigua villa de Portomarín antes de ser trasladada (Fotografía cedida por MPereiro en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En la parte superior del pueblo encontramos la iglesia de San Nicolás, un templo románico promovido por la orden de San Juan, caballeros armados que protegían a los peregrinos. Es uno de los monumentos románicos más importantes de Galicia, con una configuración muy especial por la altura de sus gruesos muros con almenas en la parte superior; una robustez que contrasta con la delicadeza de la escultura en sus portadas y su imponente rosetón.

En un primer momento el templo se situaba cerca del antiguo puente, en el primer Portomarín. De ahí esa apariencia de fortaleza militar, se trataba de un lugar de reunión de una orden que defendía el puente y a los peregrinos. Cuando se inundó el pueblo por la construcción del embalse, las piedras se marcaron con tinta roja una a una y se movieron a la parte alta del pueblo, acometiendo también una restauración de la iglesia. Aún hoy se pueden ver las marcas rojas en las piedras, junto a las de los canteros que tallaron los sillares en el S. XII.

Entrada de la iglesia de San NicolásIglesia de San Nicolás (Fotografía cedida por HombreDHojalata en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Tras la visita a Portomarín, abandonamos el pueblo por la misma Avda. Chantada por la que accedimos a él. La carretera se desvía a la derecha, pero una señal jacobea vertical indica que crucemos el puente sobre el río para internarnos en una senda que vuelve a cruzarse con la carretera en 2 km. En este tramo el firme es muy irregular, con muchos saltos y piedras sueltas, por lo que cabe valorar la posibilidad de ir directamente por la LU-633 sin cruzar el río.

Desde la unión de la senda a la carretera -2 km después de salir de Portomarín- hasta Hospital da Cruz (km 34), el camino peatonal discurre paralelo a la LU-633 en forma de senda de tierra. En 3 km llegamos a Toxibó (km 27) y en tres más a Gonzar (km 30), donde podemos ver la iglesia de Santa María de Gonzar, de estilo barroco. En el altar mayor de la iglesia se encuentra la tumba de una mujer que, según la leyenda local, se pasó cerca de 30 años sin probar bocado.

Tras pasar Gonzar la senda jacobea se aleja del arcén de la carretera para dirigirse a Castromaior. Recomendamos seguir el trazado peatonal, ya que tras pasar el pueblo pasaremos por un lugar muy especial del Camino Francés, uno de los castros mejor conservados de Galicia.

Por una pista de asfalto y tierra oscura comenzamos a ganar pendiente y, en 600 metros, coronamos el cerro de Castromaior. A nuestra derecha tenemos unas vistas impresionantes del entorno y, a nuestra izquierda, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la península, que estuvo habitado entre el S. VI a. C. hasta el S. I d. C. Tenía una configuración urbana bastante compleja, con un recinto circular amurallado en lo alto del cerro. A su alrededor, en plataformas delimitadas con murallas y fosos, había otros núcleos de asentamiento. Dado que no se construyó nada en este lugar desde su abandono, todo quedó enterrado bajo el cerro en un buen estado de conservación.

Vistas desde el castro de Castro MaiorVistas desde el castro de Castro Maior (Fotografía cedida por bulb_socket en Flickr bajo las siguientes condiciones)

A pesar de que durante muchos siglos se pensó que la llegada de los romanos a Galicia había terminado de forma violenta y fulminante con la cultura de raíces celtas que habitaba en este territorio encontrándose la máxima expresión de esta opresión en la mítica batalla del Monte Medulio, que incluyó el suicidio de los últimos guerreros galaicos ante la necesidad de rendirse al conquistador-, la realidad arqueológica demuestra que cuando los romanos llegaron en el II a. C., se produjo una sinergia cultural, al igual que un sincretismo religioso. Este asentamiento se habitó durante más de dos siglos después de la conquista y hubo otros que estuvieron poblados hasta el S. III O IV d. C, por lo que se mantuvo la forma de vida previa a la invasión romana.

La bajada del cerro nos deja de nuevo en el curso de la LU-633 y, en tan sólo 1,5 km llegamos a Hospital da Cruz. Denominado así porque antiguamente acogía un lugar de atención al peregrino, hoy se encuentra en el cruce con la N-540, que debemos cruzar por un paso superior.

ENTENDEMOS EL SIGNIFICADO OCULTO DE LOS CRUCEIROS Y LLEGAMOS A PALAS DE REI

Durante los siguientes 11 km, desde Hospital da Cruz hasta A Brea, donde se cruza la N-547, discurriremos permanentemente por una pista asfaltada sin apenas tráfico rodado, en la que los peregrinos a pie tienen su propio espacio en forma de acera en el arcén. El perfil seguirá siendo de subida, como venía haciendo desde Portomarín, hasta Vendas de Narón. A partir de ahí será de bajada con saltos.

Tras cruzar la N-540 afrontamos un último repecho asfaltado y llegamos a Vendas de Narón (km 35,3), desde donde comenzamos a descender para alcanzar A Prebisa (km 37,3). Tras pasar A Prebisa vemos en la parte izquierda de la carretera un murete con unas escaleras y, en la parte superior, el cruceiro más famoso del Camino Francés: el cruceiro de Lameiro.

Estatua de piedra del crucero de LameiroCrucero de Lameiro (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El cruceiro es, junto con el hórreo, una de las manifestaciones de arquitectura popular más típicas de Galicia. Su origen viene de la época prerromana, de esa cultura castreña que era politeísta y habitaba en poblados como el que acabamos de pasar en Castromaior. Para la cultura castreña los caminos y sus cruces eran lugares muy importantes. Creían que, una vez que te morías, tu alma vagaba por los caminos y que, en sus intersecciones, había una serie de dioses que podían “comprarla”. Por ello, los familiares de los difuntos realizaban en los cruces de caminos una serie de rituales, dejando también ofrendas a los dioses. A veces esas ofrendas eran piedras, lo que daba origen a los denominados milladoiros -acumulaciones de piedras-, como el que vimos en la Cruz de Ferro de Foncebadón.

Cuando los romanos conquistaron este territorio, se produjo un sincretismo que fusionó los dioses de ambas culturas. Los rituales en cruces de caminos se siguieron haciendo pero en vez de pedirle protección a Lugh (celta) se le hablaba a Mercurio (romano). Además, los romanos veían los cruces de caminos como representaciones entre lo ordenado (logos) y la naturaleza como caos, por lo que simbólicamente eran muy importantes. Por ello en muchos miliarios romanos encontrados en lo que era Gallaecia hay inscripciones dedicadas a esos dioses de los caminos, llamados lares viales. De hecho, de los 36 miliarios que se hallaron con epigrafía de lares viales en todo el territorio del Imperio Romano, 28 fueron encontrados en esta zona. ¡Es casi un 77%!

Cruceiro de O Hío de estilo barroco, uno de los más famosos de GaliciaCruceiro de O Hío, de estilo barroco y uno de los más famosos de Galicia (Fotografía cedida por Jose Luis Cernadas Iglesias en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Cuando se instauró el cristianismo como religión oficial las tradiciones que se habían perpetuado durante siglos no cambiaron de la noche a la mañana -¡la Historia ha demostrado que la tradición popular no se cambia a golpe de decreto!-. Para consternación de la Iglesia, la gente siguió yendo a los cruces a hacer sus rituales “paganos”. Sólo había dos opciones, prohibir y castigar o, como se hizo, adoptar una solución que hoy en día puede recordar a la formulación contraria del gatopardismo político: “si queremos que todo cambie, necesitamos que siga como está”. Los puntos paganos se cristianizaron con una cruz y los rituales se siguieron permitiendo, pero poco a poco se dejaron de dedicar a Mercurio o sus hijos, para orar por la Virgen o Jesús.

Hoy en día se estima que en Galicia hay más de 12000 cruceiros. Generalmente están formados por una base, una columna y una cruz en la parte superior. Muchas veces en la cruz se talla a Jesús. En los pueblos de pescadores, se suele poner también a la Virgen en el lado de la cruz que mira al mar, porque es la protectora de los marineros.

Aunque la mayoría de los cruceiros son del S. XVIII al XX, hay algunos del S. XIV y otros que constituyen una verdadera obra de arte, con múltiples representaciones. El cruceiro de Lameiros, que vemos al lado de A Prebisa, data de 1670 y muestra a Jesús crucificado en la parte superior. El desgaste de la piedra ha borrado gran parte del detalle escultórico, pero en la otra cara de la cruz seguramente estuviese o la Virgen o una representación de la maternidad. En la base se tallaron elementos de la Pasión de Cristo: tenazas, clavos, una escalera, la corona de espinas y, por último, una calavera con huesos que representa el triunfo eterno sobre la muerte. Al lado del cruceiro hay un antiguo cementerio de peregrinos.

Tras pasar la cruz llegamos a Ligonde (km 38,5), población de mayor tamaño que las anteriores. Poco después la pista asfaltada hace una doble curva un poco brusca y las flechas amarillas indican atajar por una senda interior a la curva. Este atajo es una rampa empinada de 100 m y de firme un tanto irregular. En Tournride recomendamos ir por la carretera si ha llovido.

Tras la curva cruzamos un arroyo y llegamos a Airexe (km 39,4) y, por la misma pista, a Portos (km 41). Entramos así en el municipio de Palas de Rei, en el que seguiremos por Lestedo (km 42), Os Valos (42,6) y A Brea (km 44). En A Brea se cruza la N-547, que pasa por Palas de Rei. El camino jacobeo recorre poco más de 1 km por una senda en el arcén izquierdo de la carretera y luego se desvía para entrar en Palas más hacia el sur, por una pista de incómodo empedrado para los ciclistas que luego se convierte en grava.

Ya en Palas de Rei (km 47) podemos decidir hacer una última parada antes de emprender los últimos 13 km hasta Melide. Esta localidad fue la última parada que Aymeric Picaud reflejó en su Códice Calixtino antes de llegar a Santiago y se dice que su nombre proviene de la época visigoda, ya que el “palacio del rey” visigodo Witiza estaba aquí. Con la llegada de la peregrinación jacobea el pueblo comenzó a hacerse cada más importante y se convirtió durante la Edad Medieval y Moderna en un lugar importante para la nobleza, que se construyó grandes fortalezas y pazos (palacios) en la zona.

Castillo de Pambre situado en Palas de ReiCastillo de Pambre, en Palas de Rei (Fotografía cedida por amaianos en Flickr bajo las siguientes condiciones)

De hecho, en las cercanías de Palas de Rei se encuentra el castillo de Pambre, uno de los pocos castillos que sobrevivieron a la Revuelta Irmandiña de 1467 en la que los campesinos gallegos se alzaron contra sus señores y destrozaron sus castillos. Se levantó en el S. XIV y una de sus funciones era la de servir como punto para conservar la seguridad en el Camino de Santiago. Cuenta con una enorme torre del homenaje de tres plantas, rodeada por una gruesa muralla con cuatro torres a los lados. Aunque estuvo a punto de convertirse en ruinas, en los últimos años se ha hecho una gran inversión para restaurarlo y hoy se puede visitar -aunque el horario de visita  varía según la época-. Yendo en bici llegaremos en media hora (8,5 km) al castillo, en perfil favorable. En el mapa de etapa os marcamos dónde está el castillo.

En Palas también hay otro gran ejemplo de arquitectura románica, que se suma a la larga lista de los que hemos podido ver hoy, la iglesia de Vilar de Donas. Se dice que pudo ser parte de un conjunto monástico fundado por mujeres y que posteriormente se relacionó más con la Orden de Santiago. Algunos de sus más importantes caballeros están enterrados aquí.

Iglesia de Vilar de Donas Iglesia de Vilar de Donas (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Salimos de Palas por un camino de incómodo empedrado, que quizás nos obligue a levantarnos del sillín para salvaguardar la integridad de nuestros aposentos. Tras cruzar la N-547 por un paso de cebra seguimos por una pista asfaltada cercana a la carretera, que vuelve a desembocar en ella tras unos metros. Desde ahí el camino peatonal discurre por una acera o alguna pista asfaltada cercana a la carretera que se desvía poco después para entrar en la aldea de Carballal. A la salida, las señales jacobeas indican el cruce de la carretera nacional para pasar a un sendero de grava en el arcén izquierdo, que tras unos metros abandona la carretera nacional para internarse en el bosque.

Si desde Carballal seguimos por la N-547 iremos directos a O Coto (km 55,5), límite provincial entre Lugo y Coruña. En caso de que haya llovido nos evitaremos un tramo que puede ser bastante engorroso por su firme embarrado o de piedra natural (bastante resbaladiza), pero que es uno de los más bonitos de esta etapa.

Iglesia de San Xulián do Camiño

Iglesia San Xulián do Camiño (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Las sendas llevan primero a San Xulián do Camiño (km 50), en donde se puede ver una iglesia románica de una sola nave y con un gran ábside semicircular sin divisiones. Por asfalto se cruza el río Pambre y se entra en Pontecampaña (km 51) , desde donde comienza un bonito tramo en el que seguimos sendas entre árboles y tramos sobre roca natural, que debemos afrontar con paciencia ya que puede que tengamos que bajarnos de la bicicleta para evitar caídas.

Se llega a Casanova (km 52) y poco después a Porto de Bois, desde donde la senda se une a la pequeña carretera LU-4001 para ir a O Coto, por donde también pasa la N-547. En este punto cambiamos de provincia para entrar en la última que visitaremos en el Camino de Santiago, la de A Coruña.

El sendero peatonal vuelve a distanciarse de la carretera nacional para pasar por Leboreiro, aldea que ya se menciona en el Códice Calixtino con el nombre de Campus Leporaruis (“monte de liebres”). Tiene una gran tradición jacobea y en el S. XII tenía un hospital de peregrinos. Del núcleo llaman la atención su iglesia, dedicada a X, y el cabazo que se conserva frente a ella.

Un cabazo es un hórreo -dependiendo de la zona de Galicia los hórreos tienen nombres diferentes, como piorno, cabana o paneira– de la tipología menos elaborada. Dado que se fabrican con mimbre y paja, no quedan muchos que sean antiguos y este -aunque rehabilitado- es una excepción.

Iglesia de Santa María en LeboreiroIglesia de Santa María en Leboreiro  (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martinez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

La iglesia de Santa María de Leboreiro es de transición románico-gótica. En la portada principal hay una talla de la Virgen sosteniendo al Niño, que se relaciona con una leyenda de la localidad. Se dice que la escultura de la Virgen que se guarda dentro del templo fue encontrada por un milagro en una fuente cercana, por lo que se le construyó esta iglesia para salvaguardarla. Cada noche, la escultura cambiaba de lugar y volvía a la fuente en donde había sido encontrada, hasta que un escultor de la localidad talló esta imagen en el tímpano de la puerta y la escultura de la Virgen se quedó para siempre en su lugar. Si tenéis la oportunidad de entrar en la iglesia, en Tournride os recomendamos hacerlo, ya que además de la talla podréis ver los impresionantes murales de colores que se conservan en el muro norte.

Tras salir de Leboreiro se pasa por Disicabo para luego adentrarse en un polígono industrial perteneciente a Melide, donde se ha tratado de hacer más agradable el recorrido a los peregrinos construyendo un parque con árboles en su honor -aunque la imagen sigue sin ser del todo inspiradora-.

Tras cruzar el polígono la carretera y la senda peatonal se vuelven a separar para visitar la última localidad de esta etapa, la pintoresca aldea de Furelos (km 58,5) en la ribera del río homónimo. El camino hasta allí es por monte que, al igual que en los tramos previos, será un buen lodazal si ha llovido ese día.

La entrada en Furelos se hace por un puente medieval tipo dromedario, con cuatro grandes arcos. Es el más grande y el que mejor se conserva del Medioevo en el Camino Francés en Galicia. Tras cruzarlo se recorre la aldea por su calle empedrada principal, que pasa al lado de una iglesia dedicada a San Juan. Aunque su origen es medieval, se ve claramente que tiene bastantes añadidos posteriores.

Tras pasar Furelos queda muy poco para llegar a nuestro fin de etapa. Tan sólo tenemos que seguir una pista que intercala grava y asfalto para llegar a Melide, lugar donde podemos disfrutar de una buena ración de pulpo á feira y descansar para la gran emoción que nos espera mañana: la llegada a Santiago de Compostela.

Puente medieval de piedra en FurelosPuente medieval Furelos (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

ETAPA 12: DE O CEBREIRO A SARRIA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 150 km

Distancia en etapa: Vía San Xil 40 km / vía Samos 46 km

Tiempo estimado: 5 – 7 horas

Cota mínima: 450

Cota máxima: 1339 m

Dificultad de la ruta: Media

Lugares de interés: Triacastela, Samos, Sarria

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí 

Mapa de la etapa 12 del Camino Francés en bicicleta desde O Cebreiro hasta SarriaPincha sobre la imagen para ampliar

En esta etapa se nota de manera notable el cambio de comunidad. Dejamos atrás Castilla y León y nos adentramos en Galicia: caminos “rompepiernas”, infinidad de pequeños pueblecitos e inmersión en el verde rural. No hay grandes ciudades hasta Santiago, pero hoy terminaremos en Sarria, en donde encontraremos todos los servicios.

La ruta de hoy se caracteriza por comenzar con un descenso pronunciado desde O Cebreiro, intercalado con dos saltos en forma de pequeñas rampas. Desde el Alto do Poio el perfil será de continua bajada hasta Triacastela.

En Triacastela debemos elegir itinerario, ya que hay dos variantes. El camino más tradicional, que es más corto y directo (aunque de perfil más complicado) es el de San Xil, hacia el norte. La variante sur es 6,5 km más larga, pero el desvío se justifica por la visita al monasterio de Samos, uno de los más monumentales conjuntos monásticos de Galicia.

Os contamos de manera más detallada todo sobre esta etapa bajo estas líneas… ¡Tournride os desea buen camino!

Pista asfaltada del Camino Francés ya en GaliciaCamino Francés en Galicia (Fotografía cedida por tunante80 en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Esta etapa tiene un primer tramo común, desde O Cebreiro hasta Triacastela. En Triacastela el camino se bifurca y se vuelve a unir 5,5 km antes de Sarria, en Aguiada.

Hasta Triacastela podemos escoger usar los senderos peatonales o seguir el curso de la LU-633. La carretera se puede coger ya en O Cebreiro (en la parte septentrional del pueblo) y nos lleva directos, pasando por todas las poblaciones de etapa. El perfil es más tendido que por los senderos peatonales, con menos saltos. Aún así, desde que salimos de O Cebreiro hay que subir primero hasta el Alto de San Roque y luego hasta el de Poio (1339 m, cota máxima del Camino Francés Galicia). Desde el Alto de Poio se baja hasta Triacastela, primero suavemente y luego con pendientes de hasta el 17%.

Si vamos desde O Cebreiro hasta Triacastela en bicicleta por los senderos peatonales, seguramente en algún punto tengamos que bajarnos y empujar la bici, especialmente en las dos primeras subidas a los altos. El firme es muy pedregoso en muchos puntos de los senderos, tanto de subida como de bajada.

El itinerario peatonal sale del camino empedrado al lado del albergue municipal. Este lleva a un sendero estrecho, que desemboca después en una ancha pista forestal y en unos metros en la LU-633, para entrar en Liñares (3,2 km). Por un sendero paralelo a la carretera seguimos hasta el Alto de San Roque y después hasta Hospital de la Condesa (5,7 km). Unos metros después de pasar por Hospital de la Condesa la ruta vuelve a separarse de la LU-633 para pasar por Padornelo y subir hasta el Alto de Poio, pero en Tournride recomendamos que en este tramo sigáis por carretera. La rampa final de subida tiene una inclinación media del 13%y está formada por grandes piedras sueltas.

Desde el Alto de Poio (8,5 km) el sendero peatonal es de piedra, no excesivamente ancho y discurre paralelamente a la LU-633. Tras pasar por Fonfría (12 km) la carretera y el sendero se separan un poco antes de O Biduedo. Los caminos jacobeos que unen O Biduedo (14,3 km), Filloval (17,3 km), Ramil y Triacastela (21,1 km) son de firme de tierra, a veces pedregoso, pero son ciclables.

Corredoira desde Ramil hasta Triacastela con el tiempo nubladoCorredoira desde Ramil a Triacastela (Fotografía cedida por Gus Taf en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Triacastela el camino se bifurca hasta Aguiada: podemos ir por San Xil (14 km de ruta) o por Samos (20,5 km de ruta). El camino por San Xil es de perfil más complicado que el de Samos y en la primera mitad no hay opción de circular por carretera, hay que hacerlo por sendas. La ruta se bifurca al final de la calle principal de Triacastela, con dos señales que lo indican.

  • La ruta por San Xil se desvía hacia el norte, por una pista asfaltada que sale de la LU-633 indicando “San Xil” y que, con una pendiente media del 8% nos lleva hasta A Balsa. El tramo desde ahí a San Xil (25,8 km) se hace por sendas de firme complicado con bastantes saltos, aunque esto puede evitarse siguiendo por la pista asfaltada previa. Desde San Xil la pendiente se relaja hasta el Alto de Riocabo, cota más alta de este camino alternativo (890 m).

Desde este punto el camino se adentra en el monte y es de permanente bajada, primero con media del 4% hasta Montán (28,9 km) y luego más tendido pero con marcados saltos pasando por Fontearcuda (29,6 km), Furela (31,5 km) y Pintín (32,8 km). La primera parte entre el alto de Riocabo y Montán se realiza por un camino en el que hay que extremar la precaución, ya que hay un tramo con grandes piedras que crean una escalera natural. Puede evitarse siguiendo por la carretera hasta el cruce con la LU-5602, que sigue directa hasta Sarria pasando por todas las poblaciones de etapa.

  • La ruta por Samos se coge girando a la izquierda en Triacastela y es de perfil muy sencillo (la cota máxima es de 592 m). La LU-633 sigue gran parte de su itinerario, pasando por todas sus poblaciones hasta Teiguín, pueblo posterior a Samos. En Teiguín la carretera sigue hacia el oeste, directa hasta Sarria, pero el camino peatonal abandona la carretera para unirse al norte con la vía de San Xil.

En la primera parte de la ruta, desde Triacastela hasta San Cristovo (24,9 km), los peregrinos a pie van con nosotros por el arcén de la LU-633. Antes de entrar a San Cristovo la senda senda se aleja de la carretera y se vuelve a unir en Renche (26,6 km). Se vuelve a bifurcar al salir del pueblo y pasa por Freituxe (28,4 km) y San Martiño do Real (29,5 km). Si vamos por carretera no pasaremos por Freituxe. Desde San Martiño falta poco para llegar a Samos, que abandonamos por la LU-633. Tras pasar Teiguín una señal jacobea indica hacia una pista asfaltada en rampa que sale a la derecha de la carretera. Si la cogemos pasaremos por Pascais (33,9 km), Sivil (39,8 km) y Calvor hasta desembocar en Aguiada, donde podremos seguir la LU-5602 hasta Sarria. Si queremos acortar el camino es mejor seguir la LU-633 desde Teiguín hasta Sarria, obviando el desvío.

Tramo del Camino por San Xil rodeado de naturaleza salvajeTramo del Camino por San Xil (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Como veis, esta etapa da bastantes oportunidades de itinerario, ya que podemos elegir todo el tiempo entre ir por el camino peatonal o por carretera y además tenemos dos rutas a elegir en el tramo final de la etapa, con conexiones entre ellas o directas con Sarria. Qué camino escoger es una decisión personal y cualquiera de ellas nos dejará un buen recuerdo, ya que todas discurren por un entorno natural increíble. La carretera es también una de las más bonitas del interior de la comunidad, siendo uno de sus tramos el más alto de toda la red de carreteras Galicia.

Como muchas veces nos pedís consejo directamente sobre qué ruta tomar, para terminar os dejamos la ruta que en Tournride aconsejamos para combinar la seguridad con la visita a las localidades jacobeas con más patrimonio, siempre primando ir por los caminos peatonales. Si la climatología es muy mala o hay excesiva afluencia de peregrinos, recomendamos ir por carretera con las señalizaciones de seguridad adecuadas:

  1. O Cebreiro – Alto do Poio: LU-633
  2. Alto do Poio – Triacastela: ruta peatonal extremando las precauciones
  3. Triacastela – Sarria:
  • Ruta por San Xil. Seguir el camino peatonal hasta A Balsa. Carretera desde allí hasta Montán. De Montán a Sarria ir por la sendas peatonales.
  • Ruta por Samos. Usar las sendas peatonales. Desde Teiguín facilita seguir la LU-633, pero el camino jacobeo que conecta con Aguiada es completamente ciclable.

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Muchos peregrinos a pie comienzan su camino en O Cebreiro, aunque no tantos ciclistas lo hacen porque no se cumple la distancia mínima para obtener la Compostela (deben hacerse 200 km como mínimo). Aún así, cada uno es libre de decidir qué hacer según su tiempo y sus apetencias así que, como siempre, os dejamos información sobre cómo llegar a O Cebreiro.

En este caso, no hay autobuses (¡ni mucho menos trenes o aviones!) que vayan directos a O Cebreiro. Lo mejor es ir a Piedrafita do Cebreiro, localidad con la que Alsa sí que tiene bastantes conexiones desde Lugo y Santiago. También conecta con grandes ciudades como Madrid o Barcelona, aunque con menos frecuencia. Una vez en Piedrafita no queda otra opción que coger un taxi o caminar hasta el pueblo, son 3,5 km y el precio de un taxi suele ser cerca de 10€.

Además, ya sabéis que en Tournride os dejamos la bici durante el día anterior al de inicio de vuestro viaje en el alojamiento que decidáis en O Cebreiro. También podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino, ¡así no tendréis que cargar con peso innecesario!

  • Cuidado con perderse desde Triacastela a Samos. Hay muy pocas señales jacobeas verticales, mayoritariamente hay flechas amarillas. Hay veces que se modifican un poco las flechas para hacer pasar a los peregrinos por algunos negocios privados. Además, en esta zona se hacen carreras de trail running y hay flechas azules marcadas en los árboles para guiar a los participantes, ¡recordar que las nuestras sólo son las amarillas, seguimos la herencia de Valiña! Si miráis un poco nuestro mapa de etapa antes de salir u os imprimís nuestro mapa de etapa en PDF, no tendréis problema.
  • Si váis por los caminos peatonales extremar las precauciones en los cruces con la carretera, ¡hay bastantes!
  • Como en la etapa anterior  aconsejamos estar atentos a la climatología, aquí es muy cambiante y puede obligarnos a tener que tomar un itinerario específico, especialmente con mucho viento, lluvia o nieve. En épocas de lluvia o nieve o con excesiva afluencia de peregrinos en Tournride aconsejamos hacer la ruta entera por la LU-633.
  • En Galicia encontraréis pequeñas poblaciones cada muy pocos kilómetros, por lo que no es necesario que carguéis con comida o bebida en exceso. Aún así, algunas de las poblaciones de esta etapa (sobre todo las de la ruta de San Xil) no dirigen parte de sus negocios a los peregrinos, sino que son completamente rurales. Por ello, en muchas no encontraréis ningún servicio.
  • Si escogéis la variante a Samos porque queréis visitar el monasterio, os recomendamos que miréis el día anterior los horarios de visita, ya que no son muy amplios.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Como en la etapa anterior, este tramo del Camino Francés combina un gran interés paisajístico y natural con la parada en algunos enclaves monumentales de gran relevancia patrimonial, como el monasterio de Samos. Entretanto, pasaremos por decenas de pequeños enclaves rurales, una configuración habitacional muy típica de Galicia; donde en lo rural se vive “cerca pero separado”. ¡No en vano en Galicia están el 39%de los núcleos de población de España, aunque sólo viva el 5,8% de la población del país!

La primera parte de la etapa, hasta Fonfría, la haremos por el tramo de carretera más alto de Galicia, que discurre por los Ancares . Esta frontera natural y política que hemos cruzado en la etapa previa ha sido declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Conserva en todo su esplendor su naturaleza y debido a la intrincada configuración del terreno siempre ha estado en una situación de relativo aislamiento, lo que ha favorecido que sus tradiciones y arquitectura popular hayan pervivido. Esto ya pudimos verlo en O Cebreiro, con sus pallozas y casas de granito y pizarra, pero hoy se hará más notable al ver más poblados en la lejanía y discurrir por algunos de ellos.

Después iremos hasta Sarria por el límite norte de la Sierra do Courel, una de las áreas naturales protegidas más importantes de Galicia. Ocupa más de 21000 hectáreas, repletas de valles entre montañas con bosque mediterráneo y atlántico. En ellos habitan centenares de especies, muchas de ellas también protegidas. Hay lobos (no os preocupéis, ¡rehúyen a los humanos!) y águilas y búhos reales, aunque cada vez son más difíciles de encontrar. Antes había osos pardos, aunque hoy su hábitat en Galicia se reduce a Los Ancares.

¡Bienvenidos a la tierra del Apóstol!

Preciosa vista panorámica desde el alto de los AncaresAncares (Fotografía cedida por Oscar Gende Villar en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DESDE O CEBREIRO HASTA TRIACASTELA, EL PERFECTO TRAMO DE MONTAÑA

Abandonamos O Cebreiro y, por senda o carretera, llegamos en poco más de 3 km hasta Liñares, nuestra primera población de etapa. Con menos de 70 habitantes que en su mayoría se dedican a la agricultura y ganadería, esta población recibe a los peregrinos con su iglesia dedicada a San Esteban (Santo Estevo en gallego) que se cree que fue fundada en el S. VIII. Antiguamente esta parroquia dependía del importante monasterio de Santa María do Cebreiro, a quienes suministraban lino, de ahí su nombre actual.

El camino peatonal cruza la carretera a la salida de Liñares y sigue por una senda de piedras hasta el alto de San Roque primero y el de Poio después. Es un camino bastante “rompepiernas”, con continuas subidas y bajadas. También podemos ir por la LU-633.

El Alto de San Roque (1275 m de altitud) se marca con una imponente estatua de bronce. El escultor gallego Jose María Acuña la hizo en 1993 y trató de reflejar la dureza del camino que el peregrino ha de recorrer por esos puertos. Vestido con las ropas medievales jacobeas, se sujeta el sombrero con una mano para que no le vuele con el viento, mientras se apoya en su bastón para continuar ascendiendo. Las vistas del entorno desde este punto son imponentes.

Estatua de un peregrino haciendo el Camino de Santiago en una montañaEstatua de Santiago (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Desde este punto la bajada es un poco abrupta por los senderos peatonales, aunque por la carretera se baja de manera más suave. Se pasa por Hospital de la Condesa (km 5,7), llamado así porque tenía antiguamente un hospital de atención a los peregrinos, quizás patrocinado por alguna aristócrata.

Desde Hospital de la Condesa el camino peatonal discurre por una senda de grava paralela al arcén derecho de la carretera y se se separa de ella 800 metros después, en un desvío a la derecha. Este desvío nos lleva a Padornelo y de ahí al alto de Poio, por donde vuelve a pasar la LU-633. Este tramo de subida al alto de Poio recomendamos hacerlo por la carretera, dado lo pedregoso del firme y la fuerte rampa final, de escasos 300 metros pero muy empinada.

El alto de Poio es, con sus 1339 metros de altitud, el punto más alto que pisaremos en toda Galicia. Esto ofrece unas vistas muy llamativas de toda la sierra circundante.

Desde el alto de Poio hasta Fonfría hay 4 km, que los peatones realizan por el arcén izquierdo de la carretera. Nosotros los recorremos rápidamente porque el perfil es prácticamente plano.

Fonfría (km 12) es un pequeño pueblo cuyo nombre deriva de “fonte fría” (“fuente fría”, en gallego), en referencia a los manantiales de agua de montaña. En este caso, aún queda una fuente que vemos a la entrada del pueblo y que mana agua de la sierra do Rañadoiro.  

Tras recorrer 1 km desde Fonfría entramos en el municipio de Triacastela y el primer pueblo que visitamos en este término es O Biduedo (km 14,3), en donde hay una sencilla capilla dedicada a San Pedro. En la zona de Lugo surgen muchos abedules (“bidueiros” en gallego) en la orilla de ríos o regatos y en este pueblo antiguamente debía haber muchos, de ahí que le quedase este nombre.

Desde O Biduedo la línea de la carretera y del camino peatonal se distancian, adentrándose el segundo en la montaña. La mayoría del tramo es ciclable, aunque habrá momentos en los que el firme se componga en parte de lascas de pizarra, por lo que se aconseja extremar las precauciones.

Estas montañas eran escenario en la Edad Media de una tradición muy simbólica, que se relata en el Códice Calixtino. Se dice que en la undécima etapa, que iba desde Villafranca del Bierzo hasta Triacastela (Aymeric iba a caballo, de ahí que recorriera distancias tan grandes), los peregrinos debían coger una piedra de estas montañas de Triacastela y cargarla hasta Castañeda, por donde pasaban en su última etapa, que iba de Palas a Compostela. En Castañeda debían dejarla en los hornos de cal de la localidad, donde se preparaba la argamasa para la construcción de la catedral. De esa forma, todos los peregrinos ponían su granito de arena en el levantamiento de la casa de Santiago.

Foto desde las montañas de Triacastela
Vistas de las montañas de Triacastela (Fotografía cedida por Rocío Guerrero en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Pasamos por la pequeña población de O Filloval (km 17,3) u O Fillobal, como nos apetezca, ya que esta población puede escribirse con “b” con “v” y con el artículo o sin él… ¡Nadie tiene muy claro cuál es la forma correcta, ni en gallego ni en castellano! Tras pasar por este confuso punto ortográfico, el camino se cruza con la LU-633 para cruzar Pasantes, al otro lado de la carretera. Justo antes de entrar en Triacastela se pasa por Ramil, un pequeño enclave rural que guarda un tesoro natural: un gran castaño centenario. No se sabe la edad exacta de éste árbol, ¡pero se piensa que puede tener cerca de 800 años!

Árbol castaño antiguo situado en RamilCastaño de Ramil (Fotografía cedida por Gus Taf en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Ramil estamos prácticamente en la entrada al núcleo urbano de Triacastela, a donde llegamos por una senda de tierra entre árboles y áreas de pasto. Ya en Triacastela, nos daremos cuenta de que en esta villa jacobea el impacto del Camino de Santiago y su discurrir de peregrinos es fortísimo, sobre todo si la visitamos desde junio a septiembre.

Esta afluencia no es nueva, sino que cuando en los S. XII y XIII la peregrinación estaba en auge, Triacastela ya tenía más peregrinos que habitantes. De hecho, se dice en el Códice Calixtino que muchos hosteleros de Compostela se acercaban a Triacastela para convencer a los peregrinos de que cuando llegasen a Santiago se alojasen en sus mesones. Les prometían que eran los mejores y les guardaban una cama a cambio de un pago, pero muchas veces al llegar los peregrinos veían que el alojamiento no cumplía para nada sus expectativas y que les habían cobrado de más.

Los intentos de engaño no estaban permitidos, tanto es así que en Triacastela había una cárcel de peregrinos. Se encerraba allí a quienes se hacían pasar por caminantes para aprovecharse de la buena voluntad de las personas y conseguir limosna, alimentos o cama gratis. Este antiguo edificio se encuentra hoy casi en ruinas y lo podemos ver antes de entrar en la plaza mayor.

Triacastela debe su nombre a la supuesta existencia antiguamente de tres castros o castillos en la zona (los historiadores no se ponen de acuerdo). También hay quien dice que el topónimo deriva de su condición de lugar de paso hacia Castilla, aunque estos son los que menos.

Estatua de piedra con la cruz del Camino de Santiago en TriacastelaMonumento al peregrino en Triacastela (Fotografía cedida por Rocío Guerrero en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Lo que está claro es que tiene una gran tradición jacobea, que también se evidencia en su urbanismo, ya que su calle principal coincide con el trazado del Camino y su nombre no deja lugar a dudas, ya que se llaman rúa do Peregrino y rúa Santiago. Además, su iglesia parroquial está dedicada al apóstol y se cree que seguramente el antiguo hospital de peregrinos estaría asociada a ella. Se conserva el ábside románico del templo, aunque el resto es barroco (S. XVIII) y en su retablo mayor luce una gran imagen de Santiago vestido como peregrino. En su torre hay un escudo grabado con tres torres de castillos, lo que dio pie a la teoría de que el nombre de la localidad derivaría de este hecho.

Triacastela es un buen lugar para hacer un descanso y tomar algo en alguno de los múltiples locales de hostelería que podremos encontrar. Después, debemos seguir recto su calle mayor y decidir qué ruta queremos tomar para llegar a Sarria.

Entrada a la iglesia de TriacastelaIglesia de Triacastela (Fotografía cedida por Alejandro Moreno Calvo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE TRIACASTELA A SARRIA POR SAN XIL

La ruta de Triacastela a Samos nació hace siglos por la influencia del imponente monasterio que allí se encuentra, pero la de San Xil nació por el uso del sentido común. En bicicleta la lógica de las distancias no es la que más pesa, pero caminar 5 km sí que se nota. ¡Sobre todo cuando uno se mueve en una orografía tan difícil como la gallega!

Por San Xil tardamos menos en llegar y, al igual que por Samos, recorremos un paisaje espectacular. El perfil de esta ruta es más complicado que el de Samos, exige mayor esfuerzo físico en las rampas iniciales hasta el alto de Riocabo y más capacidad técnica en la bajada (si la hacemos por los senderos peatonales).

Para coger esta ruta hay que abandonar Triacastela girando a la derecha al final de su calle principal. Tras cruzar la carretera cogemos una pista asfaltada con flechas amarillas y señales que indican “San Xil”. Esta parte del camino es sencilla y nos lleva a A Balsa en cerca de 2 km, nuestra primera población de esta ruta.

A Balsa es una pequeña población rural en la que hay una capilla dedicada a Nuestra Señora de las Nieves. Nuestra visita se convertirá en un preludio de lo que nos espera hasta Sarria: pintorescas poblaciones de minúsculo tamaño que mantienen su esencia rural y tradicional al máximo, estando poco acostumbradas a sacar provecho económico del visitante peregrino.

Desde A Balsa hasta San Xil el camino peatonal es complicado: con saltos y un firme de piedras y tierra que se embarra si ha llovido (algo común en la zona). Si queréis ahorraros esta parte, podéis salir de A Balsa y seguir por la carretera. Por el camino peatonal la visión de la naturaleza es más salvaje, pero por carretera las vistas también serán maravillosas y podremos disfrutarlas más.

Camino de Triacastela a San Xil con un peregrino al fondoCamino desde Triacastela a San Xil (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

San Xil (km 25,8) es una población muy pequeña y sin servicios, pero su toponimia indica que seguramente tenga un pasado jacobeo bastante marcado. El santo al que se dedica el pueblo es muy importante en Francia, especialmente en los lugares de paso de la ruta a Santiago, por eso seguramente la relación del lugar con la peregrinación venga de antiguo.

La subida desde San Xil hasta el Alto de Riocabo se hace por carretera. No es excesivamente dura, pero quizás el esfuerzo realizado en la etapa anterior haya hecho mella y nos cueste un poco más de lo normal. El alto de Riocabo marcará un cambio en la dinámica de la ruta, ya que comienza el descenso hasta Sarria. El camino peatonal se adentra en el monte por “corredoiras”, caminos de tierra y piedras entre grandes robles o “carballos”, como dirían los lugareños.

Partes de este descenso son bastante complicadas, incluyendo un tramo con grandes piedras que se amontonan como si fuese una escalera. Con la lluvia se vuelve bastante resbaladizo y dado que es en bajada, debemos sacar a relucir al máximo nuestras habilidades técnicas. Si no nos vemos capaces lo mejor es que obviemos el desvío en el alto de Riocabo y sigamos por la pista asfaltada. Desembocaremos en la LU-5602 y desde ahí podemos seguir la carretera hasta Sarria o desviarnos al camino peatonal en cualquiera de los múltiples cruces entre ambos.

Vistas en la subida al alto de RiocaboVistas en la subida al Alto de Riocabo (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

La siguiente población a la que se llega, tanto por senda como por carretera, es Montán. El camino no llega a entrar en esta pequeña población rural y desde aquí hasta Sarria las sendas son mucho más ciclables que las que nos han traído desde Triacastela.

Si nos interesa, podemos desviarnos al pueblo para ver la iglesia de Santa María de Montán. El templo es románico, de fábrica sencilla (mampostería y pizarra), con un pórtico de entrada sobre el que se abre una pequeña ventana. En el interior llama la atención la altura de la nave, que parece menor desde el exterior. El retablo mayor es neoclásico (S. XIX).

Dejando atrás Montán, seguimos pedaleando en ligera bajada hasta Fontearcuda (km 29,6) y, desde allí, una senda de tierra nos lleva a cruzar la LU-5602 y un río. Después pedaleamos unos 700 metros entre campos y desembocamos de nuevo en la carretera.

La carretera pasa por el medio de Furela (km 31,5) tan sólo 500 m más tarde y, tras pasarlo, entramos ya en el municipio de Sarria. En esta pequeña población sin servicios hay una sencilla capilla dedicada a San Roque, pintada de blanco por fuera y con una espadaña en la portada principal. Tras rodear la capilla, la senda vuelve a cruzar la carretera y el Camino sigue en paralelo a la carretera, para poco a poco ir distanciándose hasta entrar en Pintín.

Desde Pintín (km 23,8) hasta Aguiada se discurre primero por asfalto y luego por una senda que se interna en el bosque. El firme puede resultar un poco complicado, ya que es pedregoso y si llueve puede embarrarse. Sino, siempre podemos ir por la LU-5602. En Aguiada (km 34,7) nos reunimos con los peregrinos que han ido por la ruta de Samos y con ellos recorremos los pocos más de 5 km que nos faltan hasta Sarria.

Aguiada es una pequeña localidad de menos de 50 habitantes, que tiene servicios de atención a los peregrinos y una pequeña capilla rural dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.

Desde Aguiada el Camino discurre permanentemente pegado a la LU-5602, por lo que para nosotros será mucho más cómodo ir por el arcén.

Tramo del camino de San Xil con una peregrina haciendo el Camino de SantiagoTramo del Camino San Xil (Fotografía cedida por Fresco Tours en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Si algunos peregrinos en la Edad Media (¡con lo que costaba entonces avanzar cada kilómetro!) decidían aumentar la distancia de su Camino sólo por pasar por el maravilloso enclave monástico de Samos, es que algo especial tiene que tener este lugar.

Muchos peregrinos a pie deciden ir por la ruta de San Xil para evitar en lo posible tramos de asfalto, ya que esta ruta cuenta con un par de ellos. Para nosotros puede convertirse en un punto a favor, ya que tras la dura etapa del día anterior podremos ir por una carretera sin excesivo tráfico, cuyo perfil es más sencillo que el del San Xil. Además, el recorrido por asfalto no empobrece la vista del imponente paisaje natural que nos rodea durante toda la ruta: árboles centenarios típicos del bosque de ribera atlántico, como robles, castaños y abedules.

Para ir por esta ruta debemos girar a la izquierda al final de la calle principal de Triacastela, pasando por el ayuntamiento y la plaza de la Diputación. Después, las flechas nos indicarán que retomemos la LU-633. Los primeros 4 km hasta San Cristovo do Real se hacen por la carretera, en ligera pendiente negativa.

En este tramo por asfalto puede llamarnos la atención cómo partes de la carretera se encajan entre altas paredes verticales de piedra. Estamos circulando por el Desfiladero de Penapartida, lugar que según dice la leyenda de la zona se formó durante una peregrinación de la Virgen a Compostela. Al llegar a esa zona se encontró que una enorme roca le impedía seguir su camino, así que llamó a dos ángeles que bajaron del cielo enviando con ellos un enorme rayo que partió la roca en dos, creando este espacio natural que siglos después se aprovechó para hacer la carretera.

Desde la carretera un desvío a la derecha nos lleva a una senda de grava en fuerte pendiente por la que entramos en la aldea de San Cristovo. Esta pequeña aldea de menos de 35 habitantes parece que ha sido detenida en el tiempo, ya que conserva mucha de su arquitectura popular (aunque algunos ejemplos están en mejor estado que otros). Su iglesia parroquial (S. XVII) cobra importancia por su retablo mayor, una joya churrigueresca escondida en el rural gallego. El río Oribio pasa por la mitad del pueblo y sus orillas se llenan de grandes árboles. Para salir del pueblo debemos cruzar el caudal por un puente y, después, nos internamos en el monte por corredoiras y grandes pistas entre árboles.

Durante los siguientes 5,5 km, desde San Cristovo hasta San Martiño do Real, el camino discurre entre plena naturaleza. A pesar de que hay partes con bastantes saltos y algún tramo tiene el firme un poco inestable, a no ser que haya llovido el camino debería poder hacerse en bicicleta sin ningún problema.

Al salir de la aldea de San Cristovo pasamos por el albergue público Casa de Lusío, que ocupa un antiguo pazo del S. XVI cuya última dueña cedió a la comunidad benedictina de Samos. Ésta, a su vez, se lo cedió a la Xunta de Galicia, quien comenzó a rehabilitarlo en el 2007 para que recuperase una función que ya había tenido en el pasado, la de hospedería. Hoy en día las antiguas estancias nobles de la residencia se llenan de literas y de rincones de descanso para los peregrinos, habiendo sido restauradas de manera moderna pero respetando al máximo su configuración original, así como sus elementos constructivos más distintivos, como sus arcos exteriores, su escudo (marcado con ocho vieiras) o su gran chimenea cónica en lo que era antes la cocina. El antiguo pazo se rodea por una finca de 15 hectáreas, en la que hay antiguas caballerizas, un molino, una herrería o una capilla.


Entrada al Albergue Casa Forte LusíoCasa Forte Lusío (Fotografía cedida por Xacobeo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El albergue también cuenta con unos espacios pensados con función expositiva y museística. La idea inicial era instalar allí una exposición permanente sobre Vicente Vázquez Queipo de Llano, un matemático, físico y político que nació en este pazo en 1804. Lo más conocido de su legado es su desarrollo de las tablas logarítmicas que aún se siguen usando hoy en día y por las que recibió un premio en la Exposición Universal de París de 1867.

Por caminos tapados por las hojas de las copas de los árboles, entre las que la luz se cuela para dibujar caprichosas formas que desatan nuestra imaginación y nos transportan a un mundo fantástico (no en vano “El bosque animado” se inspiró en el bosque gallego), recorremos poco menos de 2 km hasta Renche.

Senda en el bosque hacia Samos con un peregrino haciendo una parada de descansoSenda en el bosque hacia Samos (Fotografía cedida por Luca Terzaroli en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Renche (km 26,6) se encuentra hoy en el margen de la LU-633 y es una pequeña población rural que el Papa donó en el S. XVI al monasterio de Samos, con la condición de que los monjes acudiesen cada día allí con comida y vino para los peregrinos. Su iglesia está dedicada al apóstol, aunque su mayor atractivo es, sin duda, su maravilloso entorno natural, en el que nos internamos al salir de la localidad para recorrer otros 2 km hasta Freituxe.

En este tramo desde Renche hasta Freituxe el firme y el perfil es muy cambiante, ya que hay algunos toboganes de tierra, piedra o grava. A Freituxe (km 28,4) se llega subiendo. Pocos servicios encontraremos en esta localidad y, tras pasarla, nos espera el tramo más complicado de esta ruta, sobre todo debido al firme, en el que hay grandes piedras sueltas. Es necesario extremar la precaución y, si queremos evitarlo, no tenemos otra posibilidad que la de ir directos por carretera desde Renche hasta San Martiño sin pasar por Freituxe. Aunque, en este caso, es una pena perderse este bonito entorno natural.

En San Martiño do Real (km 29,5) estamos de nuevo en el margen de la LU-633. Nos falta poco para llegar a Samos, pero quizás merezca la pena hacer una parada en la iglesia dedicada a San Martín en esta localidad, si nos interesa el románico rural. Al igual que la de Montán en la ruta de San Xil, la fábrica es sencilla, de mampostería y pizarra (las piedras más a mano en esta zona) y casi no tiene decoración. Tiene también un pórtico a la entrada, reflejo de la dureza del clima de la zona, que en caso de lluvia o nieve hace necesario un lugar exterior en el que guarecerse.

Al salir del pueblo el camino peatonal cruza la carretera por un túnel inferior y, después, un panel indicativo y las flechas amarillas indican el cruce (sin paso de peatones) de la LU-5601. Por una senda entre árboles, con firme irregular y perfil “rompepiernas”, llegamos hasta Samos.

Antes de entrar en Samos el Camino nos deja en una cota más alta, desde donde tendremos unas vistas espectaculares del monasterio, antes de llegar a sus pies. Desde ahí bajamos de manera pronunciada hasta el núcleo urbano. Si vamos por la carretera entramos en la localidad por el norte y las vistas no son tan buenas.

Entrada a la localidad de Samos con el monasterio al fondoVistas del monasterio de Samos a la entrada de la localidad (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Ya en Samos (km 31), encontraremos todos los servicios y podremos hacer un alto para disfrutar de su maravilloso monasterio, que carga a sus espaldas casi 1500 años de habitación monástica, sólo interrumpida durante un corto período del S. XIX. El monasterio de San Julián de Samos tuvo mucha influencia política, social y espiritual; tanto en su entorno cercano, sino también a mayor escala. En él se alojaron durante algunos períodos grandes intelectuales y reyes, algunos muy vinculados con la peregrinación.

Los orígenes de este monasterio se remontan al S. VI, cuando San Martín de Dumio promovió el asentamiento  de un grupo de monjes en este recóndito lugar entre las montañas. San Martín Dumiense fue un obispo y teólogo que nació en Hungría y, tras visitar los Santos Lugares en Oriente, llegó a ser obispo de Braga. Tanta influencia tuvo que consiguió cambiar la religión oficial sueva del arrianismo al catolicismo y promovió que el pueblo llano dejase de lado cultos heredados de tiempos romanos para acercarse más a los cristianos. Los monasterios que se fundaban bajo su orden se regían por Reglas de origen hispano-visigodo, como la que San Fructuoso había desarrollado un siglo antes en el Bierzo o la que San Isidoro redactó en Sevilla. Con el paso de los siglos la Iglesia decidió uniformar las Reglas, eliminando las de este tipo para cambiarla por la benedictina de Cluny, un proceso que terminó en el S. XII.

Este cambio tuvo lugar en Samos en el S. X, cuando se dejó la Regla de San Fructuoso por el “ora et labora” benedictino. Dada la relación de la Orden cluniacense con el Camino de Santiago y con la Corona, el monasterio cogió cada vez mayor importancia. En el S. XVI llegó su momento de mayor esplendor, en ese siglo salieron de sus muros ocho futuros obispos y grandes intelectuales religiosos. Uno de ellos fue el Padre Benito Feijoó, que propulsó la Ilustración en España y fue de los primeros en escribir ensayos en la península, incluyendo algunos tan controvertidos como “En defensa de las mujeres”, que clamaba por la igualdad en un siglo en el que la situación distaba mucho de ser igualitaria.

Patio dedicado al Padre Feijoó en el monasterio de SamosPatio dedicado al Padre Feijoó en el monasteiro de Samos (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En el S. XIX el ambiente de paz e intelectualidad del monasterio cambia radicalmente cuando se convierte en un hospital en el que se atiende a heridos durante la Guerra de la Independencia. Después, con la Desamortización, se tuvo que abandonar el edificio, pero los monjes pudieron volver a ocuparlo 24 años después.

Desde entonces este majestuoso conjunto ha estado ocupado por monjes que siguen “orando y trabajando”, siendo parte de esto último la atención de la hospedería de peregrinos que se ubica en el monasterio. Dado que es monumento histórico-artístico, existe un horario de visitas turísticas, que recomendamos mirar el día anterior para organizar la llegada a Samos cuando esté abierto.

Portada de la entrada de la iglesia de San Xulián de SamosPortada iglesia San Xulián de Samos (Fotografía cedida por Emilio en Flickr bajo las siguientes condiciones)

A pesar de sus antiguos orígenes, la mayoría de lo que hoy en día vemos en es renacentista y neoclásico (S. XV-XVII), de “la época dorada” del monasterio. Es curioso ver cómo, a pesar de que todo se hizo de manera monumental y de grandes dimensiones, se seguía tratando de aparentar sobriedad. Por eso no hay demasiada decoración. Del conjunto destacan, sobre todo, cuatro partes: su iglesia, los claustros, la biblioteca y la denominada Capilla del Ciprés.

A la fachada de la iglesia le faltan dos torres que nunca se llegaron a construir, por eso parece un poco “achaparrada”. Tiene una escalera exterior que debemos guardar en la memoria, ya que nos recordará a la de la catedral cuando lleguemos a Compostela.

En el interior el monasterio tiene dos claustros, siendo uno de ellos el más grande de España. Está dedicado al padre Feijoó y, en su centro, una enorme escultura del artista Francisco Asorey, que fue uno de los grandes renovadores de la escultura del S. XX, le representa con los hábitos mientras sujeta gruesos libros.

Claustro de las Nereidas en el monasterio de SamosClaustro de las Nereidas en el monasterio de Samos (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El otro claustro es el de “las Nereidas”, conocido así porque una fuente barroca en su centro representa a cuatro de estas ninfas mitológicas sujetando una copa. Como anécdota, decir que algún cantero del XVI decidió tomar el pelo a los visitantes, tallando en un jeroglífico la frase “¿Qué miras, bobo?” en uno de las claves de los arcos.

La capilla del Ciprés está un poco separada del conjunto. Es mucho más antigua (S. IX) y su nombre viene dado por el centenario árbol que se alza monumentalmente al lado de uno de sus muros. El ciprés está marcado con una característica marca negra, resultado de un rayo que cayó directamente sobre él durante una tormenta. La capilla seguramente fuese, en sus inicios, una especie de celda monástica.

Capilla del Ciprés junto al monasterio de SamosCapilla del Ciprés junto al monasterio de Samos (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Tras dejar Samos las flechas del Camino indican seguir por el arcén de la carretera y, después, por un sendero entre el río Sarria y la LU-633. El sendero se amplía en algunos puntos para crear espacios de recreo al lado del río, un lugar muy agradable en el que descansar un rato si no lo hemos hecho en Samos.

Poco después de 1 km tras salir de Samos veremos a nuestra derecha Teiguín (km 32,8), una pequeña población que se encuentra en el arcén derecho de la carretera. Tras pasarla una señal vertical jacobea indica un desvío hacia una rampa a la derecha que abandona la LU-633 para adentrarse en el monte.

Siguiendo el desvío conectaremos en Aguiada con los peregrinos de la ruta de San Xil, alternando tramos de tierra y asfalto mientras seguimos el curso del río Sarria. Si preferís ir más directos podéis seguir por la LU-633. En 9 km llegaréis al fin de etapa, alternando subida y bajada pero sin demasiados saltos.

Si cogemos el desvío iniciaremos una subida bastante fuerte por asfalto hasta Pascais (km 33,9) y, desde ahí, bajaremos un poco hasta un pequeño arroyo donde está la iglesia de Santalla o Santa Eulalia de Pascais, otro ejemplo de fábrica románica escondida en el rural gallego. De lo que se hizo en el S. XII conserva el ábside, el muro norte y una de las puertas; el resto es barroco. Llama especialmente la atención la calidad de su retablo mayor, por lo que si tenéis la oportunidad os animamos a entrar a verlo.

Bordeamos la iglesia y por una “corredoira” entre árboles llegamos a Gorolfe, donde enganchamos de nuevo una pista asfaltada que nos lleva a cruzar el río Sarria. Tras cruzarlo seguimos alternando senda y asfalto para pasar por Sivil (km 39,8), desde donde nos falta poco para pasar por Calvor y unirnos al resto de peregrinos en Aguiada (km 41,5).

Desde Aguiada nos quedan, al igual que por la otra ruta, unos 5,5 km para llegar a Sarria. Podemos realizarlos por el camino peatonal, que en su mayoría va pegado a la carretera o podemos pedalear directamente por la LU-5602.

ETAPA 11: DE PONFERRADA A O CEBREIRO – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 202 km

Distancia en etapa: 52 km

Tiempo estimado: 5 – 7 horas

Cota mínima: 480 m

Cota máxima: 1302 m

Dificultad de la ruta: Muy alta

Lugares de interés: Cacabelos, Villafranca del Bierzo, O Cebreiro

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí 

Etapa 11 del Camino de Santiago en bicicleta desde Ponferrada a o Cebreiro

Esta etapa tiene dos partes bien diferenciadas. La primera engloba desde la salida de Ponferrada hasta Las Herrerías (km 44) y en ella la ruta peatonal es perfectamente ciclable. Se cruza el valle del Bierzo por sendas amplias de tierra, carreteras comarcales o andaderos asfaltados. También se puede ir por carretera, por la LE-713 hasta Villafranca del Bierzo y luego por la N-VI y la NA-006A hasta Las Herrerías.

En Las Herrerías comienza la segunda parte, ¡toca subir piñones! Para los que no cruzaron los Pirineos, la subida en bicicleta a O Cebreiro será, sin duda, el tramo de rampa más duro al que se van a enfrentar en todo el Camino Francés. Hay señalizaciones diferenciadas para caminantes y ciclistas, dada la peligrosidad de algunos de los senderos. Únicamente recomendamos a los ciclistas más experimentados que se piensen ir por el camino tradicional. En general será mejor hacer todo el recorrido por asfalto, primero por la CV-125/1 hasta La Laguna y después por una pista asfaltada que cruza la frontera por una cota superior que el camino peatonal.

Bajemos marchas y tomémoslo con calma… ¡Hoy cruzamos los Ancares!

Imagen de caballos alimentándose en el monte de los AncaresLos Ancares (Fotografía cedida por Anlopelope en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

La salida de Ponferrada se puede hacer un poco larga, como ocurre a veces en las ciudades. Por eso en Tournride os proponemos una variante más sencilla. Simplemente se debe cruzar el puente del Castillo y coger la segunda salida en la rotonda de la Plaza Portales. Siguiendo la Avda. de Asturias todo recto, cruzaremos cinco rotondas más y pasaremos por debajo de la N-VI. En la rotonda tras el paso inferior giramos a la izquierda y ya habremos llegado a Columbrianos. Si preferís seguir la ruta jacobea tradicional, debéis seguir el trazado verde en nuestro mapa de etapa.

Ya en Columbrianos, debemos girar a la izquierda por una calle que sale oblicuamente justo antes del paso de peatones que cruza la carretera en la mitad del pueblo.

Por pistas asfaltadas seguimos hasta Camponaraya (km 7). Siguiendo recto por la carretera que atraviesa la localidad pasaremos por unas naves industriales y, después de cruzar la rotonda que hay allí, debemos coger un camino asfaltado que abandona la carretera por la izquierda, al lado de las instalaciones de una bodega.

En ligerísima pendiente positiva seguimos por ese camino asfaltado, dejando un área de descanso a nuestra izquierda. Cruzamos la A-6 por un paso superior y, después, recorremos un bonito tramo de cerca de 3 km por una amplia pista de tierra entre viñedos.

Llegamos así a Cacabelos (km 16), que cruzamos de este a oeste para salir por el puente de piedra sobre el río Cúa. El puente nos deja directamente en la LE-713, que seguiremos en ligera cuesta hasta Pieros, pequeña localidad a la derecha de la carretera.

Seguimos por la LE-713 tras salir de Pieros y en 2 km el asfalto se llena de señales contradictorias. Algunas indican a una bifurcación que aparece a nuestra derecha y otras sugieren seguir recto. Son dos opciones diferentes para llegar a Villafranca del Bierzo:

  • Si vamos hacia la derecha seguiremos en cuesta por asfalto durante 300 metros, para después coger una senda amplia de tierra hacia la izquierda. En perfil bastante tendido, aunque con permanentes “saltitos” llegamos a Valtuille de Arriba y, desde ahí, volvemos en dirección suroeste por sendas de tierra y grava hasta Villafranca del Bierzo.
  • Si seguimos recto recorreremos la LE-713 durante 2 km en pendiente negativa, hasta llegar a un desvío que sale hacia la derecha en forma de senda (cuidado con pasárserlo, ¡no está muy señalizado!). Tras 1,5 km por esa senda llegaremos al punto de unión de los dos caminos para entrar en Villafranca del Bierzo.

Las dos opciones son completamente ciclables. La primera abandona la carretera en pro de un paisaje más natural, pero el perfil no es tan homogéneo y el firme es de tierra. Por carretera haremos los 2 km hasta el desvío en un periquete, ya que con tanta cuesta abajo no tendremos ni que pedalear.

Campos de viñedos en el BierzoViñedos del Bierzo (Fotografía cedida por malditofriki en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Desde Villafranca del Bierzo (km 24) la dinámica de la etapa cambia bastante. El perfil sigue siendo muy asequible hasta Las Herrerías (km 44) pero ya no vamos por carreteras secundarias o sendas, sino que circulamos por la N-VI. El camino peatonal discure por un andadero a la izquierda del asfalto, pero nosotros podemos ir por el arcén. La N-VI no tiene demasiado tráfico hoy en día, ya que la A-6 es la vía principal de tránsito.

De hecho, la A-6 también nos acompañará durante todo el recorrido hasta la subida a Los Ancares. La cruzaremos varias veces por debajo de sus enormes viaductos. Pasamos cuatro poblaciones en nuestro recorrido por la N-VI: Pereje (km 29), Trabadelo (33,5) y La Portela de Valcarce (38). Después de pasar por la enorme estación de servicio de La Portela de Valcarce cogemos un desvío que sale a la izquierda de la N-VI e indica “Vega de Valcarce”. Dejamos a nuestra derecha la nacional y cogemos una carretera comarcal (N-006A) que discurre a la vera del río Valcarce.

Siguiendo la N-006A pasamos por Ambasmestas (km 39) y Vega de Valcarce (40,5). La carretera comarcal desemboca de nuevo en la N-VI y por ella ya entramos en Ruitelán (42,5). Tras cruzar Ruitelán seguimos unos 200 metros por la nacional, pero tras un par de curvas ya vemos las señales que nos indican el desvío a la izquierda por la CV-125/1, por donde entramos en Las Herrerías.

¡Comienza lo bueno! Ponemos el piñón más grande y el plato más pequeño y nos preparamos para afrontar el que es, junto con el cruce de los Pirineos, el tramo más duro del Camino Francés. Eso sí, el paisaje de etapa se grabará en vuestra memoria, un entorno natural que luce con mil matices diferentes en cada época del año.

Subida a O Cebreiro rodeado de campos verdesSubida a O Cebreiro (Fotografía cedida por Miguel Vicente Martínez Juan en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Por la CV-125/1, buena pista asfaltada, comenzamos subiendo desde Las Herrerías con pendientes de cerca del 10%. En 2 km llegaremos a un punto en el que vemos pintadas en el asfalto indicaciones diferentes para peatones y ciclistas. Nosotros debemos seguir recto sin coger la senda de tierra. Nuestro recorrido es más largo pero con mejor firme y, aunque parezca mentira, con pendientes menos acusadas que el peatonal.

Siguiendo la carretera, con pendientes de entre el 7 y el 25%, llegamos a un punto en el que la carretera se bifurca. Aquí debemos escoger seguir recto para entrar en La Faba (km 47,5) o desviarnos a la derecha para ir directamente a La Laguna (km 50). Tened en cuenta que si decidimos ir a La Faba luego debemos usar la senda peatonal para ir hasta La Laguna, más ciclable que la inicial pero estrecha, de firme muy pedregoso y con pendientes medias de más del 15%. ¡Sólo leyendas como John Tomac conseguirán subir sin tener que bajarse de la bici en ningún momento!

Ya en La Laguna de Castilla nos despedimos de Castilla y León, ya que ésta es la última localidad que visitaremos en esta comunidad. ¡Quizás por ello se han empeñado en marcarlo en su toponimia!

Al salir de La Laguna las señales jacobeas indican que se siga una senda que sale a la izquierda de la pista asfaltada. Por ella los peatones recorren los últimos 900 metros de subida hasta el límite provincial con Galicia, marcado con un gran mojón con las insignias del Camino. La senda es bastante ancha, dentro de lo que cabe, pero el firme es muy complicado. Facilita bastante el itinerario seguir recto, por la pista asfaltada. Si queremos ver el mojón de la frontera podemos dejar las bicis y usar un caminito de 100 metros para bajar al sendero y verlo, volviendo a subir después.

Desde este punto estamos a tan sólo 1 km de nuestro fin de etapa: O Cebreiro. Esta encantadora y tradicional población nos recibe para ofrecernos el mejor reconstituyente que existe…. ¡Si Popeye hubiese sabido que existía el caldo gallego no hubiese probado jamás las espinacas!

Palloza antigua de piedra en O CebreiroPalloza en O Cebreiro (Fotografía cedida por Jim Anzalone en Flickr bajo las siguientes condiciones)

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Ponferrada es un punto en el que muchos ciclistas comienzan su camino, ¡es el mínimo kilometraje a recorrer para obtener la Compostela! Si decidís comenzar vuestro camino en Ponferrada, os ayudamos a llegar hasta allí:
  1. Autobús: Ponferrada es un punto de paso de la A-6, la autopista que conecta Galicia con Madrid. Es un punto bastante importante de tránsito rodado, por lo que no tendremos problemas en llegar en autobús. Para ver todas las conexiones de Ponferrada podéis mirar Checkmybus, aunque la compañía que más itinerarios y horarios ofrece es Alsa.
  2. Tren: Hay bastantes conexiones de tren, porque es un nudo ferroviario bastante importante. No tiene alta velocidad, para eso hay que ir a León, pero no tendréis problemas en encontrar una buena ruta. Lo mejor es mirar la página de Renfe.

En Ponferrada no hay aeropuerto, el más cercano es el de León. No olvidéis que también podéis usar compañías como Blablacar para compartir coche.

Además, ya sabéis que en Tournride os dejamos la bici durante el día anterior al de inicio de vuestro viaje en el alojamiento que decidáis en Ponferrada (o en la oficina de SEUR, está aquí pero recordar que cierra los fines de semana). También podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino, ¡así no tendréis que cargar con peso innecesario!

  • La salida peatonal de Ponferrada puede ser un poco complicada (ruta verde en nuestro mapa de Tournride). Recomendamos seguir el itinerario que hemos desarrollado para simplificarla y que hemos incluido en la ruta roja.
  • En Ponferrada comienza un Camino Jacobeo que se ha declarado como oficial en el año 2016, el Camino de Invierno. Dada la dura climatología de la zona de Os Ancares y de Lugo, este itinerario es una opción para entrar en Galicia cuando hay mucha nieve. Va más hacia el sur y entra por Ourense, recorriendo la maravillosa zona de la Ribeira Sacra. Se une con la Vía de la Plata (que nace en Sevilla) en A Laxe, muy cerca de Santiago de Compostela.
  • Si hacéis esta ruta en verano, tened en cuenta que desde Las Herrerías no tendréis ningún servicio hasta La Laguna de Castilla, ya que seguramente no pasaréis por La Faba. ¡Muy importante llevar agua en la subida!
  • Esta etapa se recorre en gran parte por carreteras nacionales o comarcales. Esto facilita mantener un buen ritmo de marcha sin mucha peligrosidad, ya que no son vías con excesivo tráfico rodado. Aún así, como siempre aconsejamos llevar las señalizaciones adecuadas y tomar las precauciones que sean necesarias.
  • Resumen de recomendaciones para la subida a O Cebreiro en bicicleta: 1) Fijarse bien en el itinerario de subida para ciclistas que hemos marcado en el mapa, es diferente que el de los peatones.

2) Subir poco a poco, no hay repechos para descansar así que si forzamos al principio puede que el final sea agónico. Si mantenemos una subida constante llegaremos sin problemas.

  • O Cebreiro es un lugar de fin de etapa muy pequeño. A pesar de que tiene muchos servicios al peregrino, en verano puede que os encontréis con que hay demasiada gente. Si véis que es así, sabed que en Liñares (a 3 km siguiendo el camino) hay un albergue. No tiene muchas plazas, así que si queréis aseguraros podéis ir hasta Piedrafita do Cebreiro. No está propiamente en el Camino Francés, pero tiene mucho más servicios y está a 3,5 km.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

En esta etapa combinaremos el recorrido por paisajes naturales de extrema belleza como el Valle del Bierzo y la subida a Os Ancares, con el paso por poblaciones con mucho encanto y patrimonio jacobeo como Cacabelos o Villafranca del Bierzo, “la pequeña Compostela”.

Entretanto, visitaremos también multitud de pequeñas poblaciones rurales en las que la gente, la gastronomía y la arquitectura popular comenzarán a cambiar gradualmente, abandonando las raíces castellanas para parecerse más a lo que nos espera en Galicia.

Terminaremos en O Cebreiro, población que según la leyenda custodia el Santo Grial, símbolo de gran importancia plasmado en la bandera de Galicia. En O Cebreiro hallaremos, seguro, un lugar donde descansar entre sus grandes pallozas y paisajes maravillosos… Sus amaneceres y atardeceres no dejan indiferente a nadie.

¡Bienvenidos a Galicia, ya quedan sólo 150 km hasta Santiago!

Iglesia de Santa María Real en O CebreiroIglesia de Santa Maria la Real en O Cebreiro (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DESDE PONFERRADA A CACABELOS… ¡DE PUENTE A PUENTE NOS DEJAMOS LLEVAR POR LA CORRIENTE!

Para abandonar Ponferrada tenemos dos opciones. La más fácil sencilla es ir por el Puente del Castillo y en la rotonda coger la segunda salida para seguir recto durante otras 5 rotondas. Tras pasar por debajo de la N-VI vemos otra rotonda y, girando en ella a la izquierda, entramos ya en Columbrianos.

Esta no es la ruta tradicional y, por lo tanto, no está señalizada. En Tournride la proponemos porque sabemos que la salida de las urbes es un tanto confusa en bicicleta. Pero, si preferís ir por el camino propiamente jacobeo, también os indicamos cómo hacerlo.

La salida tradicional cruza por el Puente de la Puebla y se desvía después a la derecha por la calle Av. Huertas del Sacramento, que desemboca en una rotonda. Giramos a la derecha y cruzamos la siguiente rotonda, dejando a la derecha el Museo de la Energía.

También denominado “La Fábrica de la Luz”, el Museo de la Energía es más bien un espacio divulgativo y científico sobre la producción de energía. Ocupa el edificio de la que fue la primera central térmica que se construyó en toda España. Una investigación demostró, años después, que durante el acto de inauguración en 1949 tuvo lugar un intento fallido de asesinar a Franco. En los años 70 la central cerró y se construyó otra central llamada Compostilla II, al lado del Sil y muy cerca de la primera, que hoy sigue funcionando.

Museo de la Energía al lado del río SilMuseo de la Energía (Fotografía cedida por Ene.Museo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Dejando el museo a la derecha, giramos a la izquierda en la rotonda y entramos en la población de Compostilla. A pesar de que hay indicios de habitación previa, surgió a partir de la construcción de casas por parte de Endesa para sus trabajadores de la central térmica. El nombre lo debe a Compostela, lo que evidencia que es paso jacobeo. En el centro del pueblo está su iglesia parroquial, que fue construida durante el S. XX y está rodeada por un parque.

Saliendo ya de Compostilla por la calle Cabo de Finisterre, cruzamos la N-VI por un paso subterráneo y después nos desviamos hacia la izquierda para llegar a Columbrianos. En la calle Real nos uniremos ya a los peregrinos que han decidido salir en bici de Ponferrada por la ruta más sencilla que proponemos en Tournride.

Columbrianos es una población de cerca de 1400 habitantes dedicada eminentemente a la agricultura, especialmente de flores, vino y lechugas. El camino no recorre toda la localidad, sino que se desvía en su centro urbano para seguir invariablemente hacia el oeste por la calle San Blas.

Por una pista asfaltada entre campos de cultivo pasamos por Fuentes Nuevas y, en pocos metros, a la calle principal de Camponaraya (que coincide con la LE-713).

Camponaraya es el resultado de la unión de dos pueblos diferentes: Campo y Naraya, siendo el último el más antiguo. Se unieron en el S. XV, cuando Naraya contaba ya con varios hospitales de peregrinos. Siguiendo su calle principal cruzamos una rotonda y, en la siguiente, debemos coger una calle asfaltada que sale a la izquierda, a lado de las instalaciones de una bodega. Subimos en pendiente media hasta llegar a un cruce superior de la A-6 y desembocamos en una cómoda pista de tierra bastante ancha, entre viñedos.

El cambio de entorno es muy agradable, dejamos atrás el tráfico y circulamos entre agradables viñas bercianas. El camino es un constante sube y baja, pero muy suave. Cruzamos la carretera con cuidado y por una pista asfaltada entramos en Cacabelos.

Pueblo de Cacabelos con viñedos al fondo
Cacabelos (Fotografía cedida por Rufino Lasaosa en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Cacabelos (km 16) es uno de los núcleos más grandes que visitaremos hoy.  Dejamos a la derecha la sede del Consejo Regulador de la D.O. de El Bierzo y por la calle Santa María entramos en el monumental enclave, cuyo centro neurálgico se sitúa a la derecha del río Cúa.

A pesar de que hay restos que demuestran que en la vera del río hubo asentamientos desde el Paleolítico, la fundación del Cacabelos que hoy conocemos tiene origen romano. Se llamaba Bergidum Flavium, aunque tras la caída del Imperio y la desaparición del reino Visigodo el territorio quedó casi abandonado. En el S. X se menciona por primera vez el pueblo con el nombre de Cacabelos, aunque el origen de su toponimia no está claro.

Cacabelos tiene la curiosidad histórica de que desde el S. XII hasta el XIX estuvo bajo la jurisdicción del arzobispo de Santiago de Compostela. Antes estaba bajo la de la diócesis de Astorga, pero en 1108 Diego Gelmírez, arzobispo de Santiago y gran impulsor de la catedral, mandó construir la iglesia de Santa María en Cacabelos, lo que enfadó al obispo de Astorga porque se estaba metiendo en su territorio. Al final el rey le dio la razón a Gelmírez… ¡En ese momento el arzobispo compostelano tenía mucho poder!

La iglesia de Santa María sigue hoy en pie y se encuentra al lado de la plaza mayor, en el centro del pueblo. Conserva el ábside románico, aunque el resto es del XVI. La torre, muy llamativa en el medio de la fachada, es del S. XX pero se construyó siguiendo las formas románicas.

En la propia calle Santa María pasaremos también por la ermita de San Roque. Se dedicó el templo a este santo en el S. XVI debido a la gran epidemia de peste que sufrió Cacabelos, ya que a este santo se le atribuyen propiedades protectoras de esta enfermedad. El templo alberga el Museo parroquial de Cacabelos, que exhibe arte sacro del S. XVIII.

La calle peatonal desemboca en el puente sobre el río Cúa. Hay indicios de que ya en la época medieval había un puente en el mismo lugar, lo que hizo precisamente que Cacabelos fuese un paso obligado en el Camino de Santiago.

Tras cruzarlo seguimos recto y dejamos a la derecha el albergue municipal. Tiene una configuración curiosa, porque se organiza en habitaciones de dos personas en el patio de la iglesia de la Virgen de las Angustias, rodeando completamente el templo.

Dejamos atrás Cacabelos siguiendo la LE-713 en pendiente positiva. Los primeros 16 km de etapa los hemos pasado entre el puente de Ponferrada y el de Cacabelos, ahora ya entre viñedos iremos a Villafranca y, después, la vera del río Valcarce nos conducirá hacia la frontera con Galicia… ¡Falta poco, peregrinos!

Puente de Cacabelos con el río circulando por debajo de élPuente de Cacabelos (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

DE CACABELOS A VILLAFRANCA DEL BIERZO, “LA PEQUEÑA COMPOSTELA”

Tras 2 km cuesta arriba llegamos a Pieros, una pequeña población a la derecha de la carretera. Al salir del pueblo, tan sólo 200 m después, vemos un desvío a la derecha y múltiples señales pintadas en la carretera.

Dado que el camino tradicional sigue el curso de la LE-713, lo que para los caminantes es bastante incómodo y peligroso, ha surgido este camino alternativo. Se pierde hacia el norte, pasando por Valtuille de Arriba, y luego se vuelve a unir al tradicional antes de entrar en Villafranca.

Los dos caminos son ciclables y la diferencia de distancia a recorrer es tan sólo de 1,5 km. El del desvío es el más largo y, quizás, un poco más duro. Sigue cuesta arriba durante unos metros y luego recorre sendas de tierra y grava en un perfil lleno de intermitentes y suaves saltos. El de la carretera es de perfil mucho más sencillo, ya que tras el desvío sigue cuesta abajo el curso de la LE-713 durante 2 km, para coger luego una senda a la derecha donde se une ya con el camino alternativo.

Unos metros después de unirse que ambos caminos se unan, la senda de tierra se convierte en una pista asfaltada por la que entramos en Villafranca del Bierzo. Esta localidad debe su nacimiento y desarrollo al camino de Santiago y su cercanía a Galicia (a la cual perteneció durante mucho tiempo) hace que sus tradiciones y fiestas populares comiencen a desdibujar las raíces leonesas para parecerse más a las gallegas.

Desde que la orden de Cluny creó un monasterio en el S. XI entre estas montañas para atender a los peregrinos, muchas otras lo hicieron y el lugar terminó contando con multitud de hospitales y servicios: botica, templos, leproserías, comercios, etc. De hecho, aquí se instalaron muchos comerciantes francos, de ahí el origen de su nombre: “villa francorum”. Los monjes de Cluny también fueron los que comenzaron a plantar vino en esta zona, producto que hoy es característico y diferenciador del Bierzo.

Nada más entrar en la localidad, vemos a nuestra izquierda la iglesia de Santiago. Desde el S. XII este templo tiene el privilegio de ser el único que, junto con la catedral de Santiago, puede otorgar el jubileo. Los peregrinos muy enfermos que no consigan llegar hasta Santiago conseguirán aquí el perdón y su peregrinación se considerará finalizada, por eso le llama a Villafranca “la pequeña Compostela”.

Iglesia de Santiago en Villafranca del BierzoIglesia de Santiago en Villafranca (Fotografía cedida por Javier Perez en Flickr bajo las siguientes condiciones)

La iglesia está dedicada al apóstol y su fábrica es sencilla: una sola nave cubierta con bóveda de cañón y rematada en un ábside semicircular que sólo se abre en tres pequeños vanos. Esta sencillez contrasta enormemente con la calidad escultórica de sus portadas, especialmente de la Puerta del Perdón. Exactamente igual que la de la catedral de Compostela, esta puerta sólo abre los años jubileos para que los peregrinos enfermos la crucen. Eso sí, ¡es necesario haber recorrido 150 km como mínimo para conseguir las indulgencias!

Siguiendo recto por la calle adoquinada, de firme incómodo para ciclistas, nos encontramos de frente con el Castillo del Bierzo. Esta construcción cuadrangular, principalmente de mampostería, se construyó en el XVI y fue concebido más bien como un palacio fortificado. Tiene cuatro torres, en las que están esculpidos los blasones de la familia.

Siguiendo por la carretera bordeamos el castillo y giramos a la derecha. Poco después una señal indica el desvío hacia una cuesta peatonal que nos lleva al casco histórico de la localidad.

Por esta calle adoquinada pasamos por enfrente del Ayuntamiento del Bierzo y del Convento de los Padres Paúles. Estos religiosos llegaron a este convento en 1899 (antes estaba ocupado por los jesuitas) pero hace 7 años abandonaron el edificio por la falta de demanda de sus estudios seminaristas. Desde entonces lo lleva el Ayuntamiento de Villafranca. En una de sus dependencias se ubica un Museo de Ciencias Naturales, que tiene ejemplares disecados de diferentes especies, sobre todo de pájaros. Parte del edificio funciona también como albergue de peregrinos y hospedería.

Seguimos por la calle de la Alameda Baja, dejando los bonitos jardines de la alameda a nuestra derecha. Tras hacer la curva a la izquierda vemos la Colegiata de Santa María de Cluniaco. Este monumental edificio es el resultado de la superposición de ampliaciones desde el S. XII, cuando los monjes cluniacenses se instalaron en este valle entre montañas para fundar un lugar de atención a los peregrinos, lo que fue el germen de Villafranca del Bierzo.

La Orden de Cluny, nacida en Francia, creó toda una red de monasterios para fomentar la peregrinación y ayudar a los caminantes en su viaje a Santiago, con el beneplácito y apoyo de la Corona. La red de grandes centros que crearon convirtieron a la peregrinación jacobea en lo que es y sirvieron de centros difusores del románico, consiguiendo por primera vez que un mismo estilo arquitectónico se usase en toda Europa.

De esa fábrica románica inicial en este convento no queda nada, ya que cuando en el S. XIV la peregrinación entró en un momento de declive el lugar se abandonó. Dos siglos más tarde se decidió convertir el monasterio en colegiata, reconstruyéndolo completamente. Por lo tanto, el monumental edificio que vemos hoy es renacentista, siendo muy llamativo la variedad de cubriciones que se usan para los diferentes espacios del templo.

Dejando atrás la Colegiata, seguimos la calle y cruzamos el puente sobre el río Burbia, saliendo ya de Villafranca del Bierzo.

SEGUIMOS LA N-VI A LA VERA DEL VALCARCE Y LLEGAMOS A LOS PIES DE LOS ANCARES EN LAS HERRERÍAS

A la salida de Villafranca el camino peatonal sigue el curso de la N-VI por un andadero asfaltado. Para nosotros va a resultar mucho más cómodo seguir por el arcén de la carretera, ¡recorreremos los kilómetros volando, porque además el perfil es muy sencillo! Desde que se construyó la autopista, la carretera nacional tiene muy poco tráfico y discurre entre los grandes desniveles montañosos del Bierzo, todo un mar de verde. En otoño podremos ver cómo los árboles se tiñen de decenas de colores, desde el amarillo claro hasta el rojo y el verde…. ¡Un espectáculo natural!

A la salida de Villafranca la carretera se curva hacia la izquierda para enlazar con la N-VI. Justo en el punto de unión, a la derecha, la artista Raquel Montero desarrolló durante finales del 2016 su intervención “El bosque azul”. En una zona que se había quemado durante el 2015, pintó los árboles ennegrecidos de un fuerte color azul para convertir un paisaje desolado en algo mágico.

Ya en la N-VI, seguimos por su arcén derecho durante 3 km para llegar a Pereje, una pequeña población que cuenta con bar. Para entrar en la población debemos desviarnos en la entrada, sino la pasaremos de largo.

Seguimos otros 4,5 km para llegar a Trabadelo, pueblo de cerca de 400 habitantes. Si escuchamos hablar a alguno, nos daremos cuenta de lo cerca que estamos de la frontera, porque muchos de ellos hablan gallego. Esta parte del Bierzo tiene su historia muy ligada a la gallega, lo que se hará cada vez más patente según nos acerquemos a la comunidad autónoma del apóstol.

A la salida de Trabadelo hay que estar atentos, ya que al pasar por debajo del viaducto de la A-6 hay que coger una senda de tierra que nos devuelve a la N-VI. ¡Si vamos rápido nos pasaremos el desvío!

Cartel de llegada al pueblo de Pereje por la carreteraPereje (Fotografía cedida por Bill Bereza en Flickr bajo las siguientes condiciones)

De nuevo en la carretera nacional, cruzamos de nuevo el viaducto de la A-6 y pasamos por enfrente de la estación de servicio de Valcarce. Lugar mítico de parada de camioneros y conductores en general en su camino de Galicia al centro de España, lleva sirviendo 24 horas al día durante años a todos los que han hecho parada allí. En la parte baja tiene una tienda de productos típicos del Bierzo, donde podemos comprar verdaderas exquisiteces…

Tras pasar la estación de servicio vemos a la izquierda de la N-VI La Portela de Valcarce. Esta población se llama así porque antiguamente funcionaba como una especie de “puerta” que se abría o se cerraba a los viajeros en función de que pagasen (o no) un impuesto a los señores de esas tierras. Alfonso VI terminó por suprimir estos peajes, a la vista de los abusos que muchas veces tenían lugar, ya que este punto era clave para la comunicación del noroeste con el resto de la península.

Volvemos a la N-VI y, unos metros después, debemos estar atentos. Hay que abandonar la N-VI, tomando el desvío a la izquierda que indica “Vega de Valcarce”.

Cambiamos la nacional por la comarcal. Por la N-006A, una carretera muy poco transitada que sigue el curso del río Valcarce, seguiremos hasta Ruitelán pasando por varias localidades jacobeas.

La primera que visitamos es Ambasmestas, un tranquilo asentamiento que tiene una fábrica de encurtidos y una quesería muy antiguas, de finales del XIX. Después seguimos hasta Vega de Valcarce. Esta población será la más grande que hallaremos hasta nuestro fin de etapa. Si no hemos comprado nada de comer o no tenemos mucha agua, recomendamos parar en alguno de sus múltiples comercios para comprar algo.

Vacas pastando en el campo al lado de peregrinos haciendo el Camino de Santiago en Vega de ValcarceVega de Valcarce (Fotografía cedida por calafellvalo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

El pueblo de Vega de Valcarce está flanqueado por dos castillos, siendo el más importante el de Serracín. Está en una cota más alta, entre las montañas que surgen a la vera izquierda del río Valcarce. Se llama así porque el conde que lo ostentaba se llamaba Sarracino. Seguramente se levantó en el S. X, aunque la mayoría de lo que queda hoy es del XIV y no se conserva en su totalidad.

En Vega de Valcarce también hay un antiguo molino en el río, que se restauró hace poco. Es del S. XIX y tiene una sola planta. Conserva toda la maquinaria, que se movía gracias a la corriente del agua que corría bajo la edificación.

Salimos de Vega de Valcarce y seguimos por la pista asfaltada hasta desembocar en la N-VI. En pocos metros llegamos a Ruitelán, que tiene la carretera como calle principal. En ella se encuentra la iglesia de San Juan, de fábrica inicial del S. XIII pero restaurada en el XVII.

Lo más especial de la iglesia de San Juan es la capilla de San Froilán, a la derecha del altar mayor. Según la leyenda, cuando este santo terminó sus estudios religiosos en el S. IX, tuvo una crisis espiritual. Decidió retirarse a una gruta en las montañas del Bierzo para vivir como un ermitaño y, precisamente, se cree que donde está la capilla hoy en día fue donde estaba esa cueva natural. Tras un largo periodo en aislamiento, San Froilán decidió poner a prueba su conexión con Dios llenando su boca de brasas ardiendo. Al ver que no se quemaba, decidió terminar su retiro y dedicó muchos años a predicar por toda la zona del Bierzo y Galicia.

Dejamos Ruitelán atrás por la N-VI y, tras unos 900 metros, la carretera hace una pronunciada curva a la derecha. Antes de llegar, nosotros debemos abandonar la nacional por una pista asfaltada que aparece a nuestra izquierda, siguiendo la vera del río. En menos de 500 metros llegamos ya a las Herrerías… ¡Es nuestro punto de salida para la subida a O Cebreiro!

ADENTRÁNDONOS EN LOS ANCARES…. TOCA LA SUBIDA A O CEBREIRO EN BICICLETA

Las Herrerías es un bonito pueblo, de configuración alargada, que se encuentra al pie de las montañas, en la vera izquierda del río das Lamas. Se entra al pueblo cruzando el río por un puente de origen romano de un solo arco, que ha sido restaurado hace poco. Las Herrerías debe su desarrollo y su escasamente original nombre precisamente a su tradición herrera. Antiguamente había cuatro fraguas en este lugar, que trabajaban metales de las montañas cercanas, lo que lo convirtió en un importante foco comercial. De hecho, una de ellas se ha conservado con todos sus utensilios en una edificación que se llama A Casa do Ferreiro.

A la salida de Las Herrerías notamos cómo la pendiente aumenta de forma considerable. ¡Comenzamos el ascenso! El firme acompaña, es una buena pista asfaltada (CV-125/1). A la salida del pueblo la pista se bifurca en dos y nosotros debemos seguir por la derecha, dirección “La Faba”. Un kilómetro después el camino peatonal y el de las bicicletas se divide, con señales diferenciadas pintadas en el suelo.

Nosotros seguimos por la pista asfaltada, que seguirá cogiendo cada vez más pendiente. No hay repechos ni altiplanos en la subida. Es continua hasta la Faba, sólo varía la inclinación, con tramos del 7 al 25% de pendiente porcentual. Lo mejor es ajustar piñones y platos y tratar de mantener un ritmo lento pero constante de subida. Si forzamos en los primeros kilómetros puede que al final lo paguemos teniendo que bajarnos de la bici.

Subida a O Cebreiro por un camino de tierraSubida a O Cebreiro (Fotografía cedida por Miguel Vicente Martínez Juan en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Por esta carretera circulan poquísimos coches, así que el tráfico no debería entorpecer nuestra marcha. Subimos durante 2 km, hasta que un desvío aparece de manera pronunciada a nuestra derecha. Las señales en el asfalto recomiendan a los ciclistas girar a la derecha para ir directamente a La Laguna sin pasar por la Faba, y así también lo aconsejamos en Tournride.

Si se obvian las recomendaciones y se sigue recto, una curva pronunciada nos llevará a La Faba y, desde allí, la única manera de salir es siguiendo los senderos peatonales o volviendo sobre nuestros pasos hasta este mismo punto de desvío. El sendero peatonal es inclinado y de firme peligroso, además de bastante estrecho, así que seguramente haya que bajarse y empujar la bicicleta.

Si cogemos el desvío pronunciado a la derecha, seguimos subiendo por la pista CV-125/1. La pendiente se relaja sutilmente, pero el cansancio acumulado también pesa y compensa la balanza. En 3,5 km llegamos a La Laguna de Castilla, último pueblo de esta comunidad. Estamos a 1165 metros de altitud y sólo nos quedan unos 2,5 km para llegar a O Cebreiro y entrar en Lugo. Si lo deseamos, podemos disfrutar de las maravillosas vistas en esta pequeña población de tan sólo unos 25 habitantes.

Nada más salir de la Laguna, un mojón jacobeo indica el desvío hacia una senda de tierra pedregosa que aparece a la izquierda. Aunque esta vez no haya señales diferenciadas, recomendamos seguir por la pista asfaltada. La pista de tierra que se marca para el cruce de la frontera es de muy mal firme, con grandes piedras, y aunque es mucho más ancha que las anteriores no tienen ningún tipo de quitamiedos para evitar caídas por la falda de la montaña. Si seguimos por la pistas haremos el mismo itinerario de manera paralela, pero a una cota un poco mayor.

Tras un par de kilómetros llegamos a la frontera. En la pista no hay señalización, pero hay un pequeño sendero que lleva a la senda peatonal, donde hay un gran mojón que marca el límite provincial con los símbolos del Camino. Si queremos, podemos dejar las bicicletas para ir a verlo.

Tan sólo unos metros después entramos, por fin, en O Cebreiro. Nos habremos dado cuenta a estas alturas del radical cambio de paisaje, arquitectura y gentes que hemos experimentado en tan sólo una etapa… ¡Bienvenidos a Galicia!

ETAPA 10: DE ASTORGA A PONFERRADA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 256 km

Distancia en etapa: 54 km

Tiempo estimado: 5 – 6 horas

Cota mínima: 510 m

Cota máxima: 1052 m

Dificultad de la ruta: Alta

Lugares de interés: Castrillo de los Polvazares, Rabanal del Camino, Cruz de Ferro, Molinaseca, Ponferrada

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí  

Mapa de la etapa 10 del Camino Francés en bici desde Astorga a PonferradaPincha sobre la imagen para ampliar

Esta etapa tiene una dificultad bastante más elevada que las anteriores, pero esto se recompensa con unos paisajes espectaculares y la visita a uno de los hitos del Camino Francés: la Cruz de Ferro (1502 m). La LE-142 nos acompañará durante prácticamente toda la etapa, siendo el camino peatonal en muchos tramos paralelo a ella. Dada la peligrosidad de las sendas en algunos puntos, recomendamos obviar las señales jacobeas y seguir la carretera. Analizamos más detalladamente cada tramo en el recorrido general de etapa.

A la salida de Astorga, la pendiente positiva será permanente pero suave, sobre todo durante los primeros 20 km. Al llegar a Rabanal del Camino la subida se endurece hasta la Cruz de Ferro. Son 8,6 km con pendientes medias de entre el 4 y el 5,5%.

Desde Astorga hasta Manjarín, las sendas peatonales son más o menos asequibles para los ciclistas, aunque en algún momento ir por ellas implique bajarse de la bici. Pero desde Manjarín hasta Molinaseca recomendamos encarecidamente ir por carretera. Especialmente los tramos previos a la entrada en el Acebo de San Miguel y en Molinaseca son muy peligrosos.

Por carretera podremos disfrutar de unas vistas espectaculares y sólo deberemos tener cuidado con el tráfico, ya que hay curvas y tráfico en doble sentido. La bajada es fuerte, de entre el 3,5 y el 14%.

Si se toman las precauciones pertinentes no hay ninguna etapa en el Camino Francés que debamos comenzar con una sensación de desasosiego por ser peligrosa. Esta es una de las etapas más especiales del camino, que nos lleva a lugares naturales espectaculares y, simplemente, debemos tomar itinerarios alternativos en tramos puntuales.

Os detallamos más el recorrido en el texto que sigue. Y, como siempre, desde Tournride os deseamos el mejor de los Caminos.

Amanecer en la Cruz de FerroAmanecer en la Cruz de Ferro (Fotografía cedida por Gus Taf en Flickr bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Salimos de Astorga por la calle San Pedro, que nos lleva a una rotonda en la que cruzamos la N-VI y cogemos la carretera que será nuestra compañera durante toda la etapa: la LE-142. Por su arcén o por la pista asfaltada paralela a ella, cruzamos la A-6 en 1,7 km por un paso superior y, tan sólo 1,5 km después, llegamos a Murias de Rechivaldo.

A la entrada de Murias de Rechivaldo, la senda jacobea sigue hacia la izquierda y de frente se pierde la LE-142. La senda es una pista ancha de buen firme, así que podemos ir por donde prefiramos. Simplemente, tened en cuenta que sólo si seguís por la carretera pasaréis por Castrillo de los Polvazares, un pintoresco pueblo de calles y casas declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1980. Está considerado como uno de los lugares más bonitos de la Maragatería.

La carretera y la senda se encuentran de nuevo en menos de 3 km, punto en el que las señales jacobeas indican salirse de la LE-142, que se pierde hacia el sur y no vuelve a cruzarse en nuestro camino hasta 14 km después, en Rabanal del Camino. Desde el cruce la LE-142 con la senda de salida de Murias de Rechivaldo hasta Rabanal del Camino, la ruta se hace por una pequeña carretera comarcal asfaltada o por la senda de grava paralela a ella. El perfil sigue siendo muy sencillo, de subida casi imperceptible, ya que la pendiente relativa nunca pasará del 3%.

Siguiendo la carretera comarcal pasamos por Santa Catalina de Somoza (km 9), El Ganso (km 14) y llegamos a Rabanal del Camino (km 20). Al salir de Rabanal, la senda jacobea abandona la LE-142 por la izquierda y vuelve a cruzarse con la carretera 1 km después. Este tramo recomendamos hacerlo por carretera porque al final del camino hay unos escalones y el firme es muy pedregoso.

A partir de aquí la cuesta se endurece con una media del 5%. Siguiendo la carretera, llegamos primero a Foncebadón (km 26). Cuando veamos el cartel de entrada del pueblo, las señales jacobeas indican abandonar la carretera para entrar en el pueblo. En este caso, las pistas que cruzan Foncebadón y recorren después 1,2 km entre montes son anchas y perfectamente ciclables.

De nuevo en la carretera, seguimos subiendo durante 600 m para llegar a la mítica Cruz de Ferro, donde siguiendo la tradición jacobea debemos dejar a sus pies una piedra con la que hayamos cargado durante todo nuestro peregrinaje.

Imagen de la Cruz de FerroCruz de Ferro (Fotografía cedida por Rubén Ojeda en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Desde la Cruz de Ferro hasta Manjarín, donde está la Encomienda Templaria de Tomás, uno de las más conocidas personalidades del Camino Francés, hay sólo 2,3 km que se recorren por el arcén o por una senda de tierra a su derecha.

Tras pasar Manjarín, debemos afrontar uno de los descensos más intensos de todo el Camino Francés. Son 17,5 km hasta Molinaseca. El camino peatonal sigue el recorrido de la LE-142, pero se desvía en algunos tramos bastante amplios para perderse entre las montañas. Aunque hay ciclistas que optan por seguir estas sendas jacobeas, en Tournride recomendamos encarecidamente a los peregrinos en bicicleta que hagan toda esta parte de la etapa por la carretera. Aunque seáis ciclistas experimentados con alta capacidad técnica, en muchos momentos, deberéis compartir las sendas con peregrinos a pie, lo que puede ocasionar accidentes. Algunas sendas son estrechas, de firme pedregoso, pendiente pronunciada y muchas veces circulan en el borde de barrancos… ¡Todo un combo!

La LE-142 discurre por el medio de El Acebo de San Miguel y sigue bajando en pendientes negativas de cerca del 9% de media hasta pasar por el norte de Riego de Ambrós y llegar a Molinaseca (km 45,7 de etapa). El paseo por esta carretera se convertirá en una experiencia deliciosa, ya que las vistas son espectaculares.

Anochecer en el Acebo con el cielo anaranjadoAnochecer en el Acebo. Fotografía cedida por Jorge Gañán

Al llegar a Molinaseca cruzamos el río Meruelo por el bonito puente de piedra del pueblo y, después, seguimos el curso de la carretera o la senda de tierra paralela hasta Ponferrada. A la entrada en Ponferrada el camino peatonal va por una acera bastante ancha.

Llegar al centro de Ponferrada es sencillo, ya que el camino nos dejará en la gran avenida del Castillo y, simplemente girando a la derecha cuando veamos el puente que cruza el Sil, pasaremos por el majestuoso castillo de la ciudad y terminaremos en la Plaza del Ayuntamiento.

En general, esta etapa es complicada pero suele convertirse en una de las más recordadas por los peregrinos en bicicleta. Simplemente, recomendamos especial precaución en la bajada desde Manjarín a Molinaseca y llevar los dispositivos refractarios y de iluminación necesarios si la climatología es mala y hay poca visibilidad, para evitar complicaciones con los coches por la LE-142.

Calle principal del pueblo de Acebo con la sombra de un peregrinoCalle principal del pueblo de Acebo. Fotografía cedida por Jorge Gañán

CONSEJOS PRÁCTICOS

Si comenzáis vuestro camino en Astorga os ayudamos a llegar allí:

  1. En autobús: Astorga es el centro de un buen nudo de carreteras (A-6, AP-71, N-VI). Alsa comunica con todo el norte de la península y también con capitales del Levante y sur. Eurolines (http://www.eurolines.es/es/ ) también para en Astorga y comunica con otras capitales europeas.
  2. En tren: Astorga tiene conexiones directas con Galicia (Ferrol, A Coruña y Vigo), Madrid, Barcelona, País Vasco (Bilbao, Irún) y otras ciudades de Castilla y León en sus conexiones regionales. Más información en la página de Renfe.  http://www.renfe.com/

Recordad que en Tournride os dejamos las bicicletas en vuestro alojamiento en León si comenzáis allí  y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.

Para conseguir la credencial en Astorga lo más sencillo es ir al albergue de la Asociación del Camino de Santiago de Astorga (http://www.caminodesantiagoastorga.com/index.php?modulo=30 ), donde os podrán facilitar uno. Está muy cerca del centro, al lado de la Plaza Mayor.

  • Con respecto al itinerario, desde Tournride os recomendamos elegir el recorrido por carretera en el trayecto desde Rabanal hasta Foncebadón y en el tramo que va desde Manjarín hasta Molinaseca. En el resto de tránsitos, podréis elegir el itinerario que prefiráis.
  • Cuidado con la mala climatología, recomendamos informarse siempre antes de la previsión del tiempo. El tramo entre Rabanal del Camino y Manjarín es especialmente conocido por su duro clima de montaña, con mucha niebla, viento y grandes tormentas.
  • Hay bastantes poblaciones con todos los servicios, a no ser que sea verano y haga mucho calor, no tenéis que cargar con abastecimientos suplementarios.
  • Hoy más que nunca es importante cargar bien equilibradas las alforjas, para hacer lo más estable posible la bicicleta.
  • A menos de 5 km desde Astorga se llega a Castrillo de los Polvazares. El camino no pasa por allí, pero es un desvío simple y corto. Esta población puede ser ideal para desayunar, ya que tardaremos muy poco en llegar, cuenta con todos los servicios y tiene un encanto muy especial.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

La de hoy es una etapa de transición. Saldremos de la comarca de la Maragatería desde su capital y prácticamente en plano seguiremos hasta Rabanal del Camino, recorriendo pequeños pueblos de antiguos arrieros en los que se conserva muy bien la arquitectura popular. A partir de aquí todo cambia, el perfil se endurece y el paisaje se vuelve verde, nos adentramos en el Bierzo, ¡los páramos leoneses pasarán a formar parte ya sólo de nuestra memoria!

Recorriendo los montes de León pasaremos por uno de los puntos más reconocibles del Camino Francés: la Cruz de Ferro. Iniciaremos después un vertiginoso descenso en el que las vistas espectaculares del entorno serán nuestra mejor compañía y pasaremos por pequeños pueblos tan encantadores como el Acebo de San Miguel.

Tras cruzar el magnífico puente medieval de Molinaseca, estaremos ya a un tiro de piedra de nuestro fin de etapa: Ponferrada, donde os recomendamos un tranquilo paseo para que aprovechéis al máximo vuestra estancia en la capital berciana.

¡Buen camino!

Vistas desde el alto de las montañas de León antes de la bajada a MolinasecaVistas de las montañas de León antes de bajar a Molinaseca. Fotografía cedida por Jorge Gañán

SALIMOS DE ASTORGA Y CON PERFIL (DE MOMENTO) TRANQUILO NOS DIRIGIMOS A RABANAL DEL CAMINO

La salida de Astorga es mucho más sencilla que la de otras ciudades previas, como Pamplona, Burgos o León. Desde la catedral de Astorga, debemos coger la calle Portería, que sale de frente. Girando en la primera a la derecha, seguimos la calle San Pedro hasta que esta se curva a la izquierda y nos lleva a cruzar la N-VI por un paso de peatones. De frente, ya sale la LE-142, por la que salimos de Astorga.

Antes de cruzar la A-6 por un paso superior, se pasa cerca del desvío a Valdeviejas. Poco después, se avista la ermita del Ecce Homo. Este monumento tiene un cartel en la puerta en el que se puede leer “La Fe, fuente de salud” en varios idiomas. Esto se refiere a una antigua leyenda que se sitúa en la ermita.

En el interior de la ermita había antiguamente un pozo en el que los peregrinos saciaban su sed. Se dice que el hijo de una peregrina cayó en él y ella imploró la ayuda del Ecce Homo, viendo como después el agua del pozo crecía hasta que su niño podía salir de él. Por este milagro se cambió la abdicación del templo, que antes se dedicaba a San Roque.

El Ecce Homo es el Jesús sufridor que antes de ser crucificado fue sometido a diferentes torturas. Cuando Poncio Pilatos lo mostró a la multitud tras torturarlo, algunos textos dicen que gritó “¡Ecce Homo!” (“¡He aquí el hombre!”). Cuando se quiere resaltar la humanidad de Dios se le representa así, como un sufridor.

Ermita del Ecce Homo en ValdiviejasErmita del Ecce Homo (Fotografía cedida por Rubén Ojeda en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Tras cruzar la A-6 por un paso elevado, circulamos por el arcén de la carretera o por el estrecho andadero paralelo y llegamos a Murias de Rechivaldo (km 3,5).

Tras visitar la capital de la Maragatería, Astorga, pasaremos ahora por diferentes pueblos de la comarca en nuestro camino a Foncebadón. Este pueblo, al igual que Castrillo de los Polvazares (que podemos visitar si seguimos durante menos de 2 km la LE-142 hacia el norte) son poblaciones de antiguos arrieros. Aquí, vivían los comerciantes que transportaban mercancías desde los puertos de la península hacia el interior. Muchos se han conservado muy bien, especialmente Castrillo, que está declarado Conjunto Histórico-Artístico y es el pueblo maragato con más encanto. Mantiene en muy buen estado el pavimento empedrado del S. XVII, que se puso en su momento para facilitar el paso del carro de los arrieros.

Las casas de Murias y Castrillo siguen las directrices de las casas maragatas populares. Son de mampostería, con los marcos de las ventanas y puertas pintados y grandes portalones de doble hoja, que eran necesarios para que los arrieros pudiesen meter sus carros.

Casa en Castrillo de Polvazares Castrillo de los Polvazares (Fotografía cedida por Juantiagues en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Desde Tournride os animamos a que os acerquéis a Castrillo de los Polvazares, una población con mucho encanto que en bicicleta está a tiro de piedra. En Murias de Rechivaldo, lo más destacable es la iglesia de San Esteban, que tiene una espadaña con una especie de pórtico con escaleras, en la que muchas veces anidan las cigüeñas.

Si pasamos por Castrillo de lo Polvazares debemos retornar a la LE-142 y en tan sólo 1,3 km nos desviamos a la derecha para seguir por la LE-6304. Surgen tres vías paralelas por las que se puede circular: la carretera LE-6304 (de doble sentido), una pista de grava (pista peatonal de peregrinos) y una pista agrícola de tierra rojiza. Yendo por donde encontremos más conveniente y en perfil casi plano llegamos a Santa Catalina de Somoza en tan sólo 2 km.

Santa Catalina de Somoza es otra población de antiguos arrieros con una arquitectura popular parecida. Tiene además una gran tradición jacobea, que se plasma en su configuración urbana con el camino como calle principal y vértebra poblacional.

De Santa Catalina de Somoza es natural uno de las grandes personajes y conocedores del Camino Francés, llamado Bienvenido Merino. Lleva más de 30 años haciendo a mano recuerdos para los peregrinos, que talla en madera mientras se para a hablar con quien lo desee, contando anécdotas jacobeas. Conoció a algunos de los peregrinos más famosos, como Paulo Coelho, a quien invitó a tomar algo en su casa. Cuando el escritor brasileño publicó, meses después, su novela “El peregrino de Compostela”, Bienvenido recibió una copia por correo. Además, en algunas de las ediciones del libro la fotografía de portada es la puerta azul de la casa de Bienvenido, con las vieiras que vende colgando de ella.

Puerta de Bienvenido Merino en Santa Catalina de Somoza

Puerta de la casa de Bienvenido en Catalina de Somoza

Siguiendo el curso de la LE-6304 en 4 km llegamos a El Ganso, pequeña población maragata. Tras cruzarlo, a los 4 km se pasa por un cruce hacia Rabanal Viejo. A unos pocos metros de este punto se encontraba uno de los árboles más conocidos del Camino Francés, el “Roble del Peregrino”, que llevaba allí decenas de años hasta que una tormenta en el 2013 lo arrancó de su sitio. ¡No mentimos cuando en los consejos de etapa os decimos que aquí la climatología a veces es dura!

Poco después, a la izquierda de la carretera, está la ermita de la Vera Cruz, del S. XVIII y que actualmente está al lado del cementerio. Tras pasar cerca de ella, llegamos a Rabanal del Camino (km 20).

Como su nombre indica, Rabanal del Camino lleva siglos siendo paso de peregrinos y hoy en día, con el auge del Camino Francés, ha sido rehabilitado y se ha vuelto muy acogedor. La arquitectura popular sigue las directrices maragatas y algunos de los lugares de hostelería y pernoctación ocupan estas antiguas moradas, con grandes patios centrales.

En Rabanal del Camino tuvieron mucha presencia histórica los templarios, que se aprovecharon de su situación para usarlo como base previa a su centro neurálgico de Ponferrada. Pretendían así proteger mejor a los peregrinos, ya que las partes altas de los montes de León estaban llenas de bandidos y animales salvajes.  La iglesia parroquial de la localidad es testigo de la presencia templaria. Dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, fue promovida por esta organización caballeresca en el S. XII y es de los pocos ejemplos de templos románicos que hay en León.

Por su situación y servicios se convirtió en un centro jacobeo importante en la Edad Media. Aymeric Pycaud lo usó como lugar de pernoctación en su IX etapa, como relata en el Codex Calixtinus; y se dice que Felipe II durmió en una de las casas de la “calle Real” (llamada así por eso) cuando peregrinó a Compostela.

Para poder ver la parte antigua de Rabanal del Camino hay que desviarse de la LE-142, ya que la carretera recorre el pueblo por el sur, en una cota más baja. El camino de entrada nos deja directos en la calle Real.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Rabañal del Camino

 Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Rabañal del Camino (Fotografía cedida por Rubén Ojeda en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

CORONAMOS EL MONTE IRAGO EN LA CRUZ DE FERRO Y COMENZAMOS EL DESCENSO HASTA MANJARÍN

A la salida de Rabanal del Camino el paisaje y el perfil cambian, volviéndose más verde el primero y empinado el segundo. Aún así, la subida no es especialmente dura, a no ser que nos encontremos con vientos fuertes o lluvia.

El camino peatonal discurre primero por la derecha y luego por la izquierda de la carretera, en cotas diferentes. Lo mejor es que en este tramo usemos el arcén derecho de la LE-142, ya que el camino puede ser un poco estrecho y el firme no es bueno.

Para entrar en Foncebadón sí que es necesario desviarse a la izquierda por la pista de grava que aparece tras el letrero de entrada al pueblo para entrar en la población, si no la bordearemos por el norte. El sendero de salida que se vuelve a unir con la carretera no es recomendable, a pesar de que sí es ciclable.

Vista del pueblo de Foncebadón nevado en invierno Vista de Foncebadón en invierno (Fotografía cedida por Jorge Gañán en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Aún hoy, cuando se visita Foncebadón se puede percibir cómo es un núcleo que, cual ave fénix, está tratando de resurgir de sus cenizas. La población surgió en el S. XI cuando un ermitaño, llamado Gaucelmo, se instaló allí y construyó un hospital para peregrinos y una iglesia. Esa zona era peligrosa, por las duras condiciones climáticas y la inseguridad de los caminos. La ayuda que este monje prestó a los caminantes le valió la cesión de esas tierras en señorío por Alfonso VI. Con el devenir de los siglos el núcleo creció gracias al comercio arriero y al fluir jacobeo, pero con la industrialización y el declive de la peregrinación, se volvió muy difícil mantenerse en un lugar tan duro como Foncebadón. Por eso en los años 60 todos se fueron y quedó deshabitado.

Cuentan peregrinos que realizaron el camino durante los años 70 y 80 que este no era un lugar agradable para pasar, ya que había perros que aprovechaban las casas que aún quedaban en pie para refugiarse y atacaban a los peregrinos para coger su comida. ¡En esos momentos sí que se entiende por qué los peregrinos medievales llevaban el bordón, su inseparable palo! Hoy en día, con el resurgir del Camino Francés, hay casas que se han rehabilitado y Foncebadón recupera su vida ofreciendo servicios a los peregrinos, convirtiéndose cada día en un lugar más agradable.

Al salir de Foncebadón, subimos por la LE-142 durante 2 km con una media del 4% de inclinación hasta llegar a la Cruz de Ferro, uno de los hitos más reconocibles del Camino Francés, en la cumbre del Monte Irago. Desde allí tendremos unas vistas impresionantes del entorno.

Se dice que la Cruz de Ferro fue colocada en el S. XI por Gaucelmo, el ermitaño de Foncebadón, que la colocó sobre un gran mástil de madera para que se viese desde lejos y guiase a los peregrinos en el último tramo de subida a los Montes de León. Hoy esa cruz está en el Museo de los Caminos en Astorga, cuya sede es el Palacio Gaudí del que hablamos en la etapa anterior. La que vemos hoy es una copia, que se sustenta sobre un gran mástil de 5 m de alto rodeado por miles de piedras que peregrinos de todas partes del mundo cargan desde el comienzo de su camino para dejarlas aquí.

Cruz sobre un palo en el pueblo de Foncebadon con un peregrino a su ladoFoncebadón, fotografía cedida por Paul Quayle

Realmente, la Cruz de Ferro es un crucero, cruceiro en gallego, un monumento que a partir de la entrada en Galicia se volverá ver en cada ruta. La tradición de erigir cruceiros tiene raíces celtas, ya que se pensaba que las almas de los difuntos vagaban por los caminos y, por eso, sus familiares dejaban allí ofrendas para ellos. Muchas veces estas ofrendas eran piedras y a los lugares en los que se acumulaban muchas se les denomina milladoiros. Con la conquista romana, estas tradiciones pervivieron y, de hecho, en la zona de Galicia y Asturias hay muchos miliarios con inscripciones de lares viales (dioses de caminos, como Mercurio) talladas en ellos. Cuando el cristianismo se hizo oficial, estos ritos en los cruces de caminos pervivieron y, para quitarles las connotaciones paganas, se erigieron cruces latinas en donde se hacían.

La Cruz de Ferro se puede considerar, por lo tanto, un cruceiro con un enorme milladoiro alrededor, que a fuerza de acumular piedras deja en evidencia la gran afluencia de las sendas jacobeas. La fuerza que transmite la imagen de tantas piedras y esperanzas depositadas a lo largo de los siglos convierte este hito en un lugar muy especial.

Tras coronar la Cruz de Ferro seguimos, preferiblemente la carretera, en ligera bajada hasta Manjarín. Antiguamente aquí había un pueblo que contaba con un hospital de peregrinos, pero hoy de eso sólo quedan los cimientos de las casas, que veremos a ambos lados de la carretera.

En pie sólo se encuentra uno de los albergues más inconfundibles del camino, la Encomienda Templaria de Manjarín, regentada por Tomás Rodríguez. Sintiéndose perpetuador de la tradición templaria, lleva años instalado en ese punto, ofreciendo por aportaciones voluntarias leche con galletas y agua. Hasta hace años no tenía ni corriente ni agua, aunque hace poco se instalaron dos placas solares.

Peregrino haciendo el Camino de Santiago por Manjarín Manjarín (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

NOS ADENTRAMOS EN EL BIERZO, PARAÍSO NATURAL POR EL QUE BAJAMOS HASTA MOLINASECA

Tras pasar Manjarín comenzamos uno de los descensos más fuertes del camino, que debemos hacer por carretera. Estamos oficialmente en el Bierzo y las impresionantes vistas del entorno nos acompañarán durante todo el recorrido. ¡Quién diría que hace 30 km cruzábamos estepas y páramos leoneses!

Durante los primeros 2,5 km el terreno está bastante nivelado, pero luego comienza una bajada que, aunque por carretera es más tendida que por las sendas peatonales, alcanza pendientes relativas del 13-14%. Especialmente inclinada es la llegada al Acebo de San Miguel, una pequeña población con un encanto abrumador y que es lo primero que visitaremos en el Bierzo.

El Acebo está situado en la falda de la montaña con la carretera como vértebra y calle principal. Casitas de piedra con empinados tejados negros de pizarra y balcones que ofrecen vistas espectaculares nos reciben ofreciendo diferentes servicios: albergues, bares y restaurantes.

A la salida del Acebo hay un monumento de hierro en forma de una bicicleta unida a un bordón. Recuerda a Heinrich Krause, un peregrino alemán que en el 1988 se despeñó con su bici en este lugar cuando se dirigía a Santiago por las sendas jacobeas tradicionales.

Los caminantes nos saludan desde el arcén izquierdo de la carretera hasta que se desvían por una senda que recorre la LE-142, primero por la derecha y luego por la izquierda. Nosotros pasamos de las señales y seguimos por el asfalto hasta llegar a Riego de Ambrós. La carretera bordea la población berciana por el norte y en una cota más alta.

En Riego de Ambrós se puede visitar la ermita de San Sebastián, con su fuente cercana, y la parroquia de Santa María Magdalena que acoge un bonito retablo del S. XVIII. Los peregrinos a pie abandonan el enclave por un camino de piedra y lascas de pizarra. Esta parte del camino es impracticable para ciclistas, así que si entramos en Riego de Ambrós lo mejor es que volvamos a la LE-142 para seguir con nuestra marcha.

Casa antigua en el pueblo de Riego de AmbrósRiego de Ambrós (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Tras 5 km de descenso llegamos a Molinaseca, cuyo monumento más reconocible es el puente de piedra sobre el río Meruelo. No son pocos los caminantes que, tras la fuerte bajada de los montes del Bierzo, encuentran en la refrescante agua de este río a la mejor aliada para sus cansados pies.

Justo al pasar el cartel de entrada a Molinaseca, se alza al lado de la carretera la ermita de Nuestra Señora de las Angustias. Se dice que había allí una ermita ya en el S. XI, aunque lo que hoy vemos se construyó entre el S. XVI y el XX. Su cabecera se apoya tanto en la montaña que, de hecho, es parte de ella. El alto campanario que hay en el centro de la fachada occidental tuvo que hacerse en el 1931 para servir de contrapeso, ya que el empuje de la montaña amenazaba con tirar el templo.

Siguiendo la carretera se llega al puente de piedra, denominado comúnmente “Puente de los Peregrinos”. Se piensa que su origen data de tiempos romanos, pero no está demostrado. Sí que hay diferentes fuentes medievales que lo nombran desde el S. XII. Hoy tiene siete arcos de diferentes dataciones y tamaños, porque fue objeto de diferentes ampliaciones.

Al cruzar el puente nos vemos inmersos en el trasiego de la calle Real de Molinaseca donde encontraremos todos los servicios que necesitemos. La calle termina en la LE-142 de nuevo. Falta poco para llegar a Ponferrada, pero para los que prefieren parar en poblaciones pequeñas y disfrutar de la tranquilidad del campo, Molinaseca puede ser una buena opción.

El Puente de Molinaseca sobre el río con una iglesia al fondoPuente de Molinaseca (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

ÚLTIMOS KILÓMETROS HASTA PONFERRADA

Saliendo de Molinaseca seguimos por la LE-142, ya en un perfil mucho más sencillo, casi plano. En 5 km cruzamos el puente sobre el río Boeza y, después, las señales jacobeas indican tomar un desvío a la izquierda para coger un camino y desembocar en la Avda. del Castillo, ya en el núcleo urbano de Ponferrada. A la misma avenida se llega siguiendo la carretera sin tomar el desvío, así que es una cuestión de preferencias (el camino es totalmente ciclable).

Siguiendo la Avda. del Castillo llegamos al puente sobre el río Sil y, a nuestra derecha, aparece ante nosotros el monumental castillo templario de Ponferrada.

Si cruzamos el puente nos internaremos en la zona más moderna de la ciudad y, si nos quedamos en este lado, podremos ver el castillo y la plaza del Ayuntamiento.

¡Bienvenidos a Ponferrada!

El castillo de PonferradaCastillo de Ponferrada (Fotografía cedida por Alejandro Bolado en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

UN PASEO DE UNA TARDE POR PONFERRADA, MONUMENTAL ENCLAVE ENTRE EL SIL Y EL BOEZA

Ponferrada es una ciudad dividida en dos por el majestuoso río Sil. En la orilla oriental se encuentra la zona monumental, donde está la mayoría del patrimonio arquitectónico y cultural medieval de la ciudad, así como los diferentes museos. En la vera occidental está la parte más moderna de la ciudad, modulada y organizada urbanísticamente como un gran ensanche, donde se concentra la zona industrial, habitacional y de oficinas.

El tamaño y la monumentalidad de los lugares a visitar convierten a la capital berciana en un perfecto fin de etapa. Os proponemos un paseo de 12 minutos en el que en menos de 1 km encontraréis todas las pistas para conocer un poco este maravilloso enclave y entender cómo ha llegado a ser lo que hoy es. Podéis ver aquí el mapa de paseo.

Esperamos que disfrutéis de la capital del Bierzo, una comarca natural  en torno al río Sil, que ha conseguido que todo lo que forme parte de su Denominación de Origen sea sinónimo de calidad y buen hacer.

¿Os animáis a conocer más a fondo Ponferrada?

Vista panorámica de PonferradaVista panorámica de Ponferrada (Fotografía cedida por José Luis Filpo Cabana en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Todo empezó con el “pons-ferrata”, un puente de hierro para los peregrinos jacobeos

A pesar de que hay indicios de que en las orillas del Sil hubo algún tipo de asentamiento en la Edad de Hierro y en tiempos romanos, no hay ningún documento o fuente que lo confirme.

En cambio, sí hay documentos que reflejan claramente cómo en el año 1082 el obispo de Astorga da orden de que se construya un puente sobre el río Sil para facilitar el cruce a los peregrinos. En el puente se pusieron unas cadenas de hierro que impedían pasar si no se pagaba el peaje correspondiente, por lo que se le denominó “pons-ferrata”. Hay otros investigadores que creen que el nombre, en realidad, vendría dado del refuerzo de hierro que se puso en la estructura del puente. En la orilla oriental, tras el cruce del puente, surgió durante el siglo siguiente un poblado alrededor de una iglesia dedicada a San Pedro.

La otra parte del río estuvo deshabitada hasta que Fernando II, en la segunda mitad del S. XII, construye una pequeña fortaleza sobre un promontorio justo en la orilla del Sil. Alrededor comenzó a generarse otro asentamiento y, en el año 1178, el rey cedió el poder sobre esa parte del territorio a la Orden del Temple.

Como ya mencionamos, el cruce de los montes de León era una parte peligrosa del camino por la dura climatología, las variaciones de terreno y la gran cantidad de asaltantes que se escondían entre la densa vegetación. Los templarios, encargados de proteger a los peregrinos, ampliaron su fortaleza para tener una mayor vigilancia sobre la zona. En el año 1211 el sucesor de Fernando II, Alfonso IX, decidió donarle la ciudad al maestre de la Orden del Temple en Ponferrada, por lo que adquirieron el poder completo.

Como todo lo que rodea a los templarios, su mandato en pons-ferrata está lleno de leyendas milagrosas y hazañas imposibles. Se les atribuye, por ejemplo, el descubrimiento de la escultura de la Virgen del Bierzo (la “morenica”) en el tronco de una encina.

Durante los dos siglos siguientes la ciudad se amuralló y los templarios acumularon en esa zona un poder muy importante. Pero, como ya sabemos por etapas anteriores, la supremacía templaria terminó convirtiéndose en su propia desgracia. Vistos por la monarquía y hasta por la propia Iglesia de Roma como una amenaza a su autoridad, una serie de tejemanejes entre reyes y papas terminaron por suprimir en el año 1312 la Orden del Temple, a golpe de asesinato y expropiación.

Desaparecidos los caballeros templarios, los grandes beneficiados en Ponferrada fueron las grandes familias aristocráticas de las zonas cercanas: Castilla y Galicia. En la zona leonesa los Osorio que, como vimos en la etapa anterior, ostentaban el control de Astorga, tuvieron intermitentemente el de la fortaleza ponferradina. En Galicia, la familia de los Condes de Lemos, afincados en Monforte, también controlaron el castillo durante algunos momentos de los S. XV y S. XVI.

Las luchas de poder entre el Conde de Lemos y su hijo a principios del S. XVI terminaron con una gran batalla en el castillo. Los Reyes Católicos aprovecharon la situación de inestabilidad para decretar que la fortaleza pasaba a ser de su propiedad. Instalaron a un corregidor en Ponferrada para que llevase el control en su nombre y de esa manera se mantuvo la organización ponferradina hasta el S. XIX, siglos en los que la ciudad creció mucho dentro y fuera de las murallas.

Ya en el S. XX, la urbe cambió mucho con la llegada de la industrialización. Las minas de carbón e hierro cercanas se empezaron a explotar con maquinaria pesada y en el año 1949 se abrió una central térmica en la ciudad.

Hoy en Ponferrada viven unas 64 000 personas, que reciben cada día -como se ha hecho desde hace mil años- a los peregrinos que cruzan el Sil para proseguir con su camino a Compostela.

Ahora que conoces la historia de Ponferrada… ¿Te animas a conocer sus monumentos más importantes?

Barrio antiguo en la ciudad de PonferradaBarrio antiguo de Ponferrada (Fotografía cedida por Gabriel Fernández en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Comenzamos por el centro neurálgico: el castillo templario

A fuerza de ampliaciones históricas, el recinto del castillo que hoy podemos visitar en Ponferrada ocupa lo mismo que ocho campos de fútbol. ¡Tenemos visita para rato! Dejando a un lado el tamaño, lo que impresiona sobremanera de este monumento es su excepcional estado de conservación.

No explicamos cómo llegar porque es imposible estar en Ponferrada sin verlo. Tiene más de 8000 m2, con dobles y triples muros defensivos: torres almenadas de diferentes formas, barbacanas (huecos para disparar cañones) y muros ciclópeos; todo rodeando un inmenso patio interior.

El castillo en realidad es la unión de dos grandes proyectos. El primer castillo tiene su base en la construcción que los templarios hicieron en el S. XIII sobre lo que Fernando II había levantado previamente. Cuando cayó la Orden del Temple, el señor de Osorio levantó el denominado “Castillo Viejo” en un extremo del que había y, posteriormente, el Conde de Lemos lo amplió enormemente haciendo una fortaleza-palacio (“Castillo Nuevo”). La parte norte, por lo tanto, es lo que queda de la primitiva construcción del S. XII.

Todo el recinto poligonal del castillo estuvo rodeado por un foso, excepto la parte que directamente se alza sobre la orilla del río. Tras pasar por la puerta principal, de mampostería y flanqueada por dos grandes torreones, se entra al patio y desde él ya podemos ver la enorme torre del homenaje, estructura central del castillo.

Castillo templario de Ponferrada con la bandera de España

A partir de la segunda mitad del S. XIX el monumento comenzó a deteriorarse notablemente, llegando incluso a construirse cuadras con sus piedras y a usarse su patio como zona de pasto. En 1924 se le da la distinción de Monumento Nacional Histórico Artístico y, por lo tanto, pasa a ser objeto de una protección especial. Comienza un proceso de rehabilitación que hoy en día ha terminado en la musealización del recinto. La entrada cuesta 6€ y los lunes está cerrado. El resto de días abre de 10.00 a 18.00 con una parada para comer de 14.00 a 16.00. Más información en la página del ayuntamiento.

Nos vamos de museos y a conocer a la patrona del Bierzo

Enfrente de la entrada al castillo de Ponferrada se encuentra el templo de San Andrés. Es relativamente nuevo (S. XVII) y en su interior se guarda una figura de Cristo que antes estaba en una capilla del castillo, por lo que se le llama el Cristo de la Fortaleza. Es de una sola nave y en su cabecera se alza un retablo barroco con 6 figuras en hornacinas, además de la del Cristo.

Siguiendo por la calle peatonal Gil y Damasco, que bordea el castillo, veremos a nuestra izquierda la oficina de turismo de Ponferrada y a la derecha el Museo de la Radio. El hecho de que haya aquí un museo de temática tan específica se debe a que esta ciudad es la que vio nacer a Luis del Olmo, uno de los locutores de radio con más trayectoria del país y que presentó el programa más longevo de la historia radiofónica española: “Protagonistas” tuvo más de 12000 programas. En este antiguo edificio del S. XVII, conocido como la “Casa de los Escudos”, se expone su colección de receptores en un espacio que expone las modas y usos que se han seguido en este medio de comunicación durante la historia. Para más información sobre horarios y precios consultar la página web del museo.

Entrada principal del edificio del museo de la radio situado en PonferradaFachada principal del museo de la radio (Fotografía cedida por Alejandro Bolado en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Seguimos nuestro paseo subiendo por la calle Gil y Carrasco, que surge en frente a la fachada del museo. Entramos ya en la plaza de la Virgen de la Encina, donde se encuentra la iglesia homónima.

La Virgen de la Encina es la patrona de la comarca del Bierzo desde el año 1908. Hay diferentes leyendas sobre cómo se encontró esta santa imagen, la mayoría en relación a los templarios. Una de ellas dice que la imagen de la Virgen la trajo San Toribio en el S. V desde Jerusalén, cuando peregrinó hasta allí (os contamos la historia de este santo en la etapa anterior). Cuando se hizo obispo de Astorga guardó la imagen en la ciudad y en el S. IX, ante el ataque musulmán, el que era obispo en ese momento la sacó de Astorga y la escondió en una encina de un bosque. Seis siglos más tarde los templarios decidieron ampliar su castillo, para lo que necesitaron madera en la construcción. Un 8 de septiembre, día de la Virgen, salieron a por ella y  al cortar un tronco  de una encina la imagen se apareció ante ellos entera, sin un rasguño.

La imagen de la Virgen se expone en la cabecera de su basílica, en un camarín ante el retablo mayor. La talla que vemos es del S. XVI, del mismo siglo en el que se edificó el templo. Antes había allí una iglesia dedicada de finales del S. XII, pero  como era muy pequeña se decidió tirarla para hacer esta. La construcción del templo actual fue tormentosa ya que tuvo que pararse varias por epidemias de peste, problemas administrativos, etc. Casi se tardó dos siglos en terminarla, por lo que aunque el conjunto sea muy armonioso hay diferentes influencias en ella, desde el tardogótico, renacimiento inicial, clasicismo y de alguna manera el barroco gallego.

Basílica de Nuestra Señora de la Encina en PonferradaBasílica de la Virgen de la Encina (Fotografía cedida por Zarateman en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

Seguimos por la calle Reloj y nos paramos en el Museo del Bierzo y en la Torre del reloj

Seguimos por la calle Reloj y nos paramos en el Museo del Bierzo y en la Torre del reloj

Saliendo de la plaza de la Virgen de la Encina por el norte, entramos en la calle Reloj. Casi en su parte final, antes de llegar la Plaza del Ayuntamiento, vemos a nuestra derecha el Museo del Bierzo.

Aunque se decidió llevar a cabo este proyecto en 1966, no se empezó  construir hasta 1984 y se terminó 12 años más tarde. El edificio que ocupa fue, durante muchos años, en el que vivió desde el S. XVI el corregidor de la villa, máximo mandatario de Ponferrada en nombre del rey. El principal objetivo del museo es exponer la historia de la ciudad de Ponferrada y, en mayor medida, de toda la comarca del Bierzo. Hay piezas desde el Paleolítico hasta el S. XX. Por las tardes sólo abre de 16.00 a 18.00, así que si os interesa visitarlo pero no os da tiempo a verlo por la tarde, podéis entrar al día siguiente a partir de las 10.00.

Tras pasar por delante del museo cruzaremos por debajo de un arco sobre el que se alza la Torre del Reloj. En realidad, el arco es la única puerta que queda de las murallas medievales que bordeaban todo el perímetro de Ponferrada. Sobre ella se construyeron dos cuerpos en el S. XVI, el primero con el escudo de Felipe II y el de arriba con el reloj en su parte superior. El tercer cuerpo que vemos hoy, con una campana, se hizo en el siglo siguiente.

Torre del Reloj en PonferradaTorre del Reloj (Fotografía cedida por Lancastermerrin en Wikimedia bajo las siguientes condiciones)

En el Museo del Bierzo se guarda el mecanismo original que se instaló en el reloj en el S. XVI. Desgraciadamente no es posible subir a la torre del Reloj, desde la que seguramente las vistas serían espléndidas.

Tras cruzar la antigua puerta de la muralla medieval, nos encontraremos en la Plaza del Ayuntamiento. Tanto en la propia plaza como en las calles aledañas encontraremos muchos locales de hostelería en los que podremos probar lo mejor de la gastronomía berciana: pimientos asados, vino, castañas, cerezas, etc. Como plato elaborado no puede faltar el botillo, carne de cerdo adobada que se embute y se ahuma. Se come cocido y acompañado de patatas, legumbres o verduras. ¡Toda una delicia que nos aportará mucha energía!

Si aún no tenéis apetito y preferís seguir caminando un poco, en Tournride os proponemos que vayáis al puente de la Puebla y paseéis un poco por la orilla del Sil. Para llegar hay que salir de la Plaza del Ayuntamiento por la Calle Sta. Beatriz de Silva y bajar después por la Calle la Calzada. Se llega directamente al puente, donde se supone que antiguamente se encontraba el pons-ferrata que dio nombre a la villa. Tras cruzarlo está la plaza de San Pedro, donde estaba hace siglos la iglesia en torno a la cual se formó el primer asentamiento medieval de la zona.

Recomendamos pasear por la orilla oriental del Sil hasta volver a cruzar por el puente del Castillo y terminar en el punto de partida de nuestro paseo.

Mañana damos un paso de gigante en nuestro peregrinaje… ¡Entramos, por fin, en Galicia! Cada vez más cerca del final, desde Tournride os deseamos que disfrutéis al máximo de vuestra experiencia. Para ello, mañana seguiremos siendo vuestros acompañantes en vuestro Camino Francés en bicicleta.

¡Buen Camino, peregrinos!

ETAPA 9: DE LEÓN A ASTORGA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 305 km

Distancia en etapa: 49 km

Tiempo estimado: 4-5 horas

Cota mínima: 800 m

Cota máxima: 950 m

Dificultad de la ruta: Baja

Lugares de interés: Santuario de la Virgen del Camino, Hospital de Órbigo, Astorga

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí 

Mapa de la etapa 9 del camino de santiago en bici desde León a Astorga

Pincha sobre la imagen para ampliar

La salida de León puede resultar un poco caótica y es bastante larga, ya que Trobajo del Camino y la Virgen del Camino parecen una eterna extensión urbana. Tras pasar esa zona residencial e industrial, se nos plantean dos opciones para llegar a Hospital de Órbigo, el punto medio de etapa. El camino tradicional sigue el curso de la N-120. El alternativo es un poco más largo, pero se aleja del tráfico por campos y carreteras secundarias.

Después de cruzar el impresionante puente de Hospital de Órbigo, el camino vuelve a bifurcarse, teniendo que elegir de nuevo entre carretera o campos para llegar al alto de la Cruz de Toribio, desde donde tendremos una vista panorámica de Astorga. La entrada a Astorga es mucho más sencilla que la de León, la única dificultad es el cambio de cota a superar.

En general el carácter industrial de las poblaciones por las que pasa el itinerario tradicional puede hacer que esta etapa sea un poco pesada. Si preferimos ir por campos aumentaremos la distancia a recorrer.

Lo único que puede complicar bastante la etapa serán las condiciones climatológicas. Si ha llovido recomendamos ir por la N-120, ya que las pistas agrícolas se embarran mucho. Si hace viento, las cotas altas del camino por Villares de Órbigo pueden hacerse un poco duras.

¡Buen camino!

Vista del cielo en un día precioso desde Astorga

Entorno de Astorga, fotografía cedida por Fernando Álvarez

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Dado lo confuso de la salida de León, vamos a tratar de simplificar las indicaciones al máximo. Tenemos que abandonar la ciudad por el puente de San Marcos, al lado del parador. Para llegar desde la catedral, lo más sencillo es bajar por la calle Ancha y girar en la Casa Botines, siguiendo recto hasta bordear San Isidoro. Girando oblicuamente a la izquierda llegaremos ya a la calle Renueva y a la Avenida Suero de Quiñones, que nos dejará directos en el puente.

Tras cruzar el puente de San Marcos debemos seguir recto por la Avenida Quevedo, cruzando una rotonda. Tras recorrer poco más de un kilómetro, veremos cómo la avenida se curva a la derecha, mientras que de frente se aparece una pasarela de metal. Ambos caminos cruzan las vías del tren y para los ciclistas es mejor seguir por la avenida.

Ya en Trobajo del Camino, seguimos por la avenida hasta que esta se curva a la izquierda. Tras esa curva hay que estar atentos, ya que se debe coger la primera calle a la derecha. Es una cuesta bastante empinada, que nos llevará siguiendo hasta La Virgen del Camino. La pendiente vertical se suavizará paulatinamente.

Ya en paralelo a la N-120, llegamos a la Virgen del Camino (Km 7,5 de ruta). Tras pasarlo cogemos la calle Paz, un ramal izquierdo de la N-120. En 500 metros vemos cómo el suelo se llena de flechas contradictorias. Es el momento de decidir qué camino queremos tomar hasta Hospital de Órbigo:

1. Camino tradicional: Sigue el curso de la N-120, por lo que podemos ir por los senderos peatonales o por la carretera. Son 24 km y se pasa por San Martín del Camino. Perfil, en general, en ligera pendiente negativa.

Siguiendo recto en el desvío, debemos cruzar la A-66 por un túnel y luego seguir paralelos a la N-120 para llegar a Valverde de la Virgen (Km 12), San Miguel del Camino (Km 13,5), Villadangos del Páramo (Km 21) y San Martín del Camino (Km 25,5).

2. Camino alternativo: No tiene una justificación histórica como tal, pero permite evadirse del tráfico de la carretera. Son 28 Km por pistas y, tras un par de saltos iniciales, el perfil es en ligera pendiente negativa.

Girando a la derecha, cogemos la LE-5522 para llegar a Fresno del Camino en cinco minutos y a Oncina de la Valdoncina en 10. Ya por pistas de tierra iremos a Chozas de Abajo y, por carretera secundaria de nuevo, llegaremos a Villar de Mazarife (Km 12). Por la LE-6524 llegamos a La Milla del Páramo y por pistas de buen firme a Villavante, desde donde sólo nos separan 4 Km para unirnos al camino tradicional y entrar en Hospital de Órbigo.

Puente de piedra que lleva desde Paso Honroso a Hospital Órbigo

Puente del Paso Honroso y de Hospital Órbigo. Fotografía cedida por Javier Diez Barrera

Ya en Hospital de Órbigo (Km 33) cruzamos su magnífico puente medieval y volvemos a decidir camino. Tenemos dos opciones:

1. Camino tradicional: Sigue paralelo a la N-120 hasta justo antes de llegar a San Justo de la Vega, donde se desvía a la derecha para ir a la Cruz de Toribio. Son 9 Km al desvío y uno más para llegar a la cruz. Perfil plano durante los primeros 5 Km y, después, en ligera pendiente positiva.

2. Camino alternativo: Se desvía a la derecha tras pasar Hospital de Órbigo para ir a Villares de Órbigo y a Santibáñez de Valdeiglesias. Son cerca de 3 Km más a recorrer en total, pero por pistas de tierra que si ha llovido pueden estar embarradas. El perfil alterna pendientes positivas y negativas un poco más fuertes que el camino tradicional, pero asequibles.

Sea como sea, llegamos a la Cruz de Santo Toribio (Km 45), una estructura en un alto que nos ofrece unas vistas magníficas de Justo de la Vega y de Astorga.

Cruz de Santo Toribio hecha de piedra

Cruz de Santo Toribio, fotografía cedida por RFMyFL

Desde ese punto, bajamos una cuesta de 1,5 km con una diferencia de cota de 73 metros, que nos dejará en San Justo de la Vega, por donde engancha de nuevo la N-120.

Para entrar en Astorga hay que cruzar las vías del tren. Los peatones lo hacen por una pasarela elevada (en rampa, sin escaleras), aunque también podemos seguir por la N-120 desde San Justo y evitar la pasarela. Después cruzamos recto la rotonda de entrada a la ciudad y nos enfrentamos a una última rampa corta que nos deja en Astorga, al lado de la Plaza Mayor.

Palacio Episcopal de Astorga con la muralla romana enfrente

Palacio Episcopal de Astorga y la muralla romana, fotografía cedida por FONENDEZ

CONSEJOS PRÁCTICOS

Si comenzáis en León vuestro camino, os ayudamos a llegar hasta allí.

  1. En autobús. La estación está en la Avda. Ingeniero Saenz de Miera. La empresa que más opera es Alsa, que conecta con casi todo el norte de España. Desde Salamanca también podréis venir con Vivas y desde poblaciones más pequeñas como Burgos o Palencia con Abel.
  2. En tren. León es un centro ferroviario bastante importante. Para horarios y precios, consultar la página de Renfe.
  3. En avión. El único enlace permanente que tiene es al aeropuerto de Barcelona, operado por Air Nostrum.

Recordad que en Tournride os dejamos las bicicletas en vuestro alojamiento en León si comenzáis allí  y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.

Las distancias entre poblaciones son cortas y están repletas de servicios, no tendréis problemas de abastecimiento.

Si se hace esta ruta en verano, no olvidéis llevar buena protección y agua. Las rectas entre campos sin arbolado ya han quedado atrás, pero aún estamos en León y el sol es fuerte.

En cuanto a la elección de caminos, es una cuestión de gustos. Más directo con tráfico o más largo por pistas agrícolas, aunque las distancias en bici casi no marcan diferencia. Como consejo, si ha llovido recomendamos ir por el camino tradicional de la N-120 para evitar el barro.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Esta etapa tiene como inicio y final dos ciudades cargadas de historia y patrimonio cultural. Entre medias, diremos adiós a las planicies de los páramos leoneses, ya que mañana el perfil se volverá a romper en la subida a la Cruz de Ferro yendo hacia Ponferrada.

La N-120 se ha convertido en la columna vertebral de multitud de poblaciones cuyo nombre refleja el pasado jacobeo con el que cargan. Tantos lugares “del Camino” nos recuerdan lo histórico de estos senderos. Hoy, han surgido alternativas menos históricas pero que huyen del ruido y el tráfico que genera la carretera.

Aunque todo el itinerario puede realizarse más al norte o al sur, el único punto de etapa que sigue siendo paso obligado es Hospital de Órbigo, lo que es de agradecer. Esta parada nos brinda la oportunidad de conocer historias de amor medievales y cruzar su histórico “Paso Honroso”.

SALIMOS DE LEÓN POR CALLES ENREVESADAS Y VISITAMOS EL MODERNO SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL CAMINO

A la salida de León pasamos por algunos de los lugares que recomendamos visitar en el paseo de fin de etapa por León, así que si el día anterior no hemos tenido tiempo de admirarlos, recomendamos verlos ahora.

Bordeando la basílica de San Isidoro llegamos al Parador, donde debemos cruzar el Bernesga por el bonito Puente de San Marcos del S. XVI. Es de sillería, con grandes pilas con tajamar que sustentan bóvedas de cañón. En el S. XX fue necesario ampliarlo, pero se hizo respetando mucho su forma original.

Puente de San Marcos en León que pasa por encima del río

Puente de San Marcos en León, fotografía cedida por Javier Diez Barrera

Tras pasar el puente recorremos calles de barrio residencial. Para entrar en Trobajo del Camino hay que cruzar las vías del tren, ya sea por carretera o por pasarela. De su pasado jacobeo sólo queda le queda el nombre y una ermita de las cuatro que había antiguamente, que aguanta estoicamente entre gigantes de hormigón. Está dedicada al apóstol y sus orígenes se remontan a la Edad Media, aunque lo que hoy vemos son restauraciones de una obra del XVIII.

Pasado Trobajo del Camino nos adentramos en el polígono industrial occidental de León. Tras cruzarlo, volvemos a la N-120 hasta la Virgen del Camino, localidad dormitorio por cuya mitad discurre la carretera.

A pesar de que todo en esta localidad desprende modernidad, incluido su inconfundible santuario principal, el nombre del pueblo es indicativo de que lleva siendo paso peregrino durante siglos. Hay una leyenda que dice que en el S. XVI la Virgen se apareció aquí a un pastor llamado Alvar, encomendándole avisar al obispo para que construyese una iglesia en ese lugar. Dudando de la credibilidad que el obispo fuese a dar a su palabra, el pastor le pidió ayuda a la Virgen en su tarea. María cogió una honda y tiró una gran piedra, para que el obispo pudiese verla y así dar fe del milagro. Donde estaba esa piedra milagrosa se hizo una ermita y a su alrededor se creó el pueblo, que creció con el paso de los peregrinos.

En 1957 se comenzó a construir un nuevo templo que, por su marcado carácter moderno, no nos costará reconocer. Mezcla diversos materiales como el hormigón, el vidrio, la piedra o la madera en un edificio cuyo marcado carácter horizontal se rompe por una altísima cruz vertical que hace de torre. Las esculturas de la fachada son del artista José María Subirachs y las vidrieras se hicieron en Chartres (Francia).

Basílica de la Virgen del Camino situada en León

Basílica Virgen del Camino en León, fotografía cedida por cmramirezl

Al pasar el templo hay que situarse en el lado izquierdo de la N-120 para salir del pueblo. Cogiendo la calle Paz debemos escoger, tras 500 metros, por qué camino queremos llegar a Hospital de Órbigo.

ESCOGEMOS CAMINO DESDE LA VIRGEN DEL CAMINO HASTA HOSPITAL DE ÓRBIGO

Como dejan entrever las múltiples pintadas contradictorias en el suelo, existe una pequeña rivalidad entre los pueblos por los que pasan ambos caminos para disputarse la atención de los peregrinos. En realidad el camino tradicional quedó inundado del ruido del tráfico con la construcción de la N-120, de ahí que poblaciones vecinas hayan visto una oportunidad de oro para ofrecer alternativas más tranquilas.

Son 4 Km más por el camino alternativo a Villar de Mazarife, una distancia prácticamente insignificante en bicicleta, así que la elección entre uno u otro itinerario se reduce a una cuestión de apetencia.

Si vais por el camino tradicional seguiréis el curso de la N-120, debiendo sortear primero un nudo de carreteras. Por el arcén de la carretera se cruza sin problema, pero yendo por el camino peatonal hay que desviarse un poco para pasar por un túnel subterráneo bajo la autovía.  

Por caminos de tierra y asfaltados, la vista nos devuelve la visión del páramo leonés con algunos árboles desperdigados, intercalados con naves industriales. En poco menos de 2 Km llegaremos a Valverde la Virgen y en 1,5 km más a San Miguel del Camino, ambas localidades con la N-120 como columna vertebral. En San Miguel hubo desde el S. XII un hospital de peregrinos y hoy alberga el club de golf más importante de la provincia leonesa.

Siguiendo el curso de la carretera dejamos a la derecha un polígono industrial y una gran urbanización, cuya cercanía al Camino Francés ha hecho que fuese bautizada como la del “Camino Santiago”. Habremos llegado así a Villadangos del Páramo, nombre también poco original teniendo en cuenta lo yermo del entorno. La tradición jacobea de este pueblo resurgido durante la Reconquista se delata en la abdicación de su iglesia parroquial a Santiago Apóstol (S. XVII-XVIII). En la puerta se relatan episodios de sus milagros, como el de su aparición en la Batalla de Clavijo. Para recordar este hecho cada 25 de julio un habitante del pueblo se disfraza de Santiago Matamoros y entra en Villadangos blandiendo su espada sobre un caballo color nieve.

Iglesia de Villadangos del Páramo

Iglesia de Villadangos del Páramo, fotografía cedida por antonio 69290

Siguiendo por la N-120 o por una senda de tierra paralela a su arcén izquierdo, llegamos en suave pendiente negativa a San Martín del Camino. A pesar de no contar con excesivos servicios ni patrimonio destacable, su posición casi equidistante entre León y Astorga lo han convertido en un punto importante del Camino Francés por su alto número de pernoctaciones.

En continua pero ligera pendiente a favor recorremos los 7 Km que nos separan de Hospital de Órbigo, entre campos de maíz y cereales. En una senda de tierra paralela al arcén derecho de la N-120, un cartel jacobeo con la vieira amarilla nos señala el giro a la derecha para entrar en el pueblo. Si vamos por la carretera hay que estar pendientes de no pasárselo.

En el caso de que hayáis escogido ir por el camino alternativo desde la Virgen del Camino, habréis seguido sendas de tierra y carreteras secundarias entre pequeñas poblaciones hasta llegar a Villar de Mazarife. Algunos de estos senderos se corresponden con antiguas vías romanas. Recomendamos precaución en el cruce de la N-120 por la rotonda justo antes de enlazar con el camino tradicional.

CON “PASO HONROSO” CONOCEMOS LEYENDAS MEDIEVALES Y ESCOGEMOS CAMINO HASTA LA CRUZ DE SANTO TORIBIO

Hospital de Órbigo se divide por el río homónimo, sobre el cual se encuentra el puente que ha hecho famosa la localidad. El Puente de Órbigo uno de los monumentos más importantes de toda la etapa, por lo que recomendamos a los peregrinos en bici que hagan la etapa por carretera que se desvíen para entrar a visitarlo.

Puente del Paso Honroso en Hospital de Órbigo

Puente del Paso Honroso en Hospital de Órbigo, fotografía cedida por Miguel Cortés

El firme del puente es de adoquines, bastante incómodo para ciclistas. Hoy la construcción parece desproporcionada para el pequeño caudal del río, pero antes de la construcción del embalse Barrios de Luna el torrente era mucho mayor. Históricamente hay constancia de construcciones para sortear el río desde los tiempos romanos, ya que por ahí pasaba la calzada entre León y Astorga. Además, el lugar fue marco de diferentes batallas, como la de suevos contra alanos en el S. V o la que tuvo lugar contra los franceses durante la Guerra de la Independencia del S. XIX.

De todas maneras, sobre todo es conocido por ser el escenario en el que dicen las crónicas que tuvo lugar el “Paso Honroso”. Un cartel informativo en la mitad del puente narra la gesta para todos los visitantes y hoy os la resumimos en Tournride.

Aunque en el S. XV las justas a caballo prácticamente estaban obsoletas, se dice que en esta localidad un caballero llamado Suero de Quiñones estaba tan enamorado de una tal Leonor que pidió al rey convocar un gran torneo para ganarse la admiración de la dama. El rey le dio permiso y el torneo se celebró durante el mes de julio del año jacobeo de 1434. Su nombre histórico, el “Paso Honroso”, deriva de que todo aquel que quisiese cruzar el río por el puente debía hacerlo batiéndose en justa o, en su defecto, nadando el Órbigo y ganándose la fama de cobarde. Sólo estaban exentos los peregrinos.

Para engrandecer aún más su participación en el torneo, don Suero prometió romper más de 300 lanzas en todo el mes y cargar cada día con una gran argolla de metal al cuello. Habiendo cumplido lo prometido, peregrinó después a Compostela y le pidió al Apóstol el amor de Leonor, diciéndole: “Si no os place corresponderme, en verdad no hay dicha para mi”. Se dice que la argolla se corresponde con la gargantilla de oro que cuelga hoy del relicario del apóstol en la catedral.

Las justas del Paso Honroso fueron cantadas por muchos poetas y plasmadas en diferentes crónicas. ¡Tanta fama ganaron que incluso Cervantes habla de Don Suero de Quiñones en El Quijote! Hoy en día, para recordarlo, el primer fin de semana de junio se celebran en Hospital de Órbigo justas medievales en el Paso Honroso. Una gran feria medieval en la que la gente se viste de época, simula las luchas con lanza, vende artesanía y come en grandes carpas.

Foto de la feria medieval en Hospital de Órbigo con una chica disfrazada con el traje típico

Feria medieval en Hospital de Órbigo, fotografía cedida por Isa San Martín

Tras cruzar el puente, seguimos recto por la calle de Santiago. En pocos metros veremos a nuestra derecha la iglesia de San Juan Bautista, de mediados del S. XVIII. En sus inicios pertenecía a la orden de San Juan, los caballeros de Jerusalén. En su interior guarda un retablo plateresco bastante llamativo.

Retablo en la Iglesia de San Juan Bautista

Retablo en la iglesia de San Juan Bautista, fotografía cedida por Thom Ryng.

Al llegar al final de la calle mayor de Hospital de Órbigo, nos encontramos de nuevo con dobles señales jacobeas, en la segunda bifurcación de caminos de esta etapa. Siguiendo recto, iremos por la N-120 hasta la Cruz de Toribio, cerca ya de Astorga, sin pasar por ninguna localidad. Si tomamos la ancha pista que se abre a nuestra derecha, nos perderemos entre campos y montes agrícolas, visitando además dos localidades en 3 Km más de ruta.

Sombra de dos peregrinos en el camino desde Villares a Hospital de Órbigo

Camino a Villares desde Hospital de Órbigo con José Antonio Gil Martínez

El camino tradicional es el que sigue el curso de la N-120. El perfil es muy sencillo, sólo al final la pendiente se vuelve ligeramente positiva. Como consejo, recomendamos precaución en los dos cruces de la N-120 que hay que realizar para coger las sendas jacobeas, que varían del arcén derecho al izquierdo. Si se hace por la carretera hay que estar atento tras la segunda curva a la derecha, ya que allí es donde está el desvío que hay que coger para ir al crucero de Toribio.

El camino alternativo sea seguramente más recomendable, a no ser que las condiciones climatológicas sean adversas, sobre todo con lluvia porque el firme se embarra con facilidad. Tiene muchos más servicios que el camino alternativo previo, de Villar de Mazarife. El perfil es más complicado, sobre todo al final hay un par de rampas entre saltos, pero es asequible.

El paisaje ya no será tan yermo, campos agrarios repletos de hortalizas y monte bajo, con el río Órbigo asomando de vez en cuando con sus grandes choperas en ambas vegas.

Estampa de una noche estrellada en el Río Orbigo

Noche estrellada en el Río Orbigo, fotografía cedida por Miguel Ángel

En menos de 2 Km se llega a Villares de Órbigo, población que da nombre al municipio en el que viven menos de 700 personas que se dedican, principalmente, al trabajo del campo. En Villares hay una iglesia de origen románico y remodelación barroca, dedicada al apóstol pero con una bonita talla de la Virgen del Carmen. El pueblo se une con Santibáñez de Valdeiglesias por un camino y una carretera local que recorreremos en pocos minutos.

Santibáñez también cuenta con su iglesia parroquial, dedicada a la Santísima Trinidad y que actúa como eje central del núcleo. En su interior, hay una talla famosa de San Roque y su tradición jacobea se plasma en la iconografía de este, que aparece vestido de peregrino.

Aún así, el pueblo de Santibáñez es más famoso por un divertido pasatiempo que sus propios habitantes construyen cada verano: uno de los laberintos de maíz más grandes del mundo. El recorrido cambia cada año y es una buena atracción para los peregrinos que hacen noche en el albergue de la localidad.

Pueblo de Santibáñez de Valdeiglesias rodeado de campos verdes con flores

Santibáñez de Valdeiglesias, fotografía cedida por Miguel Cortés

En realidad, el hecho de que en este caso escojan un laberinto tiene un sentido muy simbólico. En el paseo por Logroño, de nuestra cuarta etapa, en Tournride os contamos cómo el juego de la oca se cree que podría haber sido diseñado por los templarios, siendo en sí mismo una representación del Camino de Santiago. Al igual que en Navarra os hablábamos de puentes “entre los que nos llevaba la corriente”, aquí el laberinto representa la casilla 42 del juego de la oca, que nos dejaría atrapados o nos llevaría “del laberinto al 30”.

Imagen del juego de la oca antiguo

Juego de la Oca, fotografía cedida por Juan Francisco Piferrer

A la salida de Santibáñez el firme se vuelve un poco más complicado, con multitud de pequeñas piedras. Además, comienzan los cambios de desnivel. Habremos de sortear un par de rampas entre saltos, ¡tras tantas pistas en plano ya casi se nos había olvidado!

Antes de llegar a la Cruz de Toribio pasamos por la “Casa de los Dioses”. Este proyecto, iniciado por el catalán David Vidal en 2009, supuso la rehabilitación de una antigua nave industrial para levantar un lugar de recepción y ayuda a los peregrinos. Gratuitamente se ofrecen zumos y comida a cambio de la voluntad, que debe dejarse más para que los peregrinos futuros puedan disfrutar del lugar que por pagar de alguna manera lo que se coge, como anunció David. A finales del 2016 se avisó del cierre de este curioso punto del Camino Francés, pero aunque su futuro sea incierto hoy aún sigue abierto.

Desde la Casa de los Dioses, se sigue de frente por la pista de tierra y, tras girar a la izquierda, se llega en 1,5 km a la Cruz de Toribio. Ante nosotros se abrirá, por vez primera, una vista panorámica de Astorga.

VEMOS ASTORGA DESDE LA CRUZ DE SANTO TORIBIO Y POR TOBOGANES CORTOS LLEGAMOS A NUESTRO FIN DE ETAPA

El crucero que domina estas vistas de Astorga se levantó en honor a Toribio, un religioso del S. V. Su vida santa comenzó cuando vendió todo lo que tenía para peregrinar a Jerusalén. Después, fue nombrado obispo de Tui y de Astorga.

Dicen las crónicas que  siendo obispo de Astorga escribió una carta al Papa, mostrándole su preocupación por una doctrina que estaba cogiendo fama en la ciudad. Se trataba del Priscilianismo, que años después sería condenado herejía. El Papa, preocupado por la situación, le dijo a Toribio que organizara una reunión y le dio la potestad de excomulgar a todos aquellos que no condenasen el Priscilianismo durante la convención. Al parecer, los excomulgados se enfrentaron a Toribio y este terminó siendo expulsado de Astorga.

Años después Toribio estaba siendo perseguido por los visigodos y, al llegar a Astorga pidió refugio, pero se le negó la entrada. Enojado, subió al lugar donde ahora se encuentra la cruz y dijo sus palabras más famosas:De Astorga, ni el polvo”. Hoy, la ciudad rinde homenaje a uno de sus grandes personajes históricos con este gran crucero.

Después de disfrutar de las vistas que nos ofrece este crucero, bajamos el tobogán que enlaza con la N-120 y nos deja en San Justo de la Vega, población  satélite de Astorga. Para llegar al fin de etapa, podemos seguir por la N-120 o seguir los senderos peatonales. Sabed que si no vais por la carretera hay que pasar por encima de las vías de tren usando una pasarela elevada en rampa, que implicará bajarse de la bicicleta.

Dos rotondas y una fuerte rampa después, entramos en Astorga, la antigua Asturica Augusta de los romanos.

Imagen de la catedral de Astorga

Catedral de Astorga, fotografía cedida por Constantino Barreiro

UN PASEO DE UNA TARDE POR ASTORGA

Astorga es una ciudad sencilla de recorrer y con muchísimo que ofrecer, lo que la convierte en un perfecto fin de etapa. En este caso, sólo es necesario caminar 7 minutos para ver los principales monumentos de la ciudad. En este mapa que hemos creado podéis ver la ubicación de los principales monumentos y museos, así como el itinerario del paseo que os proponemos.

Astorga es la capital de la Maragatería, una comarca de la zona central de la provincia de León. Al visitarla, la impronta más notable de esta cultura es el encuentro con múltiples locales que ofrecen el famoso cocido maragato. Además de la gastronomía, toda esta zona comparte otros elementos de folclore y tradiciones. El origen de esta unidad es discutido, se dice que podría venir de una expresión latina que significa “moros cautivos” (mauri capti) por tener algún tipo de origen bereber. También, como os contamos en el resumen histórico de la ciudad, podría tener que ver con el trabajo de los arrieros, unos comerciantes que transportaban mercancías en mula por esa zona. Los arrieros iban desde Galicia (mar) a Madrid (donde están los Gatos), de ahí que ellos fuesen los que iban de mar-a-gatos.

Os animamos a que probéis las delicias maragatas, pero también a que visitéis una ciudad con un glorioso pasado romano y medieval. Para organizaros mejor, os dejamos los horarios y precios de las visitas. 

¡Buen descanso, peregrinos!

Para comenzar, un poco de Historia…

De la actual ciudad de Astorga se sabe a ciencia cierta que fue un importante centro romano. Lo que no está tan claro es qué había en el cerro en el que se sitúa la ciudad antes de que ellos llegasen. El sabio romano Ptolomeo dice en uno de sus libros que aquí se ubicaba la capital de las tribus astures, lo que daría la paradoja de que su centro más importante no estuviese en lo que hoy es Asturias.

No hay evidencias arqueológicas claras de que allí hubiese algo antes de que llegasen los romanos, sólo crónicas y textos antiguos de otros pueblos hablan de ello. Resulta extraño por la posición privilegiada del asentamiento, sobre un cerro y con buenas vistas del entorno.

Lo que sí está claro es que en el 19 a. C. llega a Astorga la Legio X Gemina. En la etapa anterior descubrimos cómo otra legio, una esas entidades en las que se dividía el ejército romano, había fundado León. En Astorga también se instalaron para controlar el territorio conquistado y los beneficios de las minas de oro de las Médulas.

La importancia que fue acogiendo este núcleo lo convirtió en capital de uno de los “conventus” romanos, lo que hoy sería el equivalente a una provincia. De su función política y administrativa quedó como legado su gran foro, hoy debajo de la Plaza Mayor.

Plaza Mayor de Astorga

Plaza Mayor en Astorga, fotografía cedida por FONENDEZ

Con la llegada del cristianismo y de las invasiones bárbaras que terminaron por desatar la caída del Imperio, la ciudad mejora su sistema defensivo construyendo unas enormes murallas. Estos grandes muros del S. IV fueron luego rehabilitados en la Edad Media y aún hoy quedan restos en bastante buen estado de conservación.

Después de los convulsos momentos de los ataques árabes, a partir del año 1000 se vuelve a convertir en un asentamiento permanente. Empieza así su evolución medieval, en la que terminará por perder el trazado reticulado que había heredado de sus inicios romanos, surgiendo su gran catedral entre pequeñas callejuelas entrecruzadas.

Durante la Edad Media, Astorga pasó por diferentes modos de gobierno, la mayoría de ellos concentrando el poder en una persona de familia importante por cesión del rey. Durante el S. XIII fue un señorío y en el S. XV, cuando llegó al trono Enrique IV, un marqués de la familia de Osorio cogió el poder. Se convirtió así la ciudad en un marquesado en la que los Osorio promovieron mucho el comercio y el crecimiento urbano. La anterior catedral románica desapareció en favor de la gran construcción que vemos hoy en día y otras organizaciones religiosas importantes, como las clarisas o los franciscanos, se instalaron en Astorga.

En el S. XVII crece el comercio en la ciudad. En gran parte la causa de esto fue la importancia que había ido acogiendo desde el S. XIV la arriería, el transporte de comestibles y artículos de consumo sobre burros y mulas. Se llevaban muchos artículos a Galicia y se establecieron importantes relaciones comerciales. Con el cacao que los arrieros traían desde los puertos de comercio con América surgieron diferentes fábricas que elaboraban un chocolate artesano que aún hoy podemos seguir degustando.

La ciudad siguió creciendo hasta el S. XIX, cuando diferentes epidemias y la Guerra de Independencia contra Napoleón hizo que descendiera la población. También se tiraron algunos edificios emblemáticos, como el castillo medieval y gran parte de la muralla.

Además, a finales del S. XIX llegó el ferrocarril a la ciudad. Esto afectó mucho a la organización mercantil de Astorga, ya que se perdió la tradición de los arrieros y se incrementó mucho la producción de las fábricas artesanales, que acogieron métodos más industriales. La ciudad creció mucho,ampliándose por fuera de los muros de la antigua cerca medieval.

Hoy Astorga es una ciudad moderna que ha sabido mantener el saber hacer tradicional que ha marcado gran parte de su cultura. Encontraremos en ella todos los servicios que necesitemos y, a la vez, podremos probar el mismo chocolate que se comía en el S. XVII y pasear por calles de herencia medieval o parte de su glorioso pasado romano.

Fotografía de un palacio de Astorga con una muralla y un jardín enfrente

Astorga, fotografía cedida por Javier Gallego

Primero fue Asturica Augusta: del foro a la actual Plaza Mayor

En Astorga quedan bastante restos romanos, como por ejemplo las cloacas y las termas. Es muy interesante que lo que era el antiguo foro romano, la “plaza” que era el centro político donde se reunía el gobierno de la ciudad, sea hoy el mismo sitio en el que su ubica la Plaza Mayor y el Ayuntamiento.

El foro de Astorga era un espacio de forma cuadrangular, rodeado por un pórtico columnado. En uno de sus lados se abría un gran ábside cuyo pavimento era de mármol, que hoy se conserva. Se denomina Aedes Augusti y lo especial de este lugar ha hecho creer que fuese un templo dedicado al emperador romano.

En la calle que sale al lado de lo que hoy es el Ayuntamiento se encuentra el Museo Romano. Ocupa el edificio de la “Ergástula”, una construcción que formaba parte del foro. Se cree que seguramente formaría parte de una pórtico en forma de U, en cuyo centro había un templo elevado. En cuanto a su función, no se sabe muy bien para qué servía. Hay investigadores que creen que servía como prisión de los esclavos que eran explotados en las minas de oro de las Médulas y del Monte Teleno.

Museo Romano de Astorga

Museo Romano de Astorga, fotografía cedida por Roteiros Galegos

En 1999, el ayuntamiento consiguió recuperar la propiedad del inmueble y creó una estructura superior para hacerlo sede del Museo Romano de la ciudad. En él podremos encontrar muchos restos arqueológicos cuyo principal objetivo es hacer que el visitante comprenda cómo era la vida en los últimos momentos del Imperio Romano. La página web del museo también es muy didáctica. En ella, además de encontrar horarios y precios de visita, podemos aprender un poco más sobre los romanos.

Si tenemos interés en conocer más sobre el pasado romano de Astorga, podemos visitar las termas, las cloacas a la llamada “Domus del Mosaico del Oso y los Pájaros”, una antigua casa patricia en donde se conserva un mosaico en el suelo. Lo mejor es que hacer la «Ruta Romana», una iniciativa promovida por el ayuntamiento desde el 2005. Las termas, las cloacas y el Aedes Augusti sólo se pueden visitar haciendo la ruta. El resto de cosas son de visita libre o de pago por separado. En esta web tenéis toda la información.

Domus del Mosaico del Oso

Domus del Mosaico del Oso, fotografía cedida por Alberto

Hoy en día la Plaza Mayor sigue siendo el centro de la vida de gobierno de Astorga. El edificio del ayuntamiento es uno de los grandes exponentes del barroco civil de la provincia de León. Durante el “Siglo de las Luces”, se promovió la construcción de muchos edificios civiles, ya que la Ilustración daba mucha importancia al debate sobre política y al gobierno civil. Por eso muchos edificios civiles de España son barrocos, porque a finales del S. XVII y durante el XVIII es el estilo que estaba en auge.

El edificio, totalmente simétrico, se organiza en dos pisos, teniendo el superior una gran balaustrada de forja. Las dos grandes torres de los lados se unen a la espadaña central por una especie de balaustrada tallada que asemeja arbotantes. De su reloj en la parte superior salen Colás y Zancuda, dos esculturas de maragatos que tocan campanas con mazos cada hora en punto desde el S. XVIII.

Ayuntamiento de Astorga con personas en las terrazas y de paseo

Ayuntamiento de Astorga, fotografía cedida por Alberto Feijoo Ibaseta

Hacia el gran monumento medieval de Astorga… La catedral de Santa María

Salimos de la Plaza Mayor por la calle peatonal Pío Gullón, en el lado opuesto del Ayuntamiento. Tras dos cruces de calles, debemos cruzar un paso de cebra y, cogiendo la calle que se abre oblicuamente a nuestra derecha, llegaremos a la calle Los Sitios, más amplia y que nos dejará en pocos metros en la catedral, pasando antes por delante del Palacio Gaudí.

Como ya adelantamos, antes de que en el S. XV se iniciara esta monumental catedral, había otra más pequeña de estilo románico. Se tiró para empezar este proyecto, que duró tres siglos en terminarse. Esta dilatación en la construcción hizo que la evolución de la arquitectura en esos tres siglos se plasmase en la catedral, como una línea del tiempo tallada en piedra. Estos edificios siempre se comenzaban a construir por el ábside, la parte más sagrada, y se terminaban por la fachada occidental. Por eso, aquí el interior y el ábside son del gótico tardío (S. XV), su portada sur es renacentista (S. XVI) y su fachada occidental es barroca (S. XVIII).

Catedral de Astorga y Palacio de Gaudí

Catedral de Astorga y Palacio de Gaudí, fotografía cedida por David Martín

El interior se divide en tres naves, siendo la principal más ancha y alta, con grandes arcos ojivales como separación. Sobre ellos se abre el segundo nivel del alzado, un claristorio de arcos también apuntados. En estas ventanas no encontramos vidrieras coloridas, como en León, sino que la luz natural entra en el templo a raudales, sólo  rota por las finas tracerías decorativas de las ventanas.

Las bóvedas de la catedral de Astorga son una maravilla. En ellas, los baquetones de los pilares se entrelazan creando complicadas formas estrelladas, que podemos admirar sin que nada rompa la hermosa vista: la limpia luz del claristorio ilumina los pilares, que carecen de capiteles o decoración, haciendo resaltar estos increíbles dibujos simétricos.

Interior de la Catedral de Astorga por dentro

Interior de la Catedral de Astorga, fotografía cedida por Xudros)

En el exterior, lo más llamativo es la fachada occidental, profusamente decorada. Obra cumbre del barroco leonés, asemejan una especie de retablo mayor, como el que encontraremos en el ábside interior del edificio -sólo que ese será  dorado y de S. XVI-. En la parte baja hay tres portadas abocinadas, puede que imitando a las que hay en León, ya que la central también es más grande. A sus lados, y no sobre ellas, se alzan dos grandes torres que se unen al cuerpo central por unos arbotantes en la parte superior.

En cuanto a la decoración, hay talladas escenas de la vida de Cristo y también aparece Santiago vestido de peregrino, evidenciando la impronta que el paso jacobeo ha dejado en la historia de Astorga.

Al salir de la catedral sólo tenemos que retroceder unos pocos pasos para encontrarnos de frente con el Palacio Episcopal de Astorga, el denominado Palacio Gaudí. Como ya mencionamos en la etapa anterior cuando visitamos la casa Botines de León, el genial arquitecto modernista realizó pocos proyectos fuera de Cataluña, siendo este es uno de ellos. El encargo surge cuando en 1886 se quema el anterior palacio episcopal de la ciudad y el obispo le pide a Gaudí que diseñe su nueva residencia.

Palacio Episcopal por su entrada principal

Palacio Episcopal, fotografía cedida por PROtxbearmr

Según se ve la construcción, se nos vienen a la cabeza multitud de referencias, desde Disney hasta catedrales góticas. Gaudí hizo en este palacio una reinterpretación de múltiples elementos historicistas, usando elementos y formas de diferentes estilos. Hay que tener en cuenta que en el diseño original no se encontraba la cerca exterior que hay hoy, de granito e hierro y que no permite acercarse al palacio si este está cerrado.

De la fachada principal, un poco adelantada, destaca sin duda el pórtico inferior. Cuatro grandes arcos abocinados en los que se marcan grandes dovelas sustentan una cúpula sobre pechinas. Por su parte, cada fachada lateral del edificio se enmarca con unos grandes torreones. Tres de ellos son iguales y sólo uno los supera en tamaño. La cabecera del edificio, en la parte opuesta a la fachada, imita a un ábside gótico, como una gran girola.

Aunque tenga apariencia de catedral, la forma del edificio no se corresponde con su forma, ya que es una cruz griega. La cubierta es de pizarra y a dos aguas. El palacio tiene cuatro plantas, contando el sótano, que se muestra en el foso que rodea al edificio, como en los castillos medievales.

Hay muchas influencias en esta original obra maestra de la arquitectura, pero la que más puede llamar la atención es la de la catedral de León: todos los ventanales se llenan de vidrieras en cuya elaboración participaron multitud de prestigiosos talleres. Los dibujos que muestran se parecen en su diseño a los de la Saint Chapelle de París.

Vidrieras del Palacio de Astorga

Vidrieras del Palacio de Astorga, fotografía cedida por Manuel Sánchez Cantón

El Palacio Gaudí funciona hoy en día como Museo de los Caminos. En él podremos ver piezas relacionadas con la peregrinación, mientras deambulamos por las distintas estancias de lo que se pensó como una residencia, pero que nunca llegó a acoger esa función.

Decidimos si queremos seguir visitando Astorga y probamos su gastronomía popular

En Tournride comprendemos que tras un intenso día de peregrinaje, alargar las visitas turísticas puede ser agotador. Por ello, terminamos aquí nuestro paseo, pero os dejamos algunas anotaciones sobre otras cosas que podéis ver en Astorga.

Como ya mencionamos, es posible conocer de manera mucho más profusa el pasado romano de Astorga realizando la Ruta Romana: termas, cloacas, antiguos templos, casas, el museo, etc. Si nos inclinamos más por el arte medieval, en la iglesia de San Bartolomé (S. XI) veremos una superposición de estilos que nos resultará muy interesante.

Para los más golosos recomendamos la visita al Museo del Chocolate de la ciudad. Lo aprenderemos todo sobre la tradición chocolatera de Astorga, lugar cuya fría climatología permitía una conservación excelente de este delicado material. El museo no tarda mucho en recorrerse, son sólo cuatro salas.

Edificio del museo del Chocolate en Astorga

Museo del Chocolate en Astorga, fotografía cedida por Chayo

Visitemos estos monumentos o no, lo que no podemos es irnos de Astorga sin degustar el plato que lo hace conocido: el cocido maragato. El clima duro al que estaban sometidos los maragatos dieron lugar a una fuerte y contundente gastronomía popular. La leyenda popular dice que el cocido maragato se come al revés, primero la carne, luego la verdura y por último la sopa, porque “de sobrar, que sobre sopa”. Astorga está repleto de restaurantes que ofrecen el plato típico, así que no tendréis problema para probarlo.

Además del cocido, la cecina también es típica, igual que en León. Y, para los más dulces, esta ciudad es un paraíso: además del chocolate, las mantecadas y los melindres se hacen de manera artesanal. Todo un lujo para el paladar.

Será necesario reponer fuerzas porque mañana nos espera la subida a la Cruz de Ferro. Estamos ya muy cerca de Galicia…

¡Buen camino, peregrinos!

Atardecer en Astorga con el cielo anaranjado

Atardecer en Astorga, fotografía cedida por Alfredo Miguel Romero

ETAPA 8: DE CARRIÓN DE LOS CONDES A LEÓN – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 401 km

Distancia en etapa: 96 km

Tiempo estimado: 6 – 7 horas

Cota mínima: 803 m

Cota máxima: 900 m

Dificultad de la ruta: Baja – Muy baja

Lugares de interés: Terradillos de los Templarios, Sahagún, Mansilla de las Mulas, León

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí.

Mapa de la etapa 8 del Camino de Santiago en bicicleta de Carrión de los Condes a León

Pincha sobre la imagen para ampliar

En esta etapa del Camino de Santiago en bicicleta iremos de Carrión de los Condes a León. Es un tramo largo pero de perfil sencillísimo en el que, además, podremos recorrer gran parte del camino por pistas asfaltadas. Entre pedaleo y pedaleo, dejaremos Tierra de Campos y entraremos en la provincia de León, recorriendo largas distancias sin poblaciones.

La única complicación del día la podemos encontrar en la entrada a León, por calles de mucho tráfico y con multitud de giros. Por ello, en Tournride ofrecemos a los peregrinos ciclistas una alternativa de entrada en León que no tiene señalización jacobea, pero que es mucho más sencilla.

Si realizamos esta etapa en verano debemos extremar la protección contra el sol y llevar siempre agua de sobra.

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Cruzamos el Puente Mayor a la salida de Carrión y seguimos por la calle San Zoilo. Cruzamos dos rotondas en línea recta y cogemos la PP-2411 durante 3,6 km, en perfil plano.

La PP-2411 gira a la derecha, pero nosotros seguimos recto por el sendero de tierra que coincide con la antigua vía romana Aquitana. Es una recta de 11 km entre campos, en perfil plano con una ligera pendiente positiva al final. Esto crea un cambio de rasante que nos impide ver Calzadilla de la Cueza hasta que prácticamente llegamos allí.

Antigua Vía Aquitana, recta de 18 Km de Carrión a Calzadilla de la Cueza

Antigua Vía Aquitana, recta de 18 Km de Carrión a Calzadilla de la Cueza

Tras cruzar Calzadilla de la Cueza el camino discurre por un sendero paralelo a la N-120 y en 5,6 km llega a Ledigos. La primera mitad del camino se realiza en suave subida (40 m de diferencia de cota), pero antes de Lédigos se vuelve a bajar.

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Senda paralela a la N-120 entre Calzadilla de la Cueza y Lédigos

Al llegar a Lédigos seguimos por la N-120 otros 3 km en ligera cuesta hasta Terradillos de los Templarios. Al llegar a Terradillos de los Templarios, hay que desviarse a la izquierda desde la N-120 para entrar en el pueblo. Tenemos dos opciones:

  1. Seguir el trazado jacobeo entrando en Terradillos. Desde allí cogemos un sendero durante 1,2 km que, tras cruzar la P-973, llega en 1,5 km a Moratinos. Tras pasar el pueblo en 2,5 km se llega a San Nicolás del Real Camino y al salir se reengancha con la N-120.
  2. Seguir por la N-120 sin entrar en Terradillos de los Templarios. Se va directamente a la salida de San Nicolás del Real Camino, sin posibilidad de visitar los pueblos intermedios.

Tras pasar San Nicolás del Camino, la N-120 cruza el río Valderaduey y, justo después, hay un pequeño sendero que sale perpendicularmente a la derecha. Si lo cogemos pasaremos a visitar la ermita de la Virgen del Puente y desde allí seguiremos por un sendero hasta Sahagún.

Si no queréis visitar la ermita y preferís seguir directos a Sahagún por la N-120, sabed que la carretera bordea Sahagún por el norte. Por ello, cuando veamos el cartel que indica el desvío al centro de la ciudad, 10 km después de salir de Terradillos de los Templarios, debemos ir por el ramal derecho para entrar en la localidad y visitarla.

Sahagún (Km 41 de etapa) se recorre de este a oeste, cruzando el río Cea al salir para coger la carretera de León durante 1,5 km hasta desembocar en la N-120. Seguimos por la N-120 durante 2,2 km hasta un nudo con la A-231 y LE-6711.

En ese nudo de carreteras es donde debemos escoger si ir por el camino tradicional o por el camino alternativo. Las opciones son las siguientes:

  1. Camino alternativo: En el nudo de carreteras girar a la derecha para coger la LE-6711, que por un paso superior cruza la A-231. Lleva directamente a Calzada del Coto y desde ahí hay que alternar pistas asfaltadas y senderos de tierra durante 32 Km para llegar a Mansilla de las Mulas, donde se une de nuevo al camino tradicional. El Camino pasa también por Calzadilla de los Hermanillos. El perfil es sencillo, en ligera subida hasta pasar Calzadilla de los Hermanillos y en suave bajada hasta Mansilla.
  2. Camino tradicional: En el nudo de carreteras seguimos recto y vemos que en unos metros la N-120 se curva a la izquierda. En ese punto sale a la derecha un sendero de tierra muy corto que desemboca en la Calzada del Coto, una pista asfaltada de doble sentido con un sendero paralelo de tierra salpicado de árboles equidistantes. Tras 5,5 km en perfil plano se llega a Bercianos del Camino. Se cruza por la Calle Mayor y, después, se vuelve a coger durante 5,3 km la misma calzada en ligera subida hasta un paso inferior de la A-231. Tras cruzarlo, llegamos al Burgo Ranero. Perfil prácticamente plano.

Desde el Burgo Ranero hasta Puente Villarente se va por la LE-6615, que discurre en permanente bajada con una apariencia igual que la Calzada del Coto. Primero debemos recorrer 14 km hasta Reliegos y luego otros 6 km hasta Mansilla de las Mulas.

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Calzada del Coto

Tras la unión de los dos caminos en Mansilla de las Mulas, debemos salir del pueblo por el noroeste para coger la N-601 durante 4,5 km hasta Villamoros de Mansilla y, después, recorrer otros 1,5 km hasta Puente Villarente.

En Puente Villarente nos quedan 13 km de etapa y debemos decidir por dónde queremos entrar en León. Para los ciclistas seguir las flechas en la entrada en esta ciudad es difícil, e incluso peligroso por los cruces de carretera y el tráfico. Por eso en Tournride, además de explicaros cuál es el trazado jacobeo tradicional, os damos una opción que está fuera del itinerario del camino pero que es mucho más sencilla para los ciclistas. Estas son las opciones:

  1. Camino tradicional de entrada en León (con señalización jacobea): En la salida de Puente Villarente hay un sendero de tierra ancho que sale a la derecha. En principio va en plano, pero en 3 Km llega a Arcahueja y desde ahí hay un par de cuestas que llevan a un sendero que bordea la N-601 a una cota más alta. El sendero termina en el polígono industrial de León y en él tenemos que cruzar la N-601 por un paso peatonal superior (es en rampa, sin escaleras). Desde este punto, las flechas indican la entrada por Puente Castro, hasta llegar a una gran rotonda donde debemos girar a la izquierda. Al ver la plaza de toros de León hay que ir a la derecha para ir por la Calle Corredera hasta llegar a la parte vieja de la ciudad, donde se encuentra la catedral. Puede resultar complicado seguir la señalización ya que bastantes giros. Muchas veces son flechas pintadas en farolas o en el suelo.
  2. Entrada por la N-601 (sin señalización jacobea): A la salida de Puente Villarente debemos seguir la N-601 durante casi 9 Km, cruzando varias rotondas hasta llegar al polígono industrial de la ciudad, donde pasaremos por debajo de la pasarela azul peatonal. Tras un par de curvas de la N-601, terminaremos en una rotonda en la que hay un cartel de bienvenida con el escudo de León y un reloj en la parte superior. Debemos cruzar recto la rotonda para ir por la Avenida de Europa hasta la siguiente rotonda, que tiene forma alargada. En este punto nos desviamos oblicuamente a la derecha (Avda. Reino de León y luego calle Juan XXIII) y seguimos recto pasando seis cruces de calles hasta llegar al séptimo, el de la calle San Pedro. Girando a la izquierda, en esta calle llegaremos en sólo 300 metros a la catedral.

 

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Paso peatonal a la N-601 de entrada a León (Fotografía cedida por Dani Latorre)

En general, es una etapa larga pero caracterizada por un perfil extremadamente sencillo y largas distancias entre las poblaciones jacobeas. La mayoría del camino peatonal discurre en senderos paralelos a la N-120, a la Calzada del Coto o a la N-601; por lo que podremos elegir entre ir por ellos o circular por asfalto. Los senderos son estrechos pero de buen firme. Si váis por carretera, extremad la precaución en la entrada a León, ya que puede haber mucho tráfico.

Si pensáis que esta etapa es demasiado larga para vosotros, Tournride os recomienda descansar en Reliegos (km 69 de etapa), Mansilla de las Mulas (km 75) o Puente Villarente (km 82); donde encontraréis todos los servicios que necesitéis.

CONSEJOS PRÁCTICOS

 

  • Si comenzáis vuestro camino en Carrión de los Condes, desde Tournride os ayudamos a llegar hasta allí. Independientemente de dónde vengáis, tenéis que ir a Palencia, León o Burgos para coger un autobús que os lleve a Carrión. De las tres ciudades, León es la única que tiene un vuelo comercial regular. Es a Barcelona y lo opera Air Nostrum.

La frecuencia de autobuses a Carrión no es muy elevada, por lo que recomendamos mirar con tiempo los horarios. Las compañías Estébanez Aja y Abagon cubren la ruta desde Palencia. Para ir desde León o Burgos deberéis ir con AlsaSi los horarios de autobuses no se adaptan a vuestras necesidades, podéis coger un taxi en Palencia, os costará cerca de 45-50€. O, si tenéis suerte, puede que en alguna plataforma de coche compartido haya alguien que os pueda llevar por entre 3 y 5€.Recordad que en Tournride os dejamos las bicicletas en vuestro alojamiento en Carrión de los Condes si comenzáis allí y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.

  • En este etapa hay distancias grandes entre localidades, especialmente de Carrión de los Condes a Calzadilla (18 Km) y del Burgo Ranero a Reliegos (14 Km). No hay fuentes de agua potable en el medio y pocos lugares en los que descansar, por lo que recomendamos abastecerse bien de agua y comida.
  • Mucha precaución con el calor en verano, hay poca sombra y el sol puede ser muy intenso.
  • Si llueve podemos encontrar bastante embarrado el paso por la Vía Aquitana (de Carrión a Calzadilla de la Cueza), la Vía Trajana (camino alternativo) y la entrada a León por Arcahueja.
  • El kilometraje de esta etapa es elevado por lo que recomendamos dosificar las fuerzas. Aún así, es perfectamente asumible porque se va en plano, por lo que las distancias se recorren rápido.

 

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

 

Hoy dejaremos atrás Palencia y su Tierra de Campos para adentrarnos en León, llegando directamente a su capital e icono: la maravillosa catedral gótica de Santa María. Muchos de los senderos que nos llevarán hasta allí han mantenido su trazado casi invariable desde tiempos romanos. Son caminos cargados de Historia (con mayúsculas) que nos permitirán descubrir el glorioso pasado de grandes organizaciones medievales, como el de Cluny en Sahagún o el de los caballeros del Temple en Terradillos de los Templarios. Entre paradas nos despediremos de Tierra de Campos recorriendo, hoy más que nunca, grandes extensiones doradas de cereal con un perfil muy sencillo.

Una etapa fácil, larga pero con pocas paradas, que nos estimula para dejarnos llevar física y mentalmente. Un camino para abrir los ojos y sosegar la mente.

¿Os animáis a seguir leyendo para descubrir lo que os espera en el Camino?

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Plaza Mayor de León (Fotografía cedida por Jesús Martínez)

DE CARRIÓN A TERRADILLOS: POR INTERMINABLES RECTAS DE PASADO ROMANO, PARANDO EN CALZADILLA DE LA CUEZA Y LEDIGOS

Para salir de Carrión de los Condes, debemos cruzar el Puente Mayor y pasar por cerca de San Zoilo. Si no visitasteis el día anterior el monasterio, este puede ser un buen momento para hacerlo, aunque sea por fuera. Después de cruzar dos rotondas recorremos la PP-2411 durante 3 km, una calzada de doble sentido en la que los peregrinos a pie circulan por el arcén.

A pesar de que desde la carretera no se vea, pasaremos cerca de las ruinas de lo que era la antigua abadía de Santa María de Benevívere, fundada en el S. XII y abandonada tras la desamortización del XIX. A pesar de que hubo organizaciones que intentaron salvarlo, en ese siglo el edificio se demolió y los documentos que custodiaba se trasladaron al Archivo Histórico Nacional.

Llegamos al punto de encuentro de la carretera con la pista de tierra recta que nos llevará a Calzadilla de la Cueza, en un punto en el que la PP-2411 gira a la derecha.

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Via Aquitana (Fotografía cedida por Kryf)

Esta pista de buen firme -a no ser que llueva y se embarre- es la antigua Vía Aquitana. En realidad, en tiempos romanos se le llamaba así a la calzada que unía las dos costas de la Galia (en la actualidad, este territorio es Francia). Pero, en la Edad Media, se le comenzó a llamar con el mismo nombre a esta calzada que en tiempos romanos se denominaba “Ab Asturica Burdigalamy que unía Astorga con Burdeos. Desde el comienzo de la peregrinación a Santiago, los caminantes jacobeos usaron esta antigua vía y, miles de años después, nosotros seguimos sus pasos.

A pesar del sentimiento de comunión histórica que desprende seguir un trazado que se ha mantenido inalterable durante siglos hay que decir que, a la hora de la verdad, este tramo es duro psicológica y físicamente. Nosotros recorreremos este tramo de 12 km en poco tiempo por la facilidad del perfil plano, pero los peregrinos a pie caminan horas por esta pista sin arbolado, fuentes ni nada que altere el paisaje de campos de cereales infinitos.

Antiguamente había dos hospitales de peregrinos en este tramo de la Vía Aquitana. Hoy no hay ningún tipo de servicio, salvo una furgoneta de venta de bebida y comida que se instala en la intersección con P-2469 durante algunos meses del año. Pasado este cruce, también se encuentra un cartel que indica que por ahí discurre la Cañada Real Leonesa, al lado de un área recreativa.

Una cañada es una vía que conecta lugares donde el ganado discurre en invierno y verano en busca de dehesas donde pastar. La leonesa se divide en la occidental y oriental, siendo esta la última. Tiene cerca de 700 km en total y une Riaño (en León) con el sur de Badajoz, atravesando seis provincias diferentes.

Tras este monótono camino llegamos a Calzadilla de la Cueza (km 18 de etapa), oculto tras un cambio final de rasante. Allí encontraréis todos los servicios que necesitéis. El trazado bordea el pueblo por el sur y desemboca en la N-120, por la que se cruza el arroyo Cueza. Los caminantes discurren por un sendero paralelo a la carretera hasta Ledigos, vosotros podéis decidir si preferís asfalto o tierra. Son cerca de 6 km en ligera pendiente vertical, con un descenso de cota justo antes de llegar a Ledigos.

Calzadilla de la Cueza (Fotografía cedida por Kolossus)

Calzadilla de la Cueza (Fotografía cedida por Kolossus)

Al igual que Calzadilla, hoy Ledigos no cuenta con una gran herencia patrimonial. De Calzadilla destaca el retablo renacentista que se ubica en su iglesia de San Martín y, como anécdota, decir que la iglesia parroquial de Ledigos es de las pocas que cuenta con representaciones de Santiago el Mayor en todas sus iconografías: como peregrino, apóstol y matamoros.

Desde Ledigos el camino sigue el recorrido de la N-120 hasta Terradillos de los Templarios (Kilómetro 27 de etapa). El nombre de esta localidad la describe arquitectónica e históricamente: lugar de pequeños “terrados” (tejados) vinculada a la antigua Orden del Temple.

En la etapa previa nos referimos a esta orden de caballeros, fundada en el S. XII para proteger a los peregrinos a Jerusalén y que extendió esa protección al Camino de Santiago. Como dijimos, acumularon tanto poder y riquezas en tan sólo dos siglos que incluso el rey de Francia les llegó a deber una gran suma. Esto terminó siendo la ruina de los templarios, porque se convirtieron en una amenaza para la Corona y el resto de organizaciones religiosas. Por ello, el Papa ordenó la disolución de la Orden a la fuerza en el año 1312.

La manera en la que en tan poco tiempo estos caballeros acumularon tanto poder suscitó una gran cantidad de leyendas, tanto en referencia a la fuente de su riqueza como a los rituales de la Orden. Se les atribuyó, por ejemplo, la posesión de reliquias milagrosas, del Santo Grial e, incluso, de la “gallina de los huevos de oro”. De hecho, este legendario animal se vincula a la localidad de Terradillos.

Este pueblo estaba en un territorio bajo la jurisdicción de los templarios y en ella había un hospital de peregrinos que estaba bajo su protección. La leyenda del pueblo dice que los templarios guardaban allí a la gallina y, ante la inminencia de la disolución de su orden, enterraron en un alto del pueblo a la misteriosa ave.

En el pueblo también hay un albergue que lleva el nombre del último Gran Maestre que tuvo la Orden del Temple, llamado Jacques de Molay.

CAMBIAMOS DE PROVINCIA: ABANDONAMOS PALENCIA Y ENTRAMOS EN LEÓN PARA VISITAR SAHAGÚN

Para llegar a Sahagún desde Terradillos tenemos dos opciones: ir por el trazado jacobeo u obviarlo e ir por la N-120. Tened en cuenta que si seguís por la N-120 no pasaréis por Moratinos y San Nicolás del Real Camino, últimas localidades palentinas. Tras pasar el límite territorial cruzaréis el río Valderaduey y veréis a vuestra derecha el sendero perpendicular que lleva a la ermita de la Virgen del Puente. Si no lo cogéis y seguís por la carretera, sabed que para entrar en Sahagún tenéis que desviaros por el ramal de la derecha. Sino,  bordearéis toda la localidad leonesa por el norte e iréis directos a la bifurcación de caminos en Calzada del Coto.

Así como la visita a Moratinos o San Nicolás sí que puede sacrificarse en pro de facilitar una etapa de mucho kilometraje, en Tournride sí que os animamos a que entréis en Sahagún (Kilómetro 41 de etapa). Es un buen lugar para descansar y una de las localidades más importantes del Camino Francés en León, con mucho patrimonio e historia por descubrir.

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Sagahún (Fotografía cedida por Konrad Ho)

El trazado jacobeo sale de Terradillos por el camino oeste, de firme de tierra y en ligera bajada hasta desembocar en la P-973 donde, tras recorrer tan sólo unos metros, tomaremos el desvío a la derecha para pasar por Moratinos y San Nicolás del Camino. El terreno siempre será de tierra con pequeños cantos rodados y el perfil alternará suaves subidas y bajadas hasta acercarnos a la N-120, desde donde bajaremos suavemente hasta el centro de Sahagún.

Antes de llegar a Sahagún se cruza la N-120 para llegar a un sendero en la vega del río Valderaduey que lleva la ermita de la Virgen del Puente (a unos 3 Km de Sahagún). El edificio, de estilo mudéjar, funcionó durante años como hospital de peregrinos y hoy en día está rodeado por una agradable pradera con bancos en la que también hay esculturas que recuerdan el glorioso pasado medieval de Sahagún.

Ermita puente de la Virgen del Puente (Fotografía cedida por José Manuel Gil Martínez)

Ermita puente de la Virgen del Puente (Fotografía cedida por José Manuel Gil Martínez)

¡Y es que Sahagún tiene un gran pasado histórico! Para conocerlo, debemos coger el sendero que sale de la pradera de la ermita de la Virgen del Puente y que nos lleva a cruzar la LE-251 (mucha precaución en este punto). Desde ahí entraremos en Sahagún pero, para llegar al centro, debemos cruzar las vías del tren por un paso superior.

La historia de Sahagún se remonta hasta la época romana, cuando se encontraba en el paso de la Vía Trajana, pero nace como tal a partir de la fundación de un monasterio medieval en el que se guardan las reliquias de los Santos Facundo y Primitivo. De hecho, de aquí viene el nombre de la villa: “Sanctus Facundus – Sant Fagund – Safa-gun – Sahagún”. Estos santos fueron decapitados en el S. II d. C. cerca del río Cea, donde unos discípulos suyos los enterraron. El lugar fue cogiendo fama y en el S. IX se decidió construir un gran monasterio del que se hizo cargo la Orden de Cluny.

Como ya comentamos en la presentación del Camino Francés  la orden de Cluny creó toda una red de monasterios a lo largo del camino en los que atendía a los peregrinos, con el patrocinio de la Corona. En Sahagún, el Monasterio Real de San Benito recibió una gran cantidad de privilegios y fueros especiales y, a su alrededor, se creó un gran burgo medieval dependiente de él. El monasterio llegó incluso a crear su propia Universidad, que igualaba a la de Salamanca o Alcalá de Henares en importancia. Tanta fue la autoridad que llegó a tener el abad de Sahagún que ya en el S. XI se produjeron revueltas de la burguesía contra sus excesos de poder.

A partir del S. XV comienza la decadencia de la villa, que se constata ya de manera determinante con la desamortización del S. XIX, cuando se subastan públicamente partes del antiguo monasterio. De él hoy sólo queda la Torre del Reloj y el arco de San Benito, antigua portada sur del monasterio. Sepulcros de reyes y objetos que se encontraban en el monasterio fueron destruidos o se encuentran hoy en otros lugares de la villa o en museos en León.

Arco de San Benito de Sagahún (Fotografía por Rubén Ojeda)

Arco de San Benito de Sagahún (Fotografía por Rubén Ojeda)

Por ejemplo, en el Monasterio de las Monjas Benedictinas (del S. XVI) se guardan algunos de los restos del antiguo Real Monasterio, ya que el lugar también funciona como museo. Entre sus piezas se encuentran el sepulcro de Alfonso VI y cuatro de las esposas que tuvo, guardados en la iglesia del convento.

Al lado de los restos del antiguo monasterio de Cluny está uno de los emblemas de la villa: la iglesia de San Tirso (S. XII). Fue uno de los primeros edificios en la península en los que, en lugar de usar piedra, se usó ladrillo. Esto puede parecer una nimiedad, pero en realidad dio lugar al estilo románico-mudéjar, icono de la unión de culturas en España y de cómo se producía una influencia entre ellas. Aquí, musulmanes que vivían en zona cristiana usaron métodos constructivos más propios de su arte (edificar a ladrillo visto, usar arquerías de herradura, etc.) con unas claramente románicas, en un estilo propiamente europeo. Llama la atención, sobre todo, su torre de cuatro cuerpos de arcos de herradura.

Iglesia de San Tirso en Sagahún (Fotografía cedida por José Manuel)

Iglesia de San Tirso en Sagahún (Fotografía cedida por José Manuel)

ELEGIMOS ITINERARIO EN CALZADA DEL COTO PARA LLEGAR A MANSILLA DE LAS MULAS

Al salir de Sahagún debemos cruzar el río Cea por el puente de piedra y recorrer la carretera hasta desembocar en la N-120. Tras recorrerla durante 2 km llegaremos a un nudo de carreteras: la N-120 se pierde en una curva a la izquierda tras una intersección con la LE-6711, que cruza por una paso superior la autovía.

Si subimos por ese paso superior tomaremos un camino alternativo, que nos llevará a Calzada del Coto y luego por senderos de tierra hasta Calzadilla de los Hermanillos. Alternando después senderos con pistas asfaltadas desembocaremos en Mansilla de las Mulas.

En Tournride recomendamos, en este caso, obviar el camino alternativo y seguir el trazado original que lleva al Burgo Ranero. En la curva de la N-120 veremos un corto sendero señalizado que nos llevará a una larga pista asfaltada, muy fácil de recorrer, que debemos seguir durante los próximos 32 km hasta Mansilla de las Mulas. Los peregrinos a pie van por un sendero paralelo salpicado de plataneros, pero puede ser un poco estrecho. Esta calzada está muy poco transitada por coches y el perfil es muy sencillo.

Sendero al Burgo Ranero (Fotograf´ía cedida por José Antonio Gil Martínez)

Sendero al Burgo Ranero (Fotograf´ía cedida por José Antonio Gil Martínez)

Tras 5,5 km llegaremos a Bercianos del Real Camino, pequeña localidad de menos de 200 habitantes con todos los servicios que necesitemos. Tras otros 7 km de pista asfaltada, en perfil de ligera subida, llegaremos al Burgo Ranero.

Ruinas de un antiguo palomar (Fotografía cedida por Jonathan Pincas)

Ruinas de un antiguo palomar (Fotografía cedida por Jonathan Pincas)

El topónimo de El Burgo Ranero ha sido objeto de controversia. La mayoría opina que el nombre le viene del croar de las ranas que habitaban las charcas cercanas a la localidad (al “burgo”). Aún así, hay algún documento antiguo en el que se refieren al lugar como “Ranerium”, que sería una latinización de un nombre germánico. Según eso, el “de Ranero” indicaría posesión, es decir, sería el burgo de un tal señor Ranero.

El Burgo Ranero con una charca en primer plano (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

El Burgo Ranero con una charca en primer plano (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

Hoy en día el lugar se convierte en un oasis para los peregrinos que llevan horas caminando en un paisaje hechizante pero monótono. En él hay un buen número de alojamientos y servicios, por lo que no tendremos ningún problema para encontrar cualquier cosa que necesitemos.

Es importante que repongamos fuerzas para afrontar los siguientes 13 Km hasta Reliegos, por una calzada idéntica a la anterior y prácticamente en línea recta. Eso sí, prácticamente no tendremos ni que pedalear porque el camino se realiza en una suave pero permanente bajada. ¡Llegaremos en nada!

Campos de Camino a Reliegos (Fotografía por David Hunkins)

Campos de camino a Reliegos (Fotografía por David Hunkins)

Reliegos fue, hasta hace unos años, el último lugar en el que cayó un gran meteorito en España. Fue a las ocho de la mañana de 1947, cuando una gran roca de cerca de 17 kg cayó en la Calle Real de la localidad, asustando a los vecinos, que lo tomaron por una bomba o una gran explosión. Hoy la mayor parte de la roca está en el Museo Nacional de Ciencias de Madrid, aunque hay más fragmentos en otros sitios.

Tras visitar Reliegos debemos seguir por la calzada salpicada de plataneros en bajada continuada durante otros 6 km, hasta cruzar la N-601 por un paso superior y entrar en Mansilla de las Mulas.

Monumento al peregrino en Mansilla de las Mulas (Fotografía cedida por Adolfo Brigido)

Monumento al peregrino en Mansilla de las Mulas (Fotografía cedida por Adolfo Brigido)

Desde El Burgo Ranero se entra a Mansilla por la puerta del Castillo, una de las puertas de la antigua muralla del S. XII. Esta localidad tuvo uno de los mejores sistemas de fortificación de toda Castilla. Las murallas bordeaban toda la ribera del río y se abrían al noroeste sólo en el puente que cruzaba el Esla. Tenían hasta 14 metros de altura, con almenas saeteras en la parte superior. Además, cada 40 metros había unos grandes cubos semicilíndricos, de los cuales hay restos bien conservados hoy en día en lo que era la parte sur de la muralla.

Muralla de Mansilla de las Mulas (Fotografía cedida por Miquel Acevedo)

Muralla de Mansilla de las Mulas (Fotografía cedida por Miquel Acevedo)

Tras cruzar la antigua puerta fortificada, pasaremos primero al lado de un monumento al peregrino y llegaremos la iglesia de Santa María después. Datada en el S. XVIII, es de arquitectura sencilla. Siguiendo por el camino se llega a la plaza del Pozo, donde se une al camino alternativo que pasa por Calzadilla de los Hermanillos.

Antes de salir por el puente de ocho arcos que cruza el río Esla, de fábrica medieval (S. XII) pero muy restaurado, se deja a un lado el antiguo convento de San Agustín. Este centro se fundó en el S. XV y fue muy importante a nivel cultural, destacando de él su archivo y biblioteca. Como ocurrió en Carrión de los Condes, todos sus documentos se perdieron durante un incendio durante la Guerra de la Independencia. Hoy en día lo que se conserva mejor es la capilla de los Villafañe, de planta cuadrada y con una bóveda estrellada. Además, los símbolos jacobeos que están tallados en piedra en una de las antiguas entradas del convento atestiguan la importancia que tuvo como hospital de peregrinos.

Desde Mansilla de las Mulas estamos a menos de 20 km de León, a donde podremos llegar por carretera o por los senderos del Camino. Ambas posibilidades se unirán en distintos puntos.

Salimos de Mansilla cruzando el puente medieval ya mencionado, después, sale a la izquierda un sendero ancho en que transcurrirá paralelo a la N-601, en perfil plano.

Por carretera o por el sendero pasamos por Villamoros de Mansilla a los 4 km y, después, llegamos a Puente Villarente en tan sólo 1,5 km más.

Al entrar en la localidad, comprenderemos de inmediato de dónde le viene el nombre a Villarente. Si vamos por carretera cruzaremos el gran puente por el que pasa el camino y que cruza el río Porma. Si vamos por sendero lo veremos desde abajo, ya que han construido unas bonitas pasarelas de madera que cruzan el río y permiten ver el puente completo, ya que ir por el arcén de la carretera era demasiado peligroso para los caminantes.

El puente de Villarente tiene su origen en época romana, aunque no queda nada material de aquella etapa. Las riadas del Porma lo destruyeron en diferentes momentos históricos y, por ello, lo más antiguo que se conserva son los arcos centrales (de época medieval). Es todo un hito en el Camino Francés, siendo escenario de una leyenda medieval de amor peregrino.

Puente romano en Villarente (Fotografia cedida por Bill Bereza)

Puente romano en Villarente (Fotografia cedida por Bill Bereza)

En Villarente había en época medieval un hospital de peregrinos que es conocido porque seguía una regla por la cual siempre tenía que tener preparada una burra para llevar a León a los caminantes que estuviesen en muy mal estado (como una especie de “ambulancia”). Se dice que a principios del S. XIV en este hospital trabajaba una chica llamada Isabel, prometida a un señor andaluz. Un día llegó un peregrino muy enfermo al hospital. Ella le cuidó mucho y terminaron enamorándose el uno del otro. Estando juntos bajo el primer arco del puente marcaron el contorno de sus manos en la arcada de piedra, e Isabel le juró que si volvía de Santiago en 14 días y ponía su mano allí mientras la llamaba, ella le escucharía y abandonaría a su prometido para fugarse con él.

El peregrino llegó a Santiago y consiguió volver al décimo tercer día a Puente Villarente, pero con tal mala suerte que el río había crecido por las continuas lluvias y era imposible llegar al arco. Se tumbó en la ribera del Porma, rezando a Santiago para que le ayudase a alcanzar al día siguiente el arco de piedra. Cuando se despertó, vio que una masa de troncos había creado un pasillo entre la riada que dirigía exactamente al lugar en donde habían tallado sus manos. Corrió hacia allí y llamó a su amada, viéndola aparecer al poco tiempo y echarse a sus brazos para pasar el resto de su vida juntos.

Con esta bonita historia en mente, cruzamos Puente Villarente y salimos por una ancha acera al lado de la N-601. Desde aquí tenemos dos opciones para entrar en León: debemos escoger ir por Arcahueja o ir por la N-601 hasta el centro de la ciudad.

En la segunda opción debemos tener precaución con el tráfico, sobre todo en la parte del Polígono Industrial, pero el perfil será bastante más sencillo y evitaremos el cruce de alguna carretera o paso superior.

Si cogemos el sendero a la derecha que se abre a la salida de Puente Villarente, iremos casi en plano hasta Arcahueja, donde encontraremos una rampa corta que nos llevará a un sendero cercano a la carretera, por el que accederemos al Polígono Industrial. La N-601 recorre el polígono por el medio y deberemos cruzarla por un paso superior pintado de color azul. Bajando desde ese punto volveremos a cruzar por otro paso superior un nudo de carreteras y el firme de tierra pasará a ser de asfalto en cuanto lleguemos a la Avda. Madrid. En cuanto veamos la iglesia parroquial de Puente Castro debemos desviarnos hacia la izquierda, cruzando el río Torío por un puente peatonal y siguiendo por la avenida hasta una gran rotonda en la que, girando a la izquierda, llegaremos a la plaza de Toros. Desde este punto nos internaremos en la zona monumental, girando a la derecha. Seguimos recto hasta la calle ancha, que virando a la derecha nos llevará directos hasta la catedral.

Es cierto que la entrada a León puede resultar confusa para los ciclistas por la cantidad de giros, cruces de carreteras y pasos de peatones por los que hay que pasar. Si queréis simplificar podéis ir por la N-601 hasta la primera rotonda de la ciudad, siguiendo recto por la Avda. de Europa hasta la Avda. Reino de León (primera gran avenida que sale oblicuamente a la derecha). Siguiendo recto y pasando 6 cruces perpendiculares de calles, sólo tendréis que girar a la izquierda en la calle San Pedro para llegar a la catedral. Marcamos este recorrido en amarillo en nuestro mapa de etapa.

UN PASEO DE UNA TARDE POR LEÓN, “LA CUNA DEL PARLAMENTARISMO”

León es una “de las grandes”, ciudad histórica y de paso obligado en el Camino Francés. Más allá de esto, es un soplo de aire fresco y joven, una ciudad dinámica rebosante de cultura viva: conciertos en bares, exposiciones artísticas, etc. Esta vida se nota al pasearla, en el movimiento que hay siempre por su zona monumental y que anima al peregrino a unirse a él.

Las ciudades como León, de gran tamaño, a veces abruman al peregrino que llega tarde y cansado. El tener que informarse correctamente y diseñar una ruta que permita visitar cosas de manera tranquila se convierte en un arduo trabajo tras una etapa larga. Es una pena que, precisamente, cuanto más hay que ver, más difícil sea que nos decidamos a visitarlo.

Por eso, más que nunca en Tournride os facilitamos que, tras relajaros un poco del esfuerzo que habéis realizado hoy, os animéis a pasear: os damos un mapa con el itinerario de paseo y os contamos qué es lo que os vais a encontrar en cada punto. Son tan sólo 40 minutos y realmente vale la pena.

Para los que tengáis pensado descansar durante un día entero en vuestro camino, sabed que León es uno de los mejores lugares del Camino Francés para hacerlo. Además, dependiendo de a qué hora comencéis a pasear por la tarde, algunos de los lugares de visita pueden estar cerrados. A no ser que queráis visitarlos por la mañana antes de salir a pedalear hasta la siguiente parada, podéis verlos con calma dedicando un día de más a esta preciosa ciudad.

¡A disfrutar de León, una ciudad monumental con muchísimo que ofrecer!

Catedral de León (Fotografía cedida por Manuel)

Catedral de León (Fotografía cedida por Manuel)

Un poco de Historia para comenzar….

León debe gran parte de su configuración actual a los romanos. Antes de que estos conquistadores italianos llegasen, esta parte del territorio estaba desocupado.

El ejército romano se organizaba en legiones, unidades militares con su propia jerarquía interna. Se movilizaban para conquistar territorio o para misiones específicas. En el 29 a.C. la Legio VI Victrix (“Sexta legión victoriosa”) creó un campamento militar provisional en el altiplano del cruce de los ríos Torío y Bernesga. Era un lugar ideal, ya que aseguraba el abastecimiento de agua y estaba en un buen corredor de comunicación entre el norte y el centro de la Hispania que estaban intentando controlar.

Por esos mismos años se comenzó a explotar de manera intensiva una gran mina de oro que está cerca de León: las Médulas. El método de extracción que los romanos usaban, llamado “ruina montium”, ha dejado un paisaje espectacular en esta zona que hoy merece la pena visitar. Se desviaban grandes canales de agua y, soltando la corriente de un solo golpe, derrumbaban de un plumazo grandes trozos de montaña.

Panóramica de las Médulas (Fotografía cedida por Rafael Ibáñez Fernández)

Panorámica de las Médulas (Fotografía cedida por Rafael Ibañez Fernández)

Gracias a este método los romanos extrajeron mucho oro. Se necesitaba un asentamiento permanente para controlar todos esos recursos. Por ello, cuando la Legio VI Vitrix tuvo que partir para luchar en el Rin en el 74 d.C., la Legio VII Gémina fue a sustituirla.

Esta legión creó un campamento mucho más elaborado. Hoy en día aún queda mucho en León de lo que estos romanos hicieron del siglo I al III d.C. La actual calle Ancha que lleva a la catedral era el antiguo “cardo” romano, la calle norte-sur principal del campamento que se cruzaba perpendicularmente con el “decumano”. Debajo de la catedral hay restos de las antiguas termas y en el jardín del Cid, restos del sistema de canalización.

Murallas de León (Fotografía cedida por Rubén Ojeda)

Murallas de León (Fotografía cedida por Rubén Ojeda)

Con la caída del Imperio Romano los suevos ocuparon el antiguo campamento y convirtieron en viviendas los edificios que mejor aguantaban el paso del tiempo, como las termas. Después, los visigodos conquistaron el territorio y el asentamiento quedó casi despoblado. Esta situación se mantuvo durante la conquista árabe, porque León quedó en una zona intermedia entre los dos frentes.

En el 856 el rey Ordoño I consigue conquistar León, por lo que pasa a formar parte del Reino de Asturias. Años después, las disputas de poder entre sus tres nietos terminan uniendo los territorios de Asturias y León en el Reino de León, siendo por vez primera este asentamiento una capital.

En 1188 León pasa a la Historia por ser el primer lugar en el que un rey convoca la primera Asamblea Estamental de toda Europa en el Medioevo. De ahí que a esta ciudad se le conozca como “la cuna del Parlamentarismo”.

Durante los siglos siguientes León seguirá creciendo, configurándose como una de las ciudades más importantes para la Corona y para el Camino de Santiago. Llegó a tener 17 hospitales de peregrinos y fue la sede occidental de la Orden militar de Santiago.

En el S. XIX se convierte en capital de provincia y, en el siglo siguiente, la ciudad se amplía con el ensanche burgués de trazado ortogonal. León se convierte así en la ciudad dinámica y moderna que conocemos hoy en día, aunque las huellas de su pasado prevalecen en el trazado de sus calles y los monumentales edificios que hoy podemos visitar. Para verlos más detalladamente, podéis visitar esta página, en la que encontraréis reconstrucciones virtuales históricas de León.

Visitamos los cuatro indispensables: Catedral, Casa Botines, San Isidoro y San Marcos

Comenzamos por el emblema de la ciudad: la Catedral, también conocida como la “Pulchra Leonina”. Su sobrenombre insinúa ya lo que el visitante va a encontrar en la “bella leonesa”. Se inició hacia 1275, en un momento en el que el gótico estaba en pleno apogeo, teniendo muchas similitudes con los templos de Reims o Amiens.

Sin duda, lo más impresionante de esta catedral son sus vidrieras, sin desmerecer el detalle de su escultura en piedra o la increíble altura que alcanzan sus muros y torres. Encuadrada en el estilo gótico radiante, su alzado tripartito abre los muros en todas sus partes para insertar vidrieras policromadas que tiñen el interior del templo de luces multicolores.

Crucero y transepto sur de la Catedral de León (Fotografía cedida por Jose Luis Cernadas Iglesias)

Crucero y transepto sur de la Catedral de León (Fotografía cedida por Jose Luis Cernadas Iglesias)

Como las vidrieras ya seguían un programa iconográfico específico, la arquitectura interior de las catedrales góticas se hacían prácticamente anicónicas. La escultura se sacaba al exterior y en las tres portadas de la fachada occidental exterior se conserva un ciclo impresionante.

Portada occidental de la Catedral de León (Fotografía cedida por Michel Curi)

Portada occidental de la Catedral de León (Fotografía cedida por Michel Curi)

La puerta central está dedicada a la Virgen Blanca y también representa partes del Juicio Final. Como detalle, mencionar que la escultura de la Virgen que hoy hay en el parteluz es una copia de la original, que para su conservación se guarda dentro del templo.

A la izquierda está la Puerta de San Juan, con escenas del nacimiento de Jesús y de sus primeros momentos de vida. A la derecha, la Puerta de San Francisco, dedicada completamente a contar historias sobre la vida de la Virgen (su muerte abajo y su coronación arriba).

La catedral de León es uno de los monumentos de todo el Camino Francés que más merece una visita a su interior. Por su estilo arquitectónico, está precisamente pensado para maravillar con su luz. Recomendamos que, dentro de lo posible, se trate de organizar el tiempo para su visita. En esta página podéis informaros de precios y horarios.

Vidrieras absidiales de la Catedral de León (Fotografía cedida por Jose Luis Cernada Iglesias)

Vidrieras absidiales de la Catedral de León (Fotografía cedida por Jose Luis Cernada Iglesias)

Bajamos de la catedral por la calle Ancha, construida sobre el antiguo “cardo” romano. Al fondo, a nuestra derecha se abrirá a nuestra vista la genial Casa Botines. Obra de Antonio Gaudí, es una de los pocos edificios que este arquitecto hizo fuera de Cataluña. Otro de ellos lo veremos en la siguiente etapa: la Casa Episcopal de Astorga.

Dibujo de Casa de Botines de Antonio Gaudí

Dibujo de Casa de Botines de Antonio Gaudí

Fue un empresario catalán, llamado Joan Homs i Botinàs, quien encomendó el diseño de este edificio a Gaudí a finales del S. XIX. En la parte baja abrió unos almacenes de tejidos y, en la parte superior, Joan se hizo su residencia particular. Con un inconfundible sabor modernista, el edificio se encuadra dentro del estilo neogótico. Si acabamos de visitar la catedral, no se puede obviar cómo los arcos lobulados con columnillas nos recuerdan al triforio de la Pulchra Leonina.  En general, las torres en las esquinas y su apariencia de fortaleza recuerdan a un palacio medieval, pero su aire modernista lo vuelve mucho más elegante.

Hoy en día la Casa Botines es sede de Caja España. En 1996 esta entidad rehabilitó profundamente el edificio, tratando de eliminar las reformas que se habían hecho posteriormente a la muerte de Gaudí. Hoy en día sólo se puede acceder a la zona de oficinas del banco. La visita es gratuita y el horario, de 8:30 a 14:00.

Casa botines (Fotografía por Ruben Ojeda)

Fachada principal de la Casa Botines (Fotografía por Ruben Ojeda)

Rodeando la Casa Botines por su lado este, en la Calle Ruiz de Salazar, nos dirigimos hacia la Basílica de San Isidoro. Proponemos girar a la derecha por Pilotos Regueral para aprovechar el camino visitando los jardines del Cid, un pequeño tesoro escondido en la parte antigua de la ciudad. Aprovechando para descansar un poco en uno de sus bancos, podremos admirar restos romanos del sistema de canalización de agua.

Canalización descubierta en la parte exterior del campamento de Legio VII Gemina (Fotografía cedida por Caligatus)

Canalización descubierta en la parte exterior del campamento de Legio VII Gemina (Fotografía cedida por Caligatus)

Siguiendo recto por la calle del Cid en menos de un minuto llegamos a la Basílica de San Isidoro. Dentro del recinto se encuentra el Panteón de los Reyes, denominado la “Capilla Sixtina del Románico”. Es un espacio cuadrado dividido en seis tramos de bóvedas completamente recubiertas por pinturas del S. XII, en un estado excepcional de conservación. Este impresionante legado se sustenta por gruesas columnas con grandes capiteles repletos de decoración, entre las que descansan reyes y consortes en sepulcros tallados.

Panteón de Los Reyes

Panteón de Los Reyes en el recinto de la Basílica de San Isidoro

El acceso a la iglesia de San Isidoro es gratuito. Fue construida pegada a la antigua muralla medieval, de la que aún queda algún resto. El interior del templo contrasta con lo que acabamos de ver en la catedral. Ya no hay luz, el románico es penumbra y solidez, con ciclos decorativos imaginativos -y a veces perturbadores- en los capiteles de las columnas. En el exterior, la escultura de las portadas también es una joya románica

Para visitar el claustro, el Panteón de los Reyes y el Museo de San Isidoro hay que dirigirse a la pequeña entrada occidental que hay en un extremo de la plaza. Cuesta 5€ e incluye la visita guiada, que en Tournride recomendamos muchísimo.

Pintura del Pantócrator en una de las Bóvedas del Panteón de los Reyes

Pintura del Pantócrator en una de las Bóvedas del Panteón de los Reyes

Bordeando la Basílica de San Isidoro por la calle Sacramento, giramos oblicuamente a la izquierda para dirigirnos a la Avenida Suero de Quiñones, que nos dejará directamente en la Plaza de San Marcos. Nos recibe este espacio con un monumento al peregrino. Un hombre de bronce mira hacia San Marcos. Está descalzo, sentado a los pies de un crucero, vestido con el bordón y la vestimenta medieval jacobea.

San Marcos, Monumento al peregrino (Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

Monumento al peregrino en San Marcos(Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

Esta escultura no sólo hace referencia a la importancia que el Camino Francés tuvo para el esplendor de la capital leonesa sino, también, al origen del propio edificio de San Marcos. En el S. XII una infanta hizo una gran donación para que, en las afueras de la muralla de la ciudad, se levantase un gran edificio para la atención de los peregrinos. Este templo-hospital fue creciendo y se hizo sede de la Orden de Santiago, los caballeros protectores de los caminos jacobeos.

Hoy en día no queda casi nada de ese edificio. Su mal estado obligó a tirarlo en el XVI para levantar esta joya renacentista. La gran fachada plateresca se divide en dos grandes cuerpos, cuya uniformidad y simetría transmite sosiego pese a la gran cantidad de decoración que los recubre. En el zócalo bajo hay medallones tallados con personajes greco-latinos, que en el Renacimiento se honraban como representantes del Humanismo y de la gloria clásica. Emperadores como Julio César o Trajano y promotores de pequeños “renacimientos” previos como Carlomagno nos miran desde sus medallones laureados.

San Marcos (Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

San Marcos (Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

Desde su nacimiento, el conjunto de San Marcos ha acogido múltiples funciones. Fue hospital de peregrinos y convento, pero también prisión -aquí encerraron a Quevedo-, centro docente, oficina estatal, campo de prisioneros republicanos durante la Guerra Civil…  Hoy funciona principalmente como Parador Nacional, aunque la iglesia mantiene su uso religioso y, además, una parte alberga un museo con obras sacras.

Mencionar que el Parador tiene una cafetería en el lado del río Bernesga, con una terraza muy agradable con vistas al Puente de San Marcos. Ideal para relajarse.

Puente de San Marcos (Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

Puente de San Marcos (Fotografía cedida por José Luis Cernadas Iglesias)

Terminamos en el barrio del Húmedo disfrutando del patrimonio leonés mientras tapeamos

Tras todo el aprendizaje que nos han transmitido las visitas culturales leonesas, sólo se puede terminar el día de una manera: probando la gastronomía leonesa.

A pesar de que esta ciudad tiene una gran oferta de restaurantes, en donde encontraremos muy buena relación calidad-precio, en Tournride os recomendamos que os dirijáis hacia el Barrio del Húmedo. Allí podréis saltar de bar en bar probando las diferentes especialidades de cada lugar. En muchos de ellos os las pondrán con sólo pedir algo de beber y, en otros, lo más típico hay que pagarlo aparte.

Para llegar al Húmedo disfrutando de un agradable paseo recomendamos seguir por la orilla del río hasta la avenida de Ordoño II, donde girando a la izquierda llegaréis a la Casa Botines. No es el camino más corto, pero permite conocer un poco más la parte nueva de la ciudad.

Todo el área entre la calle Ancha, la Plaza Mayor y la catedral está repleta de bares y restaurantes. No dejéis de probar la morcilla -esta se unta y va sin arroz, no como la de Burgos- y la cecina.

Con estos manjares nos despedimos hasta la siguiente etapa. Nos dirigiremos a Astorga, en el que será nuestro último día en perfil plano… ¡Después el Bierzo y los Ancares serán el contrapunto a estas planicies de campos de cereales!

Atardecer en el Camino de Santiago

Atardecer en el Camino de Santiago

ETAPA 7: DE BURGOS A CARRIÓN DE LOS CONDES – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 487 km

Distancia en etapa: 86 km

Tiempo estimado: 6 – 6,5 horas

Cota mínima: 773 m

Cota máxima: 930 m

Dificultad de la ruta: Media

Lugares de interés: Castrojeriz, Frómista, Villalcázar de Sirga, Carrión de los Condes

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Etapa 7 del camino de santiago en bici que va desde Burgos a Carrión de los Condes

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En esta etapa cruzaremos por completo el campo burgalés para entrar en Palencia, parte de la denominada “Tierra de Campos”. Nuestro cuerpo y mente habrán de acostumbrarse a circular entre un paisaje mucho más homogéneo que el precedente en el que el relieve, profundamente nivelado, se romperá por colinas que se alzarán como estatuas en el horizonte y que a veces tocará atravesar.

Hay quien desprecia esta parte del Camino Francés y se centra en cruzarla lo más rápido posible, desestimando lo que se ve como una monotonía sin alicientes. Es cierto que esta parte es dura -especialmente en verano-, pero también es una parte esencial del peregrinaje: La imagen de sus campos es una de las más reconocibles del Camino. Nuestros ojos seguirán durante kilómetros esta estampa, un recorrido en línea recta flanqueada por campos dorados entre los que a veces se alzarán estoicos encinares. La cual es muy posible que sellaremos en nuestra retina y será una fuente de sosiego y paz para el futuro, recordándonos la serenidad del peregrinaje y la gran oportunidad que brinda para centrarse en uno mismo.

Olvidémonos ahora del mundo en el que lo preeminente es la inmediatez, la innovación y el cambio permanente. Por el contrario, dejemos que la armonía y quietud del entorno aliente nuestra introspección. Peregrinar da tiempo para pensar y no simplificar lo que es complejo, así que recordemos a Machado, Unamuno o a Fernán González y encontremos en Castilla un mundo lleno de matices y riqueza paisajística y humana.

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Esta etapa discurre en su mayor parte por pistas de buen firme de tierra entre campos y, al final, por carreteras comarcales asfaltadas. En general, el perfil está muy nivelado y las diferencias de cota se superarán en largas distancias, por lo que las bajadas serán suaves y agradables. Las subidas no serán extremadamente duras.

Sólo hay tres puntos en los que podemos tener más complicaciones con el perfil:

  • Al llegar a Hornillos y a Hontanas hay dos toboganes de bajada al pueblo que son notables pero que tampoco tienen mucha dificultad técnica. Hay que tener en cuenta que, sobre todo en Hontanas, la diferencia de cota es tal que el pueblo no se ve hasta que casi lo tienes delante, por lo que psicológicamente es duro porque parece que pedaleas pero no avanzas.
  • El Alto de Mostelares es otro punto de complicación, justo a la salida de Castrojeriz. Aquí se suben 140 m en poco más de 1 km, con una pendiente relativa media del 11%. La bajada es también vertiginosa, en firme de tierra con piedras pequeñas sueltas.
Cuesta llamada "Matamulos" que baja hasta Hornillos del Camino

Cuesta de bajada hasta Hornillos del Camino, denominada «Matamulos»  (Fotografía cedida por Jorge Gañán)

Realmente, las mayores dificultades que plantea esta etapa son el kilometraje y, sobre todo si la recorremos en verano, las amplias distancias desprovistas de sombra que hay entre poblaciones y servicios. Es cierto que es más larga que las etapas previas pero también la llanura ayuda a ganar velocidad y el terreno es favorable.

Para salir de Burgos hay que atravesar el campus universitario de San Amaro en donde, tras cruzar el puente sobre el Arlanzón, podemos usar el carril bici hasta que la N-120 se desvía a la izquierda y la señal nos dice que crucemos el paso de peatones hacia la calle Benito Pérez Galdós. En ese punto tenemos dos opciones: cruzar e ir por el camino original u obviarlo e ir por la N-120 hasta Tardajos.

Si vamos por el tradicional cogeremos la calle Benito Pérez Galdós. Discurriendo después por un senderos de tierra hasta llegar a la zona municipal de Villalbilla de Burgos, donde cruzaremos primero las vías de ferrocarril, luego la BU600 por un paso superior y después la A-231. El camino discurre después paralelo a la N-120 hasta Tardajos.

En Tardajos, perdemos ya la N-120 y no la volveremos a encontrar hasta Carrión de los Condes. Por ello, para visitar las localidades jacobeas en esta etapa es necesario ir por el camino tradicional. La mayoría del tiempo el firme será de tierra, aunque en algunos tramos el Camino de Santiago coincide con pistas asfaltadas o carreteras comarcales.

Tardajos y Rabé de las Calzadas se unen por una pista asfaltada de 1,5 km. Tras cruzar el pueblo, hay que recorrer 8 km hasta Hornillos del Camino por un sendero entre campos. Se  comienza con una suave pero permanente subida de 4 km hasta llegar a un alto (917 m de cota) desde el que podremos bajar cómodamente hasta Hornillos.

Sendero que lleva desde Rabé de las Calzadas a Hornillos del Camino en una parte del camino francés

Sendero de Rabé de las Calzadas a Hornillos del Camino ( Fotografía cedida por Jorge Gañán)

Al llegar, tenemos por delante 11 km hasta Hontanas por otro sendero en el que el único lugar con servicios que hay es el albergue de San Bol, en un desvío a la izquierda a los 6 km. Durante este tramo alcanzamos la cota máxima de etapa (930 m).

El sendero termina en un tobogán de 200 m en donde se bajan 50 m de diferencia de cota hasta el centro del pueblo de Hontanas (kilómetro 31 de etapa).

Personas haciendo el Camino en bici en el trazado que lleva a Hontanas

Camino a Hontanas (Fotografía cedida por Hans-Jakob Weinz)

Desde Hontanas toca recorrer 10 km hasta Castrojeriz. Los primeros 5 km requieren más dificultad técnica, ya que el sendero se encuentra en la ladera de una colina y hay piedras sueltas. Después, el camino de Santiago en este tramo coincide con una carretera comarcal que pasa por las ruinas del monasterio de San Antón y termina en Castrojeriz. Debido a la dificultad del primer tramo, en Tournride recomendamos -sobre todo en momentos de afluencia de peregrinos- ir por la carretera comarcal ya desde en Hontanas, cuando se cruza a la salida del pueblo.

Tras atravesar Castrojeriz enfilamos dirección a Itero de la Vega, del que nos separan 11 km. En el medio, se alza el ya mencionado Alto de Mostelares, en el que recomendamos compensar la dureza de la subida con el disfrute de las bellas vistas que ofrece y extremar la precaución en la bajada.

Vista desde el alto de Mostelares con el cerro de Castrojeriz al fondo

Cerro de Castrojeriz visto desde el alto de Mostelares (fotografía cedida por Santiago López-Pastor)

Antes de llegar a Itero de la Vega, cruzamos el río Pisuerga por un gran puente de piedra que marca la frontera entre Burgos y Palencia. El camino original gira inmediatamente a la derecha por un sendero de tierra para ir a Itero y desde ahí a Boadilla del Camino pero, si lo preferís, podéis seguir recto por la carretera P432 directos hasta Boadilla (1 km menos que por el sendero).

Si cogéis el camino tradicional al salir de Itero de la Vega recorreréis 8 km entre campos hasta Boadilla del Camino (kilómetro 60 de etapa): la primera mitad en ligera subida y la segunda en suave bajada.

Ciclistas que van de camino a Frómista por un terreno llano

Camino a Frómista (Fotografía cedida por instant10)

Desde Boadilla del Camino sólo quedan 5 km hasta Frómista, en perfil plano y por un sendero que recorre la ribera sur del Canal de Castilla. Cruzamos el canal justo antes de entrar en la población por una esclusa manual del S. XVIII y llegamos al centro del pueblo.

Esclusas de piedra situadas en el Canal de Castilla

Esclusas del Canal de Castilla

El Camino entre Frómista y Carrión de los Condes va permanentemente paralelo a la P-980 en forma de sendero de grava, por lo que podemos elegir usarlo o ir por la carretera. Son 20 km en los que cada 3,5 o 6 km hay un pueblo: Población de Campos, Revenga de Campos, Villarmentero de Campos y Villalcázar de Sirga. El perfil es en ligera subida los primeros 17 km y suave bajada al final, aunque es poco perceptible.

En Población de Campos, antes de cruzar el puente del río Ucieza, hay un desvío que marca un camino alternativo hasta Villarmentero. Va por la ribera norte del río. Si no vais a ir por la P-980 porque preferís los senderos, puede que esta sea una buena opción para vosotros. Es más tranquilo y hay menos peregrinos a pie.

Peregrina en el sendero hacia Villalcazar de Sirga

Sendero hacia Villalcázar de Sirga (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

En general, la etapa 7 de Burgos a Carrión de los Condes es larga y se caracteriza por pistas entre campos de cereal, uniendo poblaciones separadas por distancias de entre 5 y 11 km. La excepción es la parte final, entre Frómista y Carrión de los Condes, más poblada y por carretera comarcal. El perfil de la etapa del Camino de Santiago en bicicleta no tiene complicaciones salvo en la subida y bajada al Alto de Mostelares, en donde debemos extremar la precaución.

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Burgos es el centro de un buen número de vías de comunicación, por lo que si comenzáis aquí vuestro camino no tendréis problema en llegar. Os damos opciones:
  1. Autobús: La estación se encuentra aquí  y todos los días hay conexiones con las principales ciudades de la Península. Algunas de las compañías que tienen trayectos directos con la ciudad son Alsa y Autobuses Jiménez.
  2. Tren: La estación está aquí y de manera directa o indirecta conecta con las principales ciudades españolas. Para más información podéis consultar la página de Renfe.
  3. Coche: Burgos tiene muy buena conexión con todas las capitales circundantes y, desde allí, con el resto de la península. Si ningún conocido se anima a llevaros, siempre podéis usar plataformas como Blablacar.

A pesar de que hay aeropuerto en Burgos, de hecho el Camino de Santiago Francés lo bordea a su entrada en la ciudad, como ya vimos en la etapa anterior, actualmente no tiene vuelos comerciales.

Recordad que en Tournride os dejamos las bicicletas para el Camino de Santiago en vuestro alojamiento en Burgos si comenzáis allí  y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.

  • Estad siempre pendientes de las distancias entre las poblaciones, sobre todo en verano. Once kilómetros pueden hacerse muy largos si no nos abastecemos bien de agua o comida.
  • Evitar en verano pedalear en las horas centrales del día ya que hay kilómetros en los que no hay una sombra donde guarecerse del sol. Siempre llevar gafas, gorra y crema solar.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

En esta etapa nos adentraremos plenamente en los campos de Castilla. Su color dorado teñirá el camino entre las visitas a diferentes poblaciones que, muchas veces, contarán con un patrimonio que nos maravillará. Descubriremos poblaciones pequeñas y amables entre otras como Castrojeriz, Frómista y Carrión de los Condes, que culturalmente tienen mucho que ofrecer.

Pero, además de estos puntos de parada, encontraremos lugares en el camino tan impresionantes como las ruinas del convento de San Antón o las vistas que nos ofrecerá el pico del Alto de Mostelares.

Panorámica desde el alto de los Mostelares con campo llano al fondo

Panorámica desde el alto de los Mostelares (Fotografía cedida por total 13)

SALIMOS DE BURGOS Y ATRAVESAMOS CAMPOS HASTA “CAER” EN HONTANAS

En Tournride sabemos que las salidas de las grandes ciudades pueden ser un poco confusas para los peregrinos en bici, ya que a veces las señales están un poco escondidas. En el mapa de itinerario tenéis marcado el trazado, pero aquí lo detallamos mejor.

Poniendo como punto de salida el albergue municipal, hay que seguir la calle Fernán González dejando la catedral a nuestra izquierda. Llegamos así al Arco de San Martín. Este arco tiene forma de herradura y usa el ladrillo porque fue construido en el S. XIV por arquitectos mudéjares, es decir, cristianos que vivieron en territorio musulmán.

Arco de San Martín hecho con piedra

Arco de San Martín (fotografía cedida por Salvador G. de Miguel)

Al cruzar el Arco de San Martín, las flechas indican que bajemos por las escaleras que hay a la izquierda, pero para nosotros es mucho mejor seguir recto y girar 60 m después, evitando las escaleras. Cogemos así la calle Emperador, que al girar a la izquierda se convierte en la calle Villalón y nos lleva a cruzar el Arlanzón. El puente de piedra que nos permite sortear el río se llama “de malatos” (enfermos) porque antiguamente había al lado un hospital de leprosos.

Tras pasarlo entramos en la zona del Parque del Parral y del campus Universitario. Aunque las flechas indican el camino central del parque, para nosotros es mucho más cómodo ir por el carril bici que discurre al lado de la N-120. Podemos seguirlo durante 1,5 km, sorteando en él tres rotondas en línea recta.

Cuando la N120 gira a la izquierda, se nos indica el cruce del paso de cebra hacia la derecha para seguir por la calle Benito Pérez Galdós. A pesar de que no sea seguir el camino tradicional, sabed que la N-120 os llevará directos hasta Tardajos, primera población de etapa. La distancia a recorrer es la misma (7,5 km), pero sin cruces ni desvíos.

Si preferís ir por el trazado original del camino, seguid la calle de Galdós hasta que ésta se convierta en un sendero que alterna tierra y asfalto y os lleva a cruzar las vías del ferrocarril, la carretera BU600 y la autovía. El tramo final coincide con la N-120 y os deja en Tardajos.

Tardajos y Rabé de las Calzadas se unen por una pista asfaltada de tan sólo 1,5 km de largo. Ambos lugares tienen pasado romano y, de hecho, se situaban en un punto estratégico en el que confluían distintas calzadas, incluyendo la “Vía Quinta” que unía Clunia -en el sur de Burgos- con Sahagún. El nombre de Rabé “de las Calzadas” proviene de ahí.

El río Urbel corre verticalmente entre los dos pueblos y en la Edad Media solía inundarse constantemente. Esto embarraba sobremanera todo el camino entre ambas localidades, lo que afectaba a la comunicación y terminó instaurando el siguiente dicho: De Rabé a Tardajos, no te faltarán trabajos; de Tardajos a Rabé, liberános Dómine. No os preocupéis, ¡hoy en día el camino es mucho más llevadero!

Rabé de las Calzadas alcanzó un mayor esplendor que Tardajos en la Edad Media, a pesar de Tardajos también tenía un hospital de peregrinos. Del castillo y las tres iglesias que había allí, hoy queda muy poco y lo más destacable del lugar es el palacio de Villariezo -que vemos a la entrada del pueblo-, del S. XVII.

Rabé de las Calzadas con casas de piedra y un jardín

Rabé de las Calzadas (Fotografía cedida por total 13)

De Rabé a Hornillos hay 8 km que debemos recorrer por un sendero de tierra entre campos. La primera mitad es en permanente subida y, al llegar a lo alto, veremos una cuesta de bajada hasta Hornillos, que está en un valle. Para los peregrinos a pie el descenso es duro, ya que cargando con peso se hace largo -de hecho a este tramo se le denomina “Matamulos”-, pero en bicicleta este tramo del Camino de Santiago no tiene dificultad.

Bajada a Hornillos por un sendero estrecho con campo verde alrededor

Bajada a Hornillos (Fotografía cedida por A. Herrero)

Llegamos así a nuestro kilómetro 21 de etapa, Hornillos del Camino, con un urbanismo jacobeo prototípico. Su calle mayor coincide con el Camino Francés y discurre exactamente de este a oeste. Hoy cuenta con todos los servicios y, como es corriente en este tipo de localidades, su iglesia destaca en altura y tamaño entre las pequeñas casas de dos pisos. Antiguamente tenía un hospital para peregrinos que fue fundado en el S. XII por el rey. Posteriormente, el monarca cedió todo el pueblo a un monasterio benedictino francés.

Saliendo de Hornillos hemos de discurrir durante 11 km por un sendero entre campos, en ligera pendiente vertical durante los primeros 4 kilómetros y luego prácticamente en plano al llegar al valle de San Bol. A los 6 km, hay un desvío señalizado a la izquierda para ir al refugio y albergue de San Bol. Dado lo desierto de este páramo, este es un lugar importante para los peregrinos a pie, que muchas veces salen desde Burgos y ya se encuentran exhaustos a estas alturas por lo que necesitan un lugar en el que refugiarse.

Hontanas está a una cota más baja, por lo que desde lejos no se puede avistar en el horizonte. Cuando lleguemos, un tobogán de 200 metros nos dejará en el centro del pueblo. La toponimia de la localidad proviene de los antiguos manantiales (“fontanas”) que había en el lugar y que se convertían en todo un oasis de paz para los peregrinos medievales, tras cruzar el páramo previo sin sombra. Hoy cuenta con todos los servicios que los caminantes modernos pueden necesitar.

Bajada a Hontanas por un pequeño camino con el pueblo al fondo

Bajada a Hontanas (Fotografía cedida por Hans-Jakob Weinz)

Antes de bajar al pueblo, a nuestra derecha veremos un merendero al lado de una pequeña ermita. El lugar guarda una imagen de Santa Brígida, una mujer sueca nacida en una familia de alta cuna a principios del S. XIV que tuvo visiones religiosas desde pequeña y que peregrinó a Santiago de Compostela, además de a otros destinos como Tierras Santas.

Ya en el pueblo, nos llamará la atención la iglesia que hay en el centro, con una torre que supera en altura al resto de construcciones. El templo está dedicado a la Inmaculada Concepción y tiene origen gótico (S. XIV), aunque fue posteriormente rehabilitado en el S. XVIII, por lo que tiene apariencia neoclásica. Esto se aprecia, por ejemplo, en el uso de elementos clásicos para decorar la torre: arcos de medio punto y frontones (remates en forma de triángulo).

PERCIBIMOS LA MAGIA DEL CONVENTO DE SAN ANTÓN Y LLEGAMOS A CASTROJERIZ, ÚLTIMA LOCALIDAD BURGALESA

A la salida de Hontanas las flechas indican el cruce de la carretera para coger un sendero que sigue por la ladera de una colina y que en 4 km nos devuelve de nuevo a la carretera. Dado que el sendero es estrecho y no tiene ningún tipo de muro de seguridad para evitar la caída por la colina, recomendamos obviar las flechas a la salida de Hontanas y en vez de cruzar la carretera seguir por ella directamente hasta Castrojeriz. Eso sí, precaución porque es una carretera estrecha y de doble sentido que, al final, deberemos compartir también con los peregrinos a pie.

Seis kilómetros y medio después de salir de Hontanas divisaremos las impresionantes ruinas del monasterio de San Antón. En Tournride os recomendamos parar para entrar en el monasterio, ya que es uno de esos lugares enigmáticos y espirituales del Camino Francés.

Lo primero que llama la atención es que la propia carretera pasa por debajo de un imponente pórtico formado por dos grandes arcos ojivales con contrafuertes, que enmarcan la portada norte de la antigua iglesia. La portada abocinada tiene 6 arquivoltas rebosantes de esculturas, que sorprenden por su buen estado de conservación. A la derecha, frente a la portada, hay dos hornacinas en el muro. Estos huecos eran en realidad alacenas y las usaban los monjes para dejar pan y vino a los peregrinos, ya que este lugar estuvo enfocado desde su fundación a la atención de los caminantes.

Pórtico del antiguo monasterio de San Antón por el que pasa el Camino de Santiago a través de él

Pórtico del antiguo monasterio de San Antón, con la carretera por la que discurre el camino por debajo (fotografía cedida por Werner)

El convento se fundó en el S. XII, aunque los restos que hoy vemos son góticos (S. XIV), de ahí el uso del arco apuntado. En la Península era un centro muy importante de la orden de San Antonio hasta que en el S. XVIII el rey Carlos III delegó su gestión al ámbito privado. Desde la desamortización de Mendizábal en el S. XIX, el lugar se abandonó y desde entonces comenzó su declive, aunque la buena sillería con la que estaba realizado permitió que no se desplomase del todo. En el año 2002 comenzó un proyecto de rehabilitación para la atención de los peregrinos y hoy es posible dormir allí, siendo los principios fundamentales del lugar los mismos que seguían los antoninos hace mil años: gratuidad y austeridad.

Si se bordea el edificio se puede entrar a la iglesia, hoy sin cubierta, por el lado sur. Fijándonos en la estructura podremos distinguir la organización que tenía en tres naves. El muro del ábside está bastante bien conservado, con grandes contrafuertes adosados al exterior y tracerías en la parte superior de las ventanas.

Convento de San Antón hecho de piedra en ruinas

Convento de San Antón (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

En esta iglesia, además de la atención al peregrino, se llevaba a cabo una de las prácticas que daba razón de ser a la orden de los antoninos: la curación de la enfermedad “Ignis Sacer. Este mal se conocía también como “fuego sagrado” y era una dolencia muy extendida en la Edad Media: causaba la pérdida de extremidades tras sufrir fortísimos dolores. Hoy se sabe que la enfermedad era causada por un hongo que parasitaba el centeno, de ahí que fuese tan común, ya que era uno de los principales alimentos de la población. Curiosamente, los monjes antoninos fueron capaces de descubrir el origen y la cura de esta enfermedad siglos antes de que la ciencia lo consiguiese, usando trigo y plantas. Guardaron en secreto esta información y, por ello, eran los únicos que eran capaces de curarla. Tanto es así que el Ignis Sacer llegó a conocerse también como el “fuego de San Antonio” y, de hecho, muchos enfermos de este mal peregrinaban a Santiago sólo para pasar por este monasterio y curarse.  

Después de esta visita seguimos por la carretera hacia Castrojeriz, que veremos a lo lejos ocupando la parte baja de la ladera de un cerro, en cuya cima hay un antiguo castillo. Este es un buen lugar para parar: está casi en el medio de la etapa (41 km), tiene todos los servicios y es uno de los lugares más bonitos que visitaremos hoy.

Pueblo de Castrojeriz con una enorme colina al fondo

Castrojeriz

Este pueblo es, después de Burgos, la segunda localidad burgalesa más grande del Camino Francés y la última por la que pasaremos en esta provincia. Históricamente ha tenido mucha importancia y la parte superior del cerro en donde se encuentra tiene restos arqueológicos que datan desde el 1500 a. C, así como romanos y visigodos -estos últimos habitantes ya hicieron allí un castillo-.

De todas maneras, cuando realmente comenzó a ganar trascendencia fue después de la Repoblación. Tras dos ataques árabes en los S. VIII y IX que destruyeron las fortalezas cristianas que allí había, este lugar es reconquistado y se convierte en una plaza estratégica para controlar todo el territorio hasta el Duero. Por ello, era de vital importancia repoblar la zona.

Por ello, se le dio a Castrojeriz uno de los fueros más importantes de Castilla, que hoy constituye un interesante documento sociológico. En la etapa anterior vimos cómo en Burgos se dio un privilegio por el cual quien roturase la tierra primero se la quedaba en propiedad -lo que daba categoría de campesino libre-. Aquí se daba la oportunidad a los campesinos de pasar a ser una especie de “segunda nobleza”. Lo único que tenían que hacer era conseguir un caballo e ir a la guerra con él, pasando así a ser caballeros. Se les denominaba “caballería villana” o “infanzonía” y serlo suponía acceder a una serie de privilegios jurídicos y fiscales.

Monumento a la concesión del Fuero con tumbas con flores

Monumento a la concesión del Fuero (Fotografía cedida por Lancastermerrin88)

En una sociedad tan jerarquizada como la medieval, el hecho de que se promulgasen estos privilegios es una muestra de la tensión que debió suponer siglos de lucha entre cristianos y árabes. También hace pensar en el nivel de violencia que debía estar instaurado socialmente si cualquier campesino que se hacía con un caballo se consideraba válido para luchar.

Hoy en día, Castrojeriz es un pueblo con mucho que ofrecer. Lo primero que nos encontramos al llegar, antes del cerro, es una espléndida iglesia con un gran rosetón en su fachada occidental.

Es la ex colegiata de Santa María del Manzano. Se comenzó a construir en el S. XIII, momento del románico, pero en el XV se cambiaron sus cubiertas por otras góticas y en el XVII se amplió el templo. En su interior, hay una talla gótica de la Virgen y la leyenda dice que fue encontrada dentro del tronco de un gran manzano en Castrojeriz. Allí se hizo una ermita que se fue ampliando hasta convertirse en el templo que vemos hoy en día, donde la escultura cogió fama de hacer milagros. Era tan conocida que Alfonso X “el Sabio”, narró algunos de ellos en sus “cantigas” (poemas) dedicadas a la Virgen.

Colegiata de Santa María del Manzano

Colegiata de Santa María del Manzano (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

Las calles en Castrojeriz se disponen paralelas, en la ladera del cerro y se unen perpendicularmente por escaleras. Por ello, a los ciclistas os recomendamos que sigáis de frente la extensa calle mayor peatonal que ya os hará pasar por la mayoría de los edificios relevantes del lugar.

Veréis primero por la iglesia de Santo Domingo -el templo es gótico, aunque no lo parezca por su torre plateresca del S. XVI-, después por la alargada y porticada Plaza Mayor y, al final, la iglesia de San Juan.

Plaza Mayor de Castrojeriz

Plaza Mayor de Castrojeriz (Fotografía cedida por Lancastermerrin88)

La iglesia de San Juan merece una parada para ver el interior. Este templo fue diseñado por uno de los más importantes arquitectos del gótico alemán del S. XVI, llamado Rodrigo Gil de Hontañón. También participó en el diseño, por ejemplo, de las catedrales de Salamanca, Segovia o Plasencia. Si podéis, recomendamos que entréis en la iglesia para echar un vistazo a las impresionantes bóvedas nervadas que cubren el espacio a la misma altura en las tres naves. Las columnas no tienen capitel y de sus columnillas salen nervios que se extienden por el techo como ramas de árboles en perfecta simetría. ¡Toda una obra de arte!

Pórtico de la Iglesia de San Juan

Iglesia de San Juan (Fotografía cedida por Carlos Palacios)

A BOADILLA DEL CAMINO: CRUZAMOS EL ALTO DE MOSTELARES Y ENTRAMOS EN PALENCIA

Con esta preciosa imagen abandonamos Castrojeriz y, ya por el sendero de salida, nos encontramos de frente con la visión del Alto de Mostelares. Desde la salida del pueblo hasta que casi lleguemos al río Pisuerga, el firme será de tierra plagado de pequeñas piedras en algunos momentos.

Hermosa vista del amanecer en el Alto de Mosterales

Amanecer en el Alto de Mosterales (Fotografía cedida por malditofriki)

Tras cruzar el río Odrilla por un puente de madera, comenzamos la subida. De media la inclinación es del 12%, a lo que puede sumarse la acción del viento y el intenso calor del sol. Corto pero intenso.

Cruzamos la planicie en la cima y, casi inmediatamente, comienza la bajada. Aconsejamos precaución ya que en poco más de 1,5 km se bajan unos 115 m; aunque se facilita porque parte de ella se asfaltó hace poco.

Seguimos por el sendero durante 3 km, completamente flanqueados por campo burgalés. El camino termina en una carretera comarcal y en unos 900 metros ya vemos un desvío a nuestra izquierda para coger el sendero que nos lleva a Puente de Itero.

Antes de llegar al puente veremos una construcción a nuestra derecha: es uno de los albergues más especiales del Camino Francés. Se trata de la antigua ermita de San Nicolás de Puente Fitero, que fue abandonada durante más de dos siglos hasta que un catedrático italiano decidió promover su rehabilitación como albergue. Aquí la cena es comunitaria y cada noche se realiza un ritual de lavado de pies a los peregrinos que allí se hospedan. Esta tradición era común entre los monjes en la Edad Media. Lugar místico y espiritual que brindará una experiencia para no olvidar.

El puente de Itero (o Puente Fitero) es uno de los más largos del Camino Francés y bajo sus 11 arcadas corre el Pisuerga, frontera natural entre Burgos y Palencia. Se construyó en el S. XI y en el XVII se rehabilitó respetando su forma original, con una sillería de mucha calidad.

Tras pasar el puente el camino marca a la derecha, hacia Itero de la Vega. “Itero” viene del “petra ficta” latino que evolucionó a “hito” o mojón (delimitador de caminos). Esto expresa su posición de frontera en la ribera (“vega”) del Pisuerga y es que, al salir del pueblo, nos adentraremos ya plenamente en Palencia y en su comarca natural denominada “Tierra de Campos”.

Campo de cereal durante el Camino de Santiago

Cereal en el Camino (Fotografía cedida por Instant2010)

Este área natural Palencia la comparte también con Valladolid, Zamora y León. En conjunto, producen un volumen de cereales tan alto que se les denomina el “Granero de España”. De ello daremos buena cuenta nosotros, ya que hasta León tenemos por delante kilómetros de pedaleo por senderos de tierra entre hectáreas plagadas de cereal dorado.

Camino empedrado de Itero de la Vega a Boadilla del Camino

De Itero de la Vega a Boadilla del Camino (Fotografía cedida por Santi García)

Tras recorrer 8 km llegamos a Boadilla (kilómetro 60 de etapa). En este pequeño pueblo encontraremos todos los servicios que necesitemos. En el centro de la localidad el hay una especie de columna de piedra que es, en realidad, un rollo jurisdiccional.

Estas columnas se ponían en las villas para indicar la categoría administrativa que tenía la población y diferenciarla del resto. Sólo podían ponerse en donde hubiese alcalde y, por lo tanto, donde éste tuviese la competencia de poder condenar a muerte. De hecho, en el rollo se ataba a los condenados con cadenas para exponerles públicamente antes de juzgarlos. En este caso, este rollo es del S. XVI e indica la independencia del pueblo de su vecino Castrojeriz.

El rollo jurisdiccional de Boadilla del Camino destaca por su altura y decoración, siendo uno de los más importantes de España. Aunque había muchos, se conservan pocos de ellos, porque la Constitución de Cádiz (1812) mandó destruirlos todos. Estas columnas eran símbolos del poder político y judicial de un señor en un territorio y la nueva ley abolió estos poderes. Por ello, sólo quedan rollos en los lugares que se negaron a derribarlos.

Rollo jurisdiccional Boadilla, estatua de piedra en la plaza

Rollo jurisdiccional Boadilla (Fotografía cedida por José Antonio Gil Martínez)

Detrás del rollo vemos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Aunque el origen del templo es románico lo que hoy vemos es del S. XV y XVI -de este siglo destaca su retablo mayor-. De sus inicios sí que se guarda una pila bautismal de grandes dimensiones y profusamente decorada.

Pila bautismal en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Pila bautismal en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Fotografía cedida por Davidh820)

EL CANAL DE CASTILLA NOS LLEVA A FRÓMISTA

Tras salir de Boadilla del Camino por la calle mayor una flecha nos indica que giremos a la izquierda. En poco más de 1 km, llegamos a la ribera del Canal de Castilla, por el que recorreremos 3,2 km en plano hasta una esclusa por la que debemos cruzar el canal y entrar en Frómista.

Este canal fue uno de los proyectos de ingeniería más importantes que se llevó a cabo en España durante la Ilustración. Fue promovido por Fernando VI (1713-1759), un rey influenciado por esta corriente cultural e intelectual y lo llevó a cabo junto con su ministro el Marqués de la Ensenada. La idea era dar salida a todo el excedente de cereal que se producía en Castilla, ya que las comunicaciones de este área con el resto de la península eran nefastas y se quería revitalizar su economía.

Canal de Castilla con un pequeño camino de tierra y el río al lado

Canal de Castilla (Fotografía cedida por Jorge Gañán)

El ingeniero Carlos Lemaur ideó cuatro canales que se comienzan a construir en 1753. Se pretendía unir Segovia con el mar Cantábrico en Santander, pero esto quedó en un sueño ilustrado. A pesar de ello, se hicieron 207 km de canal en los que barcazas con productos circulaban tiradas por caballos. Se convirtió en un motor muy importante para la economía castellana, su primer signo de industrialización, aunque con la aparición del ferrocarril perdió este uso. Hoy se obtiene de él energía hidráulica, se usa para regadío y también tiene uso recreativo (pesca, turismo, etc.).

El camino a su vera se convertirá en un agradable paseo que, tras cruzar la esclusa que permitía salvar 14 metros de desnivel de terreno, nos dejará en Frómista. En la esclusa hay escaleras, así que podéis cruzar por el puente de la carretera que está un poco más adelante.

El camino jacobeo cruza Frómista por su parte baja, por lo que si queremos visitar algunos de sus monumentos tendremos que girar a la derecha al llegar a su gran avenida central (Avda. del Ingeniero Rivera).

Frómista es una de las localidades jacobeas más conocidas. A pesar de tener menos de 1000 habitantes tiene un gran patrimonio cultural, histórico y gastronómico. Al lugar se le conoce también como “villa del milagro”, en referencia a una leyenda de un hombre que fue excomulgado por no devolver un préstamo a un judío. Resultó que, a pesar de que había devuelto el dinero, cuando años después se moría y trató de recibir la extremaunción, el cura no pudo hacerlo porque el cilindro metálico con el que lo iba a ungir se quedó pegado a la patena. Hasta que se aclaró el malentendido, no pudo recibir el último sacramento.

Pero… ¿qué es lo que ofrece Frómista para visitarla hoy en día? En primer lugar y como monumento más importante, la iglesia de San Martín. La imagen del templo siempre nos viene a la mente cuando se habla del estilo románico, ya que es uno de los exponentes de este estilo. Está datado entre finales del S. XI y principios del XII. En el XIX fue objeto de una gran restauración.  

Iglesia de San Martín hecha con piedra

Iglesia San Martín (Fotografía cedida por Miguel Cortés)

Esta iglesia transmite mucha belleza por la sencillez y limpieza de sus formas, que juegan con los volúmenes de una manera muy equilibrada. Es de tres naves con ábside semicircular y bóveda de cañón -la forma medieval más común- pero sorprende con su cimborrio octogonal con linterna y con las dos torres circulares de la fachada occidental. Lo normal es que las torres fuesen cuadrangulares, por lo que esto recuerda al arte carolingio o alemán.

Además, el templo de San Martín conserva una gran cantidad de escultura decorativa, muy rica en detalles. En cada canecillo -en los aleros de los tejados- hay una pequeña escultura y por fuera molduras ajedrezadas marcan todas las alturas del edificio. En el interior, sorprende la decoración de sus capiteles.

Capitel de la Orestiada en San Martín de Frómista. En la restauración del S. XIX el original se llevó a un museo y aquí se puso esta copia

Capitel de la Orestiada en San Martín de Frómista. En la restauración del S. XIX el original se llevó a un museo y aquí se puso esta copia (Fotografía cedida por Ángel M. Felicísimo)

Además de la iglesia de San Martín, en Frómista también se encuentra el templo de San Pedro, en la plaza de Tuy. Este no es románico, sino gótico, lo que se aprecia en sus bóvedas ojivales nervadas. Su portada es renacentista y una parte del templo lo ocupa el museo parroquial de la localidad.

En la misma gran avenida del pueblo, se encuentra la escultura del patrón de Frómista: San Telmo. Este santo nació aquí en el S. XII y recorrió Asturias y Galicia predicando, especialmente con pescadores -por eso en esta escultura en plena meseta castellana se le representa en un barco-.

Estatua de hierra de San Telmo

San Telmo (Fotografía cedida por Arte Historia)

DE FRÓMISTA A VILLALCÁZAR DE SIRGA Y ÚLTIMOS KILÓMETROS HASTA CARRIÓN

A la salida de Frómista hemos de cruzar dos rotondas por la P-980 y, después, las indicaciones son sencillas: seguir recto por la carretera hasta Carrión de los Condes. El sendero para peregrinos a pie va permanentemente paralelo al asfalto, con dos mojones en el medio cada unos cientos de metros.

A pesar de que el sendero es bastante ancho, será más cómodo para nosotros ir por la carretera. Son cerca de 20 km en perfil de ligerísima elevación, aunque la sensación será casi la de ir en plano.

Camino de tierra entre Frómista y Carrión con señalización del Camino de Santiago

Camino entre Frómista y Carrión de los Condes (Fotografía cedida por Jorge Gañán)

En nuestro camino, dejaremos a la derecha cuatro poblaciones antes de llegar a Carrión de los Condes. Como en Tournride sabemos que después de todo el esfuerzo realizado hoy ya estaréis cansados, simplemente vamos a daros algunos ligeros apuntes de cosas que pueden resultar interesantes por si queréis parar.

La primera población es, valga la redundancia, Población de Campos. En ella podemos encontrar todos los servicios que necesitemos. Aunque en el pasado estaba muy relacionada con la Orden de San Juan hoy en día lo más destacable son sus dos ermitas y su iglesia parroquial, dedicada a Santa Magdalena.

Antes de cruzar el río Ucieza por un puente, a la salida de Población de Campos, hay un desvío marcado a la derecha. Es un camino alternativo que podemos coger si queremos ir entre campos hasta Villovieco. Allí volveremos a cruzar el río para coger la P-980. La distancia prácticamente es la misma por los dos caminos.

Si vamos por la P-980 en vez de por el camino alternativo pasaremos por Revenga de Campos. En la torre de la iglesia de esta población suelen anidar las cigüeñas, ave que en Castilla encuentra uno de sus mejores hábitats en la Península.

Vayamos por donde vayamos, el camino pasará por Villarmentero de Campos. Aquí destaca la iglesia de San Martín de Tours. Aunque por fuera no llame mucho la atención, en el interior cuenta con un bello artesonado mudéjar: los musulmanes que vivieron en este territorio cristiano crearon aquí una bella cubierta de madera.

Por último, la carretera pasa por Villalcázar de Sirga antes de llegar a Carrión de los Condes. De los cuatro pueblos de este último tramo, Villalcázar de Sirga es el que tiene un patrimonio más notable, en gran medida porque alberga la iglesia de Santa María la Blanca.

Vista sur de la iglesia de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga

Vista sur de la iglesia de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga (Fotografía cedida por José Luis Filpo Cabana)

En cuanto se ve desde lejos el templo sorprende su tamaño y robustez mientras que, en el interior, maravilla por su delicadeza. La iglesia se comenzó a construir en el S. XII y estuvo muy vinculada a la Orden de los Templarios y a la Corona. De hecho, a la Virgen Blanca que allí se adora le dedicó Alfonso X el Sabio doce de sus «cantigas«.

Cuando en 1312 se disolvió la Orden del Temple, el templo fue cedido a una familia de alta cuna. La disolución de esta organización ha pasado a la historia plagada de leyendas, dado lo abrupto de su erradicación. Lo cierto es que desde su nacimiento en 1118 los templarios habían acumulado tanto poder que incluso Felipe IV, rey de Francia, les debía una inmensa cantidad de dinero. Por ello, apresó a algunos de estos caballeros y los mató tras torturarlos, presionando también al Papa para que disolviese la orden, lo que consiguió en 1312.

Iglesia de Santa María La Blanca

Iglesia de Santa María La Blanca (Fotografía cedida por Ochoytres)

Si podéis entrar al interior de la iglesia, echad un vistazo a su retablo mayor y a los sepulcros policromados repletos de relieves, ¡no os arrepentiréis!

Sepulcros en la Iglesia Santa Maria la Blanca

Sepulcros de la Iglesia Santa Maria la Blanca (Fotografía cedida por Guu)

Después de esta última visita, recorremos los últimos 7 km de etapa por la P-980 y entramos en Carrión de los Condes por la Avda. de los Peregrinos. ¡Sólo queda disfrutar de un merecido descanso!

UN PASEO DE UNA TARDE POR CARRIÓN DE LOS CONDES

Carrión de los Condes es uno de esos lugares que, aunque no sea de gran tamaño ni concentre un gran número de habitantes -cuenta con cerca de 2000-, sí tiene una larga trayectoria histórica tallada en patrimonio monumental. Perdió gran parte de sus monumentos durante la Guerra de la Independencia, pero sigue guardando una gran cantidad de tesoros que merece la pena descubrir.
En Tournride os animamos a que disfrutéis de un paseo por esta localidad. Su tamaño y la concentración de los lugares a visitar permiten que, en tan sólo 30 minutos, podáis haceros una imagen general. Para facilitaros la experiencia, hemos preparado este mapa de itinerario y os damos aquí unos pequeños apuntes sobre  qué ver en Carrión de los Condes.

¡Animaros a pasear, no os arrepentiréis!

Salida de Carrión de los Condes por el Puente Mayor hacia Santiago de Compostela

Salida de Carrión de los Condes por el Puente Mayor

Carrión de los Condes, de leyendas de caballos de Troya a una ciudad cultural moderna

En Tournride pensamos que para poder valorar lo que visitamos hoy es necesario comprender cómo llegó a generarse. Por ello, comenzamos este paseo dando unas pinceladas sobre dónde se encuentra Carrión de los Condes y cuál ha sido su devenir histórico.

Carrión de los Condes está en el centro de la provincia palentina. Su posición privilegiada en la ribera del río Carrión, en la árida meseta de Castilla, ha hecho que estuviese habitado desde momentos prehistóricos. Aún así, el primer asentamiento urbanizado se cree que fue celtíbero.

En el S. I a. C. los romanos llegaron al lugar y arrasaron con lo que allí había, creando un nuevo asentamiento que, cuando cayó el imperio en Occidente en el S. V, los visigodos tomaron bajo su control. En la parte noroeste de la ribera derecha del río Carrión construyeron un castillo, del que hoy no quedan restos.

Los árabes se hacen en el S.VIII con esa fortaleza, denominándola Monte Argel. Del intento de un caballero asturiano de tiempos de Alfonso II “el Casto” de recuperar la ciudadela de manos árabes surge una de las leyendas más famosas de la villa que, a pesar de ser muy ingeniosa, no era precisamente “innovadora” históricamente hablando.

En la “Ilíada” Homero narra cómo el ejército de los aqueos consiguió penetrar en Troya tras años de asedio. Cuenta que los griegos simularon partir en retirada, dejando un caballo hueco en las puertas de la ciudad, que los troyanos tomaron por una ofrenda de Atenea y metieron dentro de Troya. Por la noche, los guerreros griegos escondidos dentro del caballo abrieron las puertas de la muralla y su ejército devastó la ciudad.

En este caso, se dice que los cristianos usaron carros de carbón, en vez de un caballo como en Troya, para recuperar el castillo de Monte Argel. Metieron armas entre la hulla y se disfrazaron de carboneros, simulando ante los árabes que sólo querían entrar al castillo para vender su mercancía. Cuando entraron, abrieron fuego y cuando estos huyeron del castillo cayeron en la emboscada del ejército cristiano, que los esperaba a las puertas.

Iglesia de Nuestra Señora de Belén al lado del Río Carrión, antiguo emplazamiento del castillo medieval Monte Argel

Iglesia de Nuestra Señora de Belén al lado del Río Carrión, antiguo emplazamiento del castillo medieval Monte Argel

Gracias a esta ingeniosa táctica, el castillo volvió a manos cristianas y, en torno a este punto comenzó a desarrollarse el núcleo poblacional, que llegó a tener una gran importancia en la Edad Media. Se estableció como un “condado”, es decir, un territorio regido por un conde dependiente de la familia real. Las visitas reales le otorgaron gran importancia a la villa y muchas familias de alto linaje se concentraban allí.

De hecho, el nombre de “los Condes” viene porque hubo diferentes luchas de poder entre familias por controlar el lugar y, en el S. XV, tres familias de condes diferentes firmaron un pacto para no perder el poder ante otra familia condal. Carrión será un condado hasta que cambia la ordenación territorial y se convierte en un municipio, ya en la Edad Moderna.

El esplendor de la Edad Media se plasmó en la construcción de una gran cantidad de edificios de gran valor artístico, tanto civiles como religiosos. Allí se concentraban muchas órdenes religiosas en monasterios -gran parte del linaje de las familias de Carrión pasaban a dirigirlos- y la clase alta se construyó casas de piedra blasonadas. Además, Carrión tenía una gran importancia comercial y era una parada obligatoria en el Camino Francés, por lo que había allí un gran flujo de mercancías y de personas. Tanto es así que llegó a haber 15 hospitales de enfermos y peregrinos y a finales del S. XV tenía 6000 habitantes.

Además de por todo esto, desde el S. XI Carrión también había ganado fama porque una familia de infantes llevó a un monasterio de la localidad reliquias de importantes santos romanos. Entre ellas, las de San Zoilo, un mártir decapitado en Córdoba por predicar en el S. IV, cuando el cristianismo aún era perseguido.

En el S. XVI el plano de la ciudad ya era parecido al que vemos ahora, pero comienza a abrirse paso una recesión causada por la peste y por los excesivos impuestos que se aplicaban en la localidad, que hicieron disminuir el comercio. Además, la peregrinación ya no tenía el flujo de siglos anteriores. Se llegó a tener cerca de 600 habitantes, pero gracias a la instauración de un mercado “franco” semanal (libre de impuestos) por orden real el comercio comenzó a resurgir y, con ello, la vida en Carrión. En el S. XVII se llegó incluso a comerciar con Flandes o Francia y en el siguiente siglo la situación se mantuvo estable.

En el S. XIX tiene lugar uno de los episodios más trágicos de la villa. Con la ocupación napoleónica en España se desata la Guerra de la Independencia y Carrión de los Condes se convierte en escenario del enfrentamiento. El jefe de la resistencia castellana decide incendiar todos los edificios importantes de Carrión para evitar que los franceses pudiesen llegar a hacerse con su poder y refugiarse en ellos. Ardieron conventos e iglesias y, algo muy relevante, todos los archivos que guardaban documentos históricos de Carrión de los Condes.

Este incendio, sumado a la desamortización -que vació todos los conventos masculinos de la ciudad-, cambió mucho el urbanismo. Parte de los edificios incendiados o abandonados se usaron para construir otros nuevos, como el Ayuntamiento o la plaza del Mercado. Carrión de los Condes se modernizó durante ese siglo y el siguiente, convirtiéndose finalmente en la atractiva localidad que es hoy en día.

Comenzamos a caminar y, para variar… ¡lo hacemos de este a oeste! Del convento de Santa Clara a la interesante portada de la iglesia de Santiago

Salimos de la parte sudeste de Carrión, cerca de por donde entramos desde la P-980. Allí se encuentra el Real Monasterio de Santa Clara, nuestra primera parada.

Santa Clara era italiana y fue la primera mujer que escribió una regla monástica para mujeres, en el S. XIII. Dos discípulas directas de Santa Clara fundaron este convento en el año 1231, lo que lo convierte en uno de los más antiguos de España. Además, ocupa una gran extensión de terreno y su funcionamiento ha sido casi ininterrumpido.

Real Monasterio de Santa Clara

Real Monasterio de Santa Clara (Fotografía cedida por Lala)

Arquitectónicamente, poco queda del edificio original del S. XIII. Lo que vemos hoy es la superposición de reformas, la más importante del S. XVII, que fue cuando el monasterio alcanzó su momento de esplendor durante la gerencia de Sor Luisa de la Ascensión. Esta abadesa consiguió acumular una gran influencia. De hecho, fue la que consiguió que el rey permitiese crear una feria libre de impuestos para volver a hacer circular mercancías tras la recesión del S. XVI.

Se dice que el monasterio sobrevivió en buen estado a la la Guerra de la Independencia gracias a la astucia de las monjas, que hicieron un pacto con los franceses por el que ellas les invitaban todas las tardes a un chocolate si respetaban el lugar. Sea verdad o no, el monasterio pasó la guerra intacto y, de hecho las monjas que hoy viven allí siguen preparando dulces típicos.

El convento alberga hoy un museo, destacando entre sus bienes la impresionante colección de belenes del mundo: figuras representando el nacimiento de Jesús traídas de todas partes del globo. También vale la pena la visita a la iglesia, con su retablo presidido por una escultura de Santa Clara.

En la puerta norte hay un pozo. Como muchos caminantes jacobeos bebían de él se le denomina el pozo “de los Peregrinos” o “de la Salud”. Se consideraba que este manantial estaba exactamente en la mitad del Camino de Santiago desde Francia, aunque hoy se piensa que este punto está un poco más adelante, pasado Sahagún.

Siguiendo la calle de Santa Clara y cruzando la carretera, pasamos por la caseta de información turística y llegamos a la iglesia de Santa María del Camino. En este templo del S. XII, de grandes dimensiones para ser románico, se celebra todos los días por la tarde una misa de Bendición del Peregrino.

Siguiendo toda la calle peatonal, salpicada de hostelería y tiendas -muchas de ellas especializadas en necesidades de peregrinos-, llegamos a la Plaza Mayor. Este será el lugar en el que terminaremos nuestro paseo pero, primero, seguiremos la visita yendo hacia la iglesia-museo de Santiago, que se encuentra en la misma peatonal y es parte del patrimonio más importante de Carrión. Nos detendremos, principalmente, en su magnífica portada principal.

Iglesia de Santiago

Iglesia de Santiago (Fotografía cedida por Zarateman)

Lo que hoy es la iglesia de Santiago formaba parte previamente de un conjunto monástico construido en el S. XII, que también contaba con un hospital de peregrinos. A pesar de que fue uno de los edificios que más sufrió los estragos del incendio de 1811, parte de la iglesia pervivió y en 1931 se declaró Monumento Histórico Artístico y, en el 2000, Bien de Interés Cultural. Su reconstrucción después del incendio se llevó a cabo en 1849, momento en el que también se creó la Plaza Mayor y el ayuntamiento en frente -todo ello con material de antiguos conventos-.

Además de la colección museística que alberga en su interior, del edificio llama poderosamente la atención su portada principal, que es medieval. En ella vemos una puerta en forma de arco medio punto con un friso horizontal superior que recorre toda la fachada. El arco que hay a la derecha y que da acceso al callejón que bordea la iglesia es parte del antiguo monasterio.

Portada de la Iglesia de Santiago

Portada de la Iglesia de Santiago (Fotografía cedida por José Luis Filpo)

La puerta de la iglesia de Santiago está decorada con una impresionante arquivolta plagada de figuras que, en este caso, no representan personajes bíblicos, sino los oficios medievales que existían en Carrión durante la Edad Media. Hay 22 figuras humanas y cada una es un oficio diferente: herrero (representado con el gorro judío), alquimista, zapatero, juglar, escribano, monje, arpista, juez, guerrero, plañidera, sastre… Llama la atención, como curiosidad, la impresionante figura a la derecha, que representa a una bailarina-contorsionista, en una postura casi imposible y con ropa insinuante.

Bajo el arco, dos columnas con capiteles tallados enmarcan la puerta. En el de la izquierda vemos el Bien, en forma de dos protectores que impiden que un león (el demonio) se lleve el alma de una persona mientras la llevan al cielo. En el de la derecha, en cambio, se representa lo contrario: el Mal como la tortura de un hombre desnudo al que unos perros muerden permanentemente sin llegar a matarlo nunca.

Capitel "del Bien" en la portada de la iglesia de Santiago

Capitel «del Bien» en la portada de la iglesia de Santiago (Fotografía cedida por Zarateman)

Sobre la puerta vemos un friso que puede recordarnos al que vimos hoy previamente en Villalcázar de Sirga, con un Cristo Pantócrator en el medio. Este está rodeado de los cuatro apóstoles representados como sus símbolos: Mateo es un ángel, Marcos un león, Lucas un toro y Juan un águila. A los lados se representa a los apóstoles, en grupos de seis.

Pantócrator en Carrión de los Condes

Pantócrator en Carrión de los Condes (Fotografía cedida por Miguel Ángel García)

En realidad, todo el muro de la iglesia tiene un significado global. Arriba está Cristo como juez y rodeado de sus más allegados, que por sus méritos en vida ya se han ganado un hueco con Él en el Paraíso. El libro de leyes lo lleva cerrado porque aún no ha llegado el Juicio Final. Debajo estamos nosotros, la sociedad -en ese momento medieval-, desarrollando nuestras actividades de vida mundanas. Si lo “hacemos bien” iremos hacia la derecha de Dios (el Bien) y, si lo “hacemos mal”, hacia su izquierda.

Aunque a nosotros hoy en día esto nos parezca muy difícil de descifrar, la gente medieval lo entendía al momento. Era una simbología a la que estaban acostumbrados y ésta se usaba para advertir y guiar al pueblo llano. Serían, en una analogía contemporánea, nuestras señales de tráfico actuales -que nosotros comprendemos pero que un medieval jamás entendería-.

Continuamos hacia la iglesia de San Andrés y cruzamos el puente a San Zoilo

Seguimos la calle peatonal hasta que vuelve a haber tráfico rodado y, en la calle Hortaleza, giramos a la derecha para visitar la iglesia de San Andrés, denominada la “Catedral de Carrión de los Condes”. Aunque antes había allí una iglesia románica, en el XVI se sustituyó por la que vemos actualmente, según un proyecto de R. Gil de Hontañón -maestro del que ya hablamos hoy por su diseño de San Juan en Castrojeriz-. El interior es  luminoso y de grandes dimensiones.

Saliendo de la iglesia seguimos toda la calle Hortaleza hasta el Puente Mayor. Este puente es una reconstrucción del S. XVI. El primer puente allí fue el del S. XI, que se hizo para unir el monasterio de San Zoilo con la villa de Carrión -aunque en ese momento ambos territorios funcionaban de manera independiente-. El primitivo puente tenía puertas a los extremos y en ellas se cobraba por pasar, tanto a los mercaderes como a los peregrinos. Por ello, algunas personas dejaban en su testamento dinero para pagar ese peaje a un número determinado de pobres o peregrinos, como obra de caridad.

Puente sobre el Río Carrión, en Carrión de los Condes

Puente sobre el Río Carrión, en Carrión de los Condes (Fotografía cedida por Diario de un Caminante)

Tras cruzar el puente veremos frente a nosotros, a tan sólo unos 200 metros, la fachada barroca del Monasterio de San Zoilo, que hoy funciona como hotel. Este monasterio era conocido entre los peregrinos medievales porque, al igual que hoy en Iratxe nos regalan vino, aquí a ellos les daban todo el pan y vino que quisiesen. Además de peregrinos venían reyes y, de hecho, aquí se casó Fernando III el Santo en el S. XIII.

Foto del Monasterio de San Zoilo con los jardines y árboles al fondo

Monasterio de San Zoilo (Fotografía cedida por Miguel Ángel García)

Del edificio original queda poco y, de su conjunto, destaca especialmente el claustro del S. XVI. Los escultores que participaron decoraron profusamente columnas y capiteles, así como la bóveda que recorre todo el pórtico.

Claustro del Monasterio de San Zoilo en un día soleado

Claustro del Monasterio de San Zoilo (Fotografía cedida por Valdavia)

Terminamos volviendo a la vera este del río Carrión: visita a edificios civiles y merecido festín en las cercanías de la Plaza Mayor

Tras esta visita volvemos a cruzar el puente y, después, giramos a la derecha siguiendo la ribera del río. En la calle Ruiz Girón, que se cruza a unos metros, podemos echar un vistazo a una de las pocas casas de grandes familias aristocráticas que se conserva hoy en día, ya que la mayoría se destruyeron en el incendio de 1811. La Casa Girón es del XVIII y en su fachada podemos ver los escudos de la familia, así como la bonita rejería de las ventanas.

Volvemos  a la calle Adolfo Suárez y giramos a la izquierda llegando, en menos de 100 metros, a la Plaza Mayor. Allí podremos ver el Ayuntamiento, edificado en 1868 tras el incendio del anterior. Es un edificio de gran solidez, con un zócalo de piedra procedente de abadías y conventos desaparecidos.

Plaza Mayor de Carrión de los Condes

Plaza Mayor de Carrión de los Condes (Fotografía cedida por Santiago Abella)

Cerca de la plaza, corazón de la Carrión de los Condes, se ubican un gran número de locales de hostelería en los que podremos disfrutar de lo mejor de la gastronomía palentina: asados, lechazo, cangrejos del Pisuerga, etc. Si os gusta el dulce, sabed que el lugar cuenta con una gran tradición de dulces por su herencia monástica. En Carrión son especialmente conocidas las garrapiñadas y los hojaldres.

Tras haber puesto el broche a esta larga etapa con una visita tan completa como esta, sólo queda descansar para afrontar la etapa de mañana en la mejor forma mental y física. Mañana entraremos en León, en la que será la etapa con más kilometraje, aunque el perfil nos será favorable. Al pasar Sahagún, habremos recorrido ya la mitad del itinerario a Santiago.

¿Preparados para pasar el ecuador de vuestro camino?

ETAPA 6: DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA A BURGOS – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 562 km

Distancia en etapa: 75 km

Tiempo estimado: 6 – 6,5 horas

Cota mínima: 640 m

Cota máxima: 1165 m

Dificultad de la ruta: Alta

Lugares de interés: Belorado, Villafranca de Montes de Oca, San Juan de Ortega, Atapuerca, Burgos

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Mapa de la etapa 6 del Camino de Santiago en bici desde Santo Domingo de la Calzada a Burgos

Pincha sobre la imagen para ampliarla

Esta etapa aumenta en dificultad debido, principalmente, al incremento de kilometraje respecto a las que hemos realizado hasta ahora y, también, porque nos encontraremos con algunas rampas potentes en las que a veces habrá piedras sueltas; lo que incrementará la dificultad técnica. De todas maneras, en el texto y en el mapa de etapa podréis encontrar las alternativas por carretera. 

Las mayores complicaciones las encontraremos en algunos saltos pronunciados en los Montes de Oca y, después, al atravesar la Sierra de Atapuerca. Allí  superaremos 100 metros de desnivel en poco más de un kilómetro, para luego bajar durante tres kilómetros unos 140 metros en pendiente pronunciada.

En general se pueden seguir los senderos originales del Camino durante toda la etapa aunque, en muchos casos, estos irán paralelos a la N120 o a otras carreteras locales. En algunos puntos, os recomendaremos desde Tournride que vayáis por la carretera, sobre todo si las condiciones metereológicas son malas, el suelo está embarrado o si hay mucha afluencia de peregrinos, ya que algunos senderos son estrechos. Os decimos aquí los puntos en los que es posible reincorporarse a los senderos.

Vista panorámica de la sierra de Atapuerca

Panorámica de la sierra de Atapuerca

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Salimos de Santo Domingo de la Calzada y, tras cruzar el puente, podemos seguir directamente por la Carretera de Burgos. El sendero discurre paralelo a ella y, pasados un poco más de dos kilómetros, encontraremos una señal de stop que elimina uno de los carriles de la carretera. En ese punto, vemos el sendero del Camino a nuestra izquierda y podemos reincorporarnos ahí.

Desde ese punto la cuesta se hace más fuerte y hasta Grañón tenemos que hacer un esfuerzo, sobre todo en los últimos dos kilómetros hasta el centro del pueblo, que se encuentra en un punto alto denominado “cerro de Mirabel” (120 m de diferencia de cota).

Cartel durante el camino francés en bici que muestra el trazado desde Santo Domingo de la Calzada hasta Grañón

Cartel con el trazado de Santo Domingo de la Calzada a Grañón (fotografía cedida por Miran Rivajec bajo las siguientes condiciones)

Tras un descenso pronunciado a la salida de Grañón, cogemos un sendero de grava que en ligera rampa nos lleva a cruzar la frontera entre La Rioja y Castilla y León. Está marcada con un gran cartel con un mapa del camino en esta comunidad.

A partir de la frontera, durante todo el Camino habrá marcas con permanentes y cortos saltos. Desde la frontera, el sendero de grava nos deja en Redecilla del Camino. Por su centro pasa la N-120, carretera que no llevará hasta Castildelgado.

Al llegar a Castildelgado podemos seguir las flechas amarillas para recorrer senderos de tierra que nos llevan a pasar por Viloria de Rioja. Si en vez de seguirlas vamos por la N120 no pasaremos por esta localidad e iremos directamente a Villamayor del Río. Los senderos a Viloria de Rioja son perfectamente transitables, únicamente pueden resultar un poco estrechos en algunos puntos.

Desde  Villamayor del Río hasta Villafranca de Montes de Oca podemos ir tanto por el camino original, discurre en forma de sendero de grava o tierra de manera más o menos paralela a la carretera, como por la N120. Si vamos por carretera no pasaremos por Villambistía. Se discurre en permanente y ligera cuesta.

Al llegar a Villafranca de Montes de Oca podemos coger el camino original, atravesaremos dichos montes y compensará el esfuerzo extra que exige con un entorno natural increíble. Transitando por caminos de tierra que irán ancheando según subamos de cota, se alternan marcados descensos con rampas cortas pero intensas, que pueden alcanzar entre el 5 y el 8% de desnivel. También podemos optar por seguir por la N120 desde Villafranca e incorporarnos a las pistas de los montes 4,5 km después, entrando directamente en el Alto de la Pedraja, cota máxima del monte (1150 m). También se puede entrar antes, pero sería justo antes del monumento de la Guerra Civil.

Camino con campo verde a los lado que va desde Villafranca a Montes de Oca

Camino a Villafranca de Montes de Oca (fotografía cedida por Total13 bajo las siguientes condiciones)

Desde el Alto de la Pedraja bajamos en pendiente gradual durante unos 8 km hasta San Juan de Ortega. Desde allí seguimos por una bonita pista entre pinos que, ya cerca de Agés, nos sitúa en una cota superior regalándonos unas preciosas vistas del entorno. Desde ese punto un tobogán nos deja Agés.

Los tres primeros kilómetros desde la salida de Agés se convertirán en un agradable paseo en llano por la carretera comarcal (BU-V-7012). Cuando veamos a nuestra derecha el centro de interpretación de los yacimientos de Atapuerca y entremos en el pueblo homónimo, debemos salir de la carretera para coger un sendero de grava hacia la izquierda.

Desde este punto toca subir durante dos kilómetros la sierra de Atapuerca. Se supera una diferencia de cota de 116 metros y luego se descienden 140 m en otros 2,5 km. No es un pendiente muy pronunciada pero el tipo de firme puede complicar la travesía, ya que hay muchas piedras sueltas y escalones de piedra natural.

Dada la dificultad técnica de este tramo, se puede tomar la decisión de sortearlo. Para ello habrá que seguir recto por la carretera de Atapuerca hasta llegar a Olmos de Atapuerca, donde cogeremos a la izquierda la carretera que bordea la sierra y llegaremos a Villalbal, donde reengancharemos el Camino.

Desde Villalbal nos quedan menos de 17 km para llegar a Burgos. El perfil se suaviza y, aunque tenemos algún salto, no será comparable a lo que hemos pasado.

Tras dejar atrás Orbañeja Riopico y cruzar la autovía por un paso superior tenemos dos opciones para entrar en Burgos.

La primera opción es por el camino original. Bordea el aeropuerto por la derecha y entra en la ciudad por el polígono industrial del Gamonal. Es un camino largo y tedioso de más de 10 km hasta llegar a la catedral (7 km por el polígono, con mucho tráfico y movimiento de camiones).

La segunda opción es entrar por el parque fluvial del río Arlanzón. A no ser que llueva o haya llovido mucho y que el suelo esté muy embarrado, ésta seguramente es la mejor opción. Para ir por aquí tenemos que cruzar el paso superior de la autovía y, cuando veamos una urbanización a nuestra izquierda, meternos por ella para coger un sendero que sale al fondo. Este camino está también señalizado vertical y horizontalmente, así que no tendremos problema para seguirlo. La distancia y el perfil a recorrer será parecido, pero el paseo se hace mucho más agradable y nos lleva casi al centro de la ciudad.

Estatua de un peregrino con la catedral de Burgos al fondo

Estatua de un peregrino con la catedral de Burgos al fondo (fotografía cedida por Paul Quayle)

En general, esta será una etapa que nos exigirá bastante esfuerzo dado que, además de ser bastante larga, incluye la subida a dos cotas altas en los Montes de Oca y en la sierra de Atapuerca. El paisaje que nos acompañará valdrá la pena, ya que veremos cómo el verde de la rioja comienza a dejar paso a las grandes extensiones leonesas. Lo que sí que es cierto es que, después de tanto esfuerzo, la entrada a Burgos puede hacerse larga, ya que se ve la ciudad pero se tarda bastante en llegar a su centro. ¡Ánimo peregrinos!

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Aunque el hecho de que el camino circule cerca de la carretera nos da la opción de ir por asfalto y facilitar el peregrinaje, si vamos por los senderos a veces hay algún cruce peligroso. Siempre debéis tener mucha precaución en estos puntos.
  • Desde Villafranca de Montes de Oca hasta San Juan de Ortega hay unos 12 km por el monte sin ninguna localidad, por lo que si necesitamos agua o comida siempre es aconsejable abastecerse antes. Mencionar que en la parte alta de los montes, en la amplia pista entre pinos a 5 km de San Juan, hay un bar llamado “El oasis del camino”, con mesas y sillas hechas de grandes troncos pintados. Se paga la voluntad por lo que se pide. No es permanente, por lo que en invierno puede que no lo encontréis.
  • Si empezáis vuestro camino en Santo Domingo de la Calzada, os ayudamos a llegar hasta allí. ¿Sabes cómo llegar hasta Santo Domingo de la Calzada?
  1. A la localidad llegan autobuses desde múltiples puntos de la península. Dado que dependiendo de dónde salgáis la empresa que opera es diferente, lo mejor es que miréis la página del ayuntamiento donde se detalla toda la información y busquéis alguna conexión que os valga directamente en la página de quien opere. 
  2. Hay autobuses que conectan con Logroño, Burgos, Zaragoza, Madrid y Barcelona; todas ellas son ciudades con aeropuerto. Si venís de lejos de esta manera tenéis posibilidad de enlazar.
  3. En Santo Domingo de la Calzada no hay estación de tren. Las más cercanas son las de Haro (21 km), Miranda de Ebro (38 km) y Logroño (46 km).

También podéis probar en alguna plataforma social como Blablacar o contratar un taxi que os vaya a buscar a la localidad cercana a la que lleguéis para trasladaros a Santo Domingo.

Recordad que en Tournride os dejaremos el día anterior al inicio de vuestro viaje las bicicletas en vuestro alojamiento de Santo Domingo de la Calzada y podemos ocuparnos de vuestro equipaje sobrante, trasladándolo a vuestro final de camino.

  • Si queréis visitar Atapuerca, tenéis tres formas de hacerlo. De martes a domingo, la Fundación Atapuerca organiza visitas a los yacimientos cada hora en punto desde las 10:00h hasta las 13:00h; por lo que si el horario os coincide bien podéis acercaros desde la carretera por la que pasa el Camino hasta el propio yacimiento (está bien indicado). La segunda posibilidad es, si hacéis noche en Agés, hacer uso del autobús que cada día recoge a los peregrinos y los lleva a hacer la visita (se recomienda consultar horarios en el albergue del pueblo). La última es coger el autobús que desde el Museo de la Evolución Humana en Burgos lleva al yacimiento. Para más información consulta la página web de la Fundación Atapuerca
  • Si queréis visitar la catedral de Burgos tened en cuenta que sólo abre hasta las 18:00 y que hay que pagar entrada (3,5€ con la credencial). Si no llegáis, siempre podréis hacerlo a partir de las 10:00 h de la mañana siguiente.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

En esta etapa dejaremos atrás La Rioja y nos adentraremos en Castilla. El cambio de paisaje será gradual, los viñedos quedarán poco a poco atrás y atravesaremos grandes plantaciones de pinos hasta que el paisaje de la llamada “Riojilla Burgalesa” nos regalará las vistas de sus grandes extensiones salpicadas de encinas.

Además de estos impresionantes parajes, descubriremos las primeras pegadas humanas en los yacimientos de Atapuerca y las grandes construcciones medievales de San Juan de Ortega. Todo ello intercalado por la visita a múltiples pueblos de pequeño tamaño en los que la afabilidad de la gente y el buen trato al peregrino está asegurado.

¡Buen camino!

Rebaño de ovejas en la sierra de Atapuerca

Rebaño en la sierra de Atapuerca (fotografía cedida por Paul Quayle)

SALIMOS DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA Y CRUZAMOS GRAÑÓN HASTA LLEGAR A LA FRONTERA CON CASTILLA Y LEÓN

La ruta de hoy comienza pisando una construcción llena de historia: el puente de Santo Domingo de la Calzada. Ya conocemos la historia del santo y de esta localidad, detallada en el paseo final de la etapa previa. Este puente de salida de la localidad fue el que hizo famoso en primer lugar a Domingo García.

Cierto es que el puente que actualmente usan los peregrinos (de piedra y con 16 arcos), no es el que construyó el santo en el S. XI. Primeramente hubo un puente formado por un tablero de madera sobre pilares de piedra y luego Santo Domingo, una vez que ya era conocido en su época, construyó otro al lado formado por cerca de 25 grandes arcos de piedra. Este puente, por el constante desgaste por las riadas y el paso del tiempo, tuvo que ser reformado en todos los siglos del XVI al XIX, lo que fue cambiando su aspecto hasta darle la configuración que vemos hoy en día.

Puente sobre el río Oja a la salida de Santo Domingo de la Calzada

Puente sobre el río Oja a la salida de Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida por Jordiferrer bajo las siguientes condiciones)

A pesar de que de las piedras que hizo poner Domingo García hoy en día ya queda poco, sí que es cierto que la construcción tiene mucha importancia histórica y por lo tanto es citado en muchas fuentes antiguas. También es escenario de uno de los múltiples milagros de Domingo, ya que se dice que un peregrino que allí dormía fue atropellado por un carro y el santo le devolvió la vida.

Decidamos seguir por la carretera de Burgos o paralelos a ella por los senderos del camino, en cerca de 7 Km llegaremos a Grañón, la última localidad que visitaremos de La Rioja. El Camino de Santiago coincide con su Calle Mayor, así que atravesaremos el pueblo por su arteria principal, que coincide con la cota más alta del Cerro de Mirabel, donde la localidad se emplaza. Antiguamente, dada la posición fronteriza del lugar, aquí se levantaba un castillo que permitía dominar la zona. Hoy ya no quedan restos pero sí que podemos contemplar buenas vistas sentándonos en un merendero balconado que hay al final de su calle mayor, donde el camino nos indica un giro a la izquierda.

Tras salir de Grañón por un camino asfaltado primero y de buen firme de tierra después, recorremos menos de dos kilómetros hasta llegar a la frontera con Castilla y León. Un cartel de gran tamaño indica el punto de cruce, con información sobre las diferentes localidades por las que el camino discurre en esta comunidad.  

Tenemos por delante cerca de 450 kilómetros a recorrer por Castilla y León hasta llegar a Galicia, primero por Burgos y después por Palencia y León. Veremos cómo el paisaje de esta etapa, que aún nos recuerda a La Rioja, irá dando paso a las extensas rectas entre campos de cereales de las planicies castellanas en los próximos días y, después, el Bierzo volverá a devolvernos viñedos y grandes árboles para subir a los Ancares y entrar en la más verde de todas: Galicia.

Cartel indicativo del Camino de Santiago situado en la frontera de la Rioja y Castilla y León

Cartel en la frontera entre La Rioja y Castilla y León (fotografía cedida por Total 13 bajo las siguientes condiciones)

RECORRIENDO PUEBLOS-CALLE: LA PEGADA URBANÍSTICA DEL CAMINO EN REDECILLA, CASTILDELGADO Y VILLAMAYOR DEL RÍO

En tan sólo 1,5 km llegamos a la primera localidad castellana: Redecilla del Camino. Como muchos de otros pueblos que veremos hoy, tiene la configuración de pueblo-calle muy común en el Camino de Santiago. El Camino coincide con su calle mayor.

En Redecilla del Camino cabe resaltar una de las piezas escultóricas más conocidas del Camino Francés. Una pequeña gran joya románica dentro de la iglesia de Nuestra Señora de la Calle, en la propia calle Mayor del pueblo.

Se trata de su pila bautismal, que tiene casi un metro de diámetro y es considerada por muchos la más especial de todo el Camino Francés. Tiene forma de copa, es de piedra y toda su parte externa está tallada representando una imponente fortificación. Se aprecian perfectamente detalles en las almenas, en las pequeñas ventanas de diferentes formas y en las ocho torres talladas que se estiran hasta convertirse en columnillas que se adosan a su base.

Pila bautismal románica en la iglesia de Redecilla del Camino

Pila bautismal románica en la iglesia de Redecilla del Camino (fotografía cedida por Santiago López-Pastor bajo las siguientes condiciones)

Esta maravillosa obra del S. XII no deja indiferente a nadie. Puede que sea por lo llamativo de su talla, que tiene una fuerza imponente, es delicada y detallista dentro de su rudeza. Quizás sea porque lo marcado de sus volúmenes recuerdan a las miniaturas de los códices medievales (no olvidar su cercanía al monasterio de San Millán de la Cogolla, vital en este tipo de arte) o al arte mozárabe, de aquellos cristianos que vivieron en territorio musulmán y que por lo tanto estaban influenciados por el arte de Al-Ándalus. Sea como fuere esta obra merece una parada para ser admirada. Mencionar además que la temática escogida es de marcado simbolismo, ya que el castillo que representa seguramente sea la Jerusalén Celeste. De esa manera, expresa la idea que el bautismo que en ella tiene lugar es el primer paso en vida para eliminar el pecado y poder llegar a entrar la llamada “Ciudad de Dios” algún día.

Ya sea por carretera o por los senderos del Camino, en menos de 2 km llegaremos a Castildelgado, también con forma de pueblo-calle típico del trazado jacobeo. Si desde allí seguimos por carretera no pasaremos por Viloria de Rioja y por lo tanto nos perderemos la visita al lugar donde nació Santo Domingo en 1019. A la localidad le viene el nombre por su cercanía a la comunidad homónima y en su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se conserva la pila bautismal donde el santo recibió su primer sacramento.

Escogiendo de nuevo asfalto o sendero, llegamos a Villamayor del Río. Si el ya visitado Villamayor de Monjardín era el pueblo de las cuatro mentiras (ni villa, ni mayor, ni monjas, ni jardín) este es el de los tres embustes: ni es villa, ni es mayor, ni tiene río. Dejaremos a nuestra izquierda su iglesia parroquial, al lado de la cual había antiguamente un hospital para peregrinos.

BELORADO, PRINCIPAL ENTIDAD DE LA “RIOJILLA BURGALESA”

Siguiendo tanto la N120 como el sendero del camino que corre paralelo a ella, en unos 4 km llegaremos a Belorado. Esta localidad de cerca de 2000 habitantes se enclava en un lugar que antiguamente fue estratégico, por estar entre el valle del Ebro y la meseta. Cuando la primera embestida de árabes trató de conquistar todo el norte de la península, el rey Alfonso I mandó construir allí un castillo, del que sólo quedan restos de lo que se cree que sería la torre del homenaje.

El esplendor de la villa surge a partir del S. XI, cuando Sancho III el Mayor cambió el trazado del Camino y miles de peregrinos jacobeos comenzaron a pasar por allí. Aymeric Picaud menciona este lugar llamándole “belforatus” que en latín significa “hermoso agujero”, quizás por encontrarse en una cota más baja que el terreno circundante. Tal llegó a ser su importancia que este pueblo ostenta el privilegio de ser el lugar en España en el que se ha documentado la existencia de la feria más antigua (1116 d. C.). Aunque hoy en día pueda parecer algo baladí, las ferias en la Edad Media eran de vital importancia, ya que eran el lugar en el que tenían lugar las más importantes actividades económicas y sociales. La existencia de esta feria hizo que muchos francos y judíos (ambos con un papel importante en el comercio) se asentasen en la villa. Tras la expulsión de los judíos de la península en el S. XV, el pueblo comenzó a perder importancia.

Foto antigua del pueblo de Belorado desde su castillo

Belorado desde su castillo (fotografía cedida por Franz Pisa bajo las siguientes condiciones)

Hoy en día los principales atractivos para visitar Belorado son la iglesia de Santa María (adyacente a la cual se encuentra el albergue parroquial) y, en la Plaza Mayor, la iglesia de San Pedro; de origen medieval pero muy reformada en el S. XVII. En el pueblo está también el Museo Internacional de Radiocomunicación Inocencio Bocanegra, que ocupa un antiguo silo (el único edificio de este tipo totalmente reformado en España). En este espacio interior abierto se encuentra una colección de más de 450 piezas originales y también está la reproducción interior más grande de Europa de una trinchera de la Primera Guerra Mundial (619 metros cuadrados).

SEGUIMOS HASTA VILLAFRANCA DE MONTES DE OCA

Desde Belorado hasta Villafranca de Montes de Oca deberemos afrontar 12 km de leve pero permanente subida, sólo intercalada por unos pocos saltos.

Desde Belorado podemos ir hasta Tosantos por la N120 o por el sendero del camino, de tierra pero de buen firme. Por la carretera no se acorta mucho, pero puede ser una buena opción en momentos de saturación de peregrinos a pie. En unos 5 km llegaremos a Tosantos, desde donde veremos a nuestra derecha, a lo lejos, la ermita de la Virgen de la Peña. Se trata de una construcción de origen eremítico, con diferentes dependencias excavadas como cuevas en la pared de roca.

Vista de la ermita de la Virgen de la Peña desde la parte alta de la sierra

Vista de la ermita de la Virgen de la Peña desde la parte alta de la sierra (fotografía cedida por Diego Delso bajo las siguientes condiciones)

Si seguimos por carretera desde Tosantos, no pasaremos por Villambistía, que se encuentra a menos de 2 km por pistas de tierra. En el centro del pueblo, tras dejar a nuestra derecha iglesia de San Esteban (del S. XVII) hay una fuente de cuatro caños. Se dice que su agua anula el cansancio de los peregrinos pero… ¡Cuidado! Se trata de remojar la cabeza, no de beber de ella, ¡su agua no es potable!

Saliendo de Villambistía por un sendero de buen firme llegaremos en menos de 1,5 km a Espinosa del Camino, tras cruzar la N120. Si hemos decidido no pasar por Villambistía habremos recorrido poco más de 3 km desde Tosantos.

Si salimos de Espinosa del Camino por el sendero original subiremos una pequeña colina y dejaremos a nuestra izquierda lo poco que queda de un antiguo monasterio mozárabe dedicado a San Félix, consistente en un arco de entrada a una estancia de unos pocos metros cuadrados. Desde ahí restan unos 3,5 km hasta llegar a Villafranca de Montes de Oca. Si lo preferís, también podéis ir por la N120, se acortan unos 500 metros.

En Villafranca de Montes de Oca (kilómetro 34,6 de etapa) estaremos a los pies de los montes de mismo nombre, que deberemos cruzar durante 12 km para llegar a la siguiente localidad de etapa: San Juan de Ortega. Este pueblo cuenta con todos los servicios, por lo que si queréis hacer una parada puede ser un buen lugar para descansar.

Cuando se comienza la subida a los montes, veremos a nuestra izquierda la iglesia de Santiago el Mayor. Realizada en su mayor parte en el S. XVII, seguramente llamará la atención por su buena cantería, que da sentido y realza el clasicismo y la simplicidad de sus líneas. Vale la pena entrar para ver su pila de agua bendita, consistente en una enorme concha natural.

Iglesia de Santiago el Mayor en Villafranca de Montes de Oca

Iglesia de Santiago el Mayor en Villafranca de Montes de Oca (fotografía cedida por Jose Manuel bajo las siguientes condiciones)

Casi enfrente de la iglesia, a nuestra derecha, hay también un antiguo hospital de peregrinos que fue mandado construir en 1377 por la reina de Castilla. Con el edificio muy reformado, el lugar funciona hoy como un espacio de alojamiento para el peregrino, en modalidad de albergue (5-10 euros) o de hotel  de tres estrellas (a partir de 30 euros).

LOS MONTES DE OCA, UN ESPECTÁCULO NATURAL CON SABOR A HISTORIA

Los montes de Oca son un territorio semimontañoso que divide las cuencas de dos de los grandes ríos de España: el Duero y el Ebro. Fernán González dice en sus versos que también sirvieron de frontera política, marcando los límites orientales de la primitiva Castilla.

Con el fortalecimiento de la peregrinación a Santiago estos montes se alzaron como paso obligado para los caminantes. De hecho, ya Aymeric Picaud nombra estos parajes en el Códice Calixtino del S.XII, refiriéndose a ellos como “Nemus Oque”. “Nemus” es una palabra latina que se refiere a un bosque que contiene árboles con connotaciones sagradas, lo que da una idea de la importancia del lugar. Era un tramo muy temido por los peregrinos, ya que no sólo debían afrontar las dificultades de la configuración del terreno, sino uno de los principales problemas del Camino durante la Edad Media: la seguridad. La alta densidad de vegetación que rodeaba los pequeños senderos del camino era un escondite perfecto para los bandidos, que esperaban a los peregrinos para asaltarlos. A todo esto hay que sumarle las dificultades para obtener agua potable durante los más de 12 km de camino y lo extremo de las temperaturas en invierno y verano. ¡Toda una prueba de fe medieval!

Hoy en día ya no tendremos ningún problema de seguridad, sino que podremos disfrutar de la paz que se respira en su bello entorno, pedaleando entre robles, fresnos, pinos y enebros en los que habitan una larga serie de animales salvajes.

Al salir de Villafranca de Montes de Oca afrontaremos uno de los tramos que pueden resultar más complicados a los peregrinos en bici. Se sube por un sendero bastante estrecho con firme complicado. Hay muchas piedras grandes sueltas y en determinados puntos puede haber saltos con una pendiente de hasta el 6-8%. Después de recorrer cerca de 1,8 km la pendiente seguirá siendo empinada pero se suavizará (máximo de 3%) y el sendero ganará amplitud.

Llegaremos así hasta un alto en donde hay un monumento a los caídos en la Guerra Civil española. Fue promovido por los familiares de las más de 300 personas que fueron fusiladas en ese paraje tras el alzamiento de Franco en 1936 y posteriormente enterradas en una fosa común que, junto con la de los Montes de Estépar, es una de las más grandes de Burgos. Muchos peregrinos dejan en este lugar mensajes en innumerables idiomas y formas.

Monumento de piedra realizado en memoria de los fusilados en la Guerra Civil

Monumento a fusilados en la Guerra Civil (fotografía cedida por KRLS bajo las siguientes condiciones)

Justo después del monumento nos espera el otro tramo complicado de estos montes. Tendremos que descender 22 metros de cota en 600 metros y, tras cruzar el río Carratón, subir 37 metros de diferencia de cota en menos de 1 km, afrontando al principio una fuerte rampa de 100 m. Seguramente lo mejor en este tramo sea bajarse de la bici y empujar, ya que con el peso de las alforjas nos va a costar subir, ¡sobre todo si está lloviendo, ya que el firme es de grava y tierra!

Al superar estos obstáculos estaremos en el Alto de la Pedraja (1150 m), cota máxima de etapa. Poco antes de ese punto se encuentra el enlace entre esa pista y la N120. En caso de mal tiempo o si preferimos recorrer la ruta por carretera desde Villafranca de Montes de Oca hasta ahí, nos incorporaremos antes de la Pedraja (consultar mapa de etapa en Google Maps para ver el punto concreto).

Desde el Alto de la Pedraja faltan 7 km para llegar a San Juan de Ortega, que recorreremos por pistas anchas y de firme de tierra, así que la mayor problemática que podemos tener es el barro si ha habido lluvias. Cerca del Alto de la Pedraja y según la estación en la que peregrinamos podemos encontrar el “Oasis del Camino”, un improvisado y colorido bar al aire libre en el que podremos parar a descansar si lo deseamos.

Decoraciones realizadas por peregrinos en "El oasis del camino"

Decoraciones realizadas por peregrinos en «El oasis del camino» (fotografía cedida por Jorge Gañán)

SAN JUAN DE ORTEGA, LUGAR ENIGMÁTICO CON MÁS DE 800 AÑOS DE SERVICIO AL PEREGRINO

Entramos en San Juan de Ortega y la maravillosa vista de su monasterio nos recibe abriéndose a nuestra derecha. Esta localidad tiene el mismo nombre que el santo que promovió su creación, que nació en 1080 en Quintanaortuño (un pueblo de Burgos).

Fue discípulo de Santo Domingo y hoy es el patrón de los aparejadores. Como su maestro, hizo muchas obras para los peregrinos. La más importante es la que inició en este lugar de los Montes de Oca, conocido como “urtica” por la cantidad de plantas de esta especie que aquí se concentraban. Dicen que, tras un naufragio que casi le cuesta la muerte volviendo de Jerusalén, Juan decidió construir allí una capilla a San Nicolás con un hospital para los peregrinos.

Juan murió en Nájera en 1163, cuando tenía 83 años. Sus restos se llevaron a la capilla de Nicolás y la importancia que cobró este santo hizo que mucha gente peregrinase al lugar, que terminó adoptando el nombre de San Juan de Ortega.

Fachada exterior del monasterio de San Juan de Ortega

Fachada exterior del monasterio de San Juan de Ortega (fotografía cedida por J. Sierro bajo las siguientes condiciones)

El monasterio anexo a la iglesia fue ocupado primero por los dominicos y luego por los jerónimos, quienes lo ampliaron enormemente en 1476. Tal era su importancia en ese momento que incluso la reina Isabel la Católica fue allí para pedirle al santo que le ayudase a tener hijos, ya que tras haber dado a luz a Isabel llevaba 6 años sin descendencia. Al año siguiente dio a luz a un varón al que llamó Juan y, un año más tarde, a la que sería conocida como Juana “la Loca”. Seguramente la elección de los nombres escondiese un agradecimiento de la reina al santo por su ayuda en su fecundidad.

El monasterio es un lugar especial porque a lo singular de su bello entorno se unen su importancia como lugar cristiano y, también, lo enigmático de un fenómeno astronómico denominado el “Milagro de la luz”. Cada equinoccio a las 5 de la tarde los rayos de sol penetran en la iglesia del santo e iluminan un capitel de la misma, que tiene una representación de la natividad (el nacimiento de Jesús). En el centro del capitel, la Virgen María recibe los rayos con sus dos palmas alzadas. Este capitel se encuentra en el interior del ábside norte de la iglesia y es una joya del románico, perfectamente conservado y con multitud de tallas repletas de detalles. No es el único del templo, ya que en él conviven capiteles de motivos vegetales con otros con figuras, como este.

"Milagro de la luz" en el capitel de la Natividad en el monasterio de San Juan de Ortega

«Milagro de la luz» en el capitel de la Natividad en San Juan de Ortega (fotografía cedida por Miguel Martín Camarero bajo las siguientes condiciones)

San Juan de Ortega murió antes de que se terminase la iglesia de San Nicolás. Las iglesias siempre se empezaban a construir por el ábside, la parte más sagrada, porque de esa manera se podía comenzar a dar misa antes de que se terminase todo el edificio. Esta iglesia se comenzó en la segunda mitad del S. XII, cuando se hizo la cabecera triple. Después de la muerte del santo se interrumpieron las obras y se reanudaron a finales del S. XV, momento en el que el estilo que predominaba era el tardogótico. Por ello, en esta iglesia vemos cómo el ábside tiene formas más claramente románicas, con arcos de medio punto y ventanas abocinadas, mientras que la parte de los pies y la portada son góticos.

Gótico es también el impresionante mausoleo en forma de baldaquino que hay en el centro del templo, en donde están enterrados la pareja de importantes nobles que lo patrocinaron. Los relieves de las caras laterales del sepulcro representan escenas de la vida de San Juan, pero lo que más llama la atención es la delicadeza de las tracerías superiores del sepulcro, tan finas que cuesta creer que partan de un bloque de piedra.

Exterior del monasterio de San Juan de Ortega

Exterior del monasterio de San Juan de Ortega (fotografía cedida por J. Sierro bajo las siguientes condiciones)

El sepulcro de San Juan está en la capilla de San Nicolás de Bari y es puramente románico. Está repleto de relieves por todas sus caras y la tapa es ligeramente más grande que la caja. También están talladas escenas de la vida del santo.

Después de esta impresionante visita abandonamos San Juan de Ortega por el asfalto que, después de la curva de la carretera, se convierte de nuevo en un sendero de grava bastante plano que durante 3 km nos conducirá entre un enorme pinar. Cuando se despeja la alta densidad de árboles se abrirán ante nosotros unas bellísimas vistas de los campos de cultivo de Burgos. Tras cruzar una valla metálica bajaremos durante 500 metros por un tobogán que en algún momento puede tener hasta un 9% de pendiente y que nos dejará en la entrada a Agés.

Encina en la explanada alta antes de la bajada a Agés

Encina en la explanada alta antes de la bajada a Agés (fotografía cedida por Jorge Gañán)

CRUCE DE LA SIERRA DE ATAPUERCA Y ÚLTIMAS LOCALIDADES ANTES DE BURGOS

Agés es hoy un pueblo de poco más de 50 habitantes, dedicado eminentemente al cultivo del cereal. En cambio, nació en el S. XII con una función política y militar importante, ya que servía como frontera con los árabes en el contexto de la Reconquista. Hoy en día cuenta con tres albergues y una agradable tienda-restaurante llamado «El Alquimista» en donde Amapola y su marido preparan con cariño platos típicos de la zona, cuidando mucho a los peregrinos (también dan desayunos desde las 6.00 h de la mañana).

Carretera principal del pueblo de Agés

Vía principal de Agés (fotografía cedida por Jorge Gañán)

Salimos de Agés por la carretera comarcal, en un trayecto cómodo sin grandes cambios de pendiente.  En 1,6 km veremos a nuestra derecha un desvío señalizado hacia una pista de unos 600 metros que te deja directamente en la puerta del centro de interpretación de Atapuerca. Si en vez de coger el desvío continuamos poco más de medio kilómetro por la carretera, llegaremos al pueblo homónimo, desde donde sale la pista para enfilar la subida a la sierra.

¿Por qué visitar los yacimientos de Atapuerca? El conjunto de cuevas que componen este parque arqueológico colecciona una gran cantidad de menciones honoríficas y premios culturales, entre los que se encuentra el de Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Desde el último cuarto del S. XX es objeto de innumerables campañas arqueológicas que han sacado a la luz restos de cuatro especies homínidas diferentes, lo que ha ayudado enormemente a comprender cómo eran nuestros antepasados. Además, también se han encontrado multitud de objetos rituales diferentes, muchos de la Edad de Bronce (de cerca del 1300 a. C.) e, incluso, se han podido demostrar algunas actividades sociológicas previas a ese momento; entre las que se incluyen el canibalismo ritual (único ejemplo de ello en Europa).

Carretera comarcal que discurre desde Agés hasta Atapuerca

Carretera comarcal que discurre de Agés a Atapuerca (fotografía cedida por Jorge Gañán)

En el pueblo de Atapuerca encontraremos todos los servicios que necesitemos. De la Plaza Antecesor, que se encuentra pegada a la carretera y casi a la salida del pueblo, sale el camino que sube a la sierra. Desde ese punto debemos enfrentarnos a una rampa de 2,5 km en la que se sube una diferencia de cota de 117 m con momentos en los que la pendiente puede llegar al 9%. De todas maneras, el principal problema es el firme, ya que es de grandes piedras sueltas y en algunos momentos es de bastante dificultad técnica.

Sabremos que hemos alcanzado la cota más alta (1072 m) cuando veamos una gran cruz con piedras en su base que centenares de peregrinos han ido dejando con el paso del tiempo. Tendremos una vista preciosa del entorno y veremos un cartel que refuerza con su inscripción lo hermoso del paraje: “Desde que el peregrino dominó en Burguete los montes de Navarra y vio los campos dilatados de España, no ha gozado de vista más hermosa como esta”. El texto es una cita de Luciano Huidobro y Serna, un historiador que promovió una de las más grandes obras del S. XX sobre el Camino de Santiago (“Las peregrinaciones jacobeas”) y que se especializó en el tramo del Camino Francés en la provincia de Burgos.

Peregrinos subiendo a la sierra de Atapuerca

Subida a la sierra de Atapuerca (fotografía cedida por Jorge Gañán)

También hay obras de land art, un tipo de arte contemporáneo que usa la naturaleza como marco y material para construir sus obras. Así, una serie de dibujos en forma de círculos concéntricos formados por piedras, de diferentes tamaños, sorprenderán al peregrino.

Durante la bajada de la sierra el terreno seguirá siendo complicado. Son otros 2,5 km con una diferencia de cota de 138 m y pendientes negativas de entre el 8,5 y el 3%. Tras un tobogán final deberemos girar a la izquierda y así llegaremos así a Villabal, desde donde la pendiente se suavizará muchísimo y el camino se convertirá en un agradable paseo por asfalto. De esta manera, en los siguientes 3,5 km la carretera nos llevará a cruzar Cardeñuela Riopico primero y Orbaneja Riopico después.

LA ENTRADA EN BURGOS POR EL GAMONAL O EL PASEO FLUVIAL DEL RÍO ARLANZÓN

Al salir de Orbaneja Riopico y cruzar la autovía por un paso superior, estaremos a las puertas de Burgos. Entre nosotros y la ciudad se encuentra el aeropuerto de la ciudad que deberemos sortear, ya sea por un lado o por otro.

Y es que por lo pesado del camino original de entrada a Burgos, que bordea el aeropuerto por la derecha, han nacido un desvío o camino alternativo. El camino original entra por Villafría y después cruza todo el polígono industrial del Gamonal hasta enlazar con una parte al final de carril bici, que nos permitirá adentrarnos en la ciudad para alcanzar la catedral. La parte del polígono, cuando hace mucho calor o el tráfico es denso (hay mucho tráfico pesado), puede hacerse eterno para los ciclistas.

Entrada al barrio de Gamonal en Burgos

Barrio del Gamonal en Burgos

Si queremos obviar esta entrada, podemos optar por ir por el paseo fluvial del río Arlanzón, bordeando el aeropuerto por la izquierda, en vez de por la derecha. Para coger este camino debemos girar a la izquierda unos 250 m después de cruzar el paso superior de la autovía, en la entrada a una urbanización (el desvío está señalizado con flechas en el asfalto). El asfalto se convertirá en un sendero de grava que irá bordeando el aeropuerto, pegado a su alambrada y nos llevará a Castañares. Tras cruzar el pueblo (precaución porque aquí debemos cruzar la carretera) el camino se interna en el parque fluvial del río Arlanzón. Cruzaremos la autovía por un paso inferior e iremos durante unos 4,5 km por la vera sur del río, hasta que después de cruzar la N120 por un paso inferior veremos un puente peatonal a nuestra derecha. Cruzándolo nos adentraremos en corazón de Burgos y en menos de 2 km llegaremos a la catedral.

Río que transcurre por la ribera de Arlanzón

Ribera del Arlanzón (Fotografía cedida por Jesús Serna bajo las siguientes condiciones)

UN PASEO DE UNA TARDE POR BURGOS

Burgos es una ciudad monumental que cuenta con muchos lugares cuya importancia artística, histórica o cultural merecen un alto reconocimiento. Es imposible, por lo tanto, poder conocer los principales monumentos de la ciudad en tan sólo una tarde. Por ello, en Tournride hemos diseñado un mapa en el que os hemos marcado los principales lugares de interés de la ciudad, que comentaremos aquí para que conozcáis. Pero, dada la imposibilidad de visitarlos todos (sobre todo porque muchos de ellos requieren horas de visita guiada), hemos planificado un paseo de 27 minutos para que podáis conocer lo principal. Dejaremos mucho que ver y hacer en el tintero pero, al menos, os permitirá haceros una idea de la ciudad.

De todas maneras, si os interesa conocer más a fondo algunos de los lugares de Burgos, desde Tournride os recomendamos que os penséis disfrutar aquí de un día de descanso. Burgos o León pueden ser las mejores paradas en nuestro camino, por conjunción de monumentos y servicios. Por si acaso, os dejamos al final algunas otras cosas que ver si queréis dedicar más tiempo a Burgos.

Vista panorámica de Burgos

Panorámica de Burgos (fotografía cedida por Marcel Frank bajo las siguientes condiciones)

Como siempre, comenzamos con un poco de Historia…

En Tournride creemos que para comprender una ciudad tal y como la vemos hoy en día es necesario saber de dónde viene y cómo ha llegado a ser lo que es. Por ello, comenzamos presentándoos una pequeña línea del tiempo que os hará sorprenderos con los cambios que ha sufrido un asentamiento que comenzó siendo un pequeño “burgo” y que hoy en día es una gran ciudad cultural e industrial.

La fundación de Burgos tal y como hoy la entendemos sucede durante el S. IX, en el contexto de la Reconquista. El rey Alfonso III le pide a un conde, llamado Diego Rodríguez, que funde un “burgo” cerca del río Arlanzón. Como ya vimos más veces, durante la guerra con los árabes era muy importante para los reyes cristianos asegurar el territorio que recuperaban y, para ello, era vital poblarlo. En este caso la orden fue “populare no expugnare”, es decir, el rey le dijo al conde que se centrase en “poblar”  y no en  “conquistar” el territorio. Para ello, el conde erigió un castillo en lo alto del cerro cerca del río (hoy quedan restos de la construcción) y fomentó el asentamiento mediante un método muy común en este momento y que ya hacían los romanos, llamado “presura”.

Se trataba básicamente de regalar la propiedad de las tierras al primero que llegase y las roturase, pidiendo que a cambio se mantuviesen cultivadas bajo el mandato del conde. Aunque hoy el trato parezca una “ganga” hay que tener en cuenta que en ese momento ese territorio era peligroso e inestable, ¡los árabes acababan de perder el territorio y estaban muy cerca!

A pesar de la peligrosidad, la tentación de tener tierra en propiedad como hombres libres caló en mucha gente, que cultivó tierras en torno al castillo. Burgos era muy diferente a cómo es hoy en día, ya que tenía una función eminentemente militar y una configuración de casas de campesinos alrededor del castillo, por lo que su economía era sobre todo agraria.

Puerta sur del castillo de piedra en Burgos

Puerta sur del castillo de Burgos

Así se mantuvo el pequeño “burgo” hasta el S. XI, cuando por primera vez un rey atiende directamente al lugar y su historia da un giro radical aunque, todo hay que decirlo, esta atención consistiese básicamente en una traición. Y es que el rey Sancho II usó el castillo de Burgos como cárcel para encerrar a sus hermanos, después de quitarles los territorios que su padre les había dejado en herencia. Fernando I había dividido sus tierras en tres reinos (Galicia, Asturias y León), dándole uno a cada uno de sus hijos, ¡pero Sancho II lo quería todo!

Desde que Sancho II pisó Burgos en el S. XI muchos otros reyes lo hicieron y, gracias a este impulso, Burgos vivirá hasta el S. XVI un momento de esplendor que cambiará su configuración para siempre, dotándolo de muchos de los grandes monumentos que vemos hoy en día. Son los siglos del Cid, del establecimiento de la corte real en Burgos y de la celebración de bodas reales. La ciudad debe tener un decorado adecuado para ello, por lo que la catedral se embellece y aparecen monasterios como las Huelgas.

Pero no hay que entender este esplendor como la simple aparición de edificios monumentales. Burgos pasó de ser un asentamiento agrícola en torno a un castillo militar a ser una importantísima ciudad comercial en torno a la catedral, por lo que el centro de la ciudad “cambió” de sitio. La catedral era el centro neurálgico en torno a la que se desarrollaba la vida siendo, además, un punto de paso clave en el Camino de Santiago, donde artesanos de toda Europa se reunían y trabajaban.

Catedral de Santa María en Burgos

Catedral de Santa María en Burgos (fotografía cedida por Guillepe01 bajo las siguientes condiciones)

Burgos se convirtió en un lugar tan importante para el comercio (era vital incluso en las transacciones con el norte de Europa) que llegó a conseguir que en el S. XV los Reyes Católicos le diesen el monopolio del comercio de la lana.

En el S. XVI, todo este esplendor que sólo había ido in crescendo durante los últimos cinco siglos, se frena por la conjunción de cuatro factores principales: las epidemias de peste, el descubrimiento de América, las guerras en Europa y el debilitamiento del Camino de Santiago. Las importaciones de América y la eliminación de las exportaciones a Flandes por la guerra debilitaron el comercio, los peregrinos dejaron de llegar y la población se redujo por la peste. Toda una crisis de la que no se empezaría a remontar hasta prácticamente el S. XIX, cuando las Cortes de Cádiz le dan a Burgos la capital de provincia.

Gracias a este impulso institucional la zona cercana a la catedral vuelve a tomar vida, con oficinas políticas y militares. La antigua zona del castillo, destrozada por el azote de la Guerra de la Independencia contra Napoleón, se abandona definitivamente.

Al impulso institucional se suma en el S. XX el industrial con la creación de fábricas de seda o de productos cerealísticos y, además, se hacen coincidir allí dos grandes líneas férreas. El crecimiento orgánico que todo esto promovió ha sido en el presente siglo regulado por planes estratégicos que han organizado la ciudad mediante la creación de grandes infraestructuras de transportes, parques para el disfrute medioambiental y grandes espacios culturales como el Museo de la Evolución Humana.

Hoy Burgos es una ciudad de unos 170 000 habitantes que acoge al peregrino con la misma calidez con la que lo lleva haciendo desde el S. XII. Ahora que conocéis el por qué de su forma de ser, ¿os animáis a pasearla?

Hacemos coincidir nuestros pasos con los de la Historia. Primera parada: el Castillo

Teniendo sólo una tarde y estando cansados después de una dura etapa, la meta de nuestro paseo tiene que ser hacerse una idea de lo que es esta ciudad y ver algunos de sus lugares claves, siendo la catedral el más importante y el que se va a llevar la mayor parte de nuestro tiempo.

Seguimos los pasos de la historia de la ciudad y, saliendo de nuestro alojamiento (en el mapa marcamos el albergue municipal por poner un punto de referencia), nos dirigimos hacia lo que fue el centro neurálgico del primer “burgo”: el castillo. La entrada al interior del castillo es de pago y puede incluir sólo la visita al recinto exterior o también a las galerías interiores. La parte exterior del castillo está bastante derruida pero bajo tierra esta construcción guarda muchos secretos que vale la pena descubrir: hay más de 300 metros de galerías subterráneas interiores que fueron vitales en la función militar. Las visitas son sólo por la mañana, así que a no ser que decidamos dedicar una mañana o un día a Burgos será difícil que nos coincida bien.

Vistas desde el mirador del castillo a la Catedral de Santa María en Burgos

Vista desde el mirador del castillo

Queramos entrar o no, en el mapa os indicamos como punto clave el mirador del castillo. En las faldas del recinto militar se abre esta explanada circular que nos regala las mejores vistas de la catedral y de la ciudad de Burgos. Podremos ver las grandes plazas abiertas en torno a la catedral y las pequeñas calles circundantes que conservan su configuración medieval, así como los grandes paseos que desde el S. XX han modificado la manera de recorrer Burgos. También se ven las grandes zonas verdes cercanas al Arlanzón.  Y, al fondo, las extensas tierras burgalesas. 

Hacia la catedral de Burgos: hablemos del gótico

Bajando por la calle Valentín Palencia veremos a nuestra izquierda el CAB, el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos y a nuestra derecha pasaremos por enfrente de la iglesia de San Esteban. De apariencia militar, vale la pena pararse a admirar su portada gótica y, sobre todo, su interior, ya que alberga el Museo del Retablo.

Seguimos hacia la derecha, por la calle Fernán González, donde en Tournride recomendamos una parada en la iglesia de San Nicolás. A pesar de que la entrada sea de pago (1,5 €) no nos podemos perder la visita al interior, ya que guarda un tesoro impresionante: su retablo pétreo. Es una obra del S. XVI que una pareja de importantes comerciantes encargaron a Francisco de Colonia, escultor nacido en Burgos pero descendiente de una larga lista de grandes escultores alemanes que participaron en la decoración de muchas de las catedrales españolas.

Retablo pétreo de la iglesia de San Nicolás

Retablo pétreo de la iglesia de San Nicolás (fotografía cedida por Zarateman bajo las siguientes condiciones)

Bordeamos la catedral cruzando la plaza de Santa María y después la de San Fernando, en donde se encuentra el punto de venta de entradas de la catedral. La visita a este edificio es una de las más recomendables de todo el Camino Francés. Imponente y delicado a la vez, es una de las obras cumbre del estilo gótico, que liberó a los muros de los edificios de peso y permitió que la luz entrase en las catedrales.

El gótico fue un estilo que nació en Francia y que se impuso durante casi cuatro siglos por toda Europa. Durante ese tiempo la sociedad y las modas cambiaron mucho y el arte gótico se fue adaptando a los nuevos gustos y, por ello, cambiando en sus formas. De hecho, se diferencian cuatro estilos góticos distintos (además de las variaciones propias que se pueden encontrar en cada país).

La catedral se comenzó a construir en el año 1221, momento en el que imperaba el estilo gótico clásico, del que también son ejemplos las catedrales de París, Chartres o Reims. A este estilo le precede el gótico primitivo, que aunque ya había cambiado el arco de medio punto por el apuntado, mantenía formas de la arquitectura románica, como el uso de la tribuna en el interior de las iglesias. La tribuna era un  pasillo en forma de galería que se ponía sobre las naves laterales y lo veremos, por ejemplo, en la catedral de Santiago (una de las obras cumbres del románico). El gótico clásico evoluciona este concepto y cambia la tribuna por el triforio, que estrecha mucho el pasillo y permite que en el muro exterior se pueda abrir algún vano para que entre luz.

Interior de la catedral de Burgos, donde se puede ver el triforio ciego decorado

Interior de la catedral de Burgos, donde se puede ver el triforio ciego decorado (fotografía cedida por Solbaken bajo las siguientes condiciones)

Interior de la catedral de Santiago, donde se puede ver la tribuna que ocupa todo el espacio superior de las naves laterales

Interior de la catedral de Santiago, donde se puede ver la tribuna que ocupa todo el espacio superior de las naves laterales (fotografía cedida por Jansoone bajo las siguientes condiciones)

La fachada de la catedral de Burgos también seguía en sus inicios las formas del estilo gótico clásico: el cuerpo central más ancho que los laterales (porque coincide con la nave central en el interior) y todo enmarcado por dos torres simétricas, con un gran rosetón en el centro.

Las sucesivas reformas que se hicieron de la catedral fueron añadiendo estancias y modificando lo que se había hecho previamente. Siguiendo con el ejemplo de la fachada, por ejemplo, vemos como las dos agujas superiores de las torres están mucho más recargadas en decoración que la parte inferior, y es que fueron añadidas en el S. XV. Por ello se corresponden con el estilo gótico flamígero, cuando en la etapa final del estilo gótico éste se había vuelto mucho más profuso en decoración añadiendo tracerías, calados, pináculos y agujas por doquier. Como dato, las agujas de las torres fueron diseñadas por Juan de Colonia, padre del escultor que realizó el retablo pétreo de San Nicolás del que hablamos previamente. Este artista también diseñó el cimborrio, la cúpula que cubre el centro de la catedral donde se encuentran todas las naves. La zona del suelo que está debajo del cimborrio es el crucero y en él podremos ver aquí la tumba del Cid y de Doña Jimena.

Entrada principal de la catedral de Burgos

Fachada principal de la catedral de Burgos

La conjunción de estilos de la catedral crean un majestuoso edificio, en el que el respeto de las líneas básicas iniciales le ha otorgado una lógica al conjunto que maravilla al visitante. No podemos hablar aquí de todos los detalles y estancias que hacen especial a esta catedral, que desde 1984 es Patrimonio de la Humanidad. Simplemente citaremos algunas de las partes más famosas de la catedral, como la Capilla del Condestable (realizada por Simón de Colonia, otro de la familia de artistas ya mencionada y con una preciosa cúpula en forma de estrella), el claustro, la escalera dorada o la impresionante decoración escultórica de la girola. En este caso para comprender, ¡hay que ver!

Del arco de Santa María a la estatua del Cid

Volvemos a la plaza de San Fernando y cruzamos el arco de Santa María, para poder admirarlo desde su lado sur. Es una de las antiguas 12 puertas que tenía la muralla de la ciudad y que fue remodelado entre los S. XIV y XVI, siendo la mayor parte de lo que vemos de este último siglo. Aún así, debía haber ya un arco previamente a estos siglos porque en el “Poema del Mío Cid” se menciona.

La maravillosa construcción que vemos hoy es mucho más que un simple arco, más bien es un gran arco triunfal en forma de retablo pétreo al exterior con un interesante espacio expositivo en su interior, que antiguamente albergaba el ayuntamiento. Se puede entrar gratuitamente, aunque hay horario.

Arco de piedra de la iglesia de Santa María de Burgos

Arco de Santa María en Burgos

Seguimos el Paseo del Espolón hacia el norte, dirigiéndonos a la Plaza Mayor. Acumula cinco nombres diferentes desde que se creó y actualmente podemos encontrar en ella el Ayuntamiento, de estilo neoclásico, sobre lo que era antiguamente la Puerta de Carretas.

Salimos de la plaza para volver al paseo Espolón de nuevo y en unos pocos metros nos encontramos ante la estatua de uno de los personajes más famosos de la historia burgalesa: el Cid.

Llamado realmente Rodrigo Díaz Vivar, fue un caballero que durante la Reconquista luchó en múltiples batallas y llegó a conquistar Valencia creando allí un señorío independiente de cualquier rey, que mantuvo hasta su muerte en 1048. Luego su esposa, Jimena, tomó las riendas del señorío pero cuando murió en 1102 el lugar volvió a pasar a manos de los árabes.

En torno a este personaje histórico real se ha creado una figura encumbrada históricamente, a lo que ayudaron mucho las crónicas de sus gestas militares. La más conocida es uno de los más importantes poemas medievales: “El Cantar del Mío Cid”. Rodrigo es considerado un héroe histórico en Castilla, aunque también hay documentos que definen su figura de manera más cercana a un mercenario (se habla de que luchó tanto para árabes como para cristianos). Lo que está claro es que fue una persona que, en un momento turbulento, uso su sentido de estrategia y su valor para posicionarse individualmente de una manera tan clara que los apodos que han pasado a la historia para referirse a él son el de “señor” (“cid”) y el de “campeador” (“experto en batallas campales”).

Estatua del Cid en Burgos durante el Camino de Santiago en bicicleta

Estatua del Cid en Burgos (fotografía cedida por Chicadelatele bajo las siguientes condiciones)

La estatua ecuestre que luce en Burgos está hecha de bronce y mide casi 4 metros. La realizó en 1947 el artista Juan Cristóbal González Quesada. En ella vemos al Cid montado en su caballo y enfilando con la espada. Llama la atención el movimiento que transmite su capa al aire.

Terminamos el paseo disfrutando de la gastronomía burgalense

Después de este corto pero intenso paseo, en Tournride os proponemos algunas calles en las que podréis encontrar múltiples bares y restaurantes donde tomar algo de beber y de picar.

Cerca de la plaza mayor encontraremos varias calles peatonales con un ambiente muy agradable y múltiples bares y restaurantes en los que podremos tomar tanto tapas elaboradas como menú. Ejemplo de ello son las calles San Lorenzo (que sale directamente de la plaza) o la calle Sombrería, que es una paralela.

Aún así, prácticamente todas las calles de la ciudad antigua están repletas de locales de hostelería que tratan de ofrecer lo mejor de la gastronomía burgalesa: morcilla con arroz, queso fresco Burgos o cochinillo; entre otras muchas cosas.

Por si decidís quedaros… ¡os decimos que Burgos tiene mucho que ofrecer!

Si queréis y podéis quedaros un día a descansar en Burgos os daréis cuenta de que no tendréis mucho tiempo para aburriros… Hay un sinfín de monumentos y museos que harán memorable vuestra visita.

La entrada del Camino Francés a Burgos se hace por el Arco de San Juan, otra de las 12 antiguas puertas de la ciudad y cerca de la que se encuentra un monasterio con el mismo nombre. Seguramente al llegar no hayáis tenido mucho tiempo para echarle un vistazo, pero ahora podéis volver para verlos.

Aún así, en Tournride os recomendamos especialmente tres visitas clave: el monasterio de las Huelgas, la cartuja de Miraflores y el Museo de la Evolución Humana (ya sea con o sin visita a los yacimientos de Atapuerca).

Nuestras dos primeras recomendaciones se encuentran lejos del centro y bastante distantes la una de la otra, pero su visita merece mucho la pena. El Monasterio de las Huelgas está al oeste, en la zona sur del río Arlanzón.

Exterior del monasterio de las Huelgas en Burgos

Exterior del monasterio de las Huelgas (fotografía cedida por Lourdes Cardenal bajo las siguientes condiciones)

Al igual que la catedral, está dedicado a Santa María y es el monasterio femenino cisterciense más importante de todos los que ha habido en España. Ya hablamos en la etapa 4 de como la Orden del Císter surgió en oposición a la de Cluny en defensa de los valores de austeridad eclesiástica, que se reflejan en la sobriedad de su arquitectura.

Este monasterio sigue esa limpieza arquitectónica pero además es especial porque su historia está muy ligada a la de la Corona. Fue fundado directamente por los reyes y, además de acoger un gran panteón real, fue escenario de muchas coronaciones reales. Además fue un espacio donde la reina fundadora, Leonor, quiso que las mujeres alcanzasen la misma importancia que los hombres y por ello las monjas, siendo la mayoría descendientes de la clase alta, sólo respondían ante el Papa y tenían a su cargo muchas otras tierras y cenobios.

Por otro lado, la Cartuja de Miraflores coge su nombre de los monjes que la regentaban, los cartujos. Aunque fue fundado en S. XV en el S. XVI sufrió un gran incendio y fue reconstruido, estando dedicado también a Santa María. La iglesia fue construida enteramente en ese momento y por lo tanto es toda de estilo tardogótico. Además del propio edificio, la cartuja tiene unas vidrieras y unas tallas en los sepulcros que son excepcionales.

Foto de la Cartuja de Miraflores situada en Burgos en un día soleado

Exterior de la Cartuja de Miraflores (fotografía cedida por Ecelan bajo las siguientes condiciones)

El Museo de la Evolución Humana es un gran espacio museístico cuyos principales méritos son tres: la puesta en valor que realiza de los hallazgos de los yacimientos de Atapuerca, la toma de conciencia que promueve sobre la complejidad de las diferentes disciplinas científicas que en ellos intervienen y, sobre todo, el logro de convertirse en un espacio divulgativo en el que todo esto se transmite al visitante de manera divertida y sencilla. Realmente consigue que reflexionemos sobre nuestras capacidades y límites a partir de la comprensión de nuestro pasado. Si os interesa este tema y queréis aprender un poco más, ¡no dudéis en visitarlo!

Terminamos así una etapa dura que nos ha hecho adentrarnos en Castilla. A partir de ahora las planicies y los grandes cultivos de cereales serán una vista que se nos terminará antojando familiar y, entretanto, podremos descubrir muchos pueblos interesantes con mucho que ofrecer al peregrino.

¡Buen camino!

ETAPA 5: DE LOGROÑO A SANTO DOMINGO DE LA CALZADA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 612 km

Distancia en etapa: 50 km

Tiempo estimado: 4 – 4,5 horas

Cota mínima: 740 m

Cota máxima: 380 m

Dificultad de la ruta: Media – baja

Lugares de interés: Navarrete, Nájera, Santo Domingo de la Calzada. Opcional el desvío a San Millán de la Cogolla para ver los Monasterios de Yuso y Suso.

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Etapa 5 del Camino de Santiago desde Logroño hasta Santo Domingo de la Calzada

Pincha sobre la imagen para ampliar

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Al salir de Logroño por la zona industrial llegamos a un carril bici que en ligerísima rampa (de cerca del 1,5%) nos hace aparecer en el borde del embalse de La Grajera en menos de 2,5 km.

Embalse de la Grajera con Logroño al fondo

Embalse de la Grajera, con Logroño al fondo (fotografía cedida en Flickr por Giovani Riccardi bajo las siguientes condiciones)

Bordeamos el embalse por la derecha, en un sendero sin inclinación que terminará en una carretera estrecha en rampa. Debemos subirla durante 1 km hasta llegar al borde de la autopista A-12.

Seguimos por esa pista asfaltada con la autovía a nuestra derecha durante poco más de 1 km, cuando nos incorporamos a la N120 durante sólo 200 m, ya que debemos coger una salida señalizada a la derecha y que nos lleva a cruzar la AP 68 por un paso superior. Todo este tramo desde el embalse hasta la AP 68 lo hacemos en ligera pendiente por pistas asfaltadas o de gravilla bastante cómodas. Precaución únicamente al cruzar la N120.

Desde que cruzamos la AP 68 por ese paso superior el perfil va a ser de ligera rampa hasta que lleguemos al Alto de San Antón (kilómetro 20 de etapa). Es decir, en los siguientes 9 km superamos una diferencia de cota de 230 m, alternando pistas de gravilla con otras asfaltadas entre campos y viñedos.

Navarrete está en lo alto de una especie de cerro. Tras cruzarlo salimos por la N 120, que seguimos durante 1,5 km hasta ver una pista de grava que sale a la izquierda, marcada con un miliario con la flecha amarilla.

Vista del pueblo de Navarrete desde el trayecto del Camino de Santiago

Vista de Navarrete desde el camino (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

Durante 1,5 km debemos seguir esa pista de tierra en ligera rampa hasta girar a la derecha para acercarnos de nuevo a la N120 y continuar paralelo a ella hasta ver una bifurcación a la izquierda. Un letrero nos indica que si cogemos esa senda a la izquierda pasaremos por Ventosa y debemos escoger si queremos cruzar esta localidad u obviarla.

Si pasamos por esa localidad recorreremos 1,3 km hasta llegar a ella por una senda de grava, en una ligera rampa de menos del 2% que alterna con tramos planos. Tras visitarla volveremos al sendero recorriendo un poco más de otro kilómetro hasta girar a la izquierda y llegar al Alto de San Antón.

Si no queremos pasar por Ventosa recorreremos poco menos de 3 km en línea recta, con la A-12 a la derecha, hasta llegar al Alto de San Antón.

Siguiendo el mismo sendero de tierra entre campos agrícolas cruzaremos la A12 por un paso subterráneo, continuando después con la carretera a nuestra izquierda. En ligera pendiente llegaremos hasta Nájera en menos de 6 km, entrando por su zona de polígono industrial.

Ribera de los lo ríos de Najerilla y Nájera

El río Najerilla y Nájera en su ribera (fotografía cedida en Flickr por Jose Antonio Gil Martínez bajo las siguientes condiciones)

Salimos de Nájera por el este por la calle Costanilla, asfaltada y en cuesta. Tras 800 metros el firme pasa a ser de grava y así seguirá siendo hasta que lleguemos a un cruce de caminos señalizado, donde volveremos a coger pista asfaltada. El perfil va a ser en general, muy suave.

Agradable paseo entre campos en el que cruzamos Azofra (kilómetro 34 de ruta) y volvemos a llegar al borde de la A12. Tras ir paralelos a ella durante 1 km llegamos a una rotonda que cruzamos.

Tras cruzar la LR 207 en esa rotonda para llegar a una senda de tierra, vemos que el camino se bifurca, marcado con una señal y flecha amarilla.

Si vamos hacia la izquierda seguiremos por una senda de tierra en rampa entre campos hasta llegar a Cirueña, donde podremos visitar la ermita de la Virgen de los Remedios. Es una diferencia de cota de cerca de 150 m en unos 5 km. Saldremos luego de Cirueña por otra senda de tierra, pero en ligera pendiente y con perfil suave. En cerca de otros 5 km llegaremos a Santo Domingo de la Calzada.

Si, una vez pasada la LR 207, seguimos recto en vez de ir hacia Cirueña, tendremos que recorrer un poco de más de 9 km cerca del borde de la A12 por una pista de grava. Durante los primeros 4 km tendremos más saltos pero luego el perfil se volverá muy suave hasta entrar en Santo Domingo de la Calzada, donde está el fin de la etapa.

En resumen, en esta etapa se supera una diferencia de cota de cerca de 350 m, pero se realiza de manera gradual. Hay dos puntos en los que el perfil se vuelve un poco más escarpado, en la llegada al Alto de San Antón tras pasar Ventosa y al pasar por Cirueña, antes de entrar en Santo Domingo de la Calzada.

Además, hay tres variaciones de ruta que podemos hacer:

  • Elegir pasar o no por Ventosa cerca del kilómetro 17 de ruta. 
  • Elegir pasar o no por Cirueña en el kilómetro 38 de ruta. Si elegimos ir por esta localidad la diferencia de kilometraje de etapa no varía mucho, pero sí que nos exige alcanzar una cota un poco más alta.
  • Ir a visitar el Monasterio de San Millán de la Cogolla desde Azofra para volver por Cirueña hasta Santo Domingo de la Calzada. Haremos 33 km en vez de 14 km desde Azofra hasta el fin de etapa, pero la visita vale la pena.

En general, esta etapa es sencilla. Buen firme, diferencias de cota pero que superaremos en rampas ligeras continuadas. Muchas de las pistas que cogeremos hoy son perfectas para ciclistas. ¡Una etapa para disfrutar!

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Si empezáis en Logroño, en Tournride os ayudamos a llegar hasta allí. Logroño es una ciudad muy bien comunicada, con aeropuerto y estación de tren y autobuses.

Ir en autobúsAquí podéis ver las conexiones de autobuses con el resto de España y las compañías que realizan cada trayecto (algunas de ellas son Alsa, Bilman Bus y PLM).

Ir en tren: La estación de tren está aquí y lo mejor para saber sus conexiones es visitar la página de Renfe, ya que con transbordos se puede llegar casi desde cualquier sitio.

Ir en avión: El aeropuerto está aquí, a 9 km de Logroño y hay que ir en él en taxi o en coche propio. Sólo tiene conexiones regulares con Madrid. La otra opción es volar a Pamplona y coger desde allí un autobús.

Recordad que en Tournride os dejaremos las bicicletas en vuestro alojamiento en Logroño si comenzáis allí y podemos llevarnos vuestro equipaje sobrante para que os esté esperando en vuestro fin de camino.

  • Desde Navarrete a Nájera hay más de 13 Km sin ningún lugar en el que aprovisionarse, a no ser que pasemos por Ventosa a mitad de camino. Si no vais a querer parar en Ventosa, coged provisiones en Navarrete.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Esta etapa, que recorremos en su totalidad por La Rioja, nos permitirá visitar entornos naturales tan impresionantes como el del río Najerilla y visitar algunas de las localidades jacobeas más emblemáticas.

Iniciaremos el día por una agradable vía verde que, cruzando el paisaje riojano, nos llevará hasta Navarrete, donde podremos ver los impresionantes restos tardorrománicos de San Juan de Acre. Atravesando lugares llenos de leyendas como el poyo de Roldán alcanzaremos Nájera, donde disfrutaremos de su impresionante patrimonio y entorno natural y conoceremos otras leyendas y apariciones milagrosas. El camino nos llevará así hasta Santo Domingo de la Calzada, una de las más míticas localidades jacobeas, fundada por el hoy santo Domingo García en el S. XI, que dedicó su vida a construir infraestructuras para facilitar la peregrinación a Santiago.

Podremos, además, desviarnos para visitar el conjunto monacal de San Millán de la Cogolla, considerado el lugar de nacimiento de la lengua española.

¿Se puede pedir más?

SALIMOS DE LOGROÑO POR EL EMBALSE DE LA GRAJERA Y VISITAMOS NAVARRETE

Salimos de Logroño por el polígono industrial y desde la Avenida de Burgos llegamos a una rotonda donde vemos el parque de San Miguel detrás. Desde allí cogemos un paso subterráneo que cruza la LO-20 y nos hace salir de Logroño.

Desembocamos en una agradable vía verde que nos lleva por el parque de La Grajera hasta llegar al embalse. Bordeamos luego el embalse por esa misma vía. 

El embalse de la Grajera se creó en 1883 para regar las huertas cercanas a la ciudad y poco a poco se fue acondicionando como parque. Si recorréis esta ruta en un día caluroso y al ver el agua pensáis en daros un baño, ¡ni se os ocurra! Es un área medioambiental protegida y se estudia el ecosistema del agua, por lo que no se permite ningún tipo de interacción humana con ella.  

Embalse de la Grajera

Embalse de la Grajera (fotografía cedida en Flickr por Total13 bajo las siguientes condiciones)

Subimos la rampa desde el embalse hasta llegar a la valla que marca el borde de la A12, en donde los peregrinos han colgado muchas cruces de madera. A lo largo del camino veremos que hay más lugares en los que se repite esta tradición.

Seguimos el camino hasta cruzar la AP 68 por un paso superior y ver a nuestra izquierda los restos de la iglesia del Hospital de San Juan de Acre. Tras su excavación, los restos más interesantes se llevaron al cementerio de Navarrete, que veremos a nuestra salida del pueblo.

LLEGAMOS A NAVARRETE, EN EL CERRO TEDEÓN

Navarrete se encuentra en la cima del cerro Tedeón. Esta posición estratégica hizo que hasta el S. XVI tuviese un carácter muy defensivo, con un castillo en la cima y rodeado de murallas. Poco a poco se fueron tirando todos esos elementos hasta coger la forma que tiene hoy en día, con dos calles mayores paralelas en la ladera del cerro y con el Camino de Santiago atravesándolo de este a oeste.

En el centro está el principal monumento del pueblo, la iglesia de la Asunción de la Virgen. En el exterior sus líneas renacentistas son sencillas pero, si tenemos oportunidad, vale la pena entrar para echar un vistazo al maravilloso altar y retablo de estilo barroco, completamente cubierto de tallas doradas.

Seguramente nos llamará la atención la cantidad de referencias y venta de alfarería en el pueblo y es que Navarrete es uno de los centros alfareros tradicionales más importantes de la península. Su tradición alfarera se remonta a los tiempos romanos, cuando con el barro del río Najerilla se elaboraban piezas de la llamada “terra sigillata”, un tipo de cerámica romana de color rojo.

Iglesia de la Asunción de la Virgen en el pueblo de Navarrete

Iglesia de la Asunción de la Virgen en Navarrete (fotografía cedida en Flickr por Carmelo Peciña bajo las siguientes condiciones)

Salimos por el pueblo por la N120 y encontramos a nuestra izquierda el cementerio del pueblo, donde como ya hemos dicho veremos los restos de la iglesia de San Juan de Acre.

Piedra a piedra movieron los restos desde su emplazamiento original hasta este punto, donde sigue impresionando el grosor y la calidad de los muros y su sillería. La puerta del cementerio es la antigua puerta norte de la iglesia y está flanqueada por dos grandes ventanas que antes estaban en la cabecera del templo.

En Tournride recomendamos que os acerquéis para ver bien los detalles decorativos de todo el conjunto, de estilo tardorrománico. Hay numerosas representaciones de leyendas (como la de Roldán y el gigante Ferragut, que luego explicaremos más profundamente), pasajes bíblicos como la lucha de San Jorge y el dragón y otras más tiernas como ángeles abrazándose.

La iglesia de San Juan de Acre en el cementerio del pueblo de Navarrete

Restos de la iglesia de San Juan de Acre en el cementerio de Navarrete (fotografía cedida en Flickr por Carmelo Peciña bajo las siguientes condiciones)

Allí podremos ver también un placa en recuerdo de Alice Craemer, que murió en 1986 al ser atropellada por un camión mientras hacía el Camino.

DE NAVARRETE A NÁJERA: DECIDIMOS VISITAR VENTOSILLA Y CONOCEMOS LEYENDAS DE LUCHAS CONTRA GIGANTES

Seguimos nuestro camino y, tras unos 4 km, al pasar por debajo de un paso superior de la A12 y siempre con la autovía a nuestra derecha, veremos un cartel que indica el desvío a Ventosa. Si pasamos por esta localidad sumamos cerca de 1 km a la ruta.

Hay que tener en cuenta que si no pasamos por Ventosa, nos quedan 9,5 km para llegar a Nájera, por lo que si queremos comer o vamos faltos de agua no es mala idea pasar para aprovisionarse. En Ventosa también hay un albergue con un sitio cerrado para guardar las bicis.

Vayamos por Ventosa o no, pasamos por el Alto de San Antón (675 m de cota) desde donde veremos por primera vez Nájera a lo lejos (485 m de cota). No la perderemos de vista durante los siguientes 7,5 km que realizaremos en ligera pendiente hasta llegar allí.

Camino entre árboles verdes desde Navarrete a Nájera

Paisaje de Navarrete a Nájera (fotografía cedida en Flickr por Giovanni Riccardi bajo las siguientes condiciones)

Pero antes de alcanzar Nájera, tras cruzar la N120 por un paso subterráneo, veremos por el camino a nuestra izquierda el Poyo de Roldán.

Primero dejaremos a la izquierda la colina a la que se refieren como el poyo y, un poco más adelante, vemos un cartel explicativo que recuerda la leyenda de Roldán contra el gigante Ferragut acontecida en esa colina y que en Tournride os reflejamos de manera resumida en unas líneas. Recordamos que Roldán era sobrino de Carlomagno, el emperador de los francos. Es un personaje histórico, aunque sus gestas militares han pasado a la historia conformando una especie de leyenda mítica sobre su vida.

Aquí se recuerda como un día llegó a oídos de Carlomagno que en estas tierras había un gigante sirio llamado Ferragut que proclamaba la supremacía del islam frente al cristianismo. Sabiendo esto, Carlomagno envió a un grupo de soldados para matarlo, que lucharon con él durante días sin éxito. Llegó un momento en el que Roldán pidió a su tío luchar y así lo hicieron, durante dos días y dos noches. Extenuados, los dos contrincantes hicieron una parada y comenzaron a charlar sobre sus religiones. Se generó un ambiente distendido entre ellos y el gigante confesó a Roldán algo que le terminaría por costar la muerte: le dijo que su único punto débil era su ombligo. Roldán atacó en ese punto cuando volvieron a la lucha y derrotó al enemigo.

Esta leyenda se encuadra históricamente en la lucha por expulsar a los musulmanes de la península durante la Reconquista, cuando se usó muchas veces la figura de Roldán como un gran defensor del cristianismo cuya supremacía militar se relacionaba con la superioridad del cristianismo.

EL capitel románico localizado en la iglesia de San Juan de Acre

Capitel románico de San Juan de Acre con la escena de Roldán y el gigante Ferragut (fotografía cedida por Javier Regay bajo las siguientes condiciones)

LLEGAMOS A NÁJERA: “PEREGRINO: EN NÁJERA, NAJERINO”

Esta localidad de gran tradición jacobea nos recibe con ese mensaje pintado en una casa de labranza a la entrada del pueblo, una bonita manera de entrar sintiéndonos como en casa en nuestro kilómetro 27,5 de etapa.

Entramos por el este y cruzamos el río Najerilla por el puente de piedra atribuido a San Juan de Ortega, impulsor de infraestructuras del Camino entre los S. XI y XII (aunque el puente ha sido reformado).

Ya en la orilla oeste, no podemos dejar de visitar el Monasterio de Santa María la Real, panteón de antiguos reyes de Navarra. Lo mandó fundar en 1052 el rey Don García Sánchez II, después de conquistar ese territorio a los musulmanes. Lo dedicó a la Virgen porque en ese lugar hacía un tiempo ésta se le había aparecido al rey en una cueva, cuando él estaba de caza. El monasterio fue gestionado por Cluny hasta el S. XIX, hoy es franciscano.

Monasterio de Santa María la Real donde se localiza el Panteón de Nájera

Panteón en el monasterio de Santa María la Real en Nájera (fotografía cedida en Flickr por Antonio Periago Miñarro bajo las siguientes condiciones)

A los pies de la iglesia está la cueva en donde ocurrió la leyenda de la Virgen. En su entrada está el panteón real de reyes de Navarra, con doce enterramientos con majestuosas tumbas talladas de entre el S. X y el XII.

La iglesia se encuentra entre los estilos gótico y renacentista. Llama mucho la atención el claustro, una verdadera joya, en donde también hay enterrados muchos nobles. Vale la pena su visita (avisamos de que tiene un coste de 4€).

Claustro de piedra en el monasterio de Santa María la Real

Claustro del monasterio de Santa María la Real (fotografía cedida en Flickr por Giovanni Riccardi bajo las siguientes condiciones)

En Nájera también vale la pena disfrutar del entorno natural del Najerilla, enclavado entre impresionantes paredes de tierra roja. En esta localidad conviven armoniosamente un paraje impresionante con grandes monumentos en piedra como el monasterio que hemos visto.

Cuevas de tierra verticales en la localidad de Nájera

Cuevas en las paredes verticales de tierra de Nájera (fotografía cedida en Flickr por Drcymo bajo las siguientes condiciones)

Si nos vemos con fuerzas y queremos ver unas vistas impresionantes del lugar, podemos subir al alcázar de Nájera antes de irnos. Está entre el castillo de la Mota y el pueblo. Su origen, igual que el del castillo, es musulmán. En el S. XVI se rehabilitó para ser residencia palacial, pero a finales de ese siglo dejó de estar ocupado y comenzó a deteriorarse hasta que en el S. XVII ya casi sólo quedaban ruinas.

Gracias a las distintas campañas arqueológicas realizadas se han podido sacar a la luz numerosos restos, hoy salvaguardados en museos. A pesar de que “in situ” no quede mucho del glorioso pasado, las vistas y el paraje natural que nos rodean vale la pena.

EN AZOFRA DECIDIMOS (O NO) DESVIARNOS A SAN MILLÁN DE LA COGOLLA

Salimos de Nájera subiendo una cuesta asfaltada por la calle Costanilla. Pronto entramos ya en una pista de buen firme de tierra que en 5,5 km nos llevará a Azofra, en perfil suave.

En Azofra entramos por su calle mayor, que como en muchos pueblos jacobeos cruza toda la localidad y coincide con el Camino de Santiago. En Azofra encontraremos todos los servicios que necesitemos y deberemos tomar la decisión de desviarnos para visitar San Millán de la Cogolla. Si decidimos ir a verlo, haremos 33 km hasta Santo Domingo de la Calzada. Si seguimos recto, 12 km.

¿Qué es lo que nos espera si decidimos hacer el esfuerzo de sumar 21 km a nuestro camino para visitar San Millán de la Cogolla? Pues uno de los conjuntos monacales más impresionantes de toda España, formado en realidad por dos monasterios que en un principio estaban diferenciados: el de Suso y el de Yuso. Todo el conjunto es Patrimonio de la Humanidad desde 1997.

Imagen del Monasterio de San Millán de la Cogolla con su jardín

Monasterio de San Millán de la Cogolla (fotografía cedida en Flickr por Jose Manuel Armengod bajo las siguientes condiciones)

El origen del conjunto lo encontramos en el S. V, cuando en tierras riojanas nace Emiliano, un eremita que dedicó toda su vida al servicio del cristianismo, por lo que fue canonizado y hoy lo conocemos como San Millán.

Cuando Emiliano muere, sus restos se llevan a una cueva en ese lugar, que luego se convierte en una iglesia y después en el centro de una comunidad monástica. Hay que tener en cuenta que esta comunidad no era como las comunidades monacales que hoy conocemos, sino que seguía la regla mozárabe y era mixta, convivían en ella hombres y mujeres. Esto fue muy normal en la península ibérica hasta el S. IX.

Camino con el Monasterio de Suso al fondo

Monasterio de Suso (fotografía cedida en Flickr por Aherrero bajo las siguientes condiciones)

En el S. XI Don García Sánchez II, el mismo rey que mandó edificar Santa María la Real, ordena llevar los restos del santo a Nájera. Pero, por un milagro, los que lo portan se quedan “clavados” sin poder moverse, lo que se interpreta como que el santo no quería irse del lugar.

Por eso, el rey manda construir al lado del Monasterio de Suso otro monasterio para dejar ahí los restos y se construye el monasterio de Yuso. Este monasterio ya sigue la regla benedictina y es sólo masculino. Los dos conviven al lado del otro hasta el año 1100 cuando se juntan y comienza su época de esplendor.

Imagen antigua del monasterio de Yuso

Monasterio de Yuso (fotografía cedida en Flickr por Mario Martí bajo las siguientes condiciones)

Este época dorada se materializó, sobre todo, en una increíble producción de códices, la mayoría guardados hoy en una inmensa biblioteca en el monasterio que se puede visitar. De hecho, se considera que aquí surgió la lengua castellana codificada tal y como la entendemos hoy en día, porque un monje en este “scriptorium” fue el primero que escribió en lengua castellana en uno de estos códices. Es algo muy significativo porque, en ese momento, el latín era la lengua “culta” y por lo tanto la única que se escribía. El castellano, en cambio, era la lengua popular y al no escribirse no estaba ni reglada ni codificada. Al comenzar a escribirse se empieza a formar el castellano tal y como hoy lo hablamos.

Interior del monasterio de Yuso, la biblioteca de San Millán de la Cogolla

Biblioteca de San Millán de la Cogolla, en el monasterio de Yuso (fotografía cedida por Rafael Nieto)

Además de la importancia histórica de este conjunto, el lugar es impresionante desde el punto de vista artístico y arquitectónico, por lo que la visita en conjunto se vuelve una delicia. Desde Tournride aconsejamos informarse antes de emprender la visita a los monasterios, para evitarnos el disgusto de llegar y que, por ejemplo, sea lunes y estén cerrados.

DE AZOFRA A SANTO DOMINGO DE LA CALZADA

Salimos de Azofra por el noroeste siguiendo una pista asfaltada que en unos metros pasa a ser de tierra, pero de buen firme. Seguimos hasta llegar a la A12 y, tras recorrer 1 km por el lado de la autovía, llegamos a una rotonda de la que sale la L207. Cruzamos al otro lado de esta carretera para seguir por una pista de tierra.

Unos 50 metros después de cruzar la carretera vemos una bifurcación. Aquí es donde debemos escoger si queremos seguir recto para pasar por Cirueña o girar a la derecha para ir directos a Santo Domingo de la Calzada.

Salida de Nájera por a través de una pista de tierra

Pista de tierra a la salida de Nájera (fotografía cedida en Flickr por Giovanni Riccardi bajo las siguientes condiciones)

Si decidimos ir por Cirueña, deberemos ir por una pista de tierra en rampa suave durante unos 5 km hasta llegar a una gran urbanización con un campo de golf, de construcción reciente. Al norte de esta urbanización está Ciriñuela, el núcleo antiguo. Entre los dos está la ermita de la Virgen de los Remedios, templo de construcción reciente en mampostería y ladrillo, con un interior sencillo y en colores pastel.

Realmente, la distancia que se recorre pasando o no por Ciriñuela no varía mucho, tan sólo se suman unos 2 km, pero el paseo es mucho más agradable cogiendo el desvío. Si seguimos recto iremos todo el tiempo casi pegados a la autovía, en vez de por caminos de buen firme entre grandes campos de viñedos.

UN PASEO DE UNA TARDE POR SANTO DOMINGO DE LA CALZADA, “DONDE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA”

Entramos en Santo Domingo de la Calzada por la calle San Roque, al este. Como siempre, en Tournride os contamos un poco la historia del lugar fin de etapa y os proponemos un paseo corto en el que podáis conocer un poco el lugar.

En este caso, el paseo dura 15 minutos y en él podréis ver los principales monumentos del lugar recorriendo menos de 1 km. Pinchad aquí para ver el mapa de recorrido del paseo.

¿Os animáis?

Personas entrando a Santo Domingo de la Calzada a través de un camino de tierra

Camino de entrada a Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida en Flickr por Alberto Cabrera bajo las siguientes condiciones)

Lo primero: conozcamos la vida de Santo Domingo, patrón de los ingenieros

El surgimiento de la localidad de Santo Domingo de la Calzada se relaciona con la vida y obra de Domingo García, un hombre que en el S. XI dedicó su tiempo a construir infraestructuras para facilitar el camino a los peregrinos.

Según se dice, lo que hoy es Santo Domingo de la Calzada era en el S. XI un bosque de encinas al lado del río Oja. Un ermitaño llamado Domingo vivía en ese bosque, retirado a su espiritualidad porque no había sido admitido en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla. Él veía cada día las dificultades que tenían los peregrinos para sortear los accidentes geográficos en aquellas tierras, en un momento en el que el Camino estaba en todo su esplendor. Junto a un obispo, que también se propuso ayudarles, Domingo construyó un puente de madera sobre el río Oja.

Cuando el obispo murió, Domingo siguió creando infraestructuras, la más conocida una calzada de piedra que terminó dando nombre a la localidad actual en su honor. Cambió el puente de madera por uno de piedra y construyó un albergue e iglesia.

Entrada de la catedral de Santo Domingo

Portada sur de la catedral de Santo Domingo, donde se encuentran los restos del santo (fotografía cedida en Flickr por Antonio Periago Miñarro bajo las siguientes condiciones)

Todo esto dio un impulso económico y poblacional al burgo que se estaba creando, en ese momento, potenciando el asentamiento de comerciantes. El rey Alfonso VI, viendo lo provechoso que era esto, decidió darle a Domingo la dirección de otras obras del Camino y él y su discípulo Juan de Ortega siguieron realizando diferentes infraestructuras. Por esto, Santo Domingo es hoy el patrón de los ingenieros de caminos, canales y puertos.

Milagros de Santo Domingo

La dedicación y el carácter solidario y afable de Domingo, que le hizo ser muy conocido por pobres y ricos durante sus 90 años de vida, han hecho que con el paso del tiempo se le hayan atribuido múltiples milagros a este santo. Muchos de ellos en vida y otros de curaciones de peregrinos cuando visitaron su sepulcro.

Su milagro más conocido es el del gallo y la gallina. Esta historia cuenta cómo una familia con un hijo joven que peregrinaba a Santiago paró en el hospital de peregrinos que Domingo había construido. La hospitalera se enamoró del chico, pero este no le correspondía y, despechada, ella le escondió un objeto de valor del albergue en la mochila al joven, acusándole de robarlo cuando se fue con su familia del lugar.

El chico fue condenado a la horca, sentencia que se cumplió. Pero, después de que se le ahorcase, sus padres se acercaron y escucharon como les hablaba y les decía que estaba vivo gracias a Domingo. Los progenitores corrieron a decírselo al corregidor, sabiendo que ante tal milagro iba a exculpar a su hijo. Cuando éste escuchó su historia, les dijo jocoso que seguro que el joven estaba tan vivo como la gallina (ya asada) que se disponía a comer. De pronto, la gallina revivió y el corregidor, asombrado, exculpó al chico.

Escultura de Santo Domingo en el interior de la catedral

Talla de Santo Domingo en la catedral, con esculturas de un gallo y una gallina a su lado (fotografía cedida en Flickr por Rowanwindwhisler bajo las siguientes condiciones)

De ahí el lema del pueblo de Santo Domingo de la Calzada, “donde cantó la gallina después de asada”.  En honor a esta historia, se guardan en la catedral de la localidad una gallina y un gallo vivos que se cambian cada 15 días y durante las fiestas patronales de la localidad se comen “ahorcaditos”, unos dulces típicos.

Comenzamos nuestro paseo por la Calle Mayor…

Empezamos a caminar por el lado este del pueblo, entrando por su calle Mayor, en cuyo centro está el complejo que en su día inició Santo Domingo y que también visitaremos. 

A pocos metros de comenzar a andar, nos encontramos a nuestra izquierda con un gran edificio de piedra: es el monasterio de Nuestra Señora de la Anunciación, del S. XVII. Esta abadía cisterciense tiene un albergue de peregrinos (gratuito) y una hospedería que usan las monjas como medio de vida.

Seguimos caminando y en unos metros vamos a pasar por la oficina de información turística, donde si queremos podemos hacer una parada para conseguir un plano o mayor información.

En unos 60 metros a nuestra izquierda se abre la plaza de la Alameda, un pequeño rincón verde donde relajarnos si lo necesitamos. Al otro lado de la calle está un edificio muy especial: la casa de la Cofradía del Santo. Está formado por varios edificios, desde el S. XVI hasta un albergue moderno y tiene un gran material en exposición sobre la vida del santo. En este lugar es donde se crían las aves que luego se llevan a la catedral para recordar el milagro de Santo Domingo.

Calle Mayor de Santo Domingo de la Calzada

Calle Mayor de Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida en Flickr por Guillén Pérez bajo las siguientes condiciones)

LLegamos a la Plaza del Santo: torre, catedral y parador

En el centro del pueblo se encuentra la catedral de Santo Domingo. Su portada sur se abre a una plaza en la calle Mayor, donde hay una gran torre.

La Torre Exenta es la más alta de La Rioja y no es otra cosa que el campanario de la catedral. Es raro que el campanario se separe del edificio principal, pero se cree que en este caso se hizo porque el terreno era poco firme (por estar cerca del río) y este era el mejor lugar para aguantar tanto peso. De hecho, se dice que para ayudar a cimentar la torre se añadieron al terreno restos de huesos de animales. Antes que esta torre barroca hubo otra románica y gótica, destruidas por un incendio y por su mal estado, respectivamente.

El ticket de entrada de visita a la catedral puede incluir también la entrada a la torre exenta, que desde su último piso ofrece unas vistas espectaculares del entorno. Desde Tournride recomendamos que optéis por subir, ya que vale mucho la pena.

Torre exenta de la iglesia de Santo Domingo de la Calzada

Torre exenta de Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida en Flickr por Jose Luis Cernadas Iglesias bajo las siguientes condiciones)

Al lado de la torre vemos la entrada a una pequeña ermita, la ermita de Nuestra Señora de la Plaza. Se dice que se construyó sobre un antiguo oratorio que había hecho el santo con sus propias manos. El aspecto que tiene hoy en día es resultado de la superposición de diferentes obras hasta 1710.

Enfrente de la torre está uno de los dos paradores que hay en la localidad. El Parador ocupa lo que antiguamente era un hospital de peregrinos, realizado por Santo Domingo. Llama la atención su vestíbulo, con muchos arcos góticos y un techo artesonado de madera.

Entramos en la catedral de Santo Domingo de la Calzada

En la plaza del santo veremos la portada sur de la catedral. En este brazo del templo es donde se encuentra el sepulcro de Santo Domingo y el gallinero en donde se conservan un gallo y un gallina para no olvidar sus milagros.

Entrada de la catedral de Santo Domingo de la Calzada con esculturas de piedra de los santos

Portada sur de la catedral (fotografía cedida por la Catedral de Santo Domingo de la Calzada)

Esta misma catedral que hoy visitamos tiene su origen en aquel primitivo templo que Domingo García construyó en el S. XI cerca del río Oja, junto a un hospital. La creciente importancia de este núcleo en el Camino de Santiago fue haciendo que sucesivas reformas se sumasen a esa construcción inicial hasta llegar a formar lo que vemos hoy en día.

La relevancia que el lugar fue cobrando se puede ver no sólo en cómo esta se fue tallando en piedra, sino también en el rango que la primitiva iglesia fue acogiendo. Ya en 1106 se aumentó su rango a colegiata y en el S. XIII la sede episcopal se trasladó de Calahorra a Santo Domingo, por lo que el templo se convirtió en catedral.

Imagen con la Torre exenta y restos de la muralla

Torre exenta y restos de la muralla (fotografía cedida por la Catedral de Santo Domingo de la Calzada)

El resultado de todo esto es un templo de grandes dimensiones con planta de peregrinación en cruz latina, formado por una mezcla de estilos que atañen desde el románico hasta el barroco que encontramos, por ejemplo, en la torre exenta.

La planta de peregrinación es un tipo de forma de templo que incluye una especie de pasillo que bordea las naves y la girola, de manera que se puede recorrer todo el interior pegado a los muros sin intervenir en ningún momento en lo que pasa en la nave central y en el crucero. Así, se puede visitar el sepulcro de la iglesia sin molestar si está teniendo lugar misa en ese momento. La catedral de Santiago también tiene este tipo de planta.

 Crucero y ábside de la catedral de Santo Domingo de la Calzada

Crucero y ábside de la catedral (fotografía cedida por la Catedral de Santo Domingo de la Calzada)

En la catedral de Santo Domingo os animamos a que abráis bien los ojos para fijaros en la decoración que hay en los capiteles de las columnas, sobre todo en las del ábside. Tanto en el interior como en el exterior hay todo un programa iconográfico tardorrománico impresionante, con escenas de animales fantásticos y representaciones de pasajes de la Biblia. Los expertos lo consideran uno de los mejores y más completos de esta época.

Un capitel del ábside de la catedral

Detalle de un capitel del ábside de la catedral (fotografía cedida por la Catedral de Santo Domingo de la Calzada)

En la parte norte de la catedral se encuentra el claustro, que hoy acoge el Museo Catedralicio. Si os interesa la historia del lugar y el arte sacro, no dudéis en visitarlo. Horarios y precios de la visita a la catedral y al museo aquí. Además, en el brazo sur de la catedral también veremos el gallinero donde se guardan el gallo y la gallina que recuerdan el milagro del santo. 

Escultura de un gallinero en el interior de la catedral de Santo Domingo de la Calzada

Gallinero de la catedral (fotografía cedida por la Catedral de Santo Domingo de la Calzada)

Entre restos de murallas y antiguos conventos, terminamos nuestro paseo con lo mejor de la gastronomía riojana

Bordeamos el ábside de la catedral y llegamos a la Plaza de España, donde está el ayuntamiento. Lo más característico del edificio son los soportales abiertos a la plaza por arcos rebajados, donde los comerciantes solían apostarse para vender sus productos bajo cubierto con el resguardo de la muralla tras ellos. Cuando el ayuntamiento se trasladó al piso superior, este comenzó a ampliarse sucesivamente hasta que durante el barroco se le dio la forma que tiene hoy en día.

Plaza del ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada con gente

Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida en Flickr por Rubén Vique bajo las siguientes condiciones)

Desde la plaza salimos a la Avenida Burgos, que rodea lo que antiguamente sería la muralla que protegía el núcleo antiguo de Santo Domingo de la Calzada. De hecho, unos metros más adelante veremos unos restos de ella bastante bien conservados.

Las murallas de esta población sumaban más de 1,5 km de perímetro en total, con una media de 12 metros de altura, 38 torreones y siete puertas. Lo que hoy vemos en la Avenida de Burgos son los restos de uno de esas torres y de parte de los gruesos muros que protegían Santo Domingo.

Seguimos bordeando el núcleo antiguo hasta llegar al Parador de Santo Domingo Bernardo de Fresneda. Se construyó en el S. XVI para acoger a una comunidad franciscana, pero en el S. XIX con la desamortización el lugar se abandonó. Hoy en día ha sido reformado y acoge un Parador con restaurante. También parte del lugar se usa como taller para restaurar obras de arte.

La iglesia de San Francisco acoge el sepulcro de Fray Bernardo de Fresneda, que fue arzobispo y confesor de reyes como Felipe II o Carlos V. Él mismo puso muchos medios para reformar la iglesia que acogería su tumba y su esfuerzo hace que hoy su visita valga la pena. Especial atención al crucero de la iglesia, un buen ejemplo renacentista.

Nos encontramos en la Avenida de Juan Carlos I, el lugar perfecto para terminar nuestro paseo en Santo Domingo de la Calzada, porque en esta calle y en la paralela se concentran la mayoría de locales de restauración. Encontraréis ofertas para todo tipo de bolsillos y podréis probar platos típicos como el bacalao o las patatas a la riojana. Para beber, por supuesto, una buena copa de Rioja.

Mañana cambiamos de comunidad de nuevo, entramos en Castilla y León y pedalearemos hasta alcanzar Burgos, otra de las grandes ciudades jacobeas. ¡Buen camino!