ETAPA 6: DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA A BURGOS – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 562 km

Distancia en etapa: 75 km

Tiempo estimado: 6 – 6,5 horas

Cota mínima: 640 m

Cota máxima: 1165 m

Dificultad de la ruta: Alta

Lugares de interés: Belorado, Villafranca de Montes de Oca, San Juan de Ortega, Atapuerca, Burgos

Mapa de itinerario: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Mapa de la etapa 6 del Camino de Santiago en bici desde Santo Domingo de la Calzada a Burgos

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Esta etapa aumenta en dificultad debido, principalmente, al incremento de kilometraje respecto a las que hemos realizado hasta ahora y, también, porque nos encontraremos con algunas rampas potentes en las que a veces habrá piedras sueltas; lo que incrementará la dificultad técnica. De todas maneras, en el texto y en el mapa de etapa podréis encontrar las alternativas por carretera. 

Las mayores complicaciones las encontraremos en algunos saltos pronunciados en los Montes de Oca y, después, al atravesar la Sierra de Atapuerca. Allí  superaremos 100 metros de desnivel en poco más de un kilómetro, para luego bajar durante tres kilómetros unos 140 metros en pendiente pronunciada.

En general se pueden seguir los senderos originales del Camino durante toda la etapa aunque, en muchos casos, estos irán paralelos a la N120 o a otras carreteras locales. En algunos puntos, os recomendaremos desde Tournride que vayáis por la carretera, sobre todo si las condiciones metereológicas son malas, el suelo está embarrado o si hay mucha afluencia de peregrinos, ya que algunos senderos son estrechos. Os decimos aquí los puntos en los que es posible reincorporarse a los senderos.

Vista panorámica de la sierra de Atapuerca

Panorámica de la sierra de Atapuerca

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Salimos de Santo Domingo de la Calzada y, tras cruzar el puente, podemos seguir directamente por la Carretera de Burgos. El sendero discurre paralelo a ella y, pasados un poco más de dos kilómetros, encontraremos una señal de stop que elimina uno de los carriles de la carretera. En ese punto, vemos el sendero del Camino a nuestra izquierda y podemos reincorporarnos ahí.

Desde ese punto la cuesta se hace más fuerte y hasta Grañón tenemos que hacer un esfuerzo, sobre todo en los últimos dos kilómetros hasta el centro del pueblo, que se encuentra en un punto alto denominado “cerro de Mirabel” (120 m de diferencia de cota).

Cartel durante el camino francés en bici que muestra el trazado desde Santo Domingo de la Calzada hasta Grañón

Cartel con el trazado de Santo Domingo de la Calzada a Grañón (fotografía cedida por Miran Rivajec bajo las siguientes condiciones)

Tras un descenso pronunciado a la salida de Grañón, cogemos un sendero de grava que en ligera rampa nos lleva a cruzar la frontera entre La Rioja y Castilla y León. Está marcada con un gran cartel con un mapa del camino en esta comunidad.

A partir de la frontera, durante todo el Camino habrá marcas con permanentes y cortos saltos. Desde la frontera, el sendero de grava nos deja en Redecilla del Camino. Por su centro pasa la N-120, carretera que no llevará hasta Castildelgado.

Al llegar a Castildelgado podemos seguir las flechas amarillas para recorrer senderos de tierra que nos llevan a pasar por Viloria de Rioja. Si en vez de seguirlas vamos por la N120 no pasaremos por esta localidad e iremos directamente a Villamayor del Río. Los senderos a Viloria de Rioja son perfectamente transitables, únicamente pueden resultar un poco estrechos en algunos puntos.

Desde  Villamayor del Río hasta Villafranca de Montes de Oca podemos ir tanto por el camino original, discurre en forma de sendero de grava o tierra de manera más o menos paralela a la carretera, como por la N120. Si vamos por carretera no pasaremos por Villambistía. Se discurre en permanente y ligera cuesta.

Al llegar a Villafranca de Montes de Oca podemos coger el camino original, atravesaremos dichos montes y compensará el esfuerzo extra que exige con un entorno natural increíble. Transitando por caminos de tierra que irán ancheando según subamos de cota, se alternan marcados descensos con rampas cortas pero intensas, que pueden alcanzar entre el 5 y el 8% de desnivel. También podemos optar por seguir por la N120 desde Villafranca e incorporarnos a las pistas de los montes 4,5 km después, entrando directamente en el Alto de la Pedraja, cota máxima del monte (1150 m). También se puede entrar antes, pero sería justo antes del monumento de la Guerra Civil.

Camino con campo verde a los lado que va desde Villafranca a Montes de Oca

Camino a Villafranca de Montes de Oca (fotografía cedida por Total13 bajo las siguientes condiciones)

Desde el Alto de la Pedraja bajamos en pendiente gradual durante unos 8 km hasta San Juan de Ortega. Desde allí seguimos por una bonita pista entre pinos que, ya cerca de Agés, nos sitúa en una cota superior regalándonos unas preciosas vistas del entorno. Desde ese punto un tobogán nos deja Agés.

Los tres primeros kilómetros desde la salida de Agés se convertirán en un agradable paseo en llano por la carretera comarcal (BU-V-7012). Cuando veamos a nuestra derecha el centro de interpretación de los yacimientos de Atapuerca y entremos en el pueblo homónimo, debemos salir de la carretera para coger un sendero de grava hacia la izquierda.

Desde este punto toca subir durante dos kilómetros la sierra de Atapuerca. Se supera una diferencia de cota de 116 metros y luego se descienden 140 m en otros 2,5 km. No es un pendiente muy pronunciada pero el tipo de firme puede complicar la travesía, ya que hay muchas piedras sueltas y escalones de piedra natural.

Dada la dificultad técnica de este tramo, se puede tomar la decisión de sortearlo. Para ello habrá que seguir recto por la carretera de Atapuerca hasta llegar a Olmos de Atapuerca, donde cogeremos a la izquierda la carretera que bordea la sierra y llegaremos a Villalbal, donde reengancharemos el Camino.

Desde Villalbal nos quedan menos de 17 km para llegar a Burgos. El perfil se suaviza y, aunque tenemos algún salto, no será comparable a lo que hemos pasado.

Tras dejar atrás Orbañeja Riopico y cruzar la autovía por un paso superior tenemos dos opciones para entrar en Burgos.

La primera opción es por el camino original. Bordea el aeropuerto por la derecha y entra en la ciudad por el polígono industrial del Gamonal. Es un camino largo y tedioso de más de 10 km hasta llegar a la catedral (7 km por el polígono, con mucho tráfico y movimiento de camiones).

La segunda opción es entrar por el parque fluvial del río Arlanzón. A no ser que llueva o haya llovido mucho y que el suelo esté muy embarrado, ésta seguramente es la mejor opción. Para ir por aquí tenemos que cruzar el paso superior de la autovía y, cuando veamos una urbanización a nuestra izquierda, meternos por ella para coger un sendero que sale al fondo. Este camino está también señalizado vertical y horizontalmente, así que no tendremos problema para seguirlo. La distancia y el perfil a recorrer será parecido, pero el paseo se hace mucho más agradable y nos lleva casi al centro de la ciudad.

Estatua de un peregrino con la catedral de Burgos al fondo

Estatua de un peregrino con la catedral de Burgos al fondo (fotografía cedida por Paul Quayle)

En general, esta será una etapa que nos exigirá bastante esfuerzo dado que, además de ser bastante larga, incluye la subida a dos cotas altas en los Montes de Oca y en la sierra de Atapuerca. El paisaje que nos acompañará valdrá la pena, ya que veremos cómo el verde de la rioja comienza a dejar paso a las grandes extensiones leonesas. Lo que sí que es cierto es que, después de tanto esfuerzo, la entrada a Burgos puede hacerse larga, ya que se ve la ciudad pero se tarda bastante en llegar a su centro. ¡Ánimo peregrinos!

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Aunque el hecho de que el camino circule cerca de la carretera nos da la opción de ir por asfalto y facilitar el peregrinaje, si vamos por los senderos a veces hay algún cruce peligroso. Siempre debéis tener mucha precaución en estos puntos.
  • Desde Villafranca de Montes de Oca hasta San Juan de Ortega hay unos 12 km por el monte sin ninguna localidad, por lo que si necesitamos agua o comida siempre es aconsejable abastecerse antes. Mencionar que en la parte alta de los montes, en la amplia pista entre pinos a 5 km de San Juan, hay un bar llamado “El oasis del camino”, con mesas y sillas hechas de grandes troncos pintados. Se paga la voluntad por lo que se pide. No es permanente, por lo que en invierno puede que no lo encontréis.
  • Si empezáis vuestro camino en Santo Domingo de la Calzada, os ayudamos a llegar hasta allí. ¿Sabes cómo llegar hasta Santo Domingo de la Calzada?
  1. A la localidad llegan autobuses desde múltiples puntos de la península. Dado que dependiendo de dónde salgáis la empresa que opera es diferente, lo mejor es que miréis la página del ayuntamiento donde se detalla toda la información y busquéis alguna conexión que os valga directamente en la página de quien opere. 
  2. Hay autobuses que conectan con Logroño, Burgos, Zaragoza, Madrid y Barcelona; todas ellas son ciudades con aeropuerto. Si venís de lejos de esta manera tenéis posibilidad de enlazar.
  3. En Santo Domingo de la Calzada no hay estación de tren. Las más cercanas son las de Haro (21 km), Miranda de Ebro (38 km) y Logroño (46 km).

También podéis probar en alguna plataforma social como Blablacar o contratar un taxi que os vaya a buscar a la localidad cercana a la que lleguéis para trasladaros a Santo Domingo.

Recordad que en Tournride os dejaremos el día anterior al inicio de vuestro viaje las bicicletas en vuestro alojamiento de Santo Domingo de la Calzada y podemos ocuparnos de vuestro equipaje sobrante, trasladándolo a vuestro final de camino.

  • Si queréis visitar Atapuerca, tenéis tres formas de hacerlo. De martes a domingo, la Fundación Atapuerca organiza visitas a los yacimientos cada hora en punto desde las 10:00h hasta las 13:00h; por lo que si el horario os coincide bien podéis acercaros desde la carretera por la que pasa el Camino hasta el propio yacimiento (está bien indicado). La segunda posibilidad es, si hacéis noche en Agés, hacer uso del autobús que cada día recoge a los peregrinos y los lleva a hacer la visita (se recomienda consultar horarios en el albergue del pueblo). La última es coger el autobús que desde el Museo de la Evolución Humana en Burgos lleva al yacimiento. Para más información consulta la página web de la Fundación Atapuerca
  • Si queréis visitar la catedral de Burgos tened en cuenta que sólo abre hasta las 18:00 y que hay que pagar entrada (3,5€ con la credencial). Si no llegáis, siempre podréis hacerlo a partir de las 10:00 h de la mañana siguiente.

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

En esta etapa dejaremos atrás La Rioja y nos adentraremos en Castilla. El cambio de paisaje será gradual, los viñedos quedarán poco a poco atrás y atravesaremos grandes plantaciones de pinos hasta que el paisaje de la llamada “Riojilla Burgalesa” nos regalará las vistas de sus grandes extensiones salpicadas de encinas.

Además de estos impresionantes parajes, descubriremos las primeras pegadas humanas en los yacimientos de Atapuerca y las grandes construcciones medievales de San Juan de Ortega. Todo ello intercalado por la visita a múltiples pueblos de pequeño tamaño en los que la afabilidad de la gente y el buen trato al peregrino está asegurado.

¡Buen camino!

Rebaño de ovejas en la sierra de Atapuerca

Rebaño en la sierra de Atapuerca (fotografía cedida por Paul Quayle)

SALIMOS DE SANTO DOMINGO DE LA CALZADA Y CRUZAMOS GRAÑÓN HASTA LLEGAR A LA FRONTERA CON CASTILLA Y LEÓN

La ruta de hoy comienza pisando una construcción llena de historia: el puente de Santo Domingo de la Calzada. Ya conocemos la historia del santo y de esta localidad, detallada en el paseo final de la etapa previa. Este puente de salida de la localidad fue el que hizo famoso en primer lugar a Domingo García.

Cierto es que el puente que actualmente usan los peregrinos (de piedra y con 16 arcos), no es el que construyó el santo en el S. XI. Primeramente hubo un puente formado por un tablero de madera sobre pilares de piedra y luego Santo Domingo, una vez que ya era conocido en su época, construyó otro al lado formado por cerca de 25 grandes arcos de piedra. Este puente, por el constante desgaste por las riadas y el paso del tiempo, tuvo que ser reformado en todos los siglos del XVI al XIX, lo que fue cambiando su aspecto hasta darle la configuración que vemos hoy en día.

Puente sobre el río Oja a la salida de Santo Domingo de la Calzada

Puente sobre el río Oja a la salida de Santo Domingo de la Calzada (fotografía cedida por Jordiferrer bajo las siguientes condiciones)

A pesar de que de las piedras que hizo poner Domingo García hoy en día ya queda poco, sí que es cierto que la construcción tiene mucha importancia histórica y por lo tanto es citado en muchas fuentes antiguas. También es escenario de uno de los múltiples milagros de Domingo, ya que se dice que un peregrino que allí dormía fue atropellado por un carro y el santo le devolvió la vida.

Decidamos seguir por la carretera de Burgos o paralelos a ella por los senderos del camino, en cerca de 7 Km llegaremos a Grañón, la última localidad que visitaremos de La Rioja. El Camino de Santiago coincide con su Calle Mayor, así que atravesaremos el pueblo por su arteria principal, que coincide con la cota más alta del Cerro de Mirabel, donde la localidad se emplaza. Antiguamente, dada la posición fronteriza del lugar, aquí se levantaba un castillo que permitía dominar la zona. Hoy ya no quedan restos pero sí que podemos contemplar buenas vistas sentándonos en un merendero balconado que hay al final de su calle mayor, donde el camino nos indica un giro a la izquierda.

Tras salir de Grañón por un camino asfaltado primero y de buen firme de tierra después, recorremos menos de dos kilómetros hasta llegar a la frontera con Castilla y León. Un cartel de gran tamaño indica el punto de cruce, con información sobre las diferentes localidades por las que el camino discurre en esta comunidad.  

Tenemos por delante cerca de 450 kilómetros a recorrer por Castilla y León hasta llegar a Galicia, primero por Burgos y después por Palencia y León. Veremos cómo el paisaje de esta etapa, que aún nos recuerda a La Rioja, irá dando paso a las extensas rectas entre campos de cereales de las planicies castellanas en los próximos días y, después, el Bierzo volverá a devolvernos viñedos y grandes árboles para subir a los Ancares y entrar en la más verde de todas: Galicia.

Cartel indicativo del Camino de Santiago situado en la frontera de la Rioja y Castilla y León

Cartel en la frontera entre La Rioja y Castilla y León (fotografía cedida por Total 13 bajo las siguientes condiciones)

RECORRIENDO PUEBLOS-CALLE: LA PEGADA URBANÍSTICA DEL CAMINO EN REDECILLA, CASTILDELGADO Y VILLAMAYOR DEL RÍO

En tan sólo 1,5 km llegamos a la primera localidad castellana: Redecilla del Camino. Como muchos de otros pueblos que veremos hoy, tiene la configuración de pueblo-calle muy común en el Camino de Santiago. El Camino coincide con su calle mayor.

En Redecilla del Camino cabe resaltar una de las piezas escultóricas más conocidas del Camino Francés. Una pequeña gran joya románica dentro de la iglesia de Nuestra Señora de la Calle, en la propia calle Mayor del pueblo.

Se trata de su pila bautismal, que tiene casi un metro de diámetro y es considerada por muchos la más especial de todo el Camino Francés. Tiene forma de copa, es de piedra y toda su parte externa está tallada representando una imponente fortificación. Se aprecian perfectamente detalles en las almenas, en las pequeñas ventanas de diferentes formas y en las ocho torres talladas que se estiran hasta convertirse en columnillas que se adosan a su base.

Pila bautismal románica en la iglesia de Redecilla del Camino

Pila bautismal románica en la iglesia de Redecilla del Camino (fotografía cedida por Santiago López-Pastor bajo las siguientes condiciones)

Esta maravillosa obra del S. XII no deja indiferente a nadie. Puede que sea por lo llamativo de su talla, que tiene una fuerza imponente, es delicada y detallista dentro de su rudeza. Quizás sea porque lo marcado de sus volúmenes recuerdan a las miniaturas de los códices medievales (no olvidar su cercanía al monasterio de San Millán de la Cogolla, vital en este tipo de arte) o al arte mozárabe, de aquellos cristianos que vivieron en territorio musulmán y que por lo tanto estaban influenciados por el arte de Al-Ándalus. Sea como fuere esta obra merece una parada para ser admirada. Mencionar además que la temática escogida es de marcado simbolismo, ya que el castillo que representa seguramente sea la Jerusalén Celeste. De esa manera, expresa la idea que el bautismo que en ella tiene lugar es el primer paso en vida para eliminar el pecado y poder llegar a entrar la llamada “Ciudad de Dios” algún día.

Ya sea por carretera o por los senderos del Camino, en menos de 2 km llegaremos a Castildelgado, también con forma de pueblo-calle típico del trazado jacobeo. Si desde allí seguimos por carretera no pasaremos por Viloria de Rioja y por lo tanto nos perderemos la visita al lugar donde nació Santo Domingo en 1019. A la localidad le viene el nombre por su cercanía a la comunidad homónima y en su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se conserva la pila bautismal donde el santo recibió su primer sacramento.

Escogiendo de nuevo asfalto o sendero, llegamos a Villamayor del Río. Si el ya visitado Villamayor de Monjardín era el pueblo de las cuatro mentiras (ni villa, ni mayor, ni monjas, ni jardín) este es el de los tres embustes: ni es villa, ni es mayor, ni tiene río. Dejaremos a nuestra izquierda su iglesia parroquial, al lado de la cual había antiguamente un hospital para peregrinos.

BELORADO, PRINCIPAL ENTIDAD DE LA “RIOJILLA BURGALESA”

Siguiendo tanto la N120 como el sendero del camino que corre paralelo a ella, en unos 4 km llegaremos a Belorado. Esta localidad de cerca de 2000 habitantes se enclava en un lugar que antiguamente fue estratégico, por estar entre el valle del Ebro y la meseta. Cuando la primera embestida de árabes trató de conquistar todo el norte de la península, el rey Alfonso I mandó construir allí un castillo, del que sólo quedan restos de lo que se cree que sería la torre del homenaje.

El esplendor de la villa surge a partir del S. XI, cuando Sancho III el Mayor cambió el trazado del Camino y miles de peregrinos jacobeos comenzaron a pasar por allí. Aymeric Picaud menciona este lugar llamándole “belforatus” que en latín significa “hermoso agujero”, quizás por encontrarse en una cota más baja que el terreno circundante. Tal llegó a ser su importancia que este pueblo ostenta el privilegio de ser el lugar en España en el que se ha documentado la existencia de la feria más antigua (1116 d. C.). Aunque hoy en día pueda parecer algo baladí, las ferias en la Edad Media eran de vital importancia, ya que eran el lugar en el que tenían lugar las más importantes actividades económicas y sociales. La existencia de esta feria hizo que muchos francos y judíos (ambos con un papel importante en el comercio) se asentasen en la villa. Tras la expulsión de los judíos de la península en el S. XV, el pueblo comenzó a perder importancia.

Foto antigua del pueblo de Belorado desde su castillo

Belorado desde su castillo (fotografía cedida por Franz Pisa bajo las siguientes condiciones)

Hoy en día los principales atractivos para visitar Belorado son la iglesia de Santa María (adyacente a la cual se encuentra el albergue parroquial) y, en la Plaza Mayor, la iglesia de San Pedro; de origen medieval pero muy reformada en el S. XVII. En el pueblo está también el Museo Internacional de Radiocomunicación Inocencio Bocanegra, que ocupa un antiguo silo (el único edificio de este tipo totalmente reformado en España). En este espacio interior abierto se encuentra una colección de más de 450 piezas originales y también está la reproducción interior más grande de Europa de una trinchera de la Primera Guerra Mundial (619 metros cuadrados).

SEGUIMOS HASTA VILLAFRANCA DE MONTES DE OCA

Desde Belorado hasta Villafranca de Montes de Oca deberemos afrontar 12 km de leve pero permanente subida, sólo intercalada por unos pocos saltos.

Desde Belorado podemos ir hasta Tosantos por la N120 o por el sendero del camino, de tierra pero de buen firme. Por la carretera no se acorta mucho, pero puede ser una buena opción en momentos de saturación de peregrinos a pie. En unos 5 km llegaremos a Tosantos, desde donde veremos a nuestra derecha, a lo lejos, la ermita de la Virgen de la Peña. Se trata de una construcción de origen eremítico, con diferentes dependencias excavadas como cuevas en la pared de roca.

Vista de la ermita de la Virgen de la Peña desde la parte alta de la sierra

Vista de la ermita de la Virgen de la Peña desde la parte alta de la sierra (fotografía cedida por Diego Delso bajo las siguientes condiciones)

Si seguimos por carretera desde Tosantos, no pasaremos por Villambistía, que se encuentra a menos de 2 km por pistas de tierra. En el centro del pueblo, tras dejar a nuestra derecha iglesia de San Esteban (del S. XVII) hay una fuente de cuatro caños. Se dice que su agua anula el cansancio de los peregrinos pero… ¡Cuidado! Se trata de remojar la cabeza, no de beber de ella, ¡su agua no es potable!

Saliendo de Villambistía por un sendero de buen firme llegaremos en menos de 1,5 km a Espinosa del Camino, tras cruzar la N120. Si hemos decidido no pasar por Villambistía habremos recorrido poco más de 3 km desde Tosantos.

Si salimos de Espinosa del Camino por el sendero original subiremos una pequeña colina y dejaremos a nuestra izquierda lo poco que queda de un antiguo monasterio mozárabe dedicado a San Félix, consistente en un arco de entrada a una estancia de unos pocos metros cuadrados. Desde ahí restan unos 3,5 km hasta llegar a Villafranca de Montes de Oca. Si lo preferís, también podéis ir por la N120, se acortan unos 500 metros.

En Villafranca de Montes de Oca (kilómetro 34,6 de etapa) estaremos a los pies de los montes de mismo nombre, que deberemos cruzar durante 12 km para llegar a la siguiente localidad de etapa: San Juan de Ortega. Este pueblo cuenta con todos los servicios, por lo que si queréis hacer una parada puede ser un buen lugar para descansar.

Cuando se comienza la subida a los montes, veremos a nuestra izquierda la iglesia de Santiago el Mayor. Realizada en su mayor parte en el S. XVII, seguramente llamará la atención por su buena cantería, que da sentido y realza el clasicismo y la simplicidad de sus líneas. Vale la pena entrar para ver su pila de agua bendita, consistente en una enorme concha natural.

Iglesia de Santiago el Mayor en Villafranca de Montes de Oca

Iglesia de Santiago el Mayor en Villafranca de Montes de Oca (fotografía cedida por Jose Manuel bajo las siguientes condiciones)

Casi enfrente de la iglesia, a nuestra derecha, hay también un antiguo hospital de peregrinos que fue mandado construir en 1377 por la reina de Castilla. Con el edificio muy reformado, el lugar funciona hoy como un espacio de alojamiento para el peregrino, en modalidad de albergue (5-10 euros) o de hotel  de tres estrellas (a partir de 30 euros).

LOS MONTES DE OCA, UN ESPECTÁCULO NATURAL CON SABOR A HISTORIA

Los montes de Oca son un territorio semimontañoso que divide las cuencas de dos de los grandes ríos de España: el Duero y el Ebro. Fernán González dice en sus versos que también sirvieron de frontera política, marcando los límites orientales de la primitiva Castilla.

Con el fortalecimiento de la peregrinación a Santiago estos montes se alzaron como paso obligado para los caminantes. De hecho, ya Aymeric Picaud nombra estos parajes en el Códice Calixtino del S.XII, refiriéndose a ellos como “Nemus Oque”. “Nemus” es una palabra latina que se refiere a un bosque que contiene árboles con connotaciones sagradas, lo que da una idea de la importancia del lugar. Era un tramo muy temido por los peregrinos, ya que no sólo debían afrontar las dificultades de la configuración del terreno, sino uno de los principales problemas del Camino durante la Edad Media: la seguridad. La alta densidad de vegetación que rodeaba los pequeños senderos del camino era un escondite perfecto para los bandidos, que esperaban a los peregrinos para asaltarlos. A todo esto hay que sumarle las dificultades para obtener agua potable durante los más de 12 km de camino y lo extremo de las temperaturas en invierno y verano. ¡Toda una prueba de fe medieval!

Hoy en día ya no tendremos ningún problema de seguridad, sino que podremos disfrutar de la paz que se respira en su bello entorno, pedaleando entre robles, fresnos, pinos y enebros en los que habitan una larga serie de animales salvajes.

Al salir de Villafranca de Montes de Oca afrontaremos uno de los tramos que pueden resultar más complicados a los peregrinos en bici. Se sube por un sendero bastante estrecho con firme complicado. Hay muchas piedras grandes sueltas y en determinados puntos puede haber saltos con una pendiente de hasta el 6-8%. Después de recorrer cerca de 1,8 km la pendiente seguirá siendo empinada pero se suavizará (máximo de 3%) y el sendero ganará amplitud.

Llegaremos así hasta un alto en donde hay un monumento a los caídos en la Guerra Civil española. Fue promovido por los familiares de las más de 300 personas que fueron fusiladas en ese paraje tras el alzamiento de Franco en 1936 y posteriormente enterradas en una fosa común que, junto con la de los Montes de Estépar, es una de las más grandes de Burgos. Muchos peregrinos dejan en este lugar mensajes en innumerables idiomas y formas.

Monumento de piedra realizado en memoria de los fusilados en la Guerra Civil

Monumento a fusilados en la Guerra Civil (fotografía cedida por KRLS bajo las siguientes condiciones)

Justo después del monumento nos espera el otro tramo complicado de estos montes. Tendremos que descender 22 metros de cota en 600 metros y, tras cruzar el río Carratón, subir 37 metros de diferencia de cota en menos de 1 km, afrontando al principio una fuerte rampa de 100 m. Seguramente lo mejor en este tramo sea bajarse de la bici y empujar, ya que con el peso de las alforjas nos va a costar subir, ¡sobre todo si está lloviendo, ya que el firme es de grava y tierra!

Al superar estos obstáculos estaremos en el Alto de la Pedraja (1150 m), cota máxima de etapa. Poco antes de ese punto se encuentra el enlace entre esa pista y la N120. En caso de mal tiempo o si preferimos recorrer la ruta por carretera desde Villafranca de Montes de Oca hasta ahí, nos incorporaremos antes de la Pedraja (consultar mapa de etapa en Google Maps para ver el punto concreto).

Desde el Alto de la Pedraja faltan 7 km para llegar a San Juan de Ortega, que recorreremos por pistas anchas y de firme de tierra, así que la mayor problemática que podemos tener es el barro si ha habido lluvias. Cerca del Alto de la Pedraja y según la estación en la que peregrinamos podemos encontrar el “Oasis del Camino”, un improvisado y colorido bar al aire libre en el que podremos parar a descansar si lo deseamos.

Decoraciones realizadas por peregrinos en "El oasis del camino"

Decoraciones realizadas por peregrinos en «El oasis del camino» (fotografía cedida por Jorge Gañán)

SAN JUAN DE ORTEGA, LUGAR ENIGMÁTICO CON MÁS DE 800 AÑOS DE SERVICIO AL PEREGRINO

Entramos en San Juan de Ortega y la maravillosa vista de su monasterio nos recibe abriéndose a nuestra derecha. Esta localidad tiene el mismo nombre que el santo que promovió su creación, que nació en 1080 en Quintanaortuño (un pueblo de Burgos).

Fue discípulo de Santo Domingo y hoy es el patrón de los aparejadores. Como su maestro, hizo muchas obras para los peregrinos. La más importante es la que inició en este lugar de los Montes de Oca, conocido como “urtica” por la cantidad de plantas de esta especie que aquí se concentraban. Dicen que, tras un naufragio que casi le cuesta la muerte volviendo de Jerusalén, Juan decidió construir allí una capilla a San Nicolás con un hospital para los peregrinos.

Juan murió en Nájera en 1163, cuando tenía 83 años. Sus restos se llevaron a la capilla de Nicolás y la importancia que cobró este santo hizo que mucha gente peregrinase al lugar, que terminó adoptando el nombre de San Juan de Ortega.

Fachada exterior del monasterio de San Juan de Ortega

Fachada exterior del monasterio de San Juan de Ortega (fotografía cedida por J. Sierro bajo las siguientes condiciones)

El monasterio anexo a la iglesia fue ocupado primero por los dominicos y luego por los jerónimos, quienes lo ampliaron enormemente en 1476. Tal era su importancia en ese momento que incluso la reina Isabel la Católica fue allí para pedirle al santo que le ayudase a tener hijos, ya que tras haber dado a luz a Isabel llevaba 6 años sin descendencia. Al año siguiente dio a luz a un varón al que llamó Juan y, un año más tarde, a la que sería conocida como Juana “la Loca”. Seguramente la elección de los nombres escondiese un agradecimiento de la reina al santo por su ayuda en su fecundidad.

El monasterio es un lugar especial porque a lo singular de su bello entorno se unen su importancia como lugar cristiano y, también, lo enigmático de un fenómeno astronómico denominado el “Milagro de la luz”. Cada equinoccio a las 5 de la tarde los rayos de sol penetran en la iglesia del santo e iluminan un capitel de la misma, que tiene una representación de la natividad (el nacimiento de Jesús). En el centro del capitel, la Virgen María recibe los rayos con sus dos palmas alzadas. Este capitel se encuentra en el interior del ábside norte de la iglesia y es una joya del románico, perfectamente conservado y con multitud de tallas repletas de detalles. No es el único del templo, ya que en él conviven capiteles de motivos vegetales con otros con figuras, como este.

"Milagro de la luz" en el capitel de la Natividad en el monasterio de San Juan de Ortega

«Milagro de la luz» en el capitel de la Natividad en San Juan de Ortega (fotografía cedida por Miguel Martín Camarero bajo las siguientes condiciones)

San Juan de Ortega murió antes de que se terminase la iglesia de San Nicolás. Las iglesias siempre se empezaban a construir por el ábside, la parte más sagrada, porque de esa manera se podía comenzar a dar misa antes de que se terminase todo el edificio. Esta iglesia se comenzó en la segunda mitad del S. XII, cuando se hizo la cabecera triple. Después de la muerte del santo se interrumpieron las obras y se reanudaron a finales del S. XV, momento en el que el estilo que predominaba era el tardogótico. Por ello, en esta iglesia vemos cómo el ábside tiene formas más claramente románicas, con arcos de medio punto y ventanas abocinadas, mientras que la parte de los pies y la portada son góticos.

Gótico es también el impresionante mausoleo en forma de baldaquino que hay en el centro del templo, en donde están enterrados la pareja de importantes nobles que lo patrocinaron. Los relieves de las caras laterales del sepulcro representan escenas de la vida de San Juan, pero lo que más llama la atención es la delicadeza de las tracerías superiores del sepulcro, tan finas que cuesta creer que partan de un bloque de piedra.

Exterior del monasterio de San Juan de Ortega

Exterior del monasterio de San Juan de Ortega (fotografía cedida por J. Sierro bajo las siguientes condiciones)

El sepulcro de San Juan está en la capilla de San Nicolás de Bari y es puramente románico. Está repleto de relieves por todas sus caras y la tapa es ligeramente más grande que la caja. También están talladas escenas de la vida del santo.

Después de esta impresionante visita abandonamos San Juan de Ortega por el asfalto que, después de la curva de la carretera, se convierte de nuevo en un sendero de grava bastante plano que durante 3 km nos conducirá entre un enorme pinar. Cuando se despeja la alta densidad de árboles se abrirán ante nosotros unas bellísimas vistas de los campos de cultivo de Burgos. Tras cruzar una valla metálica bajaremos durante 500 metros por un tobogán que en algún momento puede tener hasta un 9% de pendiente y que nos dejará en la entrada a Agés.

Encina en la explanada alta antes de la bajada a Agés

Encina en la explanada alta antes de la bajada a Agés (fotografía cedida por Jorge Gañán)

CRUCE DE LA SIERRA DE ATAPUERCA Y ÚLTIMAS LOCALIDADES ANTES DE BURGOS

Agés es hoy un pueblo de poco más de 50 habitantes, dedicado eminentemente al cultivo del cereal. En cambio, nació en el S. XII con una función política y militar importante, ya que servía como frontera con los árabes en el contexto de la Reconquista. Hoy en día cuenta con tres albergues y una agradable tienda-restaurante llamado «El Alquimista» en donde Amapola y su marido preparan con cariño platos típicos de la zona, cuidando mucho a los peregrinos (también dan desayunos desde las 6.00 h de la mañana).

Carretera principal del pueblo de Agés

Vía principal de Agés (fotografía cedida por Jorge Gañán)

Salimos de Agés por la carretera comarcal, en un trayecto cómodo sin grandes cambios de pendiente.  En 1,6 km veremos a nuestra derecha un desvío señalizado hacia una pista de unos 600 metros que te deja directamente en la puerta del centro de interpretación de Atapuerca. Si en vez de coger el desvío continuamos poco más de medio kilómetro por la carretera, llegaremos al pueblo homónimo, desde donde sale la pista para enfilar la subida a la sierra.

¿Por qué visitar los yacimientos de Atapuerca? El conjunto de cuevas que componen este parque arqueológico colecciona una gran cantidad de menciones honoríficas y premios culturales, entre los que se encuentra el de Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Desde el último cuarto del S. XX es objeto de innumerables campañas arqueológicas que han sacado a la luz restos de cuatro especies homínidas diferentes, lo que ha ayudado enormemente a comprender cómo eran nuestros antepasados. Además, también se han encontrado multitud de objetos rituales diferentes, muchos de la Edad de Bronce (de cerca del 1300 a. C.) e, incluso, se han podido demostrar algunas actividades sociológicas previas a ese momento; entre las que se incluyen el canibalismo ritual (único ejemplo de ello en Europa).

Carretera comarcal que discurre desde Agés hasta Atapuerca

Carretera comarcal que discurre de Agés a Atapuerca (fotografía cedida por Jorge Gañán)

En el pueblo de Atapuerca encontraremos todos los servicios que necesitemos. De la Plaza Antecesor, que se encuentra pegada a la carretera y casi a la salida del pueblo, sale el camino que sube a la sierra. Desde ese punto debemos enfrentarnos a una rampa de 2,5 km en la que se sube una diferencia de cota de 117 m con momentos en los que la pendiente puede llegar al 9%. De todas maneras, el principal problema es el firme, ya que es de grandes piedras sueltas y en algunos momentos es de bastante dificultad técnica.

Sabremos que hemos alcanzado la cota más alta (1072 m) cuando veamos una gran cruz con piedras en su base que centenares de peregrinos han ido dejando con el paso del tiempo. Tendremos una vista preciosa del entorno y veremos un cartel que refuerza con su inscripción lo hermoso del paraje: “Desde que el peregrino dominó en Burguete los montes de Navarra y vio los campos dilatados de España, no ha gozado de vista más hermosa como esta”. El texto es una cita de Luciano Huidobro y Serna, un historiador que promovió una de las más grandes obras del S. XX sobre el Camino de Santiago (“Las peregrinaciones jacobeas”) y que se especializó en el tramo del Camino Francés en la provincia de Burgos.

Peregrinos subiendo a la sierra de Atapuerca

Subida a la sierra de Atapuerca (fotografía cedida por Jorge Gañán)

También hay obras de land art, un tipo de arte contemporáneo que usa la naturaleza como marco y material para construir sus obras. Así, una serie de dibujos en forma de círculos concéntricos formados por piedras, de diferentes tamaños, sorprenderán al peregrino.

Durante la bajada de la sierra el terreno seguirá siendo complicado. Son otros 2,5 km con una diferencia de cota de 138 m y pendientes negativas de entre el 8,5 y el 3%. Tras un tobogán final deberemos girar a la izquierda y así llegaremos así a Villabal, desde donde la pendiente se suavizará muchísimo y el camino se convertirá en un agradable paseo por asfalto. De esta manera, en los siguientes 3,5 km la carretera nos llevará a cruzar Cardeñuela Riopico primero y Orbaneja Riopico después.

LA ENTRADA EN BURGOS POR EL GAMONAL O EL PASEO FLUVIAL DEL RÍO ARLANZÓN

Al salir de Orbaneja Riopico y cruzar la autovía por un paso superior, estaremos a las puertas de Burgos. Entre nosotros y la ciudad se encuentra el aeropuerto de la ciudad que deberemos sortear, ya sea por un lado o por otro.

Y es que por lo pesado del camino original de entrada a Burgos, que bordea el aeropuerto por la derecha, han nacido un desvío o camino alternativo. El camino original entra por Villafría y después cruza todo el polígono industrial del Gamonal hasta enlazar con una parte al final de carril bici, que nos permitirá adentrarnos en la ciudad para alcanzar la catedral. La parte del polígono, cuando hace mucho calor o el tráfico es denso (hay mucho tráfico pesado), puede hacerse eterno para los ciclistas.

Entrada al barrio de Gamonal en Burgos

Barrio del Gamonal en Burgos

Si queremos obviar esta entrada, podemos optar por ir por el paseo fluvial del río Arlanzón, bordeando el aeropuerto por la izquierda, en vez de por la derecha. Para coger este camino debemos girar a la izquierda unos 250 m después de cruzar el paso superior de la autovía, en la entrada a una urbanización (el desvío está señalizado con flechas en el asfalto). El asfalto se convertirá en un sendero de grava que irá bordeando el aeropuerto, pegado a su alambrada y nos llevará a Castañares. Tras cruzar el pueblo (precaución porque aquí debemos cruzar la carretera) el camino se interna en el parque fluvial del río Arlanzón. Cruzaremos la autovía por un paso inferior e iremos durante unos 4,5 km por la vera sur del río, hasta que después de cruzar la N120 por un paso inferior veremos un puente peatonal a nuestra derecha. Cruzándolo nos adentraremos en corazón de Burgos y en menos de 2 km llegaremos a la catedral.

Río que transcurre por la ribera de Arlanzón

Ribera del Arlanzón (Fotografía cedida por Jesús Serna bajo las siguientes condiciones)

UN PASEO DE UNA TARDE POR BURGOS

Burgos es una ciudad monumental que cuenta con muchos lugares cuya importancia artística, histórica o cultural merecen un alto reconocimiento. Es imposible, por lo tanto, poder conocer los principales monumentos de la ciudad en tan sólo una tarde. Por ello, en Tournride hemos diseñado un mapa en el que os hemos marcado los principales lugares de interés de la ciudad, que comentaremos aquí para que conozcáis. Pero, dada la imposibilidad de visitarlos todos (sobre todo porque muchos de ellos requieren horas de visita guiada), hemos planificado un paseo de 27 minutos para que podáis conocer lo principal. Dejaremos mucho que ver y hacer en el tintero pero, al menos, os permitirá haceros una idea de la ciudad.

De todas maneras, si os interesa conocer más a fondo algunos de los lugares de Burgos, desde Tournride os recomendamos que os penséis disfrutar aquí de un día de descanso. Burgos o León pueden ser las mejores paradas en nuestro camino, por conjunción de monumentos y servicios. Por si acaso, os dejamos al final algunas otras cosas que ver si queréis dedicar más tiempo a Burgos.

Vista panorámica de Burgos

Panorámica de Burgos (fotografía cedida por Marcel Frank bajo las siguientes condiciones)

Como siempre, comenzamos con un poco de Historia…

En Tournride creemos que para comprender una ciudad tal y como la vemos hoy en día es necesario saber de dónde viene y cómo ha llegado a ser lo que es. Por ello, comenzamos presentándoos una pequeña línea del tiempo que os hará sorprenderos con los cambios que ha sufrido un asentamiento que comenzó siendo un pequeño “burgo” y que hoy en día es una gran ciudad cultural e industrial.

La fundación de Burgos tal y como hoy la entendemos sucede durante el S. IX, en el contexto de la Reconquista. El rey Alfonso III le pide a un conde, llamado Diego Rodríguez, que funde un “burgo” cerca del río Arlanzón. Como ya vimos más veces, durante la guerra con los árabes era muy importante para los reyes cristianos asegurar el territorio que recuperaban y, para ello, era vital poblarlo. En este caso la orden fue “populare no expugnare”, es decir, el rey le dijo al conde que se centrase en “poblar”  y no en  “conquistar” el territorio. Para ello, el conde erigió un castillo en lo alto del cerro cerca del río (hoy quedan restos de la construcción) y fomentó el asentamiento mediante un método muy común en este momento y que ya hacían los romanos, llamado “presura”.

Se trataba básicamente de regalar la propiedad de las tierras al primero que llegase y las roturase, pidiendo que a cambio se mantuviesen cultivadas bajo el mandato del conde. Aunque hoy el trato parezca una “ganga” hay que tener en cuenta que en ese momento ese territorio era peligroso e inestable, ¡los árabes acababan de perder el territorio y estaban muy cerca!

A pesar de la peligrosidad, la tentación de tener tierra en propiedad como hombres libres caló en mucha gente, que cultivó tierras en torno al castillo. Burgos era muy diferente a cómo es hoy en día, ya que tenía una función eminentemente militar y una configuración de casas de campesinos alrededor del castillo, por lo que su economía era sobre todo agraria.

Puerta sur del castillo de piedra en Burgos

Puerta sur del castillo de Burgos

Así se mantuvo el pequeño “burgo” hasta el S. XI, cuando por primera vez un rey atiende directamente al lugar y su historia da un giro radical aunque, todo hay que decirlo, esta atención consistiese básicamente en una traición. Y es que el rey Sancho II usó el castillo de Burgos como cárcel para encerrar a sus hermanos, después de quitarles los territorios que su padre les había dejado en herencia. Fernando I había dividido sus tierras en tres reinos (Galicia, Asturias y León), dándole uno a cada uno de sus hijos, ¡pero Sancho II lo quería todo!

Desde que Sancho II pisó Burgos en el S. XI muchos otros reyes lo hicieron y, gracias a este impulso, Burgos vivirá hasta el S. XVI un momento de esplendor que cambiará su configuración para siempre, dotándolo de muchos de los grandes monumentos que vemos hoy en día. Son los siglos del Cid, del establecimiento de la corte real en Burgos y de la celebración de bodas reales. La ciudad debe tener un decorado adecuado para ello, por lo que la catedral se embellece y aparecen monasterios como las Huelgas.

Pero no hay que entender este esplendor como la simple aparición de edificios monumentales. Burgos pasó de ser un asentamiento agrícola en torno a un castillo militar a ser una importantísima ciudad comercial en torno a la catedral, por lo que el centro de la ciudad “cambió” de sitio. La catedral era el centro neurálgico en torno a la que se desarrollaba la vida siendo, además, un punto de paso clave en el Camino de Santiago, donde artesanos de toda Europa se reunían y trabajaban.

Catedral de Santa María en Burgos

Catedral de Santa María en Burgos (fotografía cedida por Guillepe01 bajo las siguientes condiciones)

Burgos se convirtió en un lugar tan importante para el comercio (era vital incluso en las transacciones con el norte de Europa) que llegó a conseguir que en el S. XV los Reyes Católicos le diesen el monopolio del comercio de la lana.

En el S. XVI, todo este esplendor que sólo había ido in crescendo durante los últimos cinco siglos, se frena por la conjunción de cuatro factores principales: las epidemias de peste, el descubrimiento de América, las guerras en Europa y el debilitamiento del Camino de Santiago. Las importaciones de América y la eliminación de las exportaciones a Flandes por la guerra debilitaron el comercio, los peregrinos dejaron de llegar y la población se redujo por la peste. Toda una crisis de la que no se empezaría a remontar hasta prácticamente el S. XIX, cuando las Cortes de Cádiz le dan a Burgos la capital de provincia.

Gracias a este impulso institucional la zona cercana a la catedral vuelve a tomar vida, con oficinas políticas y militares. La antigua zona del castillo, destrozada por el azote de la Guerra de la Independencia contra Napoleón, se abandona definitivamente.

Al impulso institucional se suma en el S. XX el industrial con la creación de fábricas de seda o de productos cerealísticos y, además, se hacen coincidir allí dos grandes líneas férreas. El crecimiento orgánico que todo esto promovió ha sido en el presente siglo regulado por planes estratégicos que han organizado la ciudad mediante la creación de grandes infraestructuras de transportes, parques para el disfrute medioambiental y grandes espacios culturales como el Museo de la Evolución Humana.

Hoy Burgos es una ciudad de unos 170 000 habitantes que acoge al peregrino con la misma calidez con la que lo lleva haciendo desde el S. XII. Ahora que conocéis el por qué de su forma de ser, ¿os animáis a pasearla?

Hacemos coincidir nuestros pasos con los de la Historia. Primera parada: el Castillo

Teniendo sólo una tarde y estando cansados después de una dura etapa, la meta de nuestro paseo tiene que ser hacerse una idea de lo que es esta ciudad y ver algunos de sus lugares claves, siendo la catedral el más importante y el que se va a llevar la mayor parte de nuestro tiempo.

Seguimos los pasos de la historia de la ciudad y, saliendo de nuestro alojamiento (en el mapa marcamos el albergue municipal por poner un punto de referencia), nos dirigimos hacia lo que fue el centro neurálgico del primer “burgo”: el castillo. La entrada al interior del castillo es de pago y puede incluir sólo la visita al recinto exterior o también a las galerías interiores. La parte exterior del castillo está bastante derruida pero bajo tierra esta construcción guarda muchos secretos que vale la pena descubrir: hay más de 300 metros de galerías subterráneas interiores que fueron vitales en la función militar. Las visitas son sólo por la mañana, así que a no ser que decidamos dedicar una mañana o un día a Burgos será difícil que nos coincida bien.

Vistas desde el mirador del castillo a la Catedral de Santa María en Burgos

Vista desde el mirador del castillo

Queramos entrar o no, en el mapa os indicamos como punto clave el mirador del castillo. En las faldas del recinto militar se abre esta explanada circular que nos regala las mejores vistas de la catedral y de la ciudad de Burgos. Podremos ver las grandes plazas abiertas en torno a la catedral y las pequeñas calles circundantes que conservan su configuración medieval, así como los grandes paseos que desde el S. XX han modificado la manera de recorrer Burgos. También se ven las grandes zonas verdes cercanas al Arlanzón.  Y, al fondo, las extensas tierras burgalesas. 

Hacia la catedral de Burgos: hablemos del gótico

Bajando por la calle Valentín Palencia veremos a nuestra izquierda el CAB, el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos y a nuestra derecha pasaremos por enfrente de la iglesia de San Esteban. De apariencia militar, vale la pena pararse a admirar su portada gótica y, sobre todo, su interior, ya que alberga el Museo del Retablo.

Seguimos hacia la derecha, por la calle Fernán González, donde en Tournride recomendamos una parada en la iglesia de San Nicolás. A pesar de que la entrada sea de pago (1,5 €) no nos podemos perder la visita al interior, ya que guarda un tesoro impresionante: su retablo pétreo. Es una obra del S. XVI que una pareja de importantes comerciantes encargaron a Francisco de Colonia, escultor nacido en Burgos pero descendiente de una larga lista de grandes escultores alemanes que participaron en la decoración de muchas de las catedrales españolas.

Retablo pétreo de la iglesia de San Nicolás

Retablo pétreo de la iglesia de San Nicolás (fotografía cedida por Zarateman bajo las siguientes condiciones)

Bordeamos la catedral cruzando la plaza de Santa María y después la de San Fernando, en donde se encuentra el punto de venta de entradas de la catedral. La visita a este edificio es una de las más recomendables de todo el Camino Francés. Imponente y delicado a la vez, es una de las obras cumbre del estilo gótico, que liberó a los muros de los edificios de peso y permitió que la luz entrase en las catedrales.

El gótico fue un estilo que nació en Francia y que se impuso durante casi cuatro siglos por toda Europa. Durante ese tiempo la sociedad y las modas cambiaron mucho y el arte gótico se fue adaptando a los nuevos gustos y, por ello, cambiando en sus formas. De hecho, se diferencian cuatro estilos góticos distintos (además de las variaciones propias que se pueden encontrar en cada país).

La catedral se comenzó a construir en el año 1221, momento en el que imperaba el estilo gótico clásico, del que también son ejemplos las catedrales de París, Chartres o Reims. A este estilo le precede el gótico primitivo, que aunque ya había cambiado el arco de medio punto por el apuntado, mantenía formas de la arquitectura románica, como el uso de la tribuna en el interior de las iglesias. La tribuna era un  pasillo en forma de galería que se ponía sobre las naves laterales y lo veremos, por ejemplo, en la catedral de Santiago (una de las obras cumbres del románico). El gótico clásico evoluciona este concepto y cambia la tribuna por el triforio, que estrecha mucho el pasillo y permite que en el muro exterior se pueda abrir algún vano para que entre luz.

Interior de la catedral de Burgos, donde se puede ver el triforio ciego decorado

Interior de la catedral de Burgos, donde se puede ver el triforio ciego decorado (fotografía cedida por Solbaken bajo las siguientes condiciones)

Interior de la catedral de Santiago, donde se puede ver la tribuna que ocupa todo el espacio superior de las naves laterales

Interior de la catedral de Santiago, donde se puede ver la tribuna que ocupa todo el espacio superior de las naves laterales (fotografía cedida por Jansoone bajo las siguientes condiciones)

La fachada de la catedral de Burgos también seguía en sus inicios las formas del estilo gótico clásico: el cuerpo central más ancho que los laterales (porque coincide con la nave central en el interior) y todo enmarcado por dos torres simétricas, con un gran rosetón en el centro.

Las sucesivas reformas que se hicieron de la catedral fueron añadiendo estancias y modificando lo que se había hecho previamente. Siguiendo con el ejemplo de la fachada, por ejemplo, vemos como las dos agujas superiores de las torres están mucho más recargadas en decoración que la parte inferior, y es que fueron añadidas en el S. XV. Por ello se corresponden con el estilo gótico flamígero, cuando en la etapa final del estilo gótico éste se había vuelto mucho más profuso en decoración añadiendo tracerías, calados, pináculos y agujas por doquier. Como dato, las agujas de las torres fueron diseñadas por Juan de Colonia, padre del escultor que realizó el retablo pétreo de San Nicolás del que hablamos previamente. Este artista también diseñó el cimborrio, la cúpula que cubre el centro de la catedral donde se encuentran todas las naves. La zona del suelo que está debajo del cimborrio es el crucero y en él podremos ver aquí la tumba del Cid y de Doña Jimena.

Entrada principal de la catedral de Burgos

Fachada principal de la catedral de Burgos

La conjunción de estilos de la catedral crean un majestuoso edificio, en el que el respeto de las líneas básicas iniciales le ha otorgado una lógica al conjunto que maravilla al visitante. No podemos hablar aquí de todos los detalles y estancias que hacen especial a esta catedral, que desde 1984 es Patrimonio de la Humanidad. Simplemente citaremos algunas de las partes más famosas de la catedral, como la Capilla del Condestable (realizada por Simón de Colonia, otro de la familia de artistas ya mencionada y con una preciosa cúpula en forma de estrella), el claustro, la escalera dorada o la impresionante decoración escultórica de la girola. En este caso para comprender, ¡hay que ver!

Del arco de Santa María a la estatua del Cid

Volvemos a la plaza de San Fernando y cruzamos el arco de Santa María, para poder admirarlo desde su lado sur. Es una de las antiguas 12 puertas que tenía la muralla de la ciudad y que fue remodelado entre los S. XIV y XVI, siendo la mayor parte de lo que vemos de este último siglo. Aún así, debía haber ya un arco previamente a estos siglos porque en el “Poema del Mío Cid” se menciona.

La maravillosa construcción que vemos hoy es mucho más que un simple arco, más bien es un gran arco triunfal en forma de retablo pétreo al exterior con un interesante espacio expositivo en su interior, que antiguamente albergaba el ayuntamiento. Se puede entrar gratuitamente, aunque hay horario.

Arco de piedra de la iglesia de Santa María de Burgos

Arco de Santa María en Burgos

Seguimos el Paseo del Espolón hacia el norte, dirigiéndonos a la Plaza Mayor. Acumula cinco nombres diferentes desde que se creó y actualmente podemos encontrar en ella el Ayuntamiento, de estilo neoclásico, sobre lo que era antiguamente la Puerta de Carretas.

Salimos de la plaza para volver al paseo Espolón de nuevo y en unos pocos metros nos encontramos ante la estatua de uno de los personajes más famosos de la historia burgalesa: el Cid.

Llamado realmente Rodrigo Díaz Vivar, fue un caballero que durante la Reconquista luchó en múltiples batallas y llegó a conquistar Valencia creando allí un señorío independiente de cualquier rey, que mantuvo hasta su muerte en 1048. Luego su esposa, Jimena, tomó las riendas del señorío pero cuando murió en 1102 el lugar volvió a pasar a manos de los árabes.

En torno a este personaje histórico real se ha creado una figura encumbrada históricamente, a lo que ayudaron mucho las crónicas de sus gestas militares. La más conocida es uno de los más importantes poemas medievales: “El Cantar del Mío Cid”. Rodrigo es considerado un héroe histórico en Castilla, aunque también hay documentos que definen su figura de manera más cercana a un mercenario (se habla de que luchó tanto para árabes como para cristianos). Lo que está claro es que fue una persona que, en un momento turbulento, uso su sentido de estrategia y su valor para posicionarse individualmente de una manera tan clara que los apodos que han pasado a la historia para referirse a él son el de “señor” (“cid”) y el de “campeador” (“experto en batallas campales”).

Estatua del Cid en Burgos durante el Camino de Santiago en bicicleta

Estatua del Cid en Burgos (fotografía cedida por Chicadelatele bajo las siguientes condiciones)

La estatua ecuestre que luce en Burgos está hecha de bronce y mide casi 4 metros. La realizó en 1947 el artista Juan Cristóbal González Quesada. En ella vemos al Cid montado en su caballo y enfilando con la espada. Llama la atención el movimiento que transmite su capa al aire.

Terminamos el paseo disfrutando de la gastronomía burgalense

Después de este corto pero intenso paseo, en Tournride os proponemos algunas calles en las que podréis encontrar múltiples bares y restaurantes donde tomar algo de beber y de picar.

Cerca de la plaza mayor encontraremos varias calles peatonales con un ambiente muy agradable y múltiples bares y restaurantes en los que podremos tomar tanto tapas elaboradas como menú. Ejemplo de ello son las calles San Lorenzo (que sale directamente de la plaza) o la calle Sombrería, que es una paralela.

Aún así, prácticamente todas las calles de la ciudad antigua están repletas de locales de hostelería que tratan de ofrecer lo mejor de la gastronomía burgalesa: morcilla con arroz, queso fresco Burgos o cochinillo; entre otras muchas cosas.

Por si decidís quedaros… ¡os decimos que Burgos tiene mucho que ofrecer!

Si queréis y podéis quedaros un día a descansar en Burgos os daréis cuenta de que no tendréis mucho tiempo para aburriros… Hay un sinfín de monumentos y museos que harán memorable vuestra visita.

La entrada del Camino Francés a Burgos se hace por el Arco de San Juan, otra de las 12 antiguas puertas de la ciudad y cerca de la que se encuentra un monasterio con el mismo nombre. Seguramente al llegar no hayáis tenido mucho tiempo para echarle un vistazo, pero ahora podéis volver para verlos.

Aún así, en Tournride os recomendamos especialmente tres visitas clave: el monasterio de las Huelgas, la cartuja de Miraflores y el Museo de la Evolución Humana (ya sea con o sin visita a los yacimientos de Atapuerca).

Nuestras dos primeras recomendaciones se encuentran lejos del centro y bastante distantes la una de la otra, pero su visita merece mucho la pena. El Monasterio de las Huelgas está al oeste, en la zona sur del río Arlanzón.

Exterior del monasterio de las Huelgas en Burgos

Exterior del monasterio de las Huelgas (fotografía cedida por Lourdes Cardenal bajo las siguientes condiciones)

Al igual que la catedral, está dedicado a Santa María y es el monasterio femenino cisterciense más importante de todos los que ha habido en España. Ya hablamos en la etapa 4 de como la Orden del Císter surgió en oposición a la de Cluny en defensa de los valores de austeridad eclesiástica, que se reflejan en la sobriedad de su arquitectura.

Este monasterio sigue esa limpieza arquitectónica pero además es especial porque su historia está muy ligada a la de la Corona. Fue fundado directamente por los reyes y, además de acoger un gran panteón real, fue escenario de muchas coronaciones reales. Además fue un espacio donde la reina fundadora, Leonor, quiso que las mujeres alcanzasen la misma importancia que los hombres y por ello las monjas, siendo la mayoría descendientes de la clase alta, sólo respondían ante el Papa y tenían a su cargo muchas otras tierras y cenobios.

Por otro lado, la Cartuja de Miraflores coge su nombre de los monjes que la regentaban, los cartujos. Aunque fue fundado en S. XV en el S. XVI sufrió un gran incendio y fue reconstruido, estando dedicado también a Santa María. La iglesia fue construida enteramente en ese momento y por lo tanto es toda de estilo tardogótico. Además del propio edificio, la cartuja tiene unas vidrieras y unas tallas en los sepulcros que son excepcionales.

Foto de la Cartuja de Miraflores situada en Burgos en un día soleado

Exterior de la Cartuja de Miraflores (fotografía cedida por Ecelan bajo las siguientes condiciones)

El Museo de la Evolución Humana es un gran espacio museístico cuyos principales méritos son tres: la puesta en valor que realiza de los hallazgos de los yacimientos de Atapuerca, la toma de conciencia que promueve sobre la complejidad de las diferentes disciplinas científicas que en ellos intervienen y, sobre todo, el logro de convertirse en un espacio divulgativo en el que todo esto se transmite al visitante de manera divertida y sencilla. Realmente consigue que reflexionemos sobre nuestras capacidades y límites a partir de la comprensión de nuestro pasado. Si os interesa este tema y queréis aprender un poco más, ¡no dudéis en visitarlo!

Terminamos así una etapa dura que nos ha hecho adentrarnos en Castilla. A partir de ahora las planicies y los grandes cultivos de cereales serán una vista que se nos terminará antojando familiar y, entretanto, podremos descubrir muchos pueblos interesantes con mucho que ofrecer al peregrino.

¡Buen camino!