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ETAPA 3: DE PAMPLONA A ESTELLA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 705 km

Distancia en etapa: 44 km

Tiempo estimado: 4 horas – 4 horas y media

Cota mínima: 397 m

Cota máxima: 780 m

Dificultad de la ruta: media

Lugares de interés: Alto del Perdón, iglesia de Santa María de Eunate, Puente la Reina, Cirauqui, Estella.

Itinerario en Google Maps: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Mapa de la etapa 3 del Camino de Santiago

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Esta etapa de 44 km se caracteriza por una continua subida desde Pamplona durante los primeros 12 km hasta llegar al Alto del Perdón (780 m), cota máxima de ruta. Desde allí bajaremos durante cerca de 4 km en fuerte pendiente hasta llegar a Uterga. En esa bajada recomendamos precaución para evitar lesiones. Pero, como siempre, “después de la tormenta siempre llega la calma”. Por eso, un perfil de terreno mucho más suave nos conducirá hasta nuestro fin de etapa: Estella.

Además, hoy se unirán a nuestro camino los peregrinos que comenzaron en Somport y recorrieron hasta ahora el llamado Camino Aragonés. Cerca de Puente la Reina, en la mitad de etapa, nos encontraremos con ellos y ya no nos separemos hasta llegar a Santiago de Compostela.

Por el camino, hoy podremos ver un curioso monumento a los peregrinos en el Alto del Perdón. Pasaremos también por una de las más emblemáticas localidades del Camino Francés: Puente la Reina, protototipo urbanístico de población nacida en torno al camino de peregrinación. Cerca de Muruzábal podremos desviarnos para visitar la iglesia de Santa María de Eunate, uno de los templos más mágicos del camino.

Pueblos medievales y pintorescos salpicarán nuestra ruta, que recorremos por sendas agrícolas o antiguas calzadas romanas entre grandes extensiones de campos de cereal y viñedos.

Bienvenidos al campo navarro, ¡todo un remanso de paz!

Salida de Pamplona por un sendero

Sendero de salida de Pamplona (fotografía de Flickr cedida por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Como ya hemos señalado, el perfil de esta etapa es mucho menos quebradizo pero nos exige un esfuerzo inicial para subir al Alto del Perdón, donde podremos ver el camino realizado desde Pamplona a nuestra izquierda y, a nuestra derecha, el valle que aún nos falta por recorrer. Desde Puente la Reina sólo hay una rampa que realmente nos hará sudar. Es de 1,5 km y nos lleva desde la orilla del Arga al salir de Puente la Reina hasta Mañeru. El resto del camino hasta Estella discurre por sendas entre campos de cereales y viñedos, cruzándose varias veces con la A-12 en pasos subterráneos.

Saliendo de Pamplona por la universidad cogeremos un camino tranquilo que cruza un parque fluvial y, en una ligera rampa, llegamos hasta Cizur Menor. Abandonamos el núcleo residencial y comenzamos a subir hacia el Alto del Perdón por una pista de tierra primero y un camino de hierba después, con una pendiente media del 2%. Al terminar el camino de hierba, un poco antes del octavo kilómetro de nuestra etapa, dejamos a la izquierda Guenduláin, hoy deshabitado.

Aquí la pendiente se irá haciendo cada vez más elevada. Desde Guenduláin hasta Zariquiegui la media de inclinación de subida será de cerca del 5%. Al llegar a Zariquiegui estaremos a pie del pico del Monte del Perdón (1034 m) y veremos delante de nosotros la rampa que nos llevará al alto que nosotros alcanzaremos en esta ruta, con una cota de 780 m.

Ciclista subiendo el Alto del Perdón

Subida al Alto del Perdón (foto cedida por Paul Quayle)

Para llegar al Alto del Perdón desde Zariquiegui salvaremos una diferencia de cota de 125 m en menos de 2,5 km, siguiendo una rampa que puede alcanzar en momentos puntales el 15% de inclinación. Esta subida a veces se puede hacer más dura si hay mucho viento, circunstancia que no es inusual. De hecho, el sonido de los molinos eólicos moviéndose con el aire nos acompañará durante todo este camino.

Al llegar al Alto del Perdón podemos parar a descansar admirando las vistas. Hacia nuestra derecha, veremos el valle que cruzaremos hasta Estella, todo una estampa de campos de cereales salpicados de pequeñas poblaciones.

Vistas desde el Alto del Perdón

Vistas desde el Alto del Perdón (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

Con la bajada desde el Alto del Perdón hay que tener mucho cuidado, sobre todo si llueve. Es dificultosa porque puede tener una inclinación de hasta el 12,5% (aunque la media será de un 7%) y el terreno es poco firme. Hay bastante piedra suelta y puede hacer viento, lo que no ayuda al equilibrio. Si no tenéis mucha experiencia en bajadas complicadas y veis que la rueda empieza a deslizarse, no dudéis en bajaros y llevar la bici a vuestro lado ayudándoos de los frenos. El descenso es de unos 3,5 km por lo que no perderéis mucho tiempo. Si queréis abolir todo este tramo, coged antes del Alto del Perdón la N-111 y bordead el monte.

Sendero para bajar desde el Alto del Perdón

Sendero de bajada desde el Alto del Perdón (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

El descenso nos lleva directos hasta Uterga. Tras cruzar el pueblo vamos hacia Muruzábal, a donde llegaremos ya pasados los 18 km de ruta. Allí hay que coger una pista de tierra que sale hacia la derecha desde el pueblo. Tan sólo 2 km después de recorrer ese sendero llano, llegaremos a Obanos.

Más o menos entre Muruzábal y Obanos hay una parada que no nos podemos perder: la iglesia de Santa María de Eunate. Es un templo románico muy singular en un paraje despoblado, por el que bien vale la pena sumar unos kilómetros a la etapa. Para llegar a él tenemos que desviarnos en Muruzábal, cogiendo un camino diferente desde el centro del pueblo y recorriéndolo durante 2 km. No está muy bien señalizado por lo que se recomienda preguntar a los aldeanos. ¡Ya estarán más que acostumbrados a ver peregrinos dubitativos!

Templo de Santa María de Eunate

Templo de Santa María de Eunate (fotografía cedida en Flickr por Xabi M. Lezea bajo las siguientes condiciones)

Tras unos dos kilómetros llegamos a la iglesia. Cerca de este punto veremos cómo llegan también los peregrinos que hasta ahora han recorrido el Camino Aragonés, que empieza en Somport.

Desde la iglesia debemos coger el sendero en dirección oeste para llegar a Obanos, donde reengancharemos el camino con los que han seguido directos desde Muruzábal sin visitar la iglesia de Santa María de Eunate. Para salir de Obanos hay que pasar por un arco ojival de piedra y desde allí poco falta llegar a Puente la Reina, por una pista de tierra en ligera pendiente. Es un paseo muy agradable.

LLegamos al ecuador de nuestra ruta en Puente la Reina (22 km), una de las localidades más emblemáticas del camino. La atravesamos y salimos del pueblo por su famoso puente medieval, pasando sobre el mismo río que cruzamos al comenzar la etapa: el río Arga.

Puente medieval situado en Puente la Reina

Puente medieval en Puente la Reina (fotografía cedida en Flick por Aherrero bajo las siguientes condiciones)

Desde Puente la Reina a Estella el perfil es mucho más plano. Sólo encontraremos dos momentos de bastante rampa: al salir de Puente la Reina para ir a Mañeru y cuando crucemos el pueblo de Cirauqui, de empinadas calles medievales.

Tras salir de Puente la Reina subimos la rampa de 1,5 km entre pinos por una pista de tierra y llegamos a Mañeru. Cruzamos el pueblo y desde él vemos una senda de unos 2,5 km en perfil casi llano hasta Cirauqui. Este camino es muy bonito, discurre entre campos agrícolas en un ambiente muy tranquilo.

Al llegar a Cirauqui ya habremos pasado los 29 km recorridos en esta etapa. Esta población de origen medieval tiene calles muy empinadas. Tras cruzarlo, subiendo hasta el ayuntamiento para luego volver a bajar, debemos recorrer 5,5 km hasta llegar a Lorca.

Entrada a Cirauqui realizando el Camino Francés

Entrada en Cirauqui (fotografía cedida por Paul Quayle)

El trayecto Cirauqui-Lorca es muy tranquilo: perfil con inclinaciones suaves por pistas de tierra y asfalto que cruzan por diferentes pasos la A-12. Ya en Lorca nos quedan sólo 8,7 km para alcanzar Estella.

El paisaje seguirá siendo similar, con grandes plantaciones de cereal y viñedos delimitadas por pistas agrícolas y carreteras nacionales. Debemos pasar primero por Villatuerta, a 4,5 km de Lorca. Podemos ir por carretera (NA 1110, antes parte de la N-111) o cogerla para salir de Lorca y luego seguir por un sendero de tierra que nos lleva a cruzar un puente y un paso subterráneo para desembocar en Villatuerta.

Desde Villatuerta nos enfrentamos a los últimos 4 km, que recorreremos en una ligera pendiente, por lo que será un fin de etapa agradable. Con la misma dinámica, seguiremos por pistas agrícolas y deberemos pasar por un último puente y paso subterráneo. Y, al fin, Estella.

Camino de Puente la Reina a Estella

De Puente la Reina a Estella (fotografía cedida en Flickr por Antonio Periago Miñarro bajo las siguientes condiciones)

En resumen, aunque esta etapa se puede hacer entera por carretera local el sendero original es bastante asequible y por lo tanto Tournride os recomienda seguirlo. Únicamente hay que tener precaución entre los kilómetros 10 y 16 de nuestra ruta, cuando se sube y baja el Alto del Perdón. Si no os sentís seguros, podéis bordear el monte por carretera o bajaros de la bici y empujar en algunos momentos.

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Pamplona y Puente la Reina son puntos en los que mucha gente empieza el camino. Por si ese es vuestro caso, os damos opciones para llegar hasta allí:
  1. Cómo llegar a Pamplona:

Esta moderna ciudad cuenta con estación de autobuses, de tren y aeropuerto. Entre todas estas modalidades de transporte seguro que encontraréis alguna que os acerque hasta la ciudad.

2. Cómo llegar a Puente la Reina:

La mejor opción de transporte es el autobús. La compañía que más conexiones tiene es La Estellesa con salidas desde Irún (2h 45 min), Pamplona (30 min), Logroño (1h 30 min) y San Sebastián (1h 15 min). Conda y Avanza salen desde Pamplona.

También podéis ir en taxi, hay servicios especiales para peregrinos. Un taxi de 7 plazas desde Pamplona cuesta cerca de 30€.

*Recordad que en Tournride tenemos servicio de traslado de equipaje de principio a fin de camino. Decidnos donde comenzáis a pedalear y donde termináis: os dejaremos en vuestro alojamiento la bicicleta y nos llevamos el equipaje sobrante, que os esperará en el lugar que vosotros elijáis. Si tenéis alguna duda podéis consultar nuestra sección de preguntas frecuentes o poneros en contacto con nosotros.

  • Muchas de las poblaciones de etapa cuentan con albergues, por si os encontráis cansados y no llegáis hasta Estella. Hay albergues en Muruzábal, Mañeru, Cirauqui y Lorca y, por supuesto, en Puente la Reina. Como en esa localidad se junta nuestro camino con el aragonés, puede que haya muchos peregrinos. Los caminantes tienen preferencia sobre los ciclistas en los albergues. Por eso, si veis que todos están llenos pero queréis parar, sabed que hay un camping-albergue pasado el puente. También podéis seguir hasta Mañeru (a 5,2 km), aunque tendréis que salvar una rampa de 1,5 km. 
  • En esta etapa se pasa por muchas poblaciones y es una zona muy transitada por peregrinos, por lo que cuenta con muchos servicios. No tendréis problemas para conseguir provisiones y en el camino podréis acceder a bastantes consultorios médicos si fuese necesario. 

ITINERARIO DETALLADO Y PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

Hoy decimos adiós a una de las grandes ciudades que atravesaremos en nuestra aventura ciclista, pero lo hacemos para descubrir cosas maravillosas: localidades medievales tan emblemáticas como Puente la Reina o la especial iglesia románica de Santa María de Eunate. Nuestro camino seguirá estando salpicado por puentes de diferentes épocas y discurrirá entre grandes campos de cereales y viñedos.

DE PAMPLONA A ZARIQUIEGUI: NOS ADENTRAMOS EN EL CAMPO NAVARRO

Para salir de Pamplona debemos atravesar el campus universitario de la ciudad. Salimos por la Calle Mayor que nos lleva al Parque de la Taconera, el zoo en miniatura de los “pamplonicos”. Lo dejamos a nuestra derecha y seguimos por la Avenida Pío XII hasta la Avenida Sancho el Fuerte, donde giramos a la izquierda y luego en la primera a la derecha, por la calle Fuente de Hierro. Bajando esta calle nos dirigimos ya al campus universitario de Pamplona.

Seguimos recto y bajamos por la Calle Universidad, por el carril bici del campus. Al llegar a la rotonda donde los coches cruzan el río Arga, nosotros seguimos por el carril bici que se desvía la derecha en la primera salida de la rotonda. Cruzamos por el paso de cebra un poco más adelante y, ahora sí, pasamos por encima de Río Arga.

Para cruzar el río Arga pasamos sobre el puente de piedra de Acella Landa. Este puente, de tres metros de ancho, tiene un sólo arco de unos ocho metros de altura. Forma parte del parque fluvial de Pamplona.

Puente de Acella Landa en el ayuntamiento de Pamplona

Puente de Acella Landa (fotografía cedida por el Ayuntamiento de Pamplona)

Al cruzarlo, entramos directamente en el municipio de Cizur Menor. Tras seguir por la carretera durante menos de 2 km, pasando por encima de la autopista, llegamos al núcleo poblacional. Por su cercanía a Pamplona, esta localidad está muy urbanizada y funciona como lugar residencial anexo a la ciudad. A pesar de ello también tiene patrimonio de gran antigüedad, como la iglesia románica de San Miguel Arcángel.

Cruzamos de noreste a suroeste, por una gran urbanización. Después, unas flechas amarillas pintadas en unos pivotes y un miliario con la concha en la calle Zelaia nos indican el sendero del Camino Francés.

Camino que sale de Pamplona

Camino a la salida de Pamplona, rodeado de campos de cereal

Seguimos por el camino, viendo a nuestra izquierda grandes extensiones de campos de cereal y, a nuestra derecha, la zona urbanizada de Cizur Mayor. Casi 5 km de rampa que va endureciéndose progresivamente nos lleva entre campos agrícolas y nos hace dejar atrás Guenduláin para llegar a Zariquiegui.

Al entrar en Zariquiegui, nos encontramos a nuestra izquierda con la iglesia de San Andrés. De estilo románico, destaca su gran portada con varias arquivoltas y la decoración vegetal de sus capiteles. En el tímpano, al igual que ya vimos en la iglesia de Santiago de Roncesvalles, hay tallado un crismón. Como allí, es un  pictograma que representa a Cristo como principio y fin de todas las cosas mediante la primera y última letra del alfabeto griego.

Iglesia de San Andrés Zariquiegui

Iglesia de San Andrés en Zariquiegui (fotografía cedida en Flickr por Lucas Martínez Farrapeira bajo las siguientes condiciones)

CON EL EMPUJE DEL VIENTO HASTA EL ALTO DEL PERDÓN, LUGAR EMBLEMÁTICO DEL CAMINO FRANCÉS

La robustez que traslada este templo, que lleva recibiendo a peregrinos desde el S. XIII, nos da fuerzas para afrontar la subida al Alto del Perdón. Es una rampa de poco más de 2 km que no es especialmente fatigosa pero que puede endurecerse si hace mucho viento y, como ya dijimos, no es inusual que eso ocurra.

De hecho, al llegar a la cima del Alto del Perdón (780 m) veremos cómo en una de las figuras de la escultura que allí se encuentra puede leerse: “donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”. Esta escultura fue diseñada por el artista Vicente Galbete en 1996. El hecho de que se refiera al Camino de Santiago como el «de las estrellas», se relaciona con la leyenda del descubrimiento de los restos del apóstol. Se dice que el ermitaño que los descubrió lo hizo porque vio llover estrellas sobre un valle. De ahí el nombre de la ciudad y del camino: Santiago de Compostela sería Santiago del campus stellae. Es decir, del campo de estrellas.

Escultura en el Alto del Perdón con molinos de fondo

Detalle de la escultura en lo Alto del Perdón, con los molinos al fondo

En este caso, la alusión al “camino de las estrellas” también se refiere a lo que la propia escultura representa. Formada por diferentes formas de chapa, se puede ver a un grupo de peregrinos de distintas épocas dirigiéndose hacia Santiago guiados por la Vía Láctea.

En el Alto del Perdón también podemos ver un  marcador con las distancias a diferentes capitales mundiales y un murete con una hornacina vacía. Los restos de piedra recuerdan que antiguamente había allí un conjunto formado por una ermita y un hospital de peregrinos, abdicados a la Virgen del Perdón. La escultura de la Virgen hoy se encuentra en iglesia de Astrain. Se llevó allí en el S. XIX, cuando el ejército de Napoleón profanó la ermita durante la Guerra de la Independencia.

Pero lo que hace realmente especial al Alto del Perdón son las vistas que ofrece del paisaje navarro. Detrás de nosotros queda la cuenca de Pamplona y, por delante, vemos el Valle de Valdizarbe y sus colinas, tras las cuales se encuentra Puente la Reina.

Este es uno de los puntos más emblemáticos del Camino Francés. Su nombre recuerda el perdón integral de los pecados obtenido por la peregrinación, que ha sido un aliciente para la realización del Camino desde el Medioevo. Seguramente también en referencia a este sentido de la lucha contra los pecados surgió una leyenda que se sitúa en este lugar.

Vista desde el Alto del Perdón

Vistas desde el Alto del Perdón (fotografía cedida en Flickr por Giovanni Ricardi bajo las siguientes condiciones)

Se dice que el diablo trató de hacer comprar la voluntad de un peregrino sediento ofreciéndole agua de una fuente de esta sierra. Le pidió que, a cambio del agua, renegase de Dios, de la Virgen y de Santiago. Pero el caminante no cayó en la trampa y, finalmente, el propio apóstol se apareció milagrosamente para echar a Satanás.

BAJANDO CON CUIDADO AL VALLE DE VALDIZARBE. PRIMERAS PARADAS: UTERGA Y MURÚZABAL

Si seguimos por el sendero desde el Alto del Perdón bajaremos de la sierra por una pendiente de terreno poco firme. Es una bajada complicada. Alternativa: ir por carretera, no supone un gran desvío. 

Para ir por carretera cogemos la NA 6056 que pasa por el Alto del Perdón y hacemos la curva final para incorporarnos a la NA 1110. En menos de dos kilómetros giramos a la izquierda para enlazar con la NA 6016 que lleva directo hasta Uterga.

 Sea como sea, ¡en este caso todos los caminos nos llevan a Uterga! Entramos por la calle de la Asunción, donde está la iglesia que lleva su mismo nombre. Su solidez recuerda al de Zariquiegui pero este templo es posterior, del S. XVI. La torre y el pórtico, los dos elementos que más lo caracterizan, son del XVII y el XIX respectivamente. El soportal es de ladrillo rojizo y en frente de él hay un precioso olivo y unos bancos para sentarse. Otro buen lugar para hacer un pequeño descanso.

Vistas del pueblo de Uterga desde el Camino

Vistas de Uterga desde el camino de entrada (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

Salimos del pueblo por la calle de las Eras y en menos de 2,5 km por un sendero agrícola de perfil en ligera pendiente bajamos a Muruzábal. Desde este punto vamos a ir viendo cómo los campos de cereales dejan espacio también a los viñedos.

En sintonía con la introducción del viñedo en el paisaje, hallamos en Muruzábal una bodega que se puede visitar. Se encuentra en el Palacio de Muruzábal, una gran construcción de estilo barroco que se erigió como residencia de una importante familia navarra. Hoy en día en ella se embotella vino propio y, junto con la iglesia de San Esteban, es uno de los grandes atractivos del pueblo.

COGEMOS UN DESVÍO…. TODO SEA POR LA PAZ QUE TRANSMITE SANTA MARÍA DE EUNATE

Seáis o no grandes amantes del arte románico, desde Tournride os recomendamos que visitéis la iglesia de Santa María de Eunate. Es uno de esos lugares mágicos del Camino Francés, una construcción especial y maravillosa en el medio de hectáreas de campo agrícola.

Iglesida de Santa María de Eunate

Iglesia de Santa María de Eunate rodeada de campos de cereal y viñedos (fotografía cedida en Flickr por P1040058 bajo las siguientes condiciones)

En realidad, el desvío no aumenta tanto la distancia. Si vais directos desde Muruzábal a Obanos, recorreréis un sendero de 2 km. Si, en vez de eso, salís de Muruzábal en dirección sureste para llegar a la iglesia y luego vais a Obanos, sólo sumáis un kilómetro a vuestra ruta. ¡Vale la pena!

Eunate durante el Camino Francés

Detalle de la iglesia (fotografía cedida en Flickr por Zubitarra bajo las siguientes condiciones)

Son muchas las creencias y leyendas que rodean a este templo de forma tan característica. Santa María de Eunate es especial, sobre todo, por tres razones:

  • Su localización. Además de estar incluso hoy “en el medio de la nada”, está situada exactamente en lo que, según nuestro mapa político actual, es el centro de Navarra. Dicen los entendidos en el tema que está erigida en un lugar en el que confluyen diferentes flujos de energías.
  • La falta de documentación sobre la iglesia. A pesar de que la mayoría de expertos la datan en el S. XII y que forma parte del Camino de Santiago, casi no se menciona en casi ningún texto histórico. Extraño, ¿no creéis?
  • Su forma. La iglesia es románica y octogonal, lo que ya de por sí es raro. Pero, además, no es un octógono perfecto y se sabe que dada la calidad constructiva del edificio podrían haberlo hecho bien si hubiesen querido. Además, un pórtico exento de 33 arcos repite ese misma forma a su alrededor y nunca hubo una cubierta que lo uniese al edificio, ya que no hay marcas de sujeciones en la piedra. ¿Para qué construir entonces esos arcos? ¿Por qué no darle una forma perfecta al templo?
Vista de la Iglesia de Santa María de Eunate

Iglesia de Santa María de Eunate (fotografía cedida en Flickr por Gianfranco Petrella bajo las siguientes condiciones)

Muchas preguntas y pocas respuestas. Dado que la iglesia se parece en su forma al Santo Sepulcro, se dijo que podía tener relación con la Orden de los Templarios. Pero históricamente hablando, esto no tiene mucho sentido. Lo que sí se cree es que podía ser de la Orden de los Caballeros de San Juan, que atendían y protegían a los peregrinos. Esto se piensa porque se sabe que por esta zona tenían influencia y se han encontrado restos de enterramientos antiguos con conchas de vieira alrededor de la iglesia. Por eso una hipótesis es que en este lugar esta orden tenía un hospital de peregrinos.

Si fuese así, también podría ser que la torre central de la iglesia sirviese como faro. Al encender un fuego en ella se vería desde lejos y así los peregrinos no se perderían en el camino.

DESPUÉS DE UNA MÁGICA PARADA, RECORDAMOS LEYENDAS JACOBEAS EN OBANOS Y SALIMOS HACIA PUENTE LA REINA

Desde la iglesia de Santa María, cogemos un sendero de tierra en dirección oeste que en pocos metros desemboca en la carretera que lleva a Puente la Reina. Pero, antes de llegar, dejaremos a nuestra derecha Obanos.

Para los que deciden no ir a ver la iglesia de Eunate y por lo tanto pasan por esta localidad o, también, para los curiosos que decidan parar en ella para conocerla, os dejamos aquí un poco de información sobre este lugar.

Obanos es una localidad con una gran tradición jacobea. De hecho, la fiesta más importante del pueblo es cada dos años y consiste en una representación teatral en la que participan más de 600 personas y en la que se escenifica una leyenda del Camino de Santiago. Según el llamado “Misterio de Obanos”, un duque peregrinaba con su mujer cuando pasaron por el pueblo y esta decidió quedarse allí a ayudar en el hospital de peregrinos. Su marido se enfadó tanto por su decisión que terminó matándola y lloró por ello durante el resto de su camino. Después, volvió al pueblo y se recluyó hasta morir en la ermita de Arnotegui, que aún existe hoy y se encuentra en las proximidades del pueblo.  

Fachada de la iglesia de San Juan Bautista en Obanos

Fachada occidental de la iglesia de San Juan Bautista en Obanos (fotografía cedida en Flickr por Zubitarra bajo las siguientes condiciones)

Arquitectónicamente, Obanos se caracteriza por sus calles empedradas y la belleza de algunas de sus casas y edificios civiles, con grandes arcadas de piedra. Las más conocidas son la Casa Muzqui, Tximonco o Cildoz.

Como patrimonio religioso cabe mencionar la iglesia de San Juan Bautista y la ermita de San Salvador. En realidad, es a sus pies en donde confluyen las dos variantes del camino francés (la que comienza en Somport y la de Roncesvalles). A veces se dice que los dos caminos se juntan en Puente la Reina, ya que muchos peregrinos pasan por Obanos bordeándolo y por lo tanto se juntan con el resto en la siguiente parada.

La iglesia de San Juan Bautista es de 1912, de estilo neogótico. Su asimetría se debe a que reutilizaron algunas de las partes de la iglesia gótica anterior, por eso sólo tiene una torre. La portada también es del S. XIV. En el interior, una gran nave recubierta de baldosas blancas acoge a los visitantes, con un retablo en el ábside, del S. XVII.

Al salir del pueblo, no nos perderemos gracias a la escasa originalidad de los nombres de las calles: tanto cogiendo la calle Peregrinos de Compostela como la del Camino de Santiago desembocaremos en la NA-6064, que tras girar a la izquierda para coger la NA-1110 nos llevará directos a Puente la Reina.

ECUADOR DE RUTA… ¡LA EMBLEMÁTICA PUENTE LA REINA!

A la entrada de Puente la Reina nos recibe un monumento al camino en forma de peregrino. Desde 1965 da la bienvenida a todos los visitantes sobre una base en la que se puede leer: “Y desde aquí todos los caminos a Santiago se hacen uno solo”. Aunque nosotros ya sabemos que, siendo estrictos, no es allí donde confluyen sino en nuestra ya visitada población de Obanos.

Monumento al peregrino en la entrada de Puente la Reina

Base del monumento al peregrino a la entrada de Puente la Reina

Ya hemos pasado por otras poblaciones con gran parte de su historia ligada al Camino de Santiago. Pero, nunca mejor dicho, podemos decir que esta es la “reina” de todas: nacida por y para los peregrinos. Otros pueblos que pasamos surgieron gracias a su cercanía a un hospital de peregrinos o a un monasterio, pero Puente la Reina es un pueblo cuya vértebra principal es el propio camino y que, además, conserva esa trama urbana original de “pueblo-calle”.

Por tanto, refleja en su entramado urbano su propia historia. Sus principales calles son paralelas a la calle Mayor, el propio camino de Santiago. En el medio de ella está la playa Mayor y, lo que hoy son las calles del “cerco nuevo” y “cerco viejo” que cierran la zona vieja, antiguamente eran la propia muralla. Todo se cierra creando un rectángulo casi perfecto.

Imagen del puente medieval de salida de Puente la Reina

Imagen del puente medieval de salida de Puente la Reina (fotografía cedida en Flickr por Victor Rivera bajo las siguientes condiciones)

De hecho, sus habitantes originales fueron los “francos”, esos extranjeros que entraban por Francia en la península de los que ya hemos hablado previamente. El rey Alfonso I les dio una “carta puebla” para promover la fundación de la ciudad, es decir, les dio una serie de facilidades de comercio e impuestos a cambio de que se asentasen en ese lugar.

La razón de esto es que en el S. XII se estaba ganando territorio a los árabes y una forma de asegurarlo era crear poblaciones en los territorios que volvían a ser de la Corona. En el punto en el que hoy está Puente la Reina, unos años antes la Reina Doña Mayor había mandado construir un gran puente de piedra para que los peregrinos pudiesen salvar el río Arga. En los bordes del Camino, al lado de ese puente y en el tranquilo valle de Valdizarbe; el rey Alfonso I halló un buen lugar para un nuevo asentamiento.

El pueblo se creó teniendo como eje el Camino y durante los siguientes dos siglos el peregrinaje a Santiago fue un gran “fenómeno de masas” medieval y esta localidad creció en torno a esa calle principal: surgieron iglesias, hospitales de peregrinos y comercios para los caminantes. Incluso el monje Aymeric Picaud, el creador de la primera “guía” del mundo occidental, menciona el lugar en el Códice Calixtino como punto de confluencia del Camino Aragonés con los tres que entraban por Saint Jean Pied de Port.

Hoy toda esa superposición de historia en piedra se encuentra en un estado de conservación excepcional para disfrute de los peregrinos que, casi mil años después, la siguen visitando.

Nada más entrar en la localidad, siguiendo el letrero jacobeo que desde la carretera nos señala a la izquierda, nos encontramos con un recuerdo pétreo de la antigüedad del lugar: la iglesia románica del Crucifijo. De finales del S. XII, nació como parte del complejo del antiguo hospital de peregrinos (hoy un colegio) y debe su nombre a la antigua Cofradía del Crucifijo que desde el S. XV gestionaba el hospital.

Cristo en la iglesia del Crucifijo

Imagen del Cristo en la iglesia del Crucifijo (fotografía cedida en Flickr por Antonio Periago Miñarro)

Pero además, en el interior de la iglesia, hay un gran crucifijo gótico de principios del S. XIV, que maravilla tanto por su tamaño como por su originalidad. En vez de tener forma de “T”, Cristo se aguanta sobre una gran “Y” tallada de forma que la cruz parece estar formada por unos grandes troncos al natural. La escultura de Jesús da buena cuenta de los cambios experimentados del románico al gótico: es un Cristo realista y naturalista, que da impresión de gravidez y cubierto por unos grandes paños de tela que le dan mucho dinamismo. A pesar de su gran tamaño hay corrección en la proporción y, además, la finura en la talla de cada rasgo nos transmite sensación de dolor y pena. Una de las grandes obras de la imaginería gótica.

Hay diferentes especulaciones acerca del origen de este Cristo crucificado. Unos lo relacionan con la Orden Templaria y otros dicen que fue un regalo de unos alemanes que cargaron con la talla durante toda su peregrinación y que la terminaron dando como regalo al hospital de peregrinos.

La calle del Crucifijo nos lleva directos a la Calle Mayor. En ella veremos bullir toda una vida en torno a los peregrinos, en forma de comercios en bajos de grandes casas de piedra, con balcones forjados en hierro y grandes puertas arcadas. Al recorrerla encontraremos tres puntos que merece la pena pararse a visitar: la iglesia de Santiago, la Playa Mayor y la iglesia de San Pedro.

Calle mayor en Puente la Reina

Calle mayor en Puente la Reina (fotografía cedida en Flickr por Zubitarra bajo las siguientes condiciones)

La iglesia de Santiago fue construida de manera casi coetánea a la del Crucifijo, pero hoy es mucho más grande debido a las sucesivas reformas que fue experimentando. También por ello podemos encontrar una mezcla de diferentes estilos en ella: desde románico hasta gótico tardío y renacentista. 

En el interior, las bóvedas de la nave principal crean complicadas formas estrelladas con sus nervios. Se sujetan por enormes pilares renacentistas. Además, dentro de este templo vamos a poder ver una de las tallas más famosas del Camino, de la que ya tuvimos un aperitivo en forma de copia en nuestra visita a Roncesvalles: la escultura de Santiago “Beltza” o Santiago “Negro”. Aunque en todo el Camino Francés se pueden ver más de 300 tallas del apóstol, esta es una de las más conocidas y admiradas. Se le llama el “negro” (beltza en euskera) porque antes de que se restaurase su tez era de ese color.

Saliendo de la iglesia, seguimos por la calle Mayor y llegamos a la plaza principal del pueblo. Un buen lugar para hacer una parada si lo necesitamos, cobijándonos bajo su galería porticada. Adornan el lugar los bonitos edificios que le dan forma, especialmente la llamada “Casa de los Cubiertos”.

Seguimos por la calle Mayor y, antes de abandonar el pueblo, pasamos por la iglesia de San Pedro. Esta es más moderna que las otras dos, del S. XVI, aunque tiene una capilla de origen gótico junto con otras tres barrocas. Lo más destacable de este templo es un retablo y una talla de la Virgen. La escultura solía estar un hueco del puente medieval que da salida al pueblo, y se le llama Virgen del Txori (“pajarito” en euskera) porque supuestamente una pequeña ave le lavaba la cara todos los días con agua que cogía del río con su pico.

Tras dejar la calle Mayor detrás de nosotros llegamos al gran puente medieval que nos despide de Puente la Reina y da el pistoletazo de salida a la segunda mitad de nuestra etapa.

Esta maravillosa construcción medieval fue encargada en el S. XI por la reina Doña Mayor, esposa del rey de Navarra. Aunque la mayoría de estudiosos defienden que el nombre de la villa se debe a este hecho, hay otros que creen que dado que el río Arga se denominaba “runa” en vasco, podría ser derivado de “pons rune” (puente sobre el Arga).

Puente localizado a la salida de Puente la Reina

Puente a la salida de Puente la Reina

El puente de piedra tiene 5 grandes pilares con tajamar que sostienen 6 arcos de medio punto. El arco central es más grande y el más oriental no es visible hoy en día porque ha quedado enterrado. Antiguamente el puente tenía tres torres y en una de ellas era donde estaba el hueco en donde se encontraba la Virgen del txori, que según la leyenda lavaba un pajarito con agua de su pico.

A MAÑERU Y CIRAUQUI POR SENDEROS AGRÍCOLAS: FOTOS «DE POSTAL» PARA NUESTRO CAMINO

Salimos de Puente la Reina cruzando su puente medieval y después giramos a la izquierda. Cruzamos un paso de cebra que nos introduce en el barrio de Zubiurrutia, el llamado “barrio de las monjas” por tener desde el S. XIII un convento de agustinas. El río Arga nos sigue paralelo a nuestra izquierda, y así continuamos recto hasta pasar la depuradora. Un gran pinar en terreno inclinado ocupa el espacio entre el río y la autovía A-12, la Autovía del Camino.

Vista de Mañeru

Vista de Mañeru (fotografía cedida en Flickr por Malditofriki bajo las siguientes condiciones)

Para llevar a Mañeru, que se encuentra al lado de la autovía, tendremos que subir esa rampa entre pinos. No es una cuesta muy larga y además es el último gran esfuerzo de esta etapa pero aún quedan más de 20 km por delante por lo que, si estáis cansados, no dudéis en subirla empujando la bicicleta.

Llegamos a Mañeru, delimitado por la A-12 por el norte. Cruzamos el pueblo por su parte sur y, al salir de la villa, una de las vistas más entrañables del camino se abrirá ante nosotros. Todo un sendero de tierra entre campos de cereal y viñedos y, al fondo, Cirauqui.

Mañeru es una pintoresca villa de origen medieval de menos de 500 habitantes. Al igual que nuestra siguiente parada, Cirauqui, también conserva su trazado medieval asentado sobre una colina. Este pueblo tiene una gran tradición vinícola, aunque hoy en día el cultivo destinado a viñedos a perdido terreno en favor del de cereal. Aún así, se sigue haciendo un vino denominado “Belardi” y producido de forma cooperativa.

Calle estrecha en el pueblo de Mañeru

Calle estrecha en Mañeru (fotografía cedida en Flickr por Malditofriki bajo las siguientes condiciones)

Durante la Edad Media el pueblo estuvo bajo el control de la Orden de San Juan y luego pasó a depender de Puente la Reina vinculado al monasterio del Crucifijo. También fue escenario de la primera Guerra Carlista. Hoy en día podemos encontrar en Mañeru todos los servicios que necesitemos.

Tras cruzar el pueblo por sus estrechas calles y pasar por la gran plaza de los Fueros, salimos por la zona del cementerio hacia Cirauqui. Para llegar hasta allí, recorremos 2,5 km de sendero agrícola entre grandes campos

Al llegar a Cirauqui tenemos que afrontar la última gran rampa del día, ya que cruzar el pueblo supone recorrer sus calles empinadas, entrando por lo que queda de la antigua muralla hasta alcanzar el ayuntamiento. Antes de llegar a la casa consistorial, desde Tournride os recomendamos que os bajéis de la bici durante unos minutos para visitar la iglesia de San Román.

Llegada a Cirauqui por un sendero

Sendero de llegada a Cirauqui (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

Esta iglesia se construyó en el S. XII y pertenecía al monasterio de San Millán de la Cogolla (como toda la villa). A pesar de que ha sufrido muchas adiciones y reformas, conserva intacta su puerta sur. Esta portada es muy interesante porque es una muestra de la mezcla de tres influencias diferentes que podían encontrarse a finales del S. XII en la península ibérica: tiene elementos de la escultura románica, de la manera de hacer portadas de la orden del Císter y, también, decoraciones que recuerdan al mundo árabe. Toda una conjunción de corrientes.

Entrada a la iglesia de San Román

Portada de la iglesia de San Román (fotografía cedida en Flickr por Jose Antonio Gil Martínez bajo las siguientes condiciones)

Mencionar que hay una posibilidad de itinerario señalizado a la entrada de Cirauqui que bordea el pueblo en vez de atravesarlo. Precisamente, está pensado para los ciclistas que quieran ahorrarse las rampas de la localidad.

DE CIRAUQUI A LORCA LA COSA VA DE INGENIERÍA: DESDE CALZADAS ROMANAS A PUENTES MEDIEVALES Y MODERNOS ACUEDUCTOS

El sendero que tomamos al salir de Cirauqui es parte de una antigua calzada romana y nos lleva directos a un puente del S. XVIII, construido sobre otro previo que también era romano. Rodando sobre este camino tan antiguo llegamos en unos metros a un paso superior sobre una de la calzada más moderna del Navarra, la autovía A-12 o «del Camino».

Cruzamos el paso y seguimos el camino durante casi tres kilómetros, siempre con la autovía a nuestra izquierda. Después, debemos volver a cruzar la autopista por un paso subterráneo. Llegamos en una rotonda donde giramos a la derecha para coger la carretera NA-7171, que cruza de nuevo la A-12 por debajo. Tras pedalear durante unos 500 metros veremos una gran estructura que cruza la NA-7171 por encima de nosotros: es el viaducto de Alloz.

Viaducto de Alloz

Viaducto de Alloz

El viaducto de Alloz fue diseñado por Eduardo Torroja en 1939. Seguro que a muchos no les suena su nombre, aunque sí el de su nieta: Ana Torroja, la cantante del desaparecido grupo Mecano. Aún así, no debemos olvidarnos de este gran ingeniero español, considerado uno de los grandes maestros y artistas del hormigón armado del S. XX. Diseñó esta gran estructura para llevar el agua desde el embalse de Mañeru y hoy sigue en pie cumpliendo su función y habiéndose convertido ya en un aliciente para la realización del Camino de Santiago por Navarra.

Unos metros más adelante después de pasar el viaducto, sale un camino de tierra a la izquierda desde la carretera. Al cogerlo llegaremos directos a otra obra de ingeniería, esta vez vez medieval, el puente que cruza el río Salado.

Este puente se sustenta sobre dos arcos y es mencionado en el Códice Calixtino. Avisa en su libro el monje Picaud a todos los peregrinos de que tengan cuidado, porque dice que aquí aprovechaban los bandidos para asaltar a los caminantes. Apostados en la ribera del río y afilando sus cuchillos, les decían a los peregrinos que les diesen a sus caballos de beber del agua del río que, por lo salada que era, los mataba. Después, degollaban a los caballos y le quitaban las pertenencias a sus dueños.

ÚLTIMOS 10 KM… ¡FALTA POCO PARA ALCANZAR ESTELLA! PASAMOS POR LORCA Y VILLATUERTA

Tras cruzar el puente giramos a la izquierda y seguimos por una pista de tierra hasta volver a pasar por un túnel que cruza, de nuevo, la A-12. Al salir del paso subterráneo veremos una pista asfaltada que nos llevará directos hasta Lorca (kilómetro 36 de ruta), que cruzaremos de este a oeste por la Calle Mayor.

Como muchas de las poblaciones de la zona, esta localidad en la que hoy habitan menos de 100 personas tiene su historia muy ligada al Camino de Santiago. Hace más de 900 años ya contaba con un hospital de peregrinos y hoy tiene dos albergues privados.

Puente de salida de Lorca

Puente de salida de Lorca (fotografía cedida en Flickr por Elcaminodesantiago0920 bajo las siguientes condiciones)

Salimos por la calle mayor de Lorca para emprender los últimos 9,5 km de ruta hasta Estella. Pero primero debemos recorrer unos 4,5 km hasta Villatuerta. Tenemos dos opciones de itinerario:

  • Ir por la carretera NA-1110.
  • Coger un sendero de tierra que aparece a nuestra izquierda al salir de Lorca y seguir entre sendas de cultivos y viñedos. Tras cruzar otro paso subterráneo por debajo de la autopista, llegaremos a Villatuerta.

Si cogéis la segunda opción, veréis que hay un área de descanso justo antes de pasar el túnel que cruza la autovía. Allí se ha instalado un monumento en honor a una canadiense que murió en el 2002 cuando peregrinaba a Santiago.

LLEGAMOS A VILLATUERTA Y EMPRENDEMOS LOS ÚLTIMOS PASOS A ESTELLA

Villatuerta está dividido en dos por el río Irantzu y para cruzarlo debemos seguir las calles hasta llegar a un puente de piedra de origen medieval. Como el de Puente la Reina, es más alto en el centro que en los extremos. A esto se le llama puentes “tipo dromedario”. Aunque, claro está, este es mucho más pequeño.

Puente de Villatuerta

Puente de Villatuerta (fotografía cedida en Flickr por Jose Antonio Gil Martínez bajo las siguientes condiciones)

El otro monumento resaltable es el templo de la Asunción. Antiguamente había otra iglesia tardorrománica en su lugar, pero se incendió en el S. XIV y por ello se construyó el templo gótico que vemos hoy en día. Destaca, sobre todo, su interior. Está muy decorado, teniendo incluso restos de pinturas murales.

Salimos del pueblo por el noroeste, por el “Camino de Estella”. Cruzamos un paso de cebra y llegamos a una senda de tierra. Cuando veamos la carretera (NA 1110) giramos a la izquierda para, por un corto camino, llegar a la ermita de San Miguel.

Este templo es casi de obligatoria visita para los que realizan el Camino Francés. Se alza como un fuerte, una enorme mole de piedra rodeada de campos. Es el primer templo prerrománico que veremos en nuestra ruta y, en su interior, muchos peregrinos dejan papeles con deseos y descansan un rato, disfrutando de la paz que transmite el lugar y maravillándose con su espléndido retablo de cobre dorado con piedras semi-preciosas. Toda una joya medieval.

Además de ser una parada tradicional para los peregrinos, el templo también se relaciona con ritos para la fertilidad o para curar dolores. Las mujeres que querían quedarse embarazadas se sentaban en una piedra y oían misa. También, en la capilla central hay un pequeño orificio y la gente metía en él la cabeza para curar dolores crónicos.

Dejamos esta iglesia tan especial y volvemos al camino, ¡ya falta muy poco! Para volver a la ruta hay que retroceder un poco, cogiendo de vuelta el sendero corto que nos llevó a la ermita. De vuelta en el camino, nos queda cruzar un último paso subterráneo por la A-12 para llegar a Estella.

Al pasarlo, seguimos y vemos un puente que cruza el río Ega y por, fin, entramos siguiendo la calle Curtidores entramos por el sureste a Estella.  

UN PASEO POR ESTELLA

Como siempre, en Tournride os proponemos un paseo de una tarde para que sepáis qué ver y qué hacer en Estella, vuestro fin de etapa. Podéis ver el itinerario del paseo aquí. ¡Son sólo 35 minutos caminando en total y podréis conocer muchos monumentos de la villa!

Primero, un poco de historia sobre la conocida como «Toledo del Norte»

El hecho de que el Camino de Santiago pase por Estella se debe a una decisión del rey Sancho Ramírez. En el año 1090 decidió que la ruta se desviase hasta el río Ega que cruza la población y le dio un fuero a los francos para que desarrollasen allí sus actividades. Con el gran fenómeno en el que se convirtió la peregrinación en los siglos siguientes, grandes construcciones fueron desarrollándose en Estella.

El desarrollo de la ciudad hizo que apareciesen diferentes barrios, siendo también muy importante la comunidad judía del lugar (hasta que se expulsó a los judíos de España en 1492). Además, hay que tener en cuenta que todo el movimiento de la peregrinación conllevaba la expansión de corrientes artísticas, lo que se plasmaba en las poblaciones del Camino. El monumental resultado de todo esto en Estella hace que muchas veces se le denomine “la Toledo del Norte”.

Casas en la ribera del río Ega a su paso por el Camino de Santiago en bici

Casas en la ribera del río Ega (fotografía cedida en Flickr por Miguel Ángel García bajo las siguientes condiciones)

Nos vamos de paseo, ¡mucho que admirar en tan sólo media hora!

Al entrar en Estella, ya sea por la NA-1110 o por el sendero original, desembocaréis en la calle Curtidores. En ella ya hallaréis un albergue municipal en el que podréis descansar, pero si está lleno siempre podéis intentar buscar un sitio en los otros cuatro albergues del pueblo (ver más sobre alojamientos en los consejos prácticos de etapa).

Calle Curtidores

Calle Curtidores (fotografía cedida en Flickr por Alex Bikfalvi bajo las siguientes condiciones)

En las cercanías de la calle Curtidores, ya encontramos un punto con varios monumentos de interés: la iglesia del Santo Sepulcro, el convento de Santo Domingo, la iglesia de Santa María Jus del Castillo y, siguiendo la calle por la vera del río; el Palacio de los Reyes de Navarra.

La iglesia del Santo Sepulcro es lo primero que veremos al entrar en Estella. Durante la Edad Media era el templo principal de unos de los barrios o burgos que constituían la localidad. Hoy podemos ver las diferentes influencias que dejaron mella en su fábrica desde el S. XII. Sólo una de las naves es de ese siglo y la mayoría de lo que queda es del S. XIV (gótico). Destaca sobre todo la portada principal, con 12 arquivoltas que forman una enorme puerta abocinada. Tiene mucha decoración, destacando una figura de Santiago vestido de peregrino.

Entrada a la iglesia del Santo Sepulcro

Portada de la iglesia del Santo Sepulcro (fotografía cedida en Flickr por Magnus bajo las siguientes condiciones)

Casi pegados, están el convento de Santo Domingo y la iglesia de Santa María Jus del Castillo. Para ir de uno a otro volveremos a la calle Curtidores y veremos el puente Picudo sobre el río Ega, otro ejemplo del tipo «dromedario».

Puente Picudo en Estella, parada del camino francés en bici

Puente picudo (fotografía cedida en Flickr por Hans-Jakob Weinz bajo las siguientes condiciones)

El convento de Santo Domingo refleja la importancia de la relación que en el Medioevo tenían la Iglesia y la Corona. Fue el rey de Navarra quien ordenó y pagó la construcción pero los dominicos, que lo iban a ocupar, dieron beneficios a los fieles y colaboraron en su mantenimiento. Debido a la crudeza de la guerra de la Independencia ante Napoléon, los monjes huyen del convento y aunque luego se vuelve a habitar de manera intermitente, con la desamortización de 1939 se abandona y queda en desuso, hasta que a mediados de siglo sólo quedaban las paredes. En los 60 y 70 se rehabilitó y hoy funciona como residencia de ancianos, por lo que no puede ser visitado en el interior.

Casi adyacente a la actual residencia está la iglesia de Santa María Jus del Castillo. Antiguamente, en el lugar en el que se encuentra, había una sinagoga. En el S. XII se ocupa ese solar y se construye este templo cristiano, que mantiene su función de iglesia hasta el S. XVII. Aunque en un principio se denominaba iglesia de Santa María y de Todos los Santos, con la construcción del castillo de Zalatambor en un alto cercano, se le comienza a conocer como la iglesia “bajo el castillo” (“jus” del Castillo, en euskera). Comienza luego un proceso de deterioro que se detiene cuando a finales del S. XX se decide usar ese espacio tan valioso artístisca e históricamente como centro de Interpretación del Románico y del Camino de Santiago.

Si volvemos a la calle Curtidores llegaremos al Museo del Carlismo, que está justo al lado del albergue de peregrinos que ya mencionamos. Ocupa el espacio del antiguo palacio del Gobernador de Navarra, del S. XVII. Si os interesa la Historia Contemporánea seguro que encontraréis aquí un lugar en el disfrutar aprendiendo, ya que además de promover la investigación sobre el Carlismo, el museo  tiene un claro enfoque didáctico y pedagógico.

Entrada al Museo del Carlismo en Estella

Entrada al Museo del Carlismo (fotografía cedida en Flickr por Zumalakarregi Museoa bajo las siguientes condiciones)

El carlismo fue un movimiento político que apareció en el S. XIX en oposición al liberalismo. Mientras la nueva corriente política liberal quería sacar a los Borbones del poder y cambiar el sistema político y económico, los carlistas apostaban por un sistema más parecido al Antiguo Régimen en el que la Iglesia y la Corona tuviesen mucha presencia. Básicamente, se resume su esencia en el lema “Dios, Patria, Rey”. Lo curioso de este movimiento es que se alargó y evolucionó mucho con el tiempo, ya que incluso persistió hasta el final de la dictadura franquista. Además, durante el S. XIX los diferentes intentos de hacerse con el poder de sus seguidores desembocaron en tres guerras civiles diferentes.

Muchas de las zonas que hoy forman parte del Camino de Santiago en Navarra fueron escenario de batallas durante esas tres guerras carlistas, de ahí que se haya dedicado este espacio al estudio e investigación de este movimiento político.

Volviendo a la calle Curtidores, seguimos recorriéndola hacia el oeste y llegamos a la Plaza de San Martín. En ella hay una bonita fuente renacentista del S. XVI con árboles y bancos donde descansar admirando los dos monumentos que nos rodean: el palacio de los Reyes de Navarra, en la propia plaza y, al otro lado, la iglesia de San Pedro.

Fotografía antigua del Palacio de los Reyes de Navarra

Fotografía antigua del Palacio de los Reyes de Navarra (fotografía cedida en Flickr por Batto0 bajo las siguientes condiciones)

El palacio de los Reyes de Navarra es muy importante porque es el único resto que queda en Navarra de arquitectura civil de estilo románico. Como hemos visto hasta ahora, la mayoría de lo que queda de este movimiento de los S. XI-XIII se reduce a edificios religiosos. Pero, en este caso, podemos ver cómo se aplica en una construcción de carácter civil, aunque la función original del espacio no está clara. Hay algunos estudiosos que creen que allí se reunían los francos con poder que gobernaban los diferentes burgos de la antigua Estella. Otros creen que podría ser una gran bodega y granero con una sala para el gobernador del reino.

Independientemente de su función original, el edificio destaca por su conservación. Su fachada actual se divide en tres cuerpos horizontales con dos torreones. El cuerpo medio, de grandes ventanales, se apoya en una gran galería porticada. La parte superior es una ampliación del XVII. Hoy en día alberga el museo del artista Gustavo de Maetzu.

Enfrente de esa plaza se encuentra, en un nivel superior (hay unas escaleras y un ascensor para llegar) la iglesia más grande de la población y uno de los principales atractivos del lugar: la iglesia de San Pedro de la Rúa.

Vistas desde la iglesia de San Pedro de la Rúa

Vistas desde la iglesia de San Pedro de la Rúa (fotografía cedida en Flickr por Ignacio Gómez Cuesta bajo las siguientes condiciones)

Este templo ocupaba lo que era el centro de la ciudad medieval de Estella y de él destaca especialmente su claustro, muy decorado. Se encontraba al lado del antiguo castillo, de ahí su posición en un alto de la ladera, de fin defensivo. De hecho, la torre a los pies de la iglesia da al conjunto aspecto militar. Sus restos más antiguos son del S. XII y funcionó durante la Edad Media como cementerio de peregrinos.

Además de los restos del claustro, destaca su pórtico de entrada. Al igual que ya vimos en la iglesia de San Román de Cirauqui, las formas polilobuladas de este nos recuerdan la influencia del arte árabe que durante el S. XIII predominaba en el sur de la Península Ibérica.

Iglesia de San Pedro de la Rúa situada en Estella

Iglesia de San Pedro de la Rúa (fotografía cedida en Flickr por Jose Antonio Gil Martínez bajo las siguientes condiciones)

La subida a la iglesia vale la pena no sólo por ver el conjunto en sí mismo, sino también por las vistas que ofrece de Estella. Recomendamos que os paréis en las escaleras de bajada a la plaza y disfrutéis de un bonito atardecer con el paisaje navarro al fondo.

Reponemos fuerzas con buena gastronomía y lugares donde descansar

Después de tanto trasiego de etapa y turismo, estamos seguros de que estaréis deseando descansar y comer algo apetitoso. Estella es un buen lugar para ello, no en vano ya en el S. XII avisaba el monje Aymeric en su guía del Camino que era un lugar de “buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y toda clase de felicidad”.

Si sois de pescado, no podéis marcharos sin probar el bacalao al ajorriero, con verduritas y tomate. También podéis encontrar trucha cocinada de diferentes maneras. Los carnívoros encontrarán en los asados su gran aliado, sobre todo de cochinillo (buscad el “gorrín” en las cartas de los restaurantes) o de todo tipo de caza. Además, como toda la Comunidad de Navarra, destaca por la buena calidad de sus verduras.

Los golosos, sabed que hay varios comercios con mucha tradición pastelera en la villa. Tienen fama, sobre todo, los pasteles de hojaldre de Estella (“alpargatas”) y los bombones de chocolate.

Si preferís una opción más económica, podéis comprar algo de comer y disfrutarlo haciendo un picnic en el parque de los Llanos, a la vera del río Ega. Hay allí también unas pozas en las que uno se puede bañar y de las que se dicen que sus aguas son medicinales y tienen propiedades curativas.

Pero no os olvidéis de descansar bien tras este día repleto de descubrimientos… ¡Mañana cambiamos de comunidad y hacemos inmersión vinícola en La Rioja!

ETAPA 2: DE RONCESVALLES A PAMPLONA – CAMINO FRANCÉS EN BICICLETA

Distancia a Santiago: 753 km

Distancia en etapa: 48 km

Tiempo estimado: 4-5 horas

Cota mínima: 420 m

Cota máxima: 962 m

Dificultad de la ruta: media – alta

Lugares de interés: Bizkarreta, Zubiri, Villaba, Pamplona

Itinerario en Google Maps: Para ver el recorrido en Google Maps pincha aquí

Mapa de la etapa 2 de Roncesvalles a Pamplona

Pincha sobre la imagen para ampliar

Tras una primera etapa muy exigente a nivel físico pero que nos ha permitido disfrutar de un paisaje espectacular, comenzamos nuestra segunda jornada de pedaleo en una etapa de perfil quebradizo pero más sencillo.

Desde Roncesvalles a Pamplona atravesaremos bosques de hayas, robles y bojs; cruzaremos puentes medievales como el de La Rabia o el de Los Bandidos y disfrutaremos del encanto de pintorescas poblaciones como Zubiri o Villaba. Terminaremos el día “por la puerta grande”, como dicen los toreros de la primera gran ciudad que visitaremos en nuestro peregrinaje: Pamplona.

Vista aérea de Pamplona

Pamplona en vista aérea, con la Plaza del Castillo en el centro (fotografía cedida por Unai Pascual Loyarte en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Para ir desde Roncesvalles a Pamplona en bicicleta se puede seguir prácticamente durante toda la ruta el camino original por el que también van los peregrinos a pie. Eso sí, para poder hacerlo sin problemas es necesario tener una bicicleta de montaña apta para terrenos complicados. Esta etapa no es tan exigente a nivel físico como la anterior pero sí que tiene un perfil bastante accidentado y el terreno a veces no es muy firme.

En general, es más complicada a nivel técnico, aunque el esfuerzo físico sea menor que en la anterior. Si no tenéis una buena bicicleta, no estáis acostumbrados a hacer bajadas por terrenos pedregosos o lleváis excesivo peso en las alforjas siempre podéis desviaros en algunos tramos e ir por carretera.

Incluso, podéis hacer toda la etapa siguiendo la N135. Esta es una zona de tradición ciclista y los conductores están acostumbrados a compartir los carriles con gente en bicicleta.

A pesar de que muchas veces se quiera seguir en la medida de lo posible el sendero original, si creéis que os vais a sentir más cómodos abandonándolo en algunos puntos, desde Tournride os animamos a hacerlo. Como ya hemos dicho anteriormente, se trata de que el Camino resulte una experiencia gratificante, ajustando sus exigencias a nuestros tiempos y circunstancias específicas.

PERFIL Y RECORRIDO GENERAL DE ETAPA

Explicamos ahora de manera general el perfil de los tramos de la etapa Roncesvalles-Pamplona. Se trata de que os hagáis una idea de lo que os espera en este segundo día. 

Comenzamos recorriendo los 2,7 km que separan nuestro punto de inicio de Burguete, la localidad más próxima. Se desciende por una suave pendiente que atraviesa el bosque del Valle del Arga y se llega a Espinal, donde hay un camping que puede servirnos de alojamiento. Desde allí nos enfrentaremos a nuestra primera subida: alcanzaremos el Alto de Mezquiriz (960 m) superando una pendiente media del 4{f83b22b844ac07a43a3f1ef6a8e10c29cb09ae7d9fbb052eb44ad624a4f02ada} durante 1,7 km.

Paisaje de Espinal al Alto de Mezkiriz

Paisaje de Espinal al Alto de Mezkiriz (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Al llegar al Alto de Mezquiriz se cruza la N135 con el sendero original. Si decidimos seguir sin cogerla, nos enfrentaremos a la primera bajada con dificultad técnica. Bajamos por una pendiente por momentos bastante pronunciada que nos conducirá hasta un pequeño “salto” tras el que llegaremos a Bizkarreta. Desde allí nos espera la subida más dura del día, hacia el Alto de Erro. La diferencia de cota es de 120 metros. Aunque la pendiente media es de un 5{f83b22b844ac07a43a3f1ef6a8e10c29cb09ae7d9fbb052eb44ad624a4f02ada}, hay tramos con saltos bastante marcados. La rampa puede ser un poco complicada porque hay piedras sueltas. Arriba vuelve a cruzar la N135 y, si hasta este momento os habéis sentido inseguros en algún momento en el sendero original, recomendamos que la cojáis.

La bajada desde el Erro es la pendiente más difícil ya que es muy rápida. Tiene una media del 5{f83b22b844ac07a43a3f1ef6a8e10c29cb09ae7d9fbb052eb44ad624a4f02ada} de pendiente, pero el terreno no es nada firme y hay bastantes saltos. Bajando durante cerca de 4 km llegaremos a Zubiri, donde también hay alojamientos.

Desde Zubiri nos quedan unos 20 km de etapa que haremos sin perder de vista el río Arga. El terreno variará según el momento de la ruta. Comenzaremos con una suave bajada del 2{f83b22b844ac07a43a3f1ef6a8e10c29cb09ae7d9fbb052eb44ad624a4f02ada} por una pista que cambiará de asfalto a grava o tierra hasta llegar a Larrasoaña primero y a Irotz después. Al pasar Larrasoaña, en Akerreta, nos encontraremos con una bajada corta pero rápida que nos exige precaución.

Camino hacia Zubiri

Camino hacia Zubiri (fotografía cedida por Malditofriki en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Tras pasar Irotz llegaremos a Zabaldika, donde nos encontraremos con que el camino se desdobla en dos:

– Siguiendo recto iremos por el sendero original que, tras una subida inicial, nos llevará por Arre y Villaba para terminar en Pamplona.

– Hacia la izquierda recorreremos una pista de cemento por un paseo fluvial muy bonito hasta Huarte y desde allí iremos directos al casco antiguo de Pamplona.

La segunda opción es más cómoda para los ciclistas, porque el terreno está mejor condicionado y es un fin de etapa tranquilo. Pero si elegimos la opción tradicional pasaremos por Villaba que, además de ser la localidad donde nació Miguel Induráin, también es un pueblo muy bonito.

Puente en la entrada de Villaba

Puente de entrada a Villaba (fotografía cedida por Javier Mendía García en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Así que, en resumen, en esta etapa tenemos tres opciones de itinerario:

  1. Seguir durante toda la ruta el sendero original, teniendo en cuenta que nos encontraremos con bajadas rápidas y algún salto de fuerte pendiente. Es el camino que nos exige más a nivel físico y técnico, sobre todo porque el terreno es poco firme.
  2. Hacer la etapa por carretera siguiendo la N135, lo que además de ahorrar 5 km de pedaleo nos hace seguir un perfil menos accidentado e ir siempre por asfalto.
  3. Intercalar el sendero original con la N135. Los dos itinerarios se cruzan en todas las poblaciones de la etapa y, además, en el Alto de Mezquiriz y en el Alto de Erro.

Si queréis seguir el sendero original pero queréis evitar los puntos más complicados, recomendamos que después de subir el alto de Mezquiriz cojáis las N135 hasta Zubiri y allí toméis de nuevo el trazado tradicional. Si llueve, recomendamos escoger la segunda o tercera opción.

En cuanto a qué opción de camino es mejor tomar desde Zabaldika para entrar en Pamplona, para los ciclistas suele ser preferible ir por Huarte. El paseo es bonito y mucho menos accidentado. Aunque si sois fans de Induráin quizás queráis homenajearlo pasando por el pintoresco pueblo que lo vio nacer.

Paseo de Huarte en la entrada de Pamplona

Paseo de Huarte a la entrada de Pamplona (fotografía cedida por Hans-Jakob Weinz en Flickr bajo las siguientes condiciones)

CONSEJOS PRÁCTICOS

  • Si comenzáis el camino en Roncesvalles y por lo tanto esta es vuestra primera etapa, os ayudamos a llegar hasta allí. Lo mejor es ir hasta Pamplona en tren, avión o autobús y, una vez en la ciudad, escoger una de las siguientes opciones:
  • Ir en autobús. Los billetes se compran en taquilla en la propia estación y cuestan cerca de 6 € (más otros 6€ por cada bicicleta).
  • Ir en taxi. Si lo cogéis en el centro de Pamplona, el precio medio es de unos 60 € hasta Roncesvalles (en sábados y festivos cuesta 10 ó 15 € más). También podéis usar el servicio de compartir taxi para peregrinos de una de las compañías de la ciudad. Ponéis desde dónde salís y a qué hora queréis compartir y el sistema organiza la salida.
  • En el albergue de Roncesvalles se puede reservar plaza antes de ir, pero se debe pagar por adelantado con tarjeta de crédito o transferencia bancaria. Os darán toda la información si antes escribís un correo a info@alberguederoncesvalles.com
  • Aunque hemos avisado de que el perfil de esta etapa es accidentado, tampoco queremos asustaros. Puede hacerse con una buena bicicleta de montaña. Simplemente, tened cuidado en la bajada desde el Alto de Erro y con la rampa rápida que hay entre Akerreta y Zuriáin.
  • La N135 nos facilita coger la carretera en cualquier momento pero también crea peligros, cuidado con los cruces de sendero y carretera que exigen precaución para evitar accidentes.
  • Durante esta etapa encontraremos muchas poblaciones y, con ellas, lugares de alojamiento en los que podemos quedarnos si nos encontramos cansados. El paso por ellas también facilita el aprovisionamiento, hallaremos bastantes fuentes para reponer agua y lugares para comprar comida.

PATRIMONIO NATURAL, HISTÓRICO Y CULTURAL E ITINERARIO DETALLADO

En esta segunda etapa atravesaremos dos valles: el Valle del Erro entre los altos Mezkiriz y Erro y el Valle de Esteribar entre Zubiri y Pamplona. La configuración del terreno y la climatología de la zona han propiciado que toda esta zona haya sido poblada desde muchos siglos atrás. De hecho, algunas de las localidades por las que pasaremos son de fundación medieval y su crecimiento se debe al Camino de Santiago.

Árbol en el Valle del Erro

Árbol en el Valle del Erro (fotografía cedida por Jose María Miñarro en Flickr bajo las siguientes condiciones, habiendo sido modificada)

COMENZAMOS EN RONCESVALLES CON UNO

DE LOS MISTERIOS DEL CAMINO…

Ya hemos comentado qué ver  en Roncesvalles en la etapa anterior en un corto paseo. Al poco de salir de por la N135 nos encontraremos con nuestro primer punto de interés: la “Cruz de los peregrinos”. Junto con la “Cruz de Ferro” de León, es la más famosa del Camino Francés y, aunque se sabe por qué está allí, no se sabe de quién o cuando se hizo.

Esta cruz se relaciona con muchos personajes legendarios y, a pesar de la sencillez de sus formas, muchos peregrinos se paran a dejarle una ofrenda. Su talla primitiva es gótica (de cerca del S. XIV) y en ella se puede ver a Jesús crucificado en la parte superior y a la Virgen con el Niño en la inferior. Las otras dos figuras serían la de los monarcas Sancho “el Fuerte” y Clemencia, su mujer.

Se sabe quién colocó la cruz en ese lugar, porque hay documentos que explican que en 1880 el prior de Roncesvalles, llamado Francisco Polit, mandó colocarla allí aprovechando restos de varias cruces diferentes. El origen de estos restos es lo que crea controversia: unos creen que tendría restos de la Cruz de Roldán (S. XV) y otros que sería parte de una talla de los tiempos del mismo Carlomagno (S. VIII). Lo cierto es que en el Códice Calixtino se dice que Carlomagno había hecho instalar una cruz en el Alto de Ibañeta, en los Pirineos, y puede que con sus restos se hiciese la que hoy vemos al salir de Roncesvalles.

PRIMERA SUBIDA: DE BURGUETE AL ALTO DE MEZKIRIZ

Con este misterio sin resolver continuamos nuestro camino y llegamos hasta la primera población: Burguete. Su nombre le viene de su origen como “burgo” (pueblo) dependiente del hospital de peregrinos de Roncesvalles. Como patrimonio resaltable, cabe destacar la iglesia de San Nicolás de Bari. A pesar de que la mayoría de lo que hoy vemos es el del S. XX, la fachada es barroca (S. XVII). Dentro hay un retablo, también barroco, que vale la pena pararse a admirar.

Peregrinos en bicicleta haciendo el Camino de Santiago en Burguete

Peregrinos en bicicleta en Burguete (fotografía cedida por Juan Pablo Olmo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Sendero del Camino de Santiago desde Burguete a Espinal

Camino de Burguete a Espinal (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Salimos de Burguete y seguimos hasta Espinal, un pequeño pueblo-calle. Está rodeado de un paisaje tan bonito que hasta Ernest Hemingway se refirió a él en su libro “Fiesta” de 1926. Recorremos su vía principal con casas abalconadas y más de ocho siglos de tradición jacobea y en ella veremos la iglesia de San Bartolomé. Destaca su puntiagudo tejado con ventanas abuhardilladas. Esta zona en general es famosa por la pesca de la trucha en el río Irati, así como por una gastronomía centrada en hongos y setas (sobre todo en otoño).

Pueblo de Espinal situado en el monte

Pueblo de Espinal entre el paisaje verde (fotografía cedida por Alex Bikfalvi en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Vacas pastando en Espinal

Paisaje de Espinal (fotografía cedida por Alex Bikfalvi en Flickr bajo las siguientes condiciones)

 

Saliendo de Espinal nos toca afrontar la subida al Alto de Mezkiriz. Al llegar arriba, nos encontraremos con una estela de piedra. En ella hay una talla de la Virgen con el Niño: es la llamada Virgen de Roncesvalles. La inscripción pide rezar un salve por la “reina”, la que ayuda a pasar la dificil etapa montañosa de los Pirineos y permite entrar en la “tierra de los navarros, rica en pan, leche y ganados”; como la describía el monje Aymeric en su “guía” del S. XII.

Esquela de la Virgen en el Alto de Mezkiriz

Esquela de la Virgen en el Alto de Mezkiriz (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

BAJAMOS CON CUIDADO DEL ALTO DE MEZKIRIZ A ZUBIRI

Bajando del Alto de Mezkiriz nos encontraremos con Ureta y llegaremos después a Bizkarreta. Esta población se fundó a principios del S. XII con el nombre de “biscaretum” y era muy importante porque tenía un gran hospital de peregrinos. Roncesvalles la fue eclipsando con el paso del tiempo y de su primitivo hospital sólo quedan unos restos, que veremos al lado del sendero.

Hoy, el principal punto de interés de Bizkarreta es la iglesia de San Pedro. De su fábrica inicial sólo tenemos la portada. Es románica, muy sencilla. Siguiendo las características de su estilo, los muros son gruesos y la decoración muy simple. En este caso, lo más resaltable son las tres arquivoltas que marcan el arco de su puerta principal. La mayoría de los elementos restantes de la iglesia son posteriores, del S. XVIII.  

Antes de la subida al Alto de Erro pasamos por Linzoáin. Este pequeño y pintoresco pueblo tiene como único monumento resaltable otra iglesia, la de San Saturnino, también románica y muy sencilla. Pero lo que lo hace especial es más bien su ambiente apacible, a la margen del río Erro y con grandes casas ganaderas. Se respira la tranquilidad del campo navarro.

Casa ganadera en el pueblo de Linzoain

Casa ganadera en Linzoain (fotografía cedida por Alex Bikfalvi bajo las siguientes condiciones)

Tras este respiro de paz, toca pasar el Alto de Erro. Por el camino encontraremos el monumento a un peregrino japonés que falleció haciendo el camino. Tras la bajada llegaremos a Zubiri, la capital administrativa del Valle de Esteribar y el único núcleo industrializado, especialmente por su gran fábrica de procesamiento de magnesita. Su nombre en Euskera significa “pueblo del puente”, de zubi (puente) e iri (pueblo) y es que el conocido como “Puente de la Rabia” es uno de sus grandes atractivos.

DE ZUBIRI A ZABALDIKA POR LARRASOAÑA: ¡LA COSA VA DE PUENTES!

Si estáis cansados, en Zubiri hay varios albergues que os pueden servir como lugar de parada de etapa. Podéis dormir en uno de ellos y pasar al día siguiente por Pamplona, que está a poco más de 20 km. Si no queréis parar, para seguir el camino no hay que entrar en Zubiri. Aún así, desde Tournride te recomendamos que te acerques a la entrada del pueblo para ver el Puente de la Rabia.

Puente de la rabia en el pueblo de Zubiri

Puente de la Rabia en Zubiri (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Este puente medieval cruza el río Arga. Su nombre deriva de una antigua tradición por la que los comerciantes hacían que sus animales diesen una vuelta alrededor del pilar central del puente. Se creía que esta columna tenía un poder sobrenatural que evitaba la enfermedad de la rabia. El puente sostiene el paso sobre dos grandes arcos de medio punto y sus pilares tienen unos tajamares de gran tamaño que alivian la presión de la corriente de agua. Desde el puente, podemos ver los grandes campos de cereal, el cultivo más importante del valle.

Zubiri, en sus orígenes, se constituía principalmente por el puente y una calle que lo unía con la iglesia de san Esteban y el hospital de Santa Magdalena. Hoy la iglesia es de nueva construcción porque la original se usó como cuartel militar durante las Guerras Carlistas del S. XIX y terminó siendo destruida. El hospital estaba al lado del puente, pero tampoco ha sido posible su conservación.

Pueblo de Zubiri

Zubiri (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Para continuar con la ruta volvemos sobre nuestros pasos desde Zubiri y, un kilómetro más adelante, nos encontramos con la empresa de magnesita enfrente de nosotros. La bordeamos por la carretera hasta llegar a la salida del área industrial. Puede que tengamos que sortear algunos escalones bajándonos de la bici. Un camino de piedra nos lleva hasta Illaratz, Ezkirotz (que en el S. X tenía un monasterio bastante importante) y termina en Larrasoaña.

El principal atractivo de Larrasoaña es el Puente de los Bandidos. Como el de la Rabia, también es medieval y cruza el río Arga. Se denomina así porque en este lugar solían ponerse los ladrones para asaltar a los peregrinos.  

Puente de los Bandidos situado en Larrasoaña

Puente de los bandidos en Larrasoaña (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Para seguir hasta Akerreta no hay que entrar en Larrasoaña, pero una vez más os animamos a que os desvíes unos cientos de metros para ver el puente. Además, el pueblo  de Larrasoaña tiene mucha tradición jacobea, siendo un ejemplo de desarrollo gracias al Camino de Santiago. En el S. XII recibió lo que se llamaba el “fuero de los francos”, una serie de leyes que dispensaban de impuestos para animar a los extranjeros que hacían la peregrinación a instalarse a los lados del camino. Este tipo de pueblos siempre terminaban con la misma configuración: una gran calle central, por la que pasa el camino, flanqueada por el resto de construcciones. Hay que tener en cuenta que a todos los extranjeros que hacían el camino se les llamaba “francos” por entrar por Francia, no porque fuesen franceses.

Tras un corto ascenso, llegamos a Akerreta y desde allí atravesamos un denso bosque por una senda estrecha que va a la vera del río Arga. Así llegamos hasta Zuriáin. En este punto hay que coger un poco la carretera y luego podemos decidir si nos desviamos a la izquierda para coger un camino de hierba y pasar por Iroz o si seguimos directos a Zabaldika. Iroz no tiene nada reseñable a nivel artístico, pero el sendero original pasa por allí.

TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A PAMPLONA: LA DECISIÓN DE ZABALDIKA

Zabaldika es el punto en el cual se divide la ruta, cerca de un área de descanso.

Si cogemos hacia Huarte por la izquierda, tendremos que pasar un primer tramo de carretera y pista y luego cogeremos un bonito paseo fluvial por el Parque de la Tejería. Tras cruzar el Puente de la Magdalena ya entraremos en Pamplona. 

Puente de la Magdalena entrando en Pamplona

Puente de la Magdalena, a la entrada de Pamplona (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Este puente fue declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico. Se construyó entre los S. XII y XV y su nombre viene dado por el barrio en el que se encuentra: el Barrio de la Magdalena. En una orilla hay un elaborado crucero con la imagen del apóstol. Siguiendo el sendero llegamos hasta las murallas de Pamplona. El perfil de todo el paseo es bastante llano y el itinerario es un poco más largo que por el camino original.

Si, por el contrario, escogemos ir de frente, tomaremos la ruta histórica que pasa por Arre y Villaba. Comenzaremos subiendo una pequeña pendiente que lleva a un antiguo señorío,hoy en ruinas. Continuando por pista y camino de hierba, nos encontraremos con una circunvalación. Podemos  evitarla pasando por un túnel subterráneo.

Así habremos llegado a Arre, donde otro puente nos permite a la entrada al pueblo. Es un puente medieval de 55 metros, más grande que los anteriores, que cruza el río Ulzama y conduce hacia el convento de la Trinidad. El río Ulzama termina desembocando en el río Arga y tiene 9 puentes medievales que lo cruzan. Este conduce directamente a un complejo de albergue y basílica para peregrinos. Todo era un antiguo hospital de peregrinos del S. XI. En el interior de la iglesia, dedicada a la Santísima Trinidad, hay un retablo neorrománico del S. XIX. Todo está gestionado por una cofradía y por la Orden de los Maristas.

Puente en Trinidad de Arre

Trinidad de Arre (fotografía cedida por José Antonio Gil en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Muy cerca de Arre vemos Villaba, lo que significa que sólo nos quedan unos 4 Km para llegar a Pamplona. Villaba fue fundada en el S. XII por mandato real. Su cercanía a Pamplona y la mejora de las comunicaciones durante el S. XX con la construcción de un ferrocarril eléctrico hizo que se ligase a la expansión urbana de Pamplona. Su calle mayor es la calle del sendero jacobeo. En una rotonda instalaron una escultura como monumento honorífico a Miguel Induráin, que nació en esta localidad en 1964. Consta de la silueta metálica del ciclista, subiendo por la línea recta de un perfil de etapa en pendiente.

Y, AL FIN… ¡PAMPLONA!

Salimos de Villaba y llegamos a nuestro fin de etapa: Pamplona. Conocida internacionalmente por sus San Fermines, es una ciudad que tiene mucho que ofrecernos. Tras sellar nuestra credencial y descansar un poco en el albergue, no podemos perdernos la oportunidad de recorrerla y probar alguno de sus deliciosos “pintxos”.

UN PASEO POR PAMPLONA

En Tournride queremos que aprovechéis al máximo vuestra peregrinación. Como somos conscientes de que a veces es complicado llegar a las ciudades y conseguir sacar tiempo para informarse sobre qué ver allí, hemos decidido proponeros un paseo para cada fin de etapa.

En Pamplona, una de las ciudades más grandes en las que pararemos hasta Santiago, hay mucho qué ver y hacer. Nosotros hemos diseñado un paseo de 50 minutos que hemos marcado en este mapa y en el que se visita todo lo relevante de la ciudad. Si creéis que es demasiado largo, recomendamos no caminar hasta la Ciudadela y quedarse más cerca de la zona monumental.

Vista de Pamplona desde el monte Ezkaba

Pamplona desde el monte Ezkaba

Para empezar, un poco de Historia…

Pamplona ha sido poblada desde hace miles de años. De hecho, ¡se han encontrado útiles y menhires debajo de su suelo que datan de hace más de 75 000 años! Este territorio cargado de Historia ha estado condicionado, sobre todo desde el S. IX, por tres factores principales:

  • Los diferentes “fueros” (leyes u ordenaciones específicas) que ha tenido la ciudad y que dieron mucho poder al clero frente al poder civil.
  • Su condición como punto de recepción de inmigrantes o “francos” que crearon sus propios barrios desde el S. XI
  • Su posición estratégica en un alto cerca de la frontera con Francia. Desde que Pamplona pasa a ser parte de la Corona de Castilla en el S. XV, será un punto de defensa importante en todas las guerras que se mantendrán con el país vecino.

En realidad, lo que hoy conocemos como Pamplona es la unión de tres burgos o ciudades diferentes. El primer núcleo, que hoy sería la parte en la que está la catedral (la más alta de la ciudad), estaba poblado desde siglos antes de la llegada de los romanos en el año 75 a.C. Sus habitantes eran los “vascones”. Cuando los romanos vieron la posición de aquel núcleo, elevado sobre un valle y rodeado por el río Arga, lo conquistaron y lo convirtieron en un punto estratégico del imperio. Lo urbanizaron y lo usaron como nudo de comunicación entre la Península y Europa.

Foto antigua de la vista aérea de Pamplona

Con la caída del imperio llegan los visigodos y después los musulmanes. En la guerra para echar al conquistador árabe, el clero ayuda de manera decisiva. Como agradecimiento, el rey decide darle poderes especiales a la Iglesia de la ciudad y le da una condición de autogobierno particular. Se crea el “Reino de Pamplona”, regido por un fuero en el que el obispo es el señor de la ciudad y la catedral su punto neurálgico.

Mientras ese núcleo sigue siendo muy importante, en el S. XI llegan al territorio “francos”, inmigrantes que crean una población al lado de esa y se dedican al comercio. En el XII llega otra oleada de inmigrantes llamados “navarros” y también crean su propio burgo: la “navarrería”.

Foto actual de Navarrería

Navarrería hoy en día (fotografía cedida por Mario Sánchez Prada en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Durante los siglos siguientes cada burgo se amuralla y se crean tensiones entre ellos, desatándose peleas que terminan cuando el rey Carlos III los une en una sola entidad en el año 1423.

En ese momento puede decirse que surge Pamplona, tal y como la entendemos hoy en día. En el S. XVI pasa a ser de la Corona de Castilla. Como la ciudad está muy cerca de la frontera francesa y durante ese siglo hay diferentes enfrentamientos entre ambas coronas, Pamplona debe fortificarse. Se construye la ciudadela, uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar renacentista de Europa. Hoy se conserva muy bien y en él hay un gran parque que merece la pena visitar.

Muralla de la ciudadela

Muralla de la ciudadela (fotografía cedida por Isumelzo en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Así llegamos al S. XVIII. El papel de la Iglesia y su situación estratégica militar y comercial creó una composición social curiosa. Aunque lo normal era que la mayoría de la población fuesen agricultores o artesanos, en Pamplona había un porcentaje altísimo de alto clero y aristocracia; lo que la convertía en una ciudad muy tradicional. Por ello, en ese siglo se decide “modernizar” la ciudad: se urbaniza, se dota de servicios como el alcantarillado municipal y se remodelan edificios principales. Por ejemplo, la fachada de la catedral se reformó en ese siglo, por lo que es neoclásica.

Todo este proceso se interrumpe cuando en el S. XIX Napoléon conquista la ciudad. Tras la Guerra de la Independencia que libra a la península del conquistador francés, se produce una pugna por el poder entre los liberales y los carlistas. Los liberales apoyaban la creación de un gobierno central que controlase todo el territorio español sin distinciones, mientras que los carlistas eran más tradicionales y querían mantener el régimen de fueros especiales de Navarra.

Monumento a los fueros en Pamplona

Monumento a los fueros (fotografía cedida por Mario Sánchez Prada en Flickr bajo las siguientes condiciones)

En Pamplona la negociación entre los dos bandos para la constitución de un gobierno terminó haciendo que la ciudad en particular, y Navarra en general, tengan unas condiciones de autogobierno especiales en algunos aspectos. De hecho, a finales del S. XIX se intentaron abolir esos fueros, pero una gran manifestación social lo impidió. En honor a ese episodio se erigió el Monumento a los Fueros en paseo de Sarasate.

Desde ese momento y hasta hoy, la ciudad no ha parado de crecer. Se construyen sucesivos ensanches y se tiran muchos de los muros que, como herencia de aquella división en tres burgos, seguían separando los barrios.

Hoy en día es una ciudad muy moderna, con grandes extensiones de zonas verdes y una gran cantidad de vida cultural. ¿Te animas a conocerla?

Paseo de un día por Pamplona: como verdaderos “pamplonicos”

En Tournride te proponemos un recorrido de un día por Pamplona para que puedas hacerte una idea general del lugar, porque sabemos que seguramente tendrás que seguir pedaleando hacia Santiago al día siguiente. De todas maneras, Pamplona es una de las principales paradas del Camino Francés y si puedes no te arrepentirás de alargar la parada y dedicarle unos días completos a esta preciosa ciudad. Más abajo te damos planes adicionales para ello

Si llegas antes de comer puedes reponer fuerzas comiendo en alguno de los lugares que ofrecen menú del día (con asombrosa calidad-precio) cerca del ayuntamiento. Después, empezamos la tarde recorriendo algunos de los lugares más conocidos de Pamplona por ser parte del recorrido de los encierros de los San Fermines.

Monumento a los San Fermines en Pamplona

Monumento a los San Fermines en Pamplona

Comenzamos en la Plaza Consistorial. Es un sitio importante para la ciudad porque el emplazamiento escogido para el ayuntamiento es muy simbólico: está en el lugar en el que se unían los tres “burgos” que se juntaron para crear Pamplona en 1423. A pesar de eso, el edificio del ayuntamiento no es de ese siglo. Se hizo cuando se modernizó la ciudad en los S. XVII y XVIII y, por ello, es barroco tardío y neoclásico.

Ayuntamiento de Pamplona

Plaza Consistorial de Pamplona (fotografía cedida por Total13 en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Esta plaza es muy conocida porque en ella tienen lugar dos de los momentos más importantes de los San Fermines. Desde ella se lanza el “chupinazo” que da comienzo a las fiestas el 6 de julio y, en ella también, se canta el “pobre de mí” que pone punto final a las celebraciones. A las 12 de la noche del día 14 de julio una multitud se reúne en la plaza y canta sosteniendo una vela una canción que dice “pobre de mí, pobre de mí; que se han acabado las fiestas de San Fermín”.

Desde la Plaza Consistorial salimos por la calle Mercaderes y desde allí giramos a la peatonal Estafeta. La esquina de encuentro de ambas calles es uno de los puntos más míticos de los encierros. Ya en Estafeta, veremos en la mitad de la calle unas pequeñas escaleras a la derecha. Subiéndolas nos saldremos del recorrido que siguen los toros y se abrirá ante nosotros la gran Plaza del Castillo.

Plaza del Castillo en Pamplona

Plaza del Castillo en Pamplona (fotografía cedida por Batto en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Esta plaza es el centro neurálgico de la ciudad. Antiguamente había un castillo cerca, de ahí su nombre. Antes las corridas de toros se hacían en esta plaza, como en muchas otras ciudades de España que no tenían plaza de toros. Se cercaba con un “curro” de madera y se cubría el suelo de arena. Hoy en día, tiene espacios ajardinados y muchas cafeterías en sus soportales.

En una de las esquinas de la plaza podremos ver el Paseo de Sarasate. Allí se encuentra la iglesia de San Nicolás, una de las más grandes de las muchas que adornan la ciudad. Antiguamente San Nicolás era uno de los tres burgos que constituían Pamplona. La iglesia que vemos hoy tiene aspecto de fortaleza en el exterior porque se hizo pensando en ella como lugar defensivo, dadas los múltiples enfrentamientos que se producían con los otros dos burgos. De hecho, su torre es en realidad una torre de vigilancia.

La iglesia de San Nicolás antiguamente

Fotografía antigua de la iglesia de San Nicolás (cedida por Batto en Flickr bajo las siguientes condiciones)

Este aspecto de fortaleza exterior contrasta con el interior: unas hermosas cúpulas góticas con tallas finísimas maravillan por su altura. Recomendamos pararse también a admirar el órgano. Es barroco y es el más importante de la ciudad.

Seguimos por el Paseo de Sarasate, donde al terminar giraremos a la derecha para coger la Taconera. Allí se encuentra el Parque de la Taconera, uno de los lugares verdes más especiales de Pamplona. En el antiguo foso de la muralla veremos una gran cantidad de animales: ciervos, patos, pavos reales…. Todos ellos conviven en semilibertad, rodeados por un hermoso parque con diferentes especies arbóreas. Todo un remanso de paz. De hecho, si no queréis comer en un espacio hostelero, desde Tournride os recomendamos que os sentéis en uno de sus bancos o en su mullida hierba a la sombra de un árbol para hacer un picnic. Después, podéis tomar un café en el Café Vienés, un bohemio y tranquilo punto de encuentro intelectual en Pamplona.

Vista de parte de la Ciudadela desde el aire

Foto aérea de parte de la ciudadela (fotografía cedida por el Ayuntamiento de Pamplona ).

Saliendo de la Taconera entraremos en la ciudadela. Esta antigua fortificación militar es hoy un parque de 280 000 metros cuadrados repleto de atractivos: esculturas, pabellones de exposiciones, más de 30 especies arboréas, zonas de ocio infantil… Es importante saber que está prohibida la entrada con cualquier tipo de vehículo (incluyendo bicicletas) y que sólo abre durante el día.

Pensada en la época renacentista, en la que Italia vivió un gran momento cultural e intelectual, esta fortificación fue diseñada por un ingeniero militar del país vecino: Giacomo Palearo. También había hecho otro ya parecido en Amberes. Tiene 5 baluartes que le dan una forma parecida a la de una estrella, aunque dos de ellos están desaparecidos. Estaba rodeada por unos fosos, que hoy son zonas verdes, en donde había puentes levadizos.

Volviendo sobre nuestros pasos dejamos a la izquierda la Taconera y entramos por la calle Mayor, donde al entrar veremos la iglesia de San Lorenzo. En ella está la capilla de San Fermín de Amiens, patrón de la ciudad. La fiesta en su honor se hizo coincidir con una “feria franca” en la época medieval, es decir, una feria de comerciantes con algunas exenciones de impuestos. Como parte de lo que se vendía era ganado, se hacían corridas de toros y encierros. Se convirtió en la fiesta patronal y desde 1950 se ha ido haciendo cada vez más famosa, hasta llegar a la fiesta internacional que es hoy en día.

Seguimos por la calle mayor y volvemos a la plaza consistorial. Cogiendo de nuevo la calle mercaderes, seguimos recto y llegamos directos a la catedral donde, si aún no lo habéis hecho, podéis sellar la credencial.

Catedral de Santa María la Real

Portada de la catedral de Santa María la Real

La catedral de Santa Maria la Real se hizo, en su mayor parte, en los S. XIV y XV. Antes había otra iglesia, pero se tiró para construir este grandioso y sobrio templo con grandes ventanales ojivales (de arcos apuntados). Pero lo que realmente no se puede dejar de visitar es su claustro. Es uno de los mejores ejemplos góticos de Europa y sus arcos de piedra con calados finísimos maravillan a todo el que lo ve. La catedral tiene horario y hay que pagar por entrar, aunque hay descuentos para peregrinos. Para consultar estos datos puedes consultar la página de la catedral. 

Saliendo de la catedral cogemos la calle de la Navarrería, antiguo burgo de los inmigrantes navarros, y al final giramos a la derecha en la calle del Carmen. Al final, en el Portal de Francia, volvemos a girar a la derecha y llegamos hasta el Rincón del Caballo Blanco. En este lugar tenemos unas impresionantes vistas de la parte baja de la ciudad y es el lugar perfecto para terminar un día repleto de descubrimientos. Hay diferentes bares y restaurantes con terrazas en los que podemos tomar algo de beber o de comer.

Rincón del Caballo Blanco en Pamplona

Rincón del Caballo Blanco en Pamplona

Si no encontramos sitio o no queremos terminar en este lugar, podemos volver a bajar  al centro del núcleo histórico. En las calles Estafeta, Mercaderes y Zapatería, aledañas a la Plaza del Castillo, podremos probar los famosos “pintxos” de la ciudad. Alta gastronomía a muy buen precio. Si nos apetece probar diferentes pinchos en bares distintos pero no queremos tomar mucha bebida, podemos pedir un “zurito” en cada uno. Sería lo equivalente a pedir un “corto” (una caña pequeña) en Navarra.

Todo este recorrido suma únicamente 50 minutos caminando en total más, por supuesto, el tiempo que queramos dedicar a cada lugar que visitemos. Un paseito cargado de historia, zonas verdes y buena gastronomía. ¡Anímate a dejar la bici y caminar!

Unos días en Pamplona: ¿Qué más ver y hacer?

Por supuesto, el paseo que hemos propuesto en el apartado anterior es susceptible de dividirse y realizarse con más calma. Pero, además de lo que ya hemos descrito, enumeramos aquí algunos de los otros atractivos que tiene la ciudad:

  • Seguir conociendo un poco más la tradición taurina visitando otros lugares míticos de la ciudad: La plaza de toros, edificada a principios del S. XX y que es la cuarta más grande del mundo o el Monumento al Encierro. Es una enorme escultura de bronce que representa perfectamente el movimiento y el dinamismo de un encierro, toda una obra de arte. Podemos verlo en la Avenida de Roncesvalles con el Paseo de Carlos III.
  • Ver grandes colecciones de arte. En la ciudad hay dos museos principales:
  1. El Museo de Navarra. Desde esculturas de la fachada antigua de la catedral hasta cuadros de Goya, todos reunidos bajo un mismo techo. Más información, tarifas y horarios aquí.
  2. El Museo de la Universidad de Navarra. Un moderno edificio alberga una preciosa colección de arte contemporáneo, formada a partir del legado de una coleccionista privada que reunió más de 100 obras de artistas como Picasso, Chillida, Rothko o Kandinsky. A ella se le han ido sumando otras colecciones cedidas o privadas. Si te gusta el arte, encontrarás aquí un espacio en el que te sentirás como en casa.
  • Recorrer la parte amurallada de la ciudad que nos falta. Pamplona es un ejemplo bellísimo de ciudad fortificada y el cuidado con el que se ha mantenido permite disfrutar de largos paseos. Si queréis aprender un poco más sobre este tema podéis visitar el Fortín de San Bartolomé, un antiguo fuerte que hoy alberga el Centro de Interpretación de las Fortificaciones de Pamplona. Es un espacio divulgativo y su enfoque es muy didáctico, no precisa de guía. Para más información visita su web.

Además de todos estos planes Tournride te recomienda, simplemente, lo siguiente: disfruta de la alta calidad de la gastronomía navarra y relájate en los múltiples rincones tranquilos de Pamplona. Aún queda camino hasta Santiago, ¡te lo mereces!